viernes, 15 de junio de 2018

Pongamos Buen Ánimo


La acción en el mundo que nos rodea es la forma de ir adquiriendo poder. Cuanto más poder tengamos, más posibilidades de riqueza (en sentido general, tanto material como espiritual). Aumentar nuestro poder es expandirnos, llegar más extensamente al mundo de nuestro entorno (tener más amigos y mejores, más y perfectos conocimientos, etc.) Por el contrario, disminuir nuestro poder implica reducirnos, estar pasivos frente al mundo, sin sacar prácticamente nada de él. 

La máxima reducción de un ser humano es el punto que representa una inmovilidad absoluta, que puede observarse en las depresiones graves.

Cuando decimos que podemos-hacer tomamos conciencia de un nivel de nuestras posibilidades de conseguir y obtener ciertos rendimientos deseables, o evitar otros desagradables. Ello va acompañado de orgullo personal, de una excelente imagen de uno mismo, de un sentido de valía propia, de una especie de certificado de nuestros méritos a partir del cual hemos de contar y atrevernos en consecuencia.

La conciencia de poder-hacer nos empuja a la ambición, esto es, puesto que tenemos los medios podemos a través de un cierto trabajo, de un esfuerzo, llegar más lejos en el disfrute de la vida y en la adaptación al mundo social e histórico que nos toca vivir. Esta ambición en unas ocasiones es socialmente aceptada y premiada, como cuando un deportista supera un record o un padre ambiciona el éxito en la vida de su hijo, y no digamos la ambición modesta de sobrevivir; en otras ocasiones es censurada y castigada por la ley o por el desprecio público, como la ambición de un ladrón, o la ambición de un presumido o la pretensión de ser original.

El ánimo, la ilusión o desilusión, tienen como punto de partida creer que uno mismo tiene poder, posibilidades de dibujar en su horizonte futuro deseos que se realizarán con el esfuerzo.

Los juicios que hacemos sobre nuestro poder-hacer deben ser justos con nuestros verdaderos méritos y capacidades. si calculamos por encima, soberbiamente, chocaremos con la realidad, que no alcanzaremos como esperábamos ilusoriamente.

Calculamos por debajo, por falta de ambición de vivir con placer o por la falsa creencia de que no tenemos los méritos y capacidades suficientes, nos perderemos placeres que si hubiésemos pensado mejor obtendríamos con el esfuerzo adecuado.

En principio no resulta imposible, aunque sí difícil, saberse ajustar siempre a lo que precisamente podemos-hacer en cada momento para sacar el mayor partido a la vida.



jueves, 14 de junio de 2018

Nuestras Primeras Inquietudes

Filosofía
Nuestras Primeras Inquietudes
A través de la historia la filosofía se ha caracterizado por ser una actividad del pensamiento humano centrada en interrogar al mundo humano centrada en interrogar al mundo en buscar explicaciones satisfactorias frente a los diferentes problemas y acontecimientos que se presentan en todos los niveles de la vida.

La filosofía surge, no solo en Grecia sino también en la actualidad, precisamente del encuentro del ser humano con el mundo, de la admiración del hombre  frente a todo lo que existe. A diferencia de las demás ciencias, la filosofía no tiene un campo especifico de investigación, ya que se ocupa del mundo, de la totalidad de la realidad y por ello su reflexión tiene que ver con campos diversos como la cosmopología, la política, la psicología, la antropología, la ciencia, etc.

La interpretación que la filosofía ha hecho del mundo ha sido siempre distinta. por ello, su tarea ha tenido que ver más con la problematización de lo real que con ofrecer métodos o respuestas definitivas. El saber filosófico que presenta, entonces, como una serie de problemas entorno a los cuales se han desarrollado las principales corrientes y concepciones del pensamiento filosófico occidental.

 Las preguntas por la naturaleza de la vida humana, los valores, el conocimiento, lo trascendentes concierte en los grandes problemas abordados por la filosofía para intentar responder a las inquietudes mas apremiantes de la humanidad especialmente aquellas relacionadas con el ser con las cosas, del mundo del ser humano, la verdad, lo absoluto, etc.

El carácter problemático de la filosofía  permite que su comportamiento sea visto como una temática constante de puntos de vista, muchos considerados contradictorios e incluso inútiles. 

El saber filosófico está conformado por distintas maneras o perspectivas de abordar el mundo, las cuales se replantean y se someten a discusión constante.



Ética Y Vida Social


La crisis moral y la falta de ética ya es problema de todos, nos atañe a la familia, comunidad y escuela es común ver y oír a mujeres, hombres, jóvenes y niños en las calles, tiendas, medios de transportes y nuestros alumnos en el aula, con vocabularios obscenos, conversaciones, canciones y gestos que van en contra de los principios morales y las buenas costumbres.

