viernes, 28 de mayo de 2010

Esculpidoras de Piedras

Esculpidoras de Piedras
Los Servicios de Atención al Público de ANTEL – ANCEL en la ciudad de Rivera – Uruguay
Quién haya tenido que realizar algún tipo de trámite en las oficinas de ANTEL – ANCEL, en la ciudad de Rivera – Uruguay, seguramente concordará conmigo en cuanto a que no debe haber una muestra más acabada de ineptitud y displicencia, que las que realizan a diario las funcionarias asignadas a la atención de los usuarios de los servicios de telecomunicaciones, ya sean éstos tanto de telefonía fija, celulares, conexiones de internet, etc. etc.
Como es un espectáculo público, el que realizan las consabidas funcionarias, el mismo puede ser observado y/o padecido, por todo aquel que, por esas cosas del destino, deba realizar cualquier tipo gestión que tenga como objetivo, el adquirir alguno de los servicios que hemos mencionado anteriormente.
Estamos hablando de un servicio que bien puede considerarse entre los llamados esenciales, quién no ha tenido que registrar un humilde medio de comunicación como lo puede ser un teléfono, pues bien, aunque este aparato sea algo extremadamente sencillo y modesto, como la compra de un celular para un niño escolar, o un teléfono fijo de uso familiar, o se trate de todo un equipo de telecomunicaciones de uso empresarial, sea usted un ama de casa, un empresario, un profesional, un productor rural, en fin, sea quien sea quien lo necesite, la adquisición de este bien deberá pasar indefectiblemente por la sala de espera.
Entonces, mi amigo, tendrá que esperar… y esperar…, mientras presencia el accionar de las damas del misterio, las cuales le harán participar de una sesión de telecomunicación con el más allá, esculpirán su nombre en la piedra de sus rostros maquillados, luego se levantarán, para deambular entre los demás escritorios, conversar entre ellas, leer juntas el prospecto de un nuevo producto, o las ofertas del supermercado, recibir alguna llamadita por el celular, y claro, luego de tanto trabajo de comunicación entre ellas, deberán ir al baño para retocar el maquillaje o darse otro tiempito para saborear un té o un café.
Mientras tanto, por supuesto, usted está mirando el papelito con su número de consulta impreso, el cual mira y remira entre sus manos, eleva su vista al cielo y espera… y espera… y espera.
Como digo, esto parece una sátira de mal gusto, dirigida a un grupo de funcionarias que realizan una encomiable labor, en nada menos que en “La Puerta de Entrada” a los servicios de un ente moderno, que luce orgulloso una imponente “Torre de las Comunicaciones” cual si fuese un icono de eficiencia, símbolo de un patrimonio que se supone nos pertenece a todos los uruguayos.
Pero, sabe una cosa, amigo lector, lo que estoy manifestando en este artículo, es lamentablemente una cruda realidad, es lo que ocurre diariamente, de lunes a viernes, menos los días feriados, por supuesto, y los famosos días de indisposición femenina, que sumados al stress, las obligan a tomar un descanso y no asistir a trabajar.


Los servicios de atención a los usuarios, que se realizan conjuntamente, tanto para ANTEL como para ANCEL, son verdaderamente, una puesta en escena de todo lo que no debe hacerse, aquí el ciudadano es tratado con la mayor indiferencia, a menos que sea amigo/a de alguna de las encargadas de la atención, en ese caso, cuando las luces del firmamento le indiquen que pueden pasar a sus escritorios, y sentarse enfrente de ellas, entonces usted podrá entretenerse, mientras sigue esperando, escuchando sus comentarios sobre una variada gama de asuntos particulares, que nada tendrán que ver, claro está, con el motivo central de su visita.
Resulta evidente que todavía existen resabios de antiguas prácticas, aún en esta época, e n que apretando una tecla, en cuestión de segundos, nos conectamos con el más apartado rincón del planeta, nos encontramos con personas que piensan que han nacido para ser el ombligo del universo, que los demás solo están para dar un marco adecuado a sus propias extravagancias.
Es posible que al enterarse de las opiniones vertidas por quien suscribe este artículo, las damas en cuestión, me demanden por injurias, de ser así, elevaré a quién corresponda las excusas del caso, no me anima en absoluto la voluntad de ofender, simplemente relato lo que sucede a mi alrededor y lo pongo a consideración de aquellos conciudadanos, a quienes la necesidad, les haya obligado a pasar por la misma situación que hoy describo.
En última instancia, me queda el mismo recurso que utilizó una vez, Galileo Galilei, quién ante los apremios de la Inquisición, no pudo afirmar la teoría copernicana del movimiento de la tierra, sin embargo, en la intimidad, suavemente expresó “todavía se mueve”
Hugo W. Arostegui

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