jueves, 7 de mayo de 2020

El Ser Auténtico

La humildad auténtica es fecunda y genera muchos beneficios en la persona y en su entorno laboral, familiar y social.


La imagen popular del humilde da como para que, en principio, nadie quiera serlo. Suelen presentarlo, en la publicidad y en las series, como el ingenuo al que es fácil tomar el pelo.

Es primo hermano del friki y del nerd (desubicado). No consume marcas, no se impone, no brilla por nada, pasa desapercibido, no hace la competencia en el trabajo porque no tiene ambición y es fácil aprovecharse de él sin que lo note.
Ese perfil de supuesto humilde más bien suele ir con la cabeza gacha, una media sonrisa de bondad angelical y nunca levanta la voz.

Vaya. ¡Qué error creer que eso es la humildad auténtica!

Por suerte, alguien de una escuela de negocios se puso a inspeccionar qué era de verdad aquello de ser humilde ¡y le pareció muy provechoso para el mundo de la empresa!

Hay headhunters que entre los valores que persiguen en un directivo está la humildad. Veamos por qué.

La humildad real es la del que trata de conocerse a fondo. Se hace un 360 grados, sabe cuáles son sus puntos fuertes y sus puntos débiles. Si hace un DAFO (una herramienta de estudio de la situación de una empresa) en un proceso de selección, llena enseguida las Debilidades, Aptitudes, Fortalezas y Obstáculos. Y al mismo tiempo lo hace sin miedo. Se tiene tomadas las medidas.

El humilde se sabe consciente de limitaciones, pero al mismo tiempo tiene clara idea de cómo somos las personas: nadie es perfecto, todos somos mejorables si queremos.

El humilde quiere ser mejor, por tanto pondrá los medios para serlo. Ahí está una diferencia importante con el orgulloso, que no asume sus defectos; y con el pesimista, que no se ve capaz de cambiar a mejor.

La auténtica humildad creo que puede ser comparada con el bambú. En apariencia es frágil, delgado y poca cosa. No hace sombra a nadie. Sin embargo, crece, oxigena el ambiente y es flexible.

Crece: la persona humilde se enriquece con valores en el terreno familiar, personal, laboral… Siempre busca cómo mejorar y tira de sí misma hacia arriba.

Oxigena el ambiente: crea a su alrededor una buena conversación pública, es buen ciudadano, mejora su calidad de vida y la de las personas que lo rodean.

Es flexible: cuando llega un vendaval, así como muchos árboles crujen y se rompen, el bambú se orienta de tal forma que deja pasar la tormenta y sigue en pie. Claro que la nota y es consciente del problema, pero su fortaleza está en hacer un esfuerzo para adaptarse al cambio sin perder las raíces ni el tronco.

Ser humilde se consigue cuando uno tiene habilidad en hacer examen y pronto valora las cosas que tiene por delante: ¿mi vida me lleva a mi objetivo? ¿Esto me hará feliz? ¿Me ayuda en el camino de la vida que pretendo? ¿O es un espejismo? ¿Sintoniza mi conciencia con lo que luego llevo a cabo?


Y llegamos a un punto importante: aceptar que no somos perfectos.

La discriminación

La discriminación es la distinción en el trato por motivos injustos como el origen racial, sexo, el nivel socio-económico, etc. La discriminación es por una infinidad de motivos, haciendo de menos a quien se discrimina, la discriminación se ha calificado como una forma de violencia pasiva.

Algunas de las razones por las que una persona discrimine a otra son:

Origen étnico: Un 38% de personas cree que tienen una limitación social por su aspecto físico mientras que el resto piensa que nunca habrá más desarrollo en su país porque son inferiores y no tienen la capacidad.
Aspecto físico: La gente cree que las personas que usan barba, pelo largo y tatuajes, ya sean juntos o por separado, deben de cambiar su aspecto porque nunca tendrán un trabajo además que los consideran delincuentes.
Por ser mujeres: Se tiene la creencia que las mujeres no sirven para trabajar y aunque trabajen deben de ganar menos.
Pobreza: Muchos piensan los pobres son pobres porque ellos quieren y no se esfuerzan para salir de su pobreza, hay quienes piensan que como son pobres no tienen idea de lo que trabajar e incluso piensan que están así porque son ignorantes y nunca podrán hacer algo.
SIDA: Las personas que sufren esta enfermedad deben ser aisladas para esperar la muerte o al menos la gente cree eso.
Discapacidad: Muchas personas piensan que las personas que sufren discapacidades son un obstáculo para el desarrollo y además causan mal aspecto.
Reinserción social: Muchas personas piensan que las personas que salieron de la cárcel no merecen tener un trabajo.
Religión: Piensan que por ser religiosos intentaran convencerlos de aceptar su religión y que les quitarán su dinero.
Regionalismo: Muchas personas piensan que si región es mejor otras y por ello deben ser superiores a los demás.
Color de su piel: El color de su piel causa una “sensación negativa” y además lo puede “contaminar” según las personas.

