sábado, 4 de enero de 2020

La Mejor Actitud


¿Qué es la actitud? ¿Mejorar la actitud puede ayudarnos ante las cosas importantes de la vida? ¿Por qué es tan importante tener buena actitud o tener una actitud positiva?

La actitud se desarrolla a partir de los propios sentimientos y pensamientos internos, y se inherente al comportamiento de cada uno. De esta manera, las actitudes pueden ser un resultado de la experiencia, tanto personal como de la se ha observado en los otros, y pueden estar influenciadas por las normas y los roles sociales. Las conclusiones que sacamos de esa experiencia influyen en nuestras creencias y comportamientos.

Pero las actitudes se pueden cambiar y mejorar. Todo el mundo se siente muy bien cuando es elogiado por su actitud ante las circunstancias cuando esta es positiva, optimista o implica la puesta en marcha de habilidades sociales que ayudan a otros o a uno mismo. Para llegar a esto es necesario analizarse a uno mismo para saber qué cambios es necesario hacer.

En el fondo, cambiar de actitud significa buscar un cambio en la perspectiva de la vida. La actitud positiva conlleva sentimientos positivos y energía  para vivir y, por lo tanto, te hace feliz. Sin embargo, las actitudes negativas fomentan los sentimientos de tristeza. 

La actitud se puede cambiar experimentando la belleza de la vida y siguiendo algunos sencillos pasos.

Madrugar y salir a dar un paseo es una excelente forma de empezar bien el día. Si no tienes costumbre, es fácil que te cueste un poco de esfuerzo, pero merece la pena.
Autoanalizarse es la mejor manera de encontrar lo mejor de uno mismo y de pensar en las cosas positivas que hay en el interior. Es necesario, además, pensar por qué los aspectos negativos afectan tanto, intentando destacar todo lo positivo.

No todas las cosas pueden ser siempre como tú quieres, pero eso no quiere decir que las cosas sean siempre así. Por eso, cuando las cosas no salgan como esperabas o surja algún contratiempo, piensa que mañana será otro día que te brindará una nueva oportunidad.

En la actitud influyen los factores externos, tanto para lo bueno como para lo malo. Por eso es muy conveniente buscar formas de obtener influencias positivas, escuchando charlas de motivación, películas que hablen sobre superación y actitud positiva y pasando tiempo con personas que muestren buena actitud.

La vida no es un camino de rosas. Todo el mundo pasa por dificultades. Centrarnos en los puntos negativos supone una actitud pesimista y negativa. Para ser optimista, piensa en los positivo, en las nuevas oportunidades que se presentan, y afronta las dificultades como nuevos retos que te permitirán mejorar como persona.

Para tener una buena actitud es necesario obtener energía positiva del entorno. Por lo tanto, busca estar acompañado de gente positiva y procura evitar a todas esas personas tóxicas que esparcen su negatividad y su mal humor. Si tú sacas la basura fuera de casa no permitas que nadie deje la suya en tu puerta.

Solo las personas con grandes sueños pueden lograr grandes cosas en la vida. Cuando sueñas, tus esfuerzos se enfocan en lograr eso que deseas. No importa lo grande o pequeño que sea tu sueño, ni lo extraño que parezca. Tener un sueño es el primer paso para una gran actitud, que se reflejará en todos los aspectos de tu vida.

Busca una afición que te guste y reserva un tiempo para ti. Eso te ayudará a aliviar la tensión y liberar estrés. Además, te sentirás realizado.

Todo lo que sucede a tu alrededor te da una oportunidad para aprender y mejorar, tanto las cosas positivas como las negativas. Además, es importante ser proactivo a la hora de aprender cosas nuevas que nos hagan ser mejores cada día. Aprender te hace sentir feliz y más confiado en ti mismo, lo que te permitirá desarrollar tu actitud en la dirección correcta.


Cuando estés estresado y  sientas que n o puedes más, que los esfuerzos no dan sus fruto, entonces tómate un descanso. Al tomar un descanso, revitalizas el ánimo tanto física como mentalmente. Descansar bien, dormir bien y comer bien son factores ayudan en tu bienestar general y pueden colaborar en el desarrollo de  una buena actitud y comportamiento. 

Después de un descanso, sentirás la diferencia.



Lo Que Nos Cueste Lo Vale


Según estos especialistas, antes de buscar un objetivo es recomendable hacerse ciertas preguntas.

¿Realmente sé que meta busco alcanzar? ¿Es valiosa de verdad para mí? ¿Por qué ansío con tanta fuerza ese logro? ¿El precio será muy elevado? ¿De verdad tengo la decisión de pagar el enorme esfuerzo que costará?

No es extraño que los autores extraigan una conclusión clara. Sí es más valorado lo que más cuesta, aunque no siempre ni necesariamente. Por otro lado, lo que valoramos no siempre se mantendrá en el tiempo. De hecho tú mismo te darás cuenta, si miras al pasado, de que hay logros que en su día valoraste de una determinada manera y hoy lo haces de otra. En este sentido podríamos decir además que el tiempo actúa con una cierta justicia, suele realzar las metas pero también la cantidad de esfuerzo invertido, de manera que rara vez cambia el sentido de la balanza.

