domingo, 20 de mayo de 2018

Saber Aceptar Realidades Adversas


Seguro que existen un gran número de situaciones a tu alrededor que te gustaría cambiar, tanto de los demás como de ti mismo o de tu alrededor. Y en ocasiones, para conseguirlo intentas luchar contra las circunstancias imaginando que puede ser la mejor opción, negándote a aceptarlo.

Tu resistencia para evitar la realidad se ha convertido en un obstáculo.

En muchas ocasiones, cambiar no significa modificar las cosas por fuera o desde el exterior, sino generar ese cambio desde adentro y esta nueva situación tan solo se inicia con la aceptación. Aceptar no significa permanecer pasivos e indiferentes, aceptar es el motor que promoverá el cambio cuando comencemos a ser conscientes.

“Lo que niegas, te somete. Lo que aceptas, te transforma.”
-Carl Gustav Jung-

En nuestra vida hay muchas experiencias dolorosas que no podemos eludir como las enfermedades, pérdidas, desilusiones, separaciones etc., que nos causan malestar. 

Si añadimos al sufrimiento de estas experiencias una actitud de resistencia, generaremos un sufrimiento que puede ser prescindible e innecesario
.
La resistencia constituye un mecanismo de oposición a la realidad, acompañado de sentimientos como la rabia, el asco, el rechazo o la indignación, es decir, todo un movimiento emocional que nos priva de la calma y la lucidez, enturbiándonos el entendimiento la mayoría de las veces.

La resistencia ocasiona una tormenta emocional que nos hará difícil vislumbrar la solución adecuada. Es como si fuera una emoción que va creciendo conforme se va tomando conciencia de lo que sucede o lo que acabamos de saber. Y que si no sabemos controlar puede llevarnos al estancamiento personal.

Además del sufrimiento añadido por la adopción de la postura resistente, lo que ésta acaba produciendo es la imposibilidad de encontrar una solución o respuesta adecuada a la situación desagradable que la provocó por varias razones: una es el impedimento de ver con claridad la situación en la que nos encontramos inmersos en su conjunto y otra, que las emociones resultantes nos impedirán en mayor medida llevar a cabo el remedio en práctica.

La resistencia no solo nos incrementa el sufrimiento, sino que nos hace más difícil el encuentro y la puesta en marcha de la solución al problema que nos sucede.

Si no oponemos resistencia, en cambio, surge la aceptación, a través de la cual permitimos que la realidad del presente sea tal cual es, sin oponernos a ella, reconociendo a la realidad, sintonizando con ella.

“La aceptación es una puerta mágica que se cierra a los problemas y se abre a las oportunidades”

-Rafael Hernampérez-

Nuestra Herencia

Todo hacer y obrar, es decir, toda actividad humana, remite siempre al sujeto de ese hacer y de esa actividad: la persona humana. Este “remitir” de la actividad del hombre al hombre mismo, es doble.

Por un lado, porque el ser humano puede descubrir quién es él a través de su actividad. Obrando y actuando conoce cualquier hombre quién es él en ese momento.

Por otro lado, porque la naturaleza del sujeto protagonista de la actividad, la persona humana, permite conocer las capacidades y potencialidades de acción de dicha persona. 

Sin embargo, algo a tener en cuenta con respecto a esto es que la persona humana no viene “hecha” de fábrica sino que se encuentra siempre en camino de perfeccionarse, de desarrollarse, de desplegar sus alas. En camino de ser en plenitud lo que puede ser.

Este plantea un cierto problema, dado que si la persona sujeto de acción es un “ser en desarrollo”, sus obras y sus actos siempre manifestará su estado actual de desarrollo o de falta del mismo.

Entonces, ¿Cómo saber cuáles son nuestras potencialidades, nuestras capacidades máximas o completas? ¿Cuál es nuestro máximo potencial? No podremos saberlo, ciertamente, al conocernos en nuestra acción, pues allí conocemos nuestro estado actual, pero no el posible.

El conocimiento de lo que somos, saber por fin quienes en verdad somos y podemos ser, tiene, al menos, dos caminos adicionales al ya mencionado. Uno es el acceder paulatinamente a un conocimiento filosófico del ser humano. 
El otro, que nos interesa ahora, consiste en vernos en los ojos de los que realmente nos aman.

Así, además de vernos en nuestras obras y conocernos en las mismas, como se conoce al hacedor por su obra, también podemos conocer quiénes somos (y quienes podemos ser) si nos vemos en los ojos de aquellas personas que nos aman genuinamente. 

Y aquí viene otra pregunta no menor: ¿Cómo saber quién nos ama genuinamente? 

El que nos ama no nos ve tanto como somos, sino también como podemos ser.


Ve, a la vez y en una magistral síntesis, nuestra realidad actual y nuestra realidad posible. 