Estas son algunas de las razones, pero existen infinidad de razones pero una de las principales es que la persona que discrimina no tiene cultura y tiene una visión que no alcanza ver más que su beneficio propio.


Por último, cabe recordar que cuando alguna persona discrimina es una persona “pobre” en muchos sentidos, por lo tanto nunca alcanzará el éxito total


Dar Lo Mejor De Si

A lo que sea que te dediques siempre agradece lo que estás haciendo, debes saber que para algo esa labor llegó a tu vida y que si la disfrutas y das lo mejor de ti, esa energía te impulsará a seguir avanzando a tus sueños, a lo que deseas,

asumiendo que de pronto lo que haces es tan solo un escalón. Y en caso de que ya vives el sueño de tu vida, es importante recordar que no porque hayas alcanzado la cima te puedes dormir en los laureles, porque siempre hay quienes están invirtiendo mayor energía y entusiasmo a eso que quizás tú crees que dominas.

Nunca debes parar, nunca te conformes, hasta que lo bueno sea mejor y lo mejor excelente. Sé fuerte, sonríe, demuéstrate que tú puedes ser feliz, hagan lo que hagan, digan lo que digan los demás.

Algunas preguntas que suelo hacerle

No hagas las cosas porque sí y porque toca hacerlas, da un paso más y comienza a ver de qué forma, eso que haces, te ayuda, es un escalón más hacia tus logros personales y profesionales. Esto contribuirá a que seas más productivo, a que cada tarea que haces tenga un sentido; aumentará tu autoestima, tu capacidad de hacer las cosas, tu satisfacción, y por supuesto, aportará a tu crecimiento personal y profesional. Te alejará, además, la monotonía y el aburrimiento.

Con frecuencia nos vemos tentados a no dar lo mejor de nosotros mismos, y a responder exactamente de la misma manera que lo hacemos siempre, a dejarlos envolver por la rutina y por simplemente cumplir. Cada día, en cada actividad que realizas, sea personal o laboral, sé consciente de la gran cantidad de energía,

de motivación, de creatividad, de inspiración, de pasión, de ilusión, de optimismo, y muchas cosas más que posees, que te llevan a realizar de forma correcta aquello que debes hacer.

Cuando alguien te diga que no puedes hacer algo, da lo mejor de ti y demuéstrate que esa persona estaba equivocada. Cuando no puedas más, mira a la grada, imagínate un grupo de porristas animándote, avanza y da lo mejor de ti. Bien dijo Albert Einstein que algo sólo es imposible hasta que alguien lo duda y acaba probando lo contrario.

Por eso, llega el momento en que en vez de usar viejos materiales o de segunda -como lo hizo el carpintero del cuento mencionado- debemos aprender que cada material que utilicemos en la construcción de nuestra vida -en cada rol que desempeñamos- debe ser lo mejor. Compite contra ti y contra nadie más por ser mejor hij@, espos@, compañer@, profesional, amig@, por ser mejor persona, mejor hombre, mejor mujer.


Asiste A Tu Prójimo


Lamentablemente, el valor de ayudar al prójimo ya no es tan frecuente, nos damos cuenta de ello en el trabajo, en las calles y hasta en la misma familia, donde se olvida que el apoyo mutuo es tarea de todos los días.

La ayuda al prójimo es la acción más sencilla y más valiosa que si todos lo aplicaran creceríamos humanamente siendo principalmente nosotros los beneficiados. Sin embargo hay quienes de forma ventajosa opinan lo contrario, rechazan toda ideología solidaria y se cierran en círculos elitistas ignorando muchas veces la situación de crisis en la que estamos.