Lo que sí parece cierto, en función de los estudios citados en este artículo, es que sentimos una cierta atracción por lo prohibido o por lo costoso. Así, esta inclinación natural es un estupendo caldo de cultivo para la motivación. Sin embargo, no olvidemos antes de decidirnos a emprender un proyecto que su consecución va a tener un precio que rara vez valoramos de manera consciente. Piensa que las personas vivimos de ilusión, pero no solo de ella.
Hace ya centenares de siglos que Sófocles dijo que “el éxito depende del esfuerzo”. Hoy en día pocos dudan de tal expresión. Pero sí que, al ser una sentencia tan absoluta, surgen preguntas a su alrededor. ¿Valoramos más lo que cuesta más? ¿Qué precio tenemos que pagar por los sueños que nos afanamos en cumplir?

En realidad, es muy sencillo decir “esfuérzate con todo todas tus fuerzas y lograrás tus sueños”. Pero ¿qué hay luego? ¿Realmente valoramos ese logro en su justa medida y esa valoración la mantendremos siempre? … Y después, una vez que nos damos cuenta de que quizás el reto nos va a costar más de lo que habíamos prevista, ¿es sensato echar el resto? Veamos qué dicen algunos expertos sobre aquello que valoramos.

Me gustaría comenzar explicando la posición que defiende el neuropsicólogo Sergio Lotauro. Este especialista ha dedicado años de trabajo a buscar respuestas sobre lo que valoramos especialmente y por qué. Además lo ha hecho con personitas de una edad sorprenderte para la que acostumbran a tener los participantes en experimentos de psicología.

Muchas de sus ideas se basan en un curioso estudio llevado a cabo con bebés hace años. En el mismo se les facilitaba a los niños dos juguetes llamativos a cierta distancia. La diferencia radicaba en que para alcanzar uno de ellos, no había obstáculo, mientras que para llegar al otro había que superar una barrera transparente de acrílico
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? El dato curioso es que aunque pueda parecer una locura, todos los niños trataron de conseguir el juguete que era más complicado de alcanzar. De hecho, buscaban cualquier método para superar la valla y alcanzar el ansiado premio, por más esfuerzo o energías que tuvieran que gastar en el proceso.

Así, podríamos preguntarnos si esa pasión por lo difícil o lo inalcanzable -que mostramos en algunas ocasiones- es una decisión propia o, por el contrario, estuviera en nuestra misma naturaleza. ¿Está dicha conducta implícita en nuestro propio ADN?

Para Lotauro, el ser humano tiene una necesidad natural de desear lo que no puede tener. Según él, actuaremos con una insistencia, que puede rozar lo temerario, para satisfacer nuestra necesidad de sentir que tenemos el control, o al menos, creer que lo tenemos.

Por ello, el psicólogo facilita diversos ejemplos en los que todos, en mayor o menor medida, podemos vernos reflejados. Es el caso de los famosos. Puede que nuestra pareja sea una persona preciosa físicamente. O tal vez observamos perfiles deseables en el barrio, en el súper o en el bus. Sin embargo, algunas estrellas del cine, la música o incluso del deporte nos resultan totalmente irresistibles, en ocasiones, de forma irracional e irrefrenable. Es el atractivo de lo prohibido.

Ahora bien, que algo parezca inalcanzable no significa que lo sea. Por lo general, nadie llega hasta donde está por casualidad o porque se lo regalaron. Es evidente que cuanto más elevada es la meta, más compleja es de alcanzar. Sin embargo, no por ello imposible. De hecho, que lo haya logrado alguien es la mejor prueba de que es posible.

Llegados a este punto, os propongo el siguiente interrogante, ¿estamos realmente dispuestos a pagar el precio? En este campo han trabajado algunos autores como David Fischman o José D’Molina.

Según estos especialistas, antes de buscar un objetivo es recomendable hacerse ciertas preguntas.

¿Realmente sé que meta busco alcanzar? ¿Es valiosa de verdad para mí? ¿Por qué ansío con tanta fuerza ese logro? ¿El precio será muy elevado? ¿De verdad tengo la decisión de pagar el enorme esfuerzo que costará?

No es extraño que los autores extraigan una conclusión clara. Sí es más valorado lo que más cuesta, aunque no siempre ni necesariamente. Por otro lado, lo que valoramos no siempre se mantendrá en el tiempo. De hecho tú mismo te darás cuenta, si miras al pasado, de que hay logros que en su día valoraste de una determinada manera y hoy lo haces de otra. En este sentido podríamos decir además que el tiempo actúa con una cierta justicia, suele realzar las metas pero también la cantidad de esfuerzo invertido, de manera que rara vez cambia el sentido de la balanza.

Lo que sí parece cierto, en función de los estudios citados en este artículo, es que sentimos una cierta atracción por lo prohibido o por lo costoso. Así, esta inclinación natural es un estupendo caldo de cultivo para la motivación. Sin embargo, no olvidemos antes de decidirnos a emprender un proyecto que su consecución va a tener un precio que rara vez valoramos de manera consciente. Piensa que las personas vivimos de ilusión, pero no solo de ella.

viernes, 3 de enero de 2020

Cuenta Conmigo

Le estás dando demasiadas vueltas. Te estás rayando. El problema se hace más y más grande en tu cabeza, y lo estás pasando mal. Puede que no sea para tanto, puede que sí. Puede que sólo haya sido una mala decisión, un mal día, un mal momento.