Aprender Haciendo


Desde la romántica idea de “querer cambiar el mundo” hasta la más realista; “querer trabajar para uno mismo”, existen infinidad de razones y motivaciones que nos llevan a querer emprender. Aunque muchas veces es la combinación de varias de esas razones la fórmula que definitivamente nos lleva a ello, siempre hay una que predomina. 

Trabajar para uno mismo, con independencia, es una de las razones más comunes y comprensibles que nos lleva a querer emprender. La idea de que todos los beneficios que obtengamos a través de nuestro trabajo sean “íntegros” para nosotros nos llama mucho la atención.

No obstante, no hay que olvidar que el tener toda esa libertad e independencia, genera a su vez muchas responsabilidades, ya que al ser emprendedores y dueños de nuestro propio Trabajar de manera rutinaria, sin motivaciones, sin metas… se convierte en todo lo contrario cuando decides emprender. 

Cuando eres emprendedor te transformas en un apasionado de tu idea y, por ello, no te falta ni motivación ni ganas para trabajar en sacarla adelante. Cada día es un reto y una satisfacción personal, ir superando las dificultades, demostrándose a uno mismo su valía y perseverancia.

De este modo, experimentamos un constante y veloz crecimiento tanto personal como profesional.

En este punto también entra en juego cuando queremos poner en valor los conocimientos y experiencia que poseemos en un sector determinado, en el cual estamos muy metidos y creemos que podemos aportar más valor. 

Los emprendedores que desarrollan ideas de negocio basadas en sus propias vivencias y sapiencias, tienen muchas más posibilidades de triunfar, ya que el conocimiento del mercado en el cual se integra tu proyecto, además del público y la competencia, agrega muchos puntos a tu favor.

En este sentido, muchas veces a lo largo de nuestra vida y carrera profesional nos topamos con personas con las que formamos increíbles equipos y junto a las que consideramos que podemos ser capaces de realizar proyectos con mucho potencial. 

Aquí nace otra de esas razones que nos pueden llevar a querer emprender, si contamos con un buen equipo humano de calidad, tenemos mucho ganado para conseguir sacar adelante un proyecto emprendedor.

A través de las startups es la mejor forma de acceder rápidamente a muchos conocimientos y experiencias, querer aprender tanto del equipo como de los clientes, puede ser otra razón importante que nos lleve a querer emprender.


La típica frase que se escucha mucho en el sector emprendedor de “aprendí más trabajando un mes en una startups que trabajando cinco en una empresa” aunque suene a tópico, se cumple a la perfección.

Trabajar en una startups te aporta un conocimiento que fundamenta tus futuras decisiones.

sábado, 19 de mayo de 2018

Una Nueva Oportunidad


A menudo escuchamos gente decir, se nos fue el 2017, ya se fue diciembre, se nos fue la semana, el día pasó rapidísimo, se nos fue la hora, se nos acaba este minuto, se nos va el segundo por venir. Así pasamos nuestros días cuando vivimos nuestra vida con el foco en el pasado.

Falta muy poco para arrancar el 2018, en Enero me pongo a dieta, la semana que viene comienzo a hacer ejercicios, mañana inicio la lectura de ese nuevo libro, en una hora le escribo a mi hermano, en un minuto te hablo, se nos pasó otro segundo. Así vivimos la vida cuando centramos nuestra energía en el futuro.

Valora cada experiencia. Disfruta cada segundo

Cuando nos damos la oportunidad de ir por nuestra vida apreciando cada minuto de ella, desarrollamos una capacidad de valorar cada una de las experiencias, situaciones y vivencias en las que participamos.

Somos más propensos a compartir amablemente y agregar bienestar a la vida de los demás. Estamos más dispuestos a compartir sonrisas y sumarlas a nuestro largo caminar.

Si queremos arrancar este nuevo año con buen pie debemos comenzar por identificar el segundo, el minuto que estamos viviendo. Tomar acciones para que sea el más productivo. Y también el más feliz posible.

Por un gran 2018
Si nuestro deseo es que este año que comienza sea el mejor de nuestras vidas, sería un buen plan el que enfoques tu atención, intención, compasión, deseo y gratitud en el segundo en el que vives. En el minuto que transcurre, En la hora que transitas. Sin esperar por lo que viene ni hacer juicios sobre lo que pasó.

Por un 2018 lleno de plenitud en el momento presente. Por un feliz año nuevo en el cual tengamos la oportunidad de sonreír cada segundo, no cada día, ni mes, sino cada segundo para así sumar felicidad con ese mismo ritmo a nuestra vida.


Que estos primeros minutos del 2018 lleguen repletos de bendiciones y razones para sonreír en un nuevo año!

Este Día Como Si Fuera El Último


Últimamente he notado que estamos tan ocupados quejándonos sobre todo a nuestro alrededor que no nos damos cuenta de lo hermosa y maravillosa que puede ser la vida.

Debemos dejar de ver tantos defectos a nuestro alrededor porque si siempre estamos viendo lo negativo nunca estaremos a un grado de satisfacción con nosotros mismos ni con nuestro alrededor.