Para la mayoría, este es un tema de poca importancia, sin ningún conocimiento sobre lo que es ética, valores y dignidad humana, mucho menos la relación que existe entre los valores, familia, comunidad, escuela y las dificultades o problemas que alteran la sociedad a nivel mundial.

Estamos olvidando los valores y la ética, que están relacionados con la familia, escuela y grupo de personas que nos rodean durante el periodo de desarrollo varían de grupo a grupo, incluso de persona a persona, son reglas no escritas pero que sabemos que existen, nos encontramos con grupos de personas que juzgan informalmente al prójimo en base a sus principios éticos y realizan acciones que usualmente van en contra de la ley y en una sociedad verdaderamente democrática, el valor más importante, debe ser el respeto a la ley. 

Las sociedades han mostrado que las civilizaciones requieren de un marco legal para poder funcionar civilizadamente, el cuerpo legal va a dar marco para regir la conducta de los individuos de la sociedad y el estímulo necesario para que la sociedad avance en una determinada dirección y su violación es un atentado, no sólo contra el presente, sino contra el futuro de la sociedad.

La ética es el ideal de la conducta humana que orienta a cada persona sobre lo que es bueno y correcto y lo que debería asumir, encaminando su vida hacia la buena relación con sus semejantes buscando el bien común. 

La ética descubre valores en todos los actos humanos. Los valores están en los seres humanos y se fomentan o modifican en las instituciones pues la primera institución es la familia y quien no la tiene o no reconoce el valor familiar difícilmente tendrá valores sólidos.
   
Los problemas de la sociedad siempre están relacionado con la ética ya sea violencia, corrupción, robos, maltratos y diferentes actitudes o actos que van degenerando una sociedad, esto es debido a que las familias o entorno mismo no inculca valores o principios desde el momento que nacen como ya sabemos nuestra niñez siempre está regida por el entorno familiar porque son ellos los que nos guían desde pequeños y con lo dicho entonces son ellos los que a veces tienen la culpa de que seamos o nos convirtamos en personas con antivalores, claro que no siempre se dan en casos así a veces también nos influencian nuestra malas amistades o el entorno “social” las cuales nos llevan hacer o actuar de mala manera y esto conlleva a hacer daño a la sociedad y por tanto también a nosotros mismos.

La solución para estos grandes problemas que se suscitan hoy en día debería empezar (como lo dicho anteriormente) por el entorno familiar, formándonos con principios éticos para así poder nosotros también inculcarlo en nuestras siguientes generaciones para así conseguir o ir construyendo un sociedad basada en principios éticos.


La Importancia De Saber Tu Opinión


Tener acceso a internet nos permite dar nuestra opinión sobre cualquier tema. Poder expresar los propios gustos y disgustos es importante para nosotros mismos porque nuestra opinión es algo que nos define y separa del resto. Opinar por internet significa poder expresar lo que pensamos y así compartir nuestras experiencias y explicar el porqué de nuestras opiniones con otros usuarios.

Al mismo tiempo, es importante también porque dar nuestra opinión significa darle al otro la posibilidad de cambiar, mejorar o revisar lo que no nos agrada.

 Hay muchas maneras de expresar tu propia opinión en internet:
1. Muchas personas tienen blogs sobre argumentos que los apasionan, para comentar o criticar hechos recientes en la industria en la que se especializan.
2. Otros comunican sus opiniones en redes sociales como Twitter o Facebook, así ayudando a otros usuarios con sus sugerencias o creando discusiones o charlas entre consumidores.
3. Algunos deciden expresar lo que piensan acerca de servicios o productos de empresas respondiendo a encuestas remuneradas por internet
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Al fin y al cabo lo importante no es el medio, sino el hecho de poder expresarnos sobre argumentos que nos interesan. Y hoy en día, teniendo acceso a todo tipo de discusiones por internet, ¡la verdad que no tenemos excusa para no compartir lo que pensamos!

Entonces, ¿por qué no todos lo hacen?
 Muchas personas tienen miedo de que expresar la propia opinión pueda influir negativamente sobre ellos. La mayor preocupación es que dar una opinión pueda tener consecuencias negativas en la vida laboral, si esta no coincide con la de la empresa o empleador. Este es un miedo comprensible ya que prácticamente todo lo que está en internet puede ser encontrado en los motores de búsqueda.

Pero es importante saber que hay muchos modos para lograr expresar lo que pensamos de manera completamente anónima, sobre todo cuando usamos métodos que están afuera de lo que son las redes sociales.