Si has tenido un mal día, y parece que todo te sale mal. Si te da por el pesimismo y tienes esa tristeza tonta que te ata nudos en la garganta. Si te quedas mirando al techo en tu habitación, dando vueltas en la cama, mirando la lluvia por la ventana, sorbiéndote las lágrimas. Es el momento, en serio, llámame.

Si simplemente no quieres quedarte en casa, si te apetece caminar, charlar, disfrutar del sol tumbados en el césped o de un día de lluvia con un chocolate entre las manos. Cuenta conmigo, yo te acompaño. Entiéndeme, no te estoy haciendo un favor. No me cuesta nada, me apetece. Vamos a planear una tarde improvisada, pero cuenta conmigo. No te quedes en casa.

Si tienes un problema, si algo te preocupa y ese sentimiento se ha quedado aferrado en tu pecho. Pues vente, puedes contármelo, podemos buscar soluciones, pedir consejos o simplemente dejar que te desahogues. 

Podemos inventarnos insultos nuevos para quien haga falta, planear asesinatos fallidos, o brindar por todas las personas que hacen nuestra vida más complicada. O puedes no contármelo, y sencillamente vamos a hacer que lo olvides durante todas las horas que necesites un descanso.

Hay tantos y tantos temas de los que podemos hablar que te juro que el silencio no va a ser un problema. Yo tengo cuerda.

Si te sientes solo, cuenta conmigo. Si necesitas alguien en quien confiar, alguien con quien reír o un hombro en el que llorar. Si necesitas compañía, alguien que te endulce el día, yo me hago con toneladas de azúcar para el café. Que no estás sólo. Que eres alguien importante, eres alguien esencial, especial, alguien jodidamente increíble. No tienes ni idea lo complicado que es encontrar a alguien como tú. Que estoy dispuesta a ayudarte en lo que necesites. 

Que de todo se sale y es mucho más fácil si alguien te toma de la mano. Que tú puedes, tú puedes con todo, no se trata de debilidad, se trata de hacerlo más fácil. Porque puedes recorrer tú sólo todo el camino pero, ¿sabes qué? Me encantaría recorrerlo contigo. Porque, no lo olvides, puedes contar conmigo. Siempre.

Intolerancia


La intolerancia es la capacidad o habilidad que posee una persona de no soportar las opiniones diferentes a las de él. La palabra intolerancia es de origen latín intolerantia.

La intolerancia es sinónimo de intransigencia, terquedad, obstinación, testarudez por no respetar a las personas que poseen pensamientos diferentes bien sea en el ámbito político, religioso, cultural, sexual, racial, etcétera. En referencia a lo anterior, se puede deducir que la intolerancia es un antivalor que no permite una buena convivencia entre las personas. 

El término intolerable es un adjetivo que describe una cosa o alguien que no se puede tolerar, por ejemplo: cuando se observa una situación de maltrato infantil, la misma se torna intolerable para quien vive la situación como para quien la observa o, el individuo que no acepta ideas distintas a las de él se puede decir “es intolerable estar con él” o "¡que intolerante es!".

Asimismo, una persona intolerante puede cometer otras faltas como: la discriminación, la agresión, el irrespeto, producto de la falta de tolerancia a las ideas diferentes de sí. Por ende, la intolerancia es una actitud negativa que afecta las relaciones entre los prójimos.

Se entiende por intolerancia a la acción de no soportar las expresiones que se oponen a determinado tipo de valores o ideologías y que por tanto se vuelven contrapuestas a las propias.

Muchas veces la intolerancia se relaciona con el miedo y con el temor a lo desconocido, 
convirtiéndose todos en sentimientos negativos no sólo en individuos sino también en conjuntos sociales enteros.

La tolerancia es el respeto hacia las distintas creencias o ideas, ya sean de índole política, religiosa o de cualquier otra naturaleza. Lógicamente, la actitud contraria es la intolerancia.

Si existiera la garantía absoluta de que hay una única verdad, no tendría sentido la discrepancia de opiniones. Solamente en las matemáticas y de una manera parcial hay un único criterio de verdad (no hay opiniones distintas sobre el resultado de una suma).

En cambio, en todo lo demás existen visiones y valoraciones enfrentadas. Entre ellas podemos mencionar el ateísmo frente a la creencia en algún Dios, las concepciones políticas o las tendencias sexuales. 

En algunos casos, hay personas que a pesar de la pluralidad de opciones consideran que su punto de vista es el único verdadero y, además, adoptan una actitud combativa en relación con quienes no comparten sus creencias. Cuando esto ocurre se está practicando la intolerancia.


Persiste

La gran mayoría de nosotros al leer biografías de personas de éxito nos damos cuenta que muy a menudo aparecen las palabras como: Perseverancia, Persistencia y Tenacidad. Es un hecho que cuando se adoptan este tipo de rasgos y los incorporamos a nuestra vida diaria, estamos mucho mejor preparados para afrontar los retos y para superar cualquier adversidad, es lo que llamamos la Actitud del Éxito

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Todos tenemos experiencias de cuando éramos niños respecto a lo de perseverar en las cosas. La primera vez que montaste en bicicleta o los primeros intentos de aprender a nadar, si pudiste vivir estas experiencias, son ejemplos claros en los que todavía serías incapaz de hacer esas cosas si no hubieras demostrado perseverancia. Al igual que existen estos ejemplos, verás que hay muchos en tu propia vida.