Vivamos nuestra vida de una manera sana y positiva, si nos quedamos estancados protestando por cada cosa que nos pasa, jamás viviremos nuestro presente como se debe.

He conocido y visto personas que se pasan la vida, quejándose de lo aburridos que están o de la situación en la que se encuentran, pero aparte de que se quejan no hacen nada para cambiarlo, en situaciones así opino que es cuando deberíamos hacer algo al respecto, detenernos a pensar en todas esas personas que deben estar pasando por algo mucho peor que nosotros y sin embargo encuentran la manera de seguir adelante con una sonrisa.

Seamos positivos, vivamos nuestro día a día como si fuera el último, dejemos de preocuparnos tanto por el futuro o nuestro alrededor y empecemos a vivir como queramos.

Al estar siempre alegres y positivos, nuestro estado de ánimo aumenta, atrayendo las buenas vibras y haciéndonos estar más sanos a excepción de las cosas negativas que siempre nos están perjudicando y dándonos muchos problemas.

Salgamos de nuestras casas, hagamos cosas que nos agraden, hablemos y disfrutemos con nuestros amigos, presenciemos el presente que es lo más importante que tenemos y sobre todas las cosas no nos volvamos tóxicos al caer en la rutina de siempre quejarnos por cada mínima cosa que ocurre en nuestro hermoso alrededor.



La Vida Es Hermosa


¿Por qué es común que lleguemos a la tercera edad viendo que la vida es hermosa? 

Cuando somos jóvenes, salvo casos especiales, claramente vemos que la vida es hermosa.

Pero cuando crecemos, comenzamos a escuchar y ver tantas cosas que nos hacen dudar. 

Sin embargo, no hay que alarmarse; me he dado cuenta que más tarde, cuando envejecemos, volveremos a pensar que la vida es hermosa y eso tiene su lógica:

Porque nuestro oído y nuestra vista ya no nos permiten escuchar ni ver como cuando éramos más jóvenes, ni tampoco pensamos con tanta claridad!


Si estás viviendo en la tercera edad y conservas el humor, coincidirás conmigo

Estudiar Siempre


Cuando pensamos en estudiar, es posible que nos vengan a la mente muchos beneficios profesionales. 

Lo primero que se puede pensar es que los estudios son un medio para abrirse camino en el mundo laboral que cada vez es más competitivo; que es una llave para poder subir de categoría o de posición en el trabajo actual o que puede ser una fórmula perfecta para poder cambiar de rumbo en la esfera profesional. 

Sea como sea, y sin importar la edad o el sector, estudiar está considerado Como uno de los principales medios para el crecimiento profesional. Sin embargo, existen muchos otros aspectos en los que puede ser bastante gratificante mantenerse activo en el estudio y en el aprendizaje.

Se tiene la idea de que sólo algunos profesionales, como por ejemplo, los médicos con los abogados, tienen la obligación de actualizarse estudiando. Sin embargo, aunque es cierto que los médicos deben aprender las nuevas técnicas, investigaciones y novedades en medicina, los abogados deben conocer las nuevas legislaciones y decretos, etc.; actualmente, con la velocidad con la que cambien las cosas en todos los ámbitos, resulta imposible imaginar un solo sector en el cual no sea necesario actualizar los conocimientos obtenidos tras los estudios.

Pensemos por ejemplo en un profesional del ámbito del marketing. Aunque pueda tener muchos años de experiencia, si actualmente no tiene conocimientos de marketing online, se pierde una buena parte de lo que está sucediendo en dicho esfera (que por cierto, crece cada año).

Lo mismo pasa si pensamos en un arquitecto, un ingeniero industrial, un profesor, o cualquier otro profesional.

Estudiar tiene varias ventajas a nivel social, ya que, sin importar que título de estudio o que materia te interese, aprender cosas nuevas es una forma de tener más cultura y de engrandecer los círculos sociales en los que te mueves.

Aprender cosas nuevas es una forma de conocer personas con intereses parecidos a ti y un medio para abrirte a nuevas experiencias y a nuevos grupos de personas.

Aunque no se suele pensar en este tipo de ventajas a priori; es una de las principales cosas que señalan como positivas las personas que están acostumbradas a estudiar toda la vida.

Dicen que la vida es un continuo aprendizaje. Hablar con cualquier persona que está en el tramo final de su vida es descubrir que lo único que siempre paso a lo largo del tiempo, es que se aprendieron nuevas cosas.


Mantener viva la curiosidad por aprender y estudiar, es mantener también la curiosidad por vivir. Para realizar nuevos aprendizajes es importante, por tanto, tener apertura a nuevos conocimientos de actividades y una estructura de pensamiento flexible. 

No te preocupes si por ahora no lo tienes, ya que esto también se va adquiriendo con el tiempo. Para las personas que no han estudiado todavía, pero que tienen ganas de aprender y desarrollarse como profesionales y seres humanos, se recomienda comenzar de manera gradual, en los hábitos y conductas de la vida cotidiana que pueden ser más sencillos.