Tener una voz en capítulo y saber que de alguna manera podemos contribuir a mejorar comportamientos, productos o servicios que nos afectan en manera personal o como consumidores, es algo que deberíamos aprovechar más seguido y lo cual beneficia tanto al otro como a nosotros.

Lo Que Sentimos



¿Qué sientes, ahora mismo, mientras lees esto? ¿Sientes curiosidad? ¿Esperas aprender algo acerca de ti? ¿Estás aburrido porque esto es algo que tienes que hacer para la escuela y no tienes muchas ganas de hacerlo? ¿O estás feliz porque es un proyecto de la escuela que te gusta? Tal vez estás distraído por algo más, como la anticipación por tus planes de fin de semana, o triste porque estás pasando por una ruptura.

Emociones como estas son parte de la naturaleza humana. Nos dan información sobre lo que estamos viviendo y nos ayudan a saber cómo reaccionar.

Sentimos las emociones desde que somos bebés. Los bebés y los niños pequeños reaccionan ante sus emociones con expresiones faciales o con acciones como reírse, dar un abrazo, o llorar. Sienten y muestran emociones, pero aún no tienen la capacidad de darle un nombre a la emoción o decir por qué se siente de esa manera.

A medida que crecemos, nos volvemos más hábiles al entender las emociones. En lugar de reaccionar cómo reaccionan los niños, podemos identificar lo que sentimos y ponerlo en palabras. Con el tiempo y la práctica, nos volvemos mejores para descifrar lo que sentimos y por qué. Esta habilidad se llama conciencia emocional.

La conciencia emocional nos ayuda a develar lo que necesitamos y queremos (o no queremos). Nos ayuda a construir mejores relaciones. Esto se debe a que el ser conscientes de nuestras emociones nos ayuda a hablar claramente sobre nuestros sentimientos, evitar o resolver mejor los conflictos y superar los sentimientos difíciles con mayor facilidad.

Algunas personas están naturalmente más en contacto con sus emociones que otras. La buena noticia es que todos pueden ser más conscientes de sus emociones. Solo hace falta práctica. Pero vale la pena el esfuerzo: la conciencia emocional es el primer paso hacia la construcción de la inteligencia emocional, una habilidad que puede ayudar a las personas a ser más exitosas en la vida.


Lo Que Nos Hace Humanos

En 2005, el escritor David Foster Wallace inició un discurso con el siguiente relato: "Van dos peces jóvenes nadando y se encuentran con un pez viejo en sentido contrario, les saluda con la cabeza y dice 'Buenos días, chicos. ¿Cómo está el agua?' Los dos peces jóvenes nadan un poco más y entonces uno de ellos exclama '¿Qué diablos es el agua?'"

Las realidades más importantes son las más complicadas de ver y sobre las que es más difícil hablar. Como el hecho diferencial que nos hace humanos es que somos conscientes de ello, aunque no lo apreciemos y tengamos dificultad de expresarlo.

Los homínidos, desde que surgimos en África, nunca fuimos los animales más fuertes o rápidos y las amenazas han sido evidentes. ¿Cómo hemos llegado a sobrevivir a las dificultades de una naturaleza agresiva? La clave es el desarrollo de una corteza cerebral, que nos ha dotado de una inteligencia cognitiva y emocional. Gracias a esta ventaja evolutiva, nos hemos extendido por todo el planeta, hemos superado las limitaciones físicas e incluso exploramos los confines de nuestra galaxia.

Además, este intelecto aplicado al conocimiento médico, ha llevado a que seamos el único organismo que ha vencido a la evoluciónllegando en el mundo occidental a duplicar la esperanza de vida, que debería ser 40 años como en todos los grandes primates.

Al mismo tiempo esa inteligencia se ha enfocado hacia nuestra mortalidad, pues somos conscientes de que existimos, pero que también que dejaremos de existir. Tenemos una identidad individual, a diferencia de los unicelulares no somos clónicos y no habrá jamás otro ser igual a cada uno; la contrapartida es la limitación temporal. 

No obstante, es la actuación de nuestro cerebro lo que determina esa individualidad: allí anidan nuestros recuerdos, lo que aprendemos, repudiamos o anhelamos, nuestra forma de entender y asumir nuestro entorno (externo e interno) y lo que cada uno quiere representar. Por eso, aunque se pudiera hacer un transplante de cerebro, no funcionaría, pues dejaríamos de ser, para convertirnos en otro, y lo que éramos desaparecería. 

La angustia ante la muerte nos ha marcado en toda época. El culto a los muertos es propio de los humanos, desde muy al principio, y ello, junto con el temeroso asombro de nuestra ignorancia primigenia frente a las realidades naturales, debió impulsar la aparición de las religiones y también, como diría Fukuyama, las estructuras para el desarrollo de las sociedades.

Esa angustia hacia lo desconocido, ha incitado un deseo de perdurar por dos caminos paralelos: la curiosidad y dominio de nuestro hábitat -base de la filosofía, tecnología y ciencia, junto al intento de inmortalidad en las obras que nos perduren, - como un legado a las futuras generaciones -fundamento de todo lo artístico y cultural de nuestras vidas-.

Los frutos de ambos senderos son evidentes, con una mejora en la calidad y duración de nuestra vida (resultados de la primera opción) y una posibilidad de comunicarnos con los que ya no están a través de sus obras plásticas y literarias, aprendiendo de las raíces culturales de otras épocas (regalos de la segunda alternativa); en eso último, las artes nos dan opción también de prolongar nuestra existencia, con el viaje intelectual a otras vidas reales o soñadas. 

Pero a su vez, aunque no tengamos méritos filosóficos, científicos o artísticos, hay una tercera vía a la que todos estamos impelidos y sobre la que ha reflexionado Javier Gomá en su reciente libro La imagen de tu vida: el ejemplo ético que aportamos a los demás en nuestro transcurrir vital, como una condensación del imperativo categórico kantiano; aunque, de alguna manera, esto también se contempla en las obras de Fernando Savater quien, siguiendo a Spinoza, plantea la idea de la ética del querer.

Como sucede con los primates, los humanos actuamos socialmente por imitación, para bien o mal, tendemos a seguir los comportamientos de aquellos a quienes más valor otorgamos (cambiando según los momentos de nuestras vidas); por eso, toda nuestra imagen es pública y siempre influye en alguien.

De ahí, la importancia de que cada uno, en su parcela personal, se comporte con ejemplaridad y eso puede ser más determinante en los que asuman mayores responsabilidades, como nuestros políticos y gobernantes

Los casos de corrupción en la política de nuestro país, pueden llevar a pensar si son una anomalía temporal de nuestra sociedad o un reflejo de lo que somos; pero en cualquier caso, no constituyen un limpio ejemplo de conducta a seguir y ese es el grave problema, pues una sociedad sin referencias éticas en su dirigentes es como un barco con el timón roto en plena galerna: suele encallar o naufragar.

Según los clásicos, nadie está muerto, mientras se le recuerde; aunque al final quien nos recuerde también desaparecerá, pero si nuestra conducta sirve de ejemplo, igualmente la de ellos será recordada para bien, avanzando el circulo virtuoso de las auténticas revoluciones.




La Imaginación Humana


La ciencia está descubriendo que la imaginación juega un papel fundamental en la percepción que tenemos de la realidad y en la elaboración de los recuerdos, los sueños y los pensamientos. La inteligencia depende de ella, al igual que la creatividad, y solo potenciándola podemos avanzar hacia una sociedad más sana y más sabia.

El escritor Gabriel García Márquez afirmó en una ocasión: “La vida no es lo que uno vivió, es lo que uno vivió y cómo lo recuerda para contarlo”.

Efectivamente, lo que vives y lo que recuerdas está impregnado de imaginación. Fuente de placeres y temores, de descubrimientos y creaciones, la imaginación no es una facultad menor, sino esencial en nuestra vida interior.
¿Qué es la imaginación?

Numerosos filósofos han visto en la imaginación una dimensión clave de la actividad mental; en cambio, la psicología desdeñó durante mucho tiempo el papel de la imaginación, considerándola como una facultad marginal, que nada tendría que ver con otras más elevadas, como la percepción o el conocimiento.

Sin embargo, la ciencia contemporánea está descubriendo que la imaginación es una función cognitiva fundamental, que desempeña un papel clave en todas las formas de vida mental, desde la percepción a los recuerdos, sueños y pensamientos.

Gracias a la imaginación podemos pensar más allá de los confines de nuestra situación inmediata, generando vívidos contenidos mentales con los que podemos revaluar el pasado o evocar un posible futuro.

La mayoría de las ideas, por más abstractas que parezcan, nacen como imágenes. De hecho, etimológicamente, la palabra griega idea significa “visión”. En este sentido, idear es imaginar. Pero la imaginación no solo surge de las imágenes. También puede ser desencadenada por una descripción verbal, al leer una novela o un poema, por ejemplo.

En cualquier caso, sin imaginación no habría lenguaje. Aprendemos a leer gracias a la imaginación, que convierte marcas de tinta sobre un papel en evocaciones de cosas ausentes. El poder transformador de la imaginación es tan grande que la simple lectura de un texto escrito puede llegar a conmovernos profundamente.