Sin embargo, cuando crecemos y nos convertimos en adultos, a menudo estamos involucrados en otro tipo de desafíos y, aunque muchos de nosotros hemos mantenido la perseverancia de entonces, otros han tomado la decisión de abandonar lo que se proponían a la primera señal de dificultad que han encontrado en su camino.

Claros ejemplos de esto en tu vida podrían ser: un trabajo que has dejado poco después de comenzar sin realmente darle una oportunidad a este o el hecho de realizar un trabajo de bricolaje casero que parecía trivial y que desististe, porque mostraba señales de ser demasiado difícil mientras lo estabas realizando.

Por la razón que sea, a veces los adultos estamos tan conscientes de la necesidad desesperada de no sentirse tropezar que abandonamos a la primera señal de un obstáculo que se avecina con tal de no sentirnos mal. Sin embargo, en última instancia, las personas que siguen probando cuando las cosas no son favorables, al final son las que cosechan las mayores recompensas y acaban consiguiendo lo que querían.

La gran mayoría de nosotros nos estancamos en un estado de inercia continua, no progresamos, estamos siempre en el mismo lugar. Quizás sea porque tenemos demasiado miedo de encaminarnos en algo nuevo ya que es muy probable que nuestro entorno (amigos, familia, compañeros de trabajo…) puedan llegar a burlarse de nuestras ideas o de nuestros planes cuando se los comentamos.

Las personas que no creen en los planes de otras, piensan que saben quiénes son y por su propia clasificación y, bajo sus propios paradigmas, creencias y formas de ver la vida, realizan una evaluación o un juicio que, en general está dirigido a ti, pero en realidad lo que están haciendo es describirse a ellos mismos.

Por lo tanto, cuando decidas dar un paso hacia la realización de un cambio radical, en tu vida personal o profesional, para enfocarte en hacer algo completamente diferente, ten presente y se muy consciente que vas a recibir críticas y juicios de otras personas respecto de tus nuevos objetivos y aspiraciones, y que es algo completamente normal. Estas personas tienen la sensación de que los vas a dejar atrás. Seguramente también encontrarás a personas en tu entorno que se alegrarán genuinamente del paso que vas a dar, precisamente esas personas ya han realizado cambios en su vida como el que vas a emprender tú, y por eso empatizan contigo y te comprenden perfectamente.

La forma de enfrentar esto es tener absolutamente claro que nada te va a desviar de tu propósito de alcanzar nuevas metas. Acércate a las personas que sí están aprobando tus deseos de alcanzar tus metas, se alegran y te apoyan en ello. Aunque no es aconsejable dejar de lado a los viejos amigos es bueno que seas consciente de que no te deben afectar los comentarios negativos, procedente de ellos, que puedan obligarte a desviarte de tu camino. O sea ¡se tenaz! (Tenacidad)

No te pongas excusas que te inmovilicen y te hagan abandonar. Si tienes dificultades, párate en el camino, identifica los obstáculos, analiza la situación y encuentra una solución para cada uno de ellos, después continua hacia adelante. O sea ¡Persevera! (Perseverancia)

A pesar de errar, de fallar o de tener que cambiar de rumbo por no ir en la dirección correcta, es importante que insistas en mantener tu objetivo vivo dentro de ti. Cuando no estás avanzando, entonces, ¡prueba, prueba, prueba… y prueba! Es necesario aprender de los errores para que te puedas convertir en lo que quieres ser. Para ello, hay que vivir ciertas experiencias que son lecciones y aprendizajes para que tu propio cambio se lleve a cabo. Continua a pesar de los obstáculos. O sea ¡Persiste! (Persistencia)

Concéntrate en lo que puedes hacer frente a lo que no puedes. Sigue adelante, pero recuerda que a veces no es un camino corto, así que avanza a tu propio ritmo y sobretodo no te compares con otros. No sientas ningún tipo de rencor o de resentimiento hacia aquellos que intentan poner en cuestión tu capacidad para conseguir lo que te propones, simplemente perdónalos y sigue adelante, ya que albergar un rencor solo te llenará de energía negativa que no sirve a ningún propósito útil y además te dejará poca para poder moverte hacia adelante.

Tanto la Perseverancia, como la Persistencia y la Tenacidad son cualidades que comparten un rasgo común: todas enfocan la energía en tu objetivo y aunque puedas ver obstáculos en el camino estos quedan desenfocados para ti porque tu atención y por ende tu energía, está puesta en tu meta.


Cuando Discrepo


Existe discrepancia cuando hay diferencias de opiniones entre las personas sobre un tema en particular. Generalmente cuando dos personas mantienen una conversación, es probable que ambas tengan el mismo punto de vista, sin embargo, puede suceder todo lo contrario, que una de ellas no comparta la misma opinión y es allí donde surge la discrepancia, es decir, no hay un punto de vista en común. Por ejemplo cuando en una charla uno de los individuos le dice al otro “lo lamento pero no comparto tu opinión”.

La presencia de discrepancia en el entorno de la comunicación demuestra justamente la importancia de fortalecer la comprensión y el respeto dentro de las comunicaciones entre las personas, puesto que cada individuo va a percibir la situación desde su punto de vista. 

Los individuos que se caracterizan por ser inflexibles emocionalmente, suelen pasar malos momentos cuando se topan con alguien que no esté de acuerdo con ellos. Existen individuos que siempre quieren tener la razón y cuando están conversando con otros se esfuerzan mucho por demostrar que ellos tienen la razón.

A decir verdad, las diferentes opiniones o puntos de vista enriquecen las conversaciones, ya que cada persona puede obtener un aprendizaje de la manera de pensar del otro a través de la conversación, sin embargo para lograr esto es importante que la persona sea lo suficientemente tolerante y tenga la capacidad de saber escuchar, y por qué no, hasta ser capaz de poner en entredicho su mismo punto de vista.

Es conveniente que cuando surja una discrepancia en una conversación cada persona plantee sus argumentos y razones que fundamenten sus opiniones, los distintos criterios pueden ser muy valiosos a nivel pedagógico como se puede evidenciar en los distintos debates que llevan a cabo los diferentes especialistas sobre un tema en particular añadiendo conocimiento sobre el mismo.


Nuestras Acciones Preceden



Si hay algo que tienen en común las áreas de selección y desarrollo de las organizaciones es que ambas necesitan ser capaces de anticipar el futuro, es decir, deben poder predecir el desempeño.

Esto es necesario para determinar si las personas que estamos contratando, o que ya son parte de la organización, tomarán las acciones necesarias para implementar exitosamente la estrategia que la compañía ha definido.

La gran diferencia es que la mirada de selección parte desde los requerimientos del cargo que se debe llenar y luego se elige al candidato o candidata que se ajuste mejor a éste, es decir, quien tenga mejores probabilidades de desempeñarse exitosamente en ese cargo.

Por otra parte, la mirada desde el área de desarrollo parte del desempeño actual y el potencial futuro de cada persona y luego determina en qué niveles organizacionales, funciones y cargos específicos cada persona se va a desempeñar mejor. A partir de esa información, se generan los planes de carrera, los cuadros de sucesión y los programas individuales de desarrollo, entre otros.

Pero lo que no cambia es que siempre necesitamos predecir el desempeño de las personas.

La investigación de Hogan Assessment Systems ha demostrado que el mejor predictor de la personalidad y el desempeño de una persona es su Reputación, es decir, cómo vista por otras personas y qué nivel de desempeño es esperado de ella por los demás.

Esto es significativamente distinto de lo que hacen otras empresas de medición de personalidad o estilo conductual, que suelen enfocarse en medir la Identidad de las personas, es decir, cómo la persona se ve a si misma y cuál es su opinión con respecto a su propio desempeño.

Como ha demostrado Hogan, la diferencia entre la identidad y la reputación de una persona suele ser muy significativa.

Por ejemplo, las personas que tienen puntajes bajos en la escala Prudencia, que tiene que ver con el autocontrol, el ser concienzudo y tener una buena ética de trabajo, suelen verse a sí mismas como personas "personas divertidas y espontáneas, que desean comenzar cada día sin prejuicios y que están listas para enfrentar cualquier reto que la vida les presente".

Sin embargo, la investigación de Hogan ha demostrado que esos individuos suelen ser vistos por otros como personas que "tienden a no prestar atención a los detalles, se resisten a la supervisión, hacen caso omiso a los pequeños pasos de un proceso, no planifican y rara vez piensan en las consecuencias de sus acciones".

Por eso, la reputación es mucho más importante para predecir el desempeño de una persona.

Como dice en Dr. Robert Hogan, usando una frase de Sigmund Freud, "casi no vale la pena conocer al usted que usted conoce". Puede ser parte de una conversación simpática o coloquial, pero no sirve de mucho para saber dónde una persona se va a desempeñar mejor o cuáles son sus fortalezas y áreas de mejora.



Sentido De Responsabilidad

“El concepto de desarrollo de la personalidad puede describirse como el proceso vital por el que transcurre todo individuo donde se establecen unas bases y directrices de carácter y comportamiento determinadas a partir de las cuales se conforman los rasgos, valores y formas de funcionamiento organizados y estables en el”


El concepto de desarrollo de la personalidad puede describirse como el proceso vital por el que transcurre todo individuo donde se establecen unas bases y directrices de carácter y comportamiento determinadas a partir de las cuales se conforman los rasgos, valores y formas de funcionamientos organizados y estables en el tiempo de dicha persona.

Estos mecanismos devienen como referencia para la persona en sus interacciones con el contexto (ambiental o físico e interpersonal o social) en el que se desenvuelve habitualmente.
Así, el desarrollo se entiende como el resultado de la confluencia bidireccional entre unos factores más biológicos o internos (herencia genética) y otros factores contextuales o externos (ambiente). Entre los primeros se incluye el temperamento, que se define por una disposición emocional y motivacional intrínseca e innata que moviliza al sujeto por intereses de carácter primario.

Por otra parte, los factores ambientales pueden clasificarse en influencias comunes (normas, valores, creencias sociales y culturales externamente originadas) y las influencias personales (experiencias y circunstancias vitales particulares de cada sujeto, como por ejemplo, una enfermedad).

Puede decirse, por tanto, que a medida que el sujeto va madurando biológicamente y va incorporando nuevas experiencias y vivencias externas, va teniendo lugar el proceso de desarrollo de la personalidad propia.

Otro punto fundamental recae en la relevancia que posee el contexto ambiental en el que se desarrolla el individuo, el cual moldea e influye considerablemente en el proceso de adquisición de la autonomía indicado. Por ello, cada individuo posee sus particularidades y no puede establecerse un patrón universal que explique este proceso de forma general. Como la mayoría de aspectos referentes al desarrollo de la persona se caracteriza por su individualidad y por la diferenciación cualitativa respecto de otros sujetos.

El temperamento hace referencia a la predisposición emocional y motivacional innata cuyas manifestaciones se deben a origen biológico o hereditario, más primitivo. Es un fenómeno considerablemente estable en el tiempo y se halla sujeto en menor proporción a interferencias étnicas o culturales. Por el contrario, el carácter, de naturaleza más cognitiva e intencional, deriva de la influencia ambiental y cultural y es el producto de las experiencias vitales externas.



Tapujos Innecesarios


Es probable que algunos de ustedes jamás hayan escuchado la palabra “tapujos”. Yo ya la he escuchado, pero muy poco la he usado. Es una palabra correcta y su significado es valioso. Esta palabra significa decir las cosas sin rodeo, disimulo, reserva, fingimiento y enredo. Ser cristianos auténticos, es ser cristianos sin tapujos. Lo que deseo decir es que la vida cristiana deberá estar caracterizada por la autenticidad lo cual se demuestra por la sinceridad, honestidad, veracidad e integridad con que se dicen y se hacen las cosas.

El significado de una vida sin tapujos puede interpretarse en dos sentidos. Primero, unos creen que “sin tapujos” o auténticos es ser honestos y sinceros al decir a las personas de una manera directa, pareja y clara lo que ellos creen, piensan y sienten independientemente de esto afecte a los demás. En otras palabras, estas personas no aceptan los errores y las cosas mediocres de los demás, y no se detienen para llamarles la atención por el error, descuido o irresponsabilidad. Cuando confrontan dicen las cosas sin rodeo, disimulo, fingimiento o hipocresía.

Segundo, hay otro tipo de personas que son tolerantes y prefieren que se cometan los mismos errores vez tras vez antes que enfrontar o llamar la atención a otra persona por no meterse en problemas. Este es el otro sentido que se le da a la vida sin tapujos, que nadie tiene derecho o autoridad moral para meterse en la vida de los demás, y que cada quien dará cuenta delante de Dios
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La decisión de la norteamericana Brittany Maynard para evitar dolores y penas, a ella y sus seres queridos, ha revivido una discusión sobre la eutanasia que se remonta a las antiguas civilizaciones. En la griega la condenaba Hipócrates y la autorizaba Platón. Séneca y Epitecto apoyaron su aplicación en la romana y la Iglesia Católica y el Islamismo la han rechazado siempre. Francisco Bacon puso en circulación la palabra eutanasia (eu = bueno y thanatos = muerte) en su famosa “Utopía” del siglo XVII, donde establecía que era costumbre generalizada. Y, milagro entre milagros, pese a su letal sentido, tal palabra dio vida a su antónima: distanacia, equivalente al “encarnizamiento terapéutico”.

El debate sobre este tema persiste enconado. Para los religiosos de casi todos los signos la vida humana pertenece a Dios y nadie puede disponer de ella. Los humanistas laicos por su parte, librepensadores, agnósticos o ateos, rechazan tal interpretación. Pero, aunque hay poco espacio de nadie entre esos puntos de vista, también podría considerarse que la vida es un regalo de Dios sin condicionamientos y limitaciones para el titular de la misma.

Difícil opinar en este asunto, porque los temas de la vida y la muerte, siempre entrelazados, despiertan recelos. Y tomar partido exige recorrer un camino empinado y detenerse ante algunos obstáculos para evitar discusiones estériles. La verdad es esquiva cuando la pasión anda por medio y todavía más cuando el merecido reconocimiento a las creencias religiosas implica para muchos la obligación de compartirlas.

Trabajo cuesta aún reconocer que la tolerancia bien entendida no es disculpar o perdonar a quien no piensa como nosotros, sino aceptar el derecho de otros a discurrir u opinar diferente. Aún más: la opción que tenemos todos de buscar la verdad conforme las diferentes creencias religiosas o ninguna. Una regla de convivencia obligada para el civilizado entendimiento
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En todo caso, la decisión de Brittany Maynard y de quienes por similares razones así procedan ya tiene marco legal en parte del mundo. Mientras llega la restante nadie tiene la prerrogativa de censurarlos basados en creencias que es derecho sagrado profesar pero no imponer a los demás.

Menos todavía, reclamarle a la joven Brittany que, privada de esperanzas, prolongara con penas y dolores, para ella y los suyos, una vida sin dignidad. O que manejara, como a otros les parece bien, sin conocerlos o sufrirlos, la personal medida de su valor o de sus miedos.



Tu Ocupación



Insistir, persistir y resistir: Claves para la búsqueda de empleo.

Crisis, colas interminables del paro, tasas desorbitadas de desempleo juvenil…  Todo ello, despierta en nosotros una emoción silenciosa pero intensa: miedo.

No es para menos, en medio de una crisis económica el protagonista pasa a ser el miedo a la supervivencia (a no llegar a fin de mes, no emanciparnos hasta los 40 o no poder tener una vida como la que habíamos planeado). Un miedo biológico, compartido con el resto de la especie animal y que puede llegar a ser realmente intenso.

El miedo no motiva. El miedo disminuye la creatividad, la capacidad de innovación, de adaptación a los cambios y nuestra visión de futuro. Nos hace caer en el más absoluto desánimo y nos lleva a un estado que los psicólogos denominamos de Indefensión Aprendida

Este término, acuñado por Martin Seligman, hace referencia a un estado psicológico en el que el ser humano ha “aprendido” a comportarse de forma pasiva debido a la sensación subjetiva de que “no se puede hacer nada” para modificar su situación (encontrar empleo).

Cuando actuamos de esa manera nos negamos la posibilidad de ser sujetos activos de cambio y acabamos asumiendo que la responsabilidad de su situación es externa e incontrolable y que nada podemos hacer para cambiar o mejorar su situación.

No obstante, si tienes la esperanza de que por medio de la intervención de algún tipo de actuación divina, o simplemente azar, deje de ser necesario poner de tu parte y tu sueño se cumpla; sentimos decirte que eso no va a funcionar.

No te engañes, encontrar trabajo no es cuestión de suerte, sino de esfuerzo y perseverancia y depende en gran medida de lo que TÚ hagas.

La clave está en insistir, persistir y resistir.

Insiste, se pesado. Si hay una empresa que te atrae y crees ser el candidato idóneo para ocupar un puesto de trabajo en la misma, hazte ver.

Persiste, no desistas en la búsqueda. Puede que hayas hecho decenas de entrevistas y ninguna haya tenido el resultado esperado. Aprende a verlo como parte del proceso de búsqueda y no ceses en tu empeño.

Resiste, no te dejes llevar por el miedo. Se creativo, innova, adáptate a los cambios y no caigas en el desánimo.

Sin Límites

La capacidad humana para asumir retos, emprender grandes empresas y triunfar puede considerarse

ilimitada si se considera los innumerables episodios de la historia en los cuales algunos personajes demostraron el suficiente coraje, perseverancia, astucia o creatividad necesaria para superar circunstancias adversas que parecían imposibles de trascender. Ahora bien, cuando se trata de personas que han rebasado el límite de edad que la sociedad considera aceptable para obtener logros, esa habilidad para alcanzar metas se ponen fácilmente en duda, se suele pensar que las personas mayores ya no cuentan con la suficiente fuerza, inteligencia y motivación requerida para llevar adelante importantes proyectos.

Sin embargo, existen muchos factores que pueden favorecer el conseguir el éxito con una edad avanzada, por ejemplo, en esta etapa de la vida la mayoría de las personas cuentan con un cúmulo de experiencias que le ayudarán a no cometer errores con facilidad, ni tomar decisiones impulsivas o a la ligera que pongan en riesgos sus metas. Además, generalmente en esta etapa de la vida ya no existen grandes responsabilidades familiares que atender a las que se les deba otorgar importantes cantidades de tiempo y dinero. Por lo cual, también es el momento en el que se dispone de una solvencia económica e incluso ahorros disponibles para poder invertir en planes a futuro.

Por si existe alguna duda respecto a los grandes logros que pueden obtenerse a una edad bastante avanzada sería interesante revisar la biografía de importantes personajes de la historia para los que la edad no fue mayor impedimento al momento de arriesgar a emprender grandes empresas

. Aprender es adaptativo, y por lo tanto dinámico y evolutivo, con ello quiero decir que a medida que aprendemos cosas más cosas nos quedan por seguir aprendiendo, nuevas vías neuronales se estrenan y si nos esforzamos por disfrutar con el aprendizaje cada vez iremos adquiriendo nuevos conocimientos, estos, son tantos, que si viviéramos diez vidas aun no terminaríamos de aprender.

No existen límites para el aprendizaje, son 88000 millones de neuronas y un número infinito de combinaciones sinópticas.

Es maravilloso solo pensarlo.

Tienes Mucho Por Hacer


No puedes intentar hacer las cosas, debes hacerlas.
-Ray Bradbury

¿Quieres hacer algo o estás comprometido a hacerlo?  ¿Te das cuenta de la diferencia?  Es solo una palabra, pero esa sola palabra cambia radicalmente el significado de la frase.  Completamente.

Querer hacer algo es muy peligroso.  Es peligroso porque, si quieres hacer algo y luego no lo haces, te sientes mal y sientes que has fracasado.

Piensa en este ejemplo: Una mujer quiere bajar de peso, pero no hace el esfuerzo necesario para conseguirlo.  ¿Cómo va a sentirse esa mujer?  Efectivamente, muy mal porque a su sobrepeso, tiene que sumarle su sentimiento de frustración y fracaso por no haber conseguido hacer aquello que deseaba hacer.

Comprometerse va más allá del querer y te lleva a una siguiente dimensión.  Comprometerse significa que vas a poner los medios a tu alcance para conseguir hacer aquello que quieres hacer.

No significa que vayas a conseguirlo, no,  pero sí que estás comprometido y lo vas a intentar.  ¿Puedes fracasar?  Claro que sí pero una persona comprometida, cuando fracasa una vez, lo intenta otra, y si vuelve a fracasar, lo intenta otra vez.  Eso es compromiso.  

No escudarse en el primer fracaso para abandonar aquello que quieres o dejar de luchar por convertirte en aquella persona que quieres ser.  Otro buen ejemplo, es la mejora de la autoestima.  ¿Quieres mejorar tu autoestima o estás comprometido a mejorarla?

Reflexiona sobre todo esto.



jueves, 2 de enero de 2020

El Saber Te Ocupa

Decimos que el saber no ocupa lugar para dar a entender que adquirir conocimientos es positivo, que
aprender cosas nuevas y aumentar nuestra cultura no sólo no nos molesta, sino que nos enriquece. Pero, ¿el saber ocupa o no ocupa lugar? 

Ciencia y medicina están de acuerdo: existe una pequeña parcela de nuestro cerebro en la que es necesario que las neuronas se regeneren. Simplificándolo mucho, podemos decir que, en ocasiones, necesitamos borrar antiguos recuerdos para dejar espacio a los nuevos. Es decir, el saber sí ocupa lugar.

En los procesos de aprendizaje y memoria es fundamental lo que ocurre en el hipotálamo, una parcela cerebral situada en el lóbulo temporal que se resetea cada cierto tiempo para dejar espacio al nuevo conocimiento. ¿Cómo es posible esta limpieza? Según algunos estudios, nuestro cerebro desplaza la memoria de unos compartimentos a otros, almacenándola finalmente en estructuras superiores como el neocórtex.

Al parecer, la regeneración neuronal es continua en el hipotálamo, una región especialmente sensible a enfermedades como el alzheimer y cuyos daños pueden derivar en problemas añadidos como la amnesia.

Por último, una curiosidad: según investigadores de la universidad japonesa de Toyama, hacer ejercicio físico favorece el ‘vaciado’ de recuerdos en el hipocampo.

“El saber no ocupa lugar…” ¿O sí?

Este refrán, adagio o proverbio, que tantas veces hemos oído decir, se merece un análisis en profundidad.

Si dicho refrán lo entendemos como la referencia a un pensamiento, o a la acumulación de conocimiento, resulta evidente que no ocupa un lugar físico, como el que ocuparía un baúl o un armario, aunque sí ocuparía una parte de la memoria.

También es cierto que, aun hoy día, a pesar de los avances tecnológicos de la Ciencia, seguimos sin conocer hasta dónde es capaz de llegar nuestro cerebro, nuestra capacidad de acumular información, conocimiento, sabiduría

. Y es que, del cerebro humano, a pesar de ser el órgano más importante de nuestro cuerpo, apenas sabemos nada de él.

Pero de algo sí nos hemos dado cuenta con el transcurrir de los miles o millones de años de evolución de los seres humanos y homínidos; y es que, a mayor tamaño de cerebro en proporción al resto del cuerpo, existe una mayor capacidad de razonamiento y acumulación de información o conocimiento. De hecho, se podría resumir diciendo que: la capacidad de razonamiento del cerebro, va determinada por una simple regla de tres directa. Y de igual manera, esta misma regla de tres, se puede aplicar a los cerebros informáticos o inteligencia artificial

También es cierto que, el continuo avance tecnológico, nos permite cada vez obtener mayor capacidad de almacenamiento de memoria en un espacio cada vez menor. La solución o respuesta a dicho paradigma, se encuentra en los elementos utilizados para conseguir la mayor capacidad en un mínimo espacio.

Y esta respuesta es la que nos puede servir a los seres humanos para comprender los procesos, o plantearnos el por qué existe tanta diferencia de criterio entre uno u otro individuo que poseen similar capacidad de razonamiento.

Como ya hemos visto, en el caso de la memoria artificial, la clave está en la calidad del material utilizado al efecto. Y dicho material, no sólo está compuesto por elementos físicos, sino que también interviene en todo el proceso una parte no física pero que sin embargo sí ocupa espacio: me refiero al sistema operativo de la inteligencia artificial.

El sistema operativo es la clave de casi todo: contiene el programa base por el cual la máquina trabajará, y hará posible o no, que el mismo sistema operativo se auto alimente y perfeccione de forma automática, en base a la información obtenida, ya sea externamente o de manera interna; mediante la experiencia que dicho sistema haya podido adquirir durante su funcionamiento. Lo cual nos lleva a una lógica conclusión: si no existe experiencia, no hay posibilidad de evolución del sistema operativo

Y es en ese momento cuando, la inteligencia artificial, no pasa de ser un mero ciclo o bucle repetitivo que no cesa de hacer siempre lo mismo, sin posibilidad de evolucionar, de cambiar, o de mejorar el sistema. Ya no es una inteligencia artificial, ahora es una simple máquina.

El Derecho A Saber


El principio de gratuidad de la información es uno de los elementos constitutivos del derecho a saber.

Si no existiera la gratuidad, el derecho a la información no sería un derecho humano fundamental en tanto que dividiría a quienes pueden ejercerlo, la minoría, de quienes no podrían hacer suyo este derecho.

Es aceptado que haya un costo mínimo por reproducir información, pero éste varía enormemente de una entidad federativa a otra, lo que permite identificar dónde hay un mínimo de voluntad hacia la apertura informativa y dónde se trata, en realidad, de casos de simulación.

El principio de gratuidad de la información es uno de los elementos constitutivos del derecho a saber.

Si no existiera la gratuidad, el derecho a la información no sería un derecho humano fundamental en tanto que dividiría a quienes pueden ejercerlo, la minoría, de quienes no podrían hacer suyo este derecho.

Es aceptado que haya un costo mínimo por reproducir información, pero éste varía enormemente de una entidad federativa a otra, lo que permite identificar dónde hay un mínimo de voluntad hacia la apertura informativa y dónde se trata, en realidad, de casos de simulación.