Ayudar a los demás es estar bien con uno mismo, ¿cuántos de nosotros al hacerlo, no sentimos una sensación placentera? En entrevista con yoinfluyo.com, Oscar Solorio Rincón, psicólogo en Psicología Para Todos señaló que al tender la mano a quien la solicita debemos estar convencido de que el reconocimiento debe ser interno, “nuestra recompensa es la satisfacción de hacer el bien sin esperar nada a cambio”.

Además aseguró que la práctica de buenas acciones nos ayuda con la estabilidad de nuestras emociones, “muchas veces el egoísmo se apodera de nosotros, queremos estar bien con uno mismo pero no hacemos lo correcto para lograrlo, 
por ello la importancia de sensibilizarnos y concientizarnos ante la decadencia de los demás. Si nuestro entorno está bien es claro que nosotros también”.

El especialista comentó que la inteligencia interpersonal o empatía con el prójimo es una “herramienta” para sensibilizarnos y actuar de forma adecuada, “ponernos en los zapatos de otros es un método que nos motiva a ayudar, recuerda que no siempre necesitan o necesitamos de dinero u otra apoyo tangible, también requerimos consejos y apoyo emocional”.

Debemos cuidar y ayudar a nuestra sociedad y sin duda alguna la mejor manera de hacerlo es buscando a las personas que creemos nos necesitan, además de encontrar el momento. Muchas veces la ayuda te es solicitada sin tu buscarla, no dudes en echarle la mano siempre y cuando la situación esté a tu alcance.

Por otro lado, es importante saber que se necesita para ser solidario con el prójimo, para ello, el sitio critica.com da algunos puntos que debemos tomar en cuenta.

 Para ser solidario y ayudar al prójimo se necesita:
 • Tener mucha sensibilidad humana para vibrar ante la presencia de los demás.
 • Usar su inteligencia y desarrollar su audacia, agudizando su ingenio para emprender una obra de amor con el que lo necesita. A este respecto Jesús dice que hay que ser blandos como las palomas, pero muy astutos como las serpientes.
 • Mucha valentía para comenzar una obra de ayuda: puede que usted vaya sólo al comienzo y el coraje es fundamental para ser solidario.

• Se necesita generosidad para desprenderse de lo que es suyo.
 • Perseverancia para continuar la lucha pase lo que pase.
 • Un espíritu universal y abierto para estrechar sus manos con las manos del que sufre, sin importarle el credo, política o religión.

La mayoría de las personas nos hemos visto en momentos difíciles pero es importante saber que nunca estamos solos, alguien tenderá su mano y nos la ofrecerá como tú alguna vez lo hiciste. La importancia de mantenernos unidos y apoyados depende de cada uno de nosotros.



Programados


A veces vivimos inmersos en una vida caótica y no sabemos cuál es la mejor manera para gestionar nuestro día a día, ni cómo organizar mejor nuestro trabajo. Para poner solución a esto existen técnicas que nos ayudarán a ser más productivos tanto en lo que hacemos como en lo que pensamos.

Entre una de ellas están los mapas mentales. Una herramienta increíblemente flexible que te permite manipular ideas, conocimiento o información con mucha libertad. Se representa mediante un diagrama donde representamos ideas, tareas o conceptos ligados a una palabra central.

Este diagrama es tan sencillo que te permitirá tener una visión de conjunto sobre un tema en concreto, y a su vez una visión más detallada de cualquier elemento del mismo documento.

¿En qué te puede ayudar hacer mapas mentales?

 1.- OBTENER MAYOR CLARIDAD. Si de cualquier tema que tengas en mente haces una lluvia de ideas y reordenas esas ideas, te permitirá verlas desde un contexto diferente y más objetivo.
2.-TOMAR LA DECISIÓN ACERTADA. Al ver toda la situación a la que te enfrentas de una forma visual, hará que puedas generar ideas sobre cómo solucionarlo de la mejor forma. Viendo y analizando los pros y los contras de cada uno de los temas que integran ese mapa.
3.- PLANIFICAR. Ver la idea en su conjunto te permitirá planificar mejor todo lo que tienes por delante sin que te dejes atrás ningún paso importante en tu decisión.
4.- POTENCIAL ORGANIZADOR. Los mapas mentales te permiten contener enlaces a páginas web o ficheros de forma que al revisarlos rápidamente empleas menos tiempo buscando información.
5.-RESOLVER PROBLEMAS CREATIVOS. Hacer un mapa visual de la información, dado que nuestro cerebro trabaja por asociación, te ayudará a generar nuevas ideas y ser más creativo a la hora de solucionar problemas.
6.- TOMAR NOTAS. Si una vez que hayas terminado tu mapa mental se te ocurren nuevas ideas puedes agregarlas sin problema. Esto hará que agrupes con facilidad la información y captures ideas al vuelo.

Un mapa mental es tan personal como las ideas y proyectos que reflejan. Por ello puedes hacerlo a mano, mientras más colorido y visual mejor. O utilizando una de las aplicaciones y herramientas de software que permiten hacerlo de forma dinámica.


Saber Lo Que Sabes

Filosofía


¿Has pensado alguna vez cómo sabes las cosas que sabes? Algunas las sabemos porque alguien nos lo contó, otras porque las hemos visto, otras porque las hemos pensado... ¿Cuántas cosas podemos saber? Por lo que respecta a cuánto podemos saber, es decir, a los grados de conocimiento, Platón diferencia dos grados. Y lo hace atendiendo a su definición del mundo en dos regiones. 

¿Recuerdas? Mundo de las ideas y mundo de las cosas. Al mundo de las cosas corresponde la opinión y al de las ideas la ciencia.

¿Es posible que alguna vez alguien sepa absolutamente todo, referido a todo? ¿Y si alguien te preguntara que le digas qué es una idea? ¿Qué dirías? Entre otras cosas, de las condiciones, límites y posibilidad de lo que podemos conocer se ocupa la teoría del conocimiento. Vamos a ver aquí, que decía Platón de este asunto.

Y a Platón se le planteaba un problema: ¿cómo conocemos las ideas si pertenecen a un mundo (el inteligible) en el que el hombre no está porque vive en el sensible? Para responder a esto, Platón lo explicó gracias a dos conceptos que son importantes: la reminiscencia o recuerdo, y la dialéctica.

¿Cómo conocemos las ideas si están en el mundo inteligible? Básicamente Platón sostiene que podemos conocerlas recordando. Pero puede recordarlas a través de las cosas del mundo sensible. Se trata de recordar lo que hay en el alma y que ésta conoció cuando estuvo en el mundo inteligible. 

Según Platón, solamente la contemplación directa de las ideas en el mundo inteligible nos permite conocerlas. Y el alma humana vivió en ese mundo, contemplándolas allí. Cuando nuestra alma cayó al mundo sensible y se unió al cuerpo las olvidó. La reminiscencia, por tanto, es recordar.

¿A qué te recuerda esto? La religión cristiana, siglos después de Platón, también habló de un paraíso original perdido, de un alma que es "castigada" a vivir en la tierra... Son muchas las semejanzas que hay entre el pensamiento platónico y la religión cristiana.


O dicho de otra manera, el cristianismo asumió y transformó en religión conceptos filosóficos de Platón.


Saber Y Conocer


El conocimiento sirve para resolver problemas, crear nuevas realidades e impulsar el progreso. Es poderoso y necesario. Sin embargo, el conocimiento también puede usarse para abusar de otros y fabricar una ilusión de certeza para esconder nuestra incapacidad de manejar la incertidumbre. En estos casos, el conocimiento se hace inútil, incluso contraproducente. De hecho, se transforma en un rudimentario vehículo para expresar nuestra soberbia y nuestro miedo.

No en vano la primera metáfora bíblica sobre la desdicha humana narra que Adán y Eva perdieron el paraíso cuando tomaron el fruto del árbol del conocimiento. Por supuesto que el conocimiento no tiene nada de malo. El problema es lo que le sucede al ser humano cuando se aferra a él como si fuese una verdad absoluta. El conocimiento es solo una aproximación a la realidad, no la realidad misma. Es relativo, no absoluto. Lo que ayer era considerado conocimiento, hoy es considerado ignorancia, y así será siempre. 

Por lo tanto, cuando nos aferramos a nuestro conocimiento actual como si fuese una verdad absoluta, estamos al mismo tiempo sembrando la semilla de la ignorancia y el conflicto del mañana. Por ello, el conocimiento, tal como lo demuestra la historia humana, es una espada de doble filo.

Es incomprensible que, a pesar de todo el conocimiento que hemos acumulado a lo largo de la historia, la humanidad esté hoy más amenazada que nunca. 

El calentamiento global, pobreza injustificable y guerras interminables afligen al mundo como si no tuviéramos el conocimiento para detenerlos; pero sí lo tenemos. El conocimiento parece haber caído prisionero de un círculo vicioso en el que sólo se producen soluciones incompletas a problemas creados usando ese mismo conocimiento. 

Esta es una trampa de la que sólo podemos salir con el despertar de la conciencia: un sentido de identidad y propósito más allá del conocimiento. Nuestra evolución ya no depende de la ciencia y la tecnología, depende de lo que podemos ver y sentir cuando cerramos los ojos. Necesitamos recuperar el paraíso, y el paraíso está dentro de nosotros.

La humanidad tiene una gran confusión entre dos conceptos fundamentales: conocimiento y conciencia. El conocimiento no es otra cosa que un conjunto de juicios compartidos sobre el universo, que han pasado la prueba de validación de terceros. Cuanto más se valida el conocimiento, más robusto y útil se torna. Tal validación, sin embargo, siempre está fundamentada en evidencia circunstancial, ya que es imposible validar una hipótesis en todos los escenarios posibles. 

Por ello, tal como se estableció anteriormente, lo que ayer era considerado conocimiento, hoy es considerado ignorancia.

La conciencia, por otro lado, es la capacidad de distinguir entre nuestro ego y nuestro ser interior de manera de no hacernos esclavos de nuestro conocimiento actual. La conciencia nos permite evolucionar cuando el conocimiento actual se hace obsoleto. La conciencia también nos permite descubrir nuestro propósito de vida, el cual es la referencia más valiosa para el uso del conocimiento actual y futuro.

El conocimiento es fundamental para la expansión de nuestro intelecto, el mejoramiento de nuestra calidad de vida y la evolución de la civilización. De hecho, si se usa apropiadamente, el conocimiento puede también ayudar al despertar de la conciencia. Sin embargo, después de cierto punto, todo conocimiento se hace insuficiente ante la grandeza y el misterio del espíritu humano. 

Sólo mediante el desarrollo de nuestra conciencia podemos conquistar nuestra naturaleza humana y darle solución definitiva a los problemas que amenazan nuestra supervivencia. Como dijo Carl Gustav Jung: “quien mira hacia fuera sueña; quien mira hacia adentro despierta”. El conocimiento está afuera; la conciencia está adentro. 

Adquiramos conocimiento, pero, más importante aún, seamos conscientes. ¡Despertemos!


Nuestros Límites


No aceptar nuestras propias carencias tiene consecuencias limitantes en nuestra relación con los demás y con nosotros mismos.

Nuestra valía como personas desde la exigencia, se sostiene con alfileres y nos orienta hacia una imagen idealizada de lo que “deberíamos ser”. Esto produce un gran desgaste, ya que la relación que establecemos con nosotros mismos se convierte en una lucha incesante en la que no hay tregua: “deberías de…” “tendrías que…” “si no haces esto o aquello eres un…”,….

Con respecto a la relación que establecemos con los demás, esta entelequia nos lleva a manifestarnos como alguien que no somos, escondiendo aquello que no aceptamos de nosotros mismos. Desde esta perspectiva limitante, cuando tenemos frente a nosotros alguien que posee aquello de lo que nosotros carecemos, se despierta la envidia y el rechazo. Por tanto, ni somos honestos al no mostrar nuestra verdadera naturaleza, ni vemos al otro (sólo vemos aquello de lo que carecemos).

Quienes no pueden aceptar sus carencias están presos de la lógica del todo o nada, es decir, si no puedo todo, no valgo nada. En cambio, quienes aceptan sus carencias, están en paz consigo mismos y pueden disfrutar de más ocasiones de placer. No invierten todas sus energías en mostrase “perfectos” (tarea imposible), sino que aprenden a buscar la satisfacción en otras fuentes, aquellas que les permiten explotar sus potencialidades. La parcialidad posible siempre es más satisfactoria que pretender lo absoluto inalcanzable.

Las víctimas del ideal de perfección son personas que viven la vida con ansiedad, que no cesan en su empeño por tener una “silueta diez”, poseer más y más conocimientos, más bienes, más poder,… La frase que resume este estado de búsqueda incesante de la perfección es “nunca es suficiente”. Cuando se llega al objetivo marcado (perder 5 kg, hacer un nuevo máster, ganar un sueldo extra,….) de nuevo la meta se aleja para dejar una sensación de frustración y vacío enorme. Esta es una búsqueda sin final, porque la verdad es que la perfección no existe, es un ideal, no una realidad. Miento… la perfección es precisamente saberse y conocerse, y aceptar esta realidad “perfecta”, sin aditivos ni conservantes.

Todo esto no quiere decir que renunciemos a evolucionar, a mejorar ciertos aspectos de nosotros mismos. Pero, evolucionar como personas es diametralmente opuesto a destruirnos por un ideal. Esto último es algo impuesto. Impuesto por nosotros mismos, para satisfacer a una sociedad que predica ideales de perfección, para satisfacer a nuestros padres, a nuestros amigos,…, en definitiva, para sentirnos aceptados. La aceptación…., a veces se parece tanto a sentirnos queridos…, que nos volvemos adictos a ella. ¿Cuál es el coste?

Nos esclavizamos cuando decretamos que no somos suficientemente bellos si no pesamos x kilos, o que no somos suficientemente buenos en nuestro trabajo si no ganamos x dinero,… La libertad se obtiene desde la elección, no desde la imposición de cánones establecidos.

Reconocer nuestros propios límites y que no podemos con todo, no nos convierte en menos valiosos, sino que nos capacita para pedir y aceptar ayuda sin sufrir por ello. Quienes luchan por abarcarlo todo y pretenden hacerlo además maquillados con una sonrisa, están condenados a la frustración y la impotencia. El ideal de omnipotencia limita a la persona y la aleja de la realidad, empobreciéndola, al dejarla constreñida en su propia fantasía.

Quien es exigente consigo mismo, también lo es con los demás. Esto se hace muy evidente en las relaciones de pareja. Así, quienes tienen un concepto idealizado de cómo habrían de ser ellos mismos, también lo tienen respecto a la pareja. Y aquí es donde le exigimos al otro que cambie para que pueda encajar en nuestro ideal.


En este caso, igualmente, matizamos que en una relación siempre se generan ajustes, pero es esencial que se haga desde la libertad de cada uno.

Somos O Parecemos?

Ser y parecer. En la experiencia moral hay, entre otras, dos clases de individuos. Quienes se ocupan de las acciones y los que se preocupan por las actuaciones.


Jean-Jacques Rousseau se lamentaba, en su tiempo, del triste espectáculo que a su parecer ofrecía la humanidad, deslumbrada por las Luces del gran carnaval de la historia, mientras él, cegado por ellas, advertía conturbado como el civismo «pérfido» y las costumbres sociales sólo dibujaban máscaras y proyectaban sombras deformantes: «Nadie se atreve ya a parecer lo que es».{*} 

Apariencia y realidad forman acaso la pareja conceptual más convocada en la historia de la filosofía, desde sus inicios hasta el presente; sin desmerecer el valor de otros combinados no menos potentes: ser y devenir; razón y pasión; el bien y el mal; verdad y falsedad; Dios y hombre; naturaleza y cultura; 

Ser o parecer. En la vida hay dos clases de individuos. Están quienes, conscientes de sus carencias, no las contemplan como faltas, sino más bien como espacios libres, siendo capaces de actuar -aplicarse a la acción- a fin de prosperar en ese inabarcable itinerario que es la existencia. Pero, también los hay que no parecen de este mundo, porque no se reconocen en él (ni tampoco a sí mismos), su actuar -abandonarse a la representación- no brota de la energía propia de la acción, y hacen estragos con su mareante aparecer y desaparecer en el escenario de la vida, consumando una interpretación de personajes tan variados que no sabemos en realidad quién de entre todos es en verdad, y resulta que ellos tampoco desean saberlo, pues temen ser y que sepamos lo que son.

En el fondo, los hombres somos todos tan parecidos entre sí que no nos reconocemos. Surgimos del mismo punto y nos perdemos en líneas de recorridos tan dispares que terminan extraviándose en el horizonte, porque jamás se encuentran. Unos con acciones, otros con actuaciones (a veces con ambas), todos, criaturas del tiempo, deseamos dejar una herencia: la herencia del recuerdo. 

Todos, sí, sin excepción, queriendo dejar un rastro de nuestro transcurrir, perpetuando la memoria para así, tal vez, hacerla eterna.

¿Cómo construimos la memoria, la de cada cual? Memorizamos la vida haciendo memoria y haciéndola memoria. De este modo, creemos haber sintetizado el pasado y el futuro. Con vistas a esa necesidad de ser recordado, algunos olvidan un requisito básico sin el cual las intenciones y los proyectos son fútiles: la vida es vivida por uno mismo con los demás (compartiéndola con ellos), pero no para los demás (mirando por ellos, para que nos miren a su vez).

Comprobamos así que en la memoria de la existencia hay, pues, dos modos de conducirse: 1) entendiendo nuestra vida y nuestro ser como queremos que sea vivida, y cómo nos vemos en ella; 2) haciendo de nuestra vida una función para que los demás nos vean y juzguen, asumiendo sin recato que somos lo que los otros resuelven que seamos. 

Es posible encontrar un correlato inocultable en este enfrentado duelo: la percepción de la muerte. Sucede que quien vive para sí odia la muerte porque clausura la vida; el que vive para el otro teme la muerte porque tras ella sospecha ser borrado (vale decir también, «enterrado») por ellos. 

Dedicar la vida a levantar la memoria o empeñar la vida en que los otros nos recuerden. He aquí la bifurcación existencial que conduce al mérito de la gloria o al crédito de la fama.

Unos cobran la fama y otros cardan la lana. Todo tiene un precio, y aquél que fomenta la simulación, actúa en nombre de la fama, la vocea y la publicita, de ella y en ella vive; es el que promueve la suplantación y la representación escénica; es el que cobra la fama. Porque están los que disfrutan la fama y quienes la padecen: tienen mala fama. Aquel que se limita a laborar y a ocuparse de sus asuntos, sigue los pasos de la discreción y la coherencia, sin abandonarse a la estéril explicación redundante o la justificación lisonjera, más que ganarse la fama, suele pagar por ella. El sólo trabajar y hacer, corre el riesgo de contraer mala fama, al dar (mal) ejemplo y poner en evidencia a los demás; es el que carda la lana.


En nuestros días, la inmortalidad es más breve que antaño. También la eternidad se ha vuelto menos duradera. Son estos tiempos tan veloces que no dan tiempo ni para poder captarlos con un mínimo de fijeza. 

Y es que la auténtica atención precisa (sin prisa) de la detención de los acontecimientos para poder concentrarse en lo que uno hace.

Disfrutar Cada Día


Hay veces en las que la vida se convierte en un círculo vicioso, un espiral infinito, una serpiente que se muerde la cola y se envenena una y otra vez. 

Esos errores que cometemos que se convierten en rutina porque no nos paramos a pensar en que puede que haya otra manera de ver las cosas. Puede que aquella puerta que creímos ver cerrada, en realidad siempre estuvo entre abiertaEsas pequeñas cosas de la vida que te hacen sonreír sin ningún motivo aparente, son a las que deberíamos aferrarnos.

Sin embargo, huimos, corremos, desaparecemos, escapamos y sobre todo abandonamos. Esquivamos todo aquello que nos hace feliz, por miedo a que un día se desvanezca. Vivimos afianzados de un miedo irrazonable por el cual somos perseguidos a cada minuto que pasa y a cada momento feliz que presenciamos. 

Caminamos en un cuerpo fusiforme luchando contra sí mismo en busca de la felicidad, pero al mismo tiempo erradicándolaSomos dignos de nuestro instinto animal dado que por mucho que nuestro ego nos diga que somos la especie más inteligenteutilizamos estos recursos para así hacernos la vida más fácil.

La sencillez es monotonía hoy en día. Simplemente, avanzamos creando y destruyendo a cada paso. Nuestro instinto animal a pesar de estar reprimido lo utilizamos más que aquella inteligencia divina de la que alardeamos. 

Vagamos por este mundo creyéndonos superiores pero al mismo tiempo no hacemos nada para corroborarlo

La felicidad y el amor son cosas que con el tiempo se han ido desgastando en nuestra sociedad. 

Aquella persona que ama con locura sin pensar en lo que pueda ocurrir, es marginada por no pertenecer a este grupo de gente con corazones fríos y mentes vacías. 

Aquella persona que es feliz con poco o sin ningún motivo, es rechazada hasta que se convierte en una persona amargada y pesimista para así poder encajar.

Respiramos y pasamos el tiempo viviendo sin pasarnos a pensar en que es lo que conlleva “vivir”. Vivir no es solo caminar hasta el final. Vivir significa un mundo para cada persona.

No estoy escribiendo para decirte cómo has de vivir la vida, ni cuál es la mejor manera para hacerlo. Sin embargo, lo que sí se es que siempre se puede mejorar.

Nos centramos en cosas insignificantes que pensamos que tendrán un impacto desmesurado en nuestra vida. Pero no es así. Sólo decir que lo más importante es que hagas de tu vida un viaje inolvidable, crea un cambio, comienza algo para luego no terminarlo, escapa de la rutina siempre que puedas, simplemente vive.


Combos Que Inquietan

Generalmente la ignorancia se suele acompañar de soberbia, porque el arrogante trata de minimizar sus carencias de sabiduría y autoestima usando la arrogante soberbia como mecanismo de defensa. "Yo no quiero saber nada de política", "todos son iguales" o "aquí no hay nada que hacer", afirma el ignorante pontificando por encima del bien y del mal, o mejor dicho escondiendo su propia incapacidad, su propia ignorancia y su propia falta de autoestima.


En realidad alguien definió la ignorancia no como la falta de conocimientos sino como la negativa a adquirirlos. Pero al ignorante su propia soberbia le impide experimentar mínimamente lo ignorante que es y, por tanto, darse cuenta de su situación y de poner algún remedio a la misma. El soberbio ignorante se hunde él solo cada vez más en un círculo vicioso.

Al no poseer herramientas mentales de cierto calado, tampoco es capaz de percibir las que sí poseen los demás, y de las que se podría servir para salir de su lamentable estado. Se encastilla en sus propias creencias y conclusiones y tan pronto ve que algún razonamiento le puede llegar a apartarse de las mismas -o, ¡qué digo yo!, siquiera fuera a sembrar algún mínimo atisbo de duda-, sencillamente lo ignora, lo deja de atender. Se niega a aprender. Le falta humildad para aprender y aquello que no comprende es una paparrucha o un cuento.

El soberbio ignorante no es capaz de entender que las posturas que él defiende no sean asumidas por el resto y no sean vistas por los demás con la misma claridad que él. ¡Son tan evidentes!. Mitifica y se agarra al sentido literal de las cosas, sin preocuparse de si están actualizadas o siguen siendo válidas a día de hoy. 

Los que no asumen y comparten sus puntos de vista lo hacen, según él, por razones extrañas y malvadas: son de otro bando, buscan hacer daño, están financiados por la CIA o por los Illuminati, son traidores. Toda idea o proyecto que él no entienda, le parece mala y digna de ser derribada.

Pero no solo compagina la ignorancia con la soberbia, también lo hace con el narcicismo,.. y que hay más narcisista que la típica frase "A mí nadie me dice lo que tengo que hacer". Evidentemente el narcicismo postmoderno se rebela ante cualquier idea de profundidad o jerarquía.

Empieza diciendo que todas las opiniones son válidas y termina diciendo que todas las opiniones valen lo mismo, como si todos tuviésemos el mismo grado de conciencia, de experiencia y de conocimientos.

De las leyes que describen y tipifican la conducta humana podemos enunciar algo así como la Ley de la Conservación de la Ignorancia, "Es casi imposible cambiar un estado de cosas arraigado. Y es tanto más difícil cuanto menos sabe la persona o personas de la cuestión." O dicho de otro modo, que cuanto más ignorante se es, más resistencia se ofrece a salir de esa ignorancia.

Decía Alcott que la enfermedad del ignorante es ignorar su propia ignorancia. El que además es soberbio une a ese mal un efecto contagioso al que se vuelca con toda su devoción: el de tratar de envilecer todo lo que no comprende.


miércoles, 6 de mayo de 2020

La Limpieza Consensuada

Un día, de pronto, te invade esa sensación que te hace recordar todo el tiempo perdido, minutos desperdiciados que jamás recuperarás… El fantasma del pasado emocional sale a escena. Y es entonces cuando uno comprende que el tiempo es nuestro bien más preciado. Porque el tiempo es la vida. Lo único que no vuelve.

Es normal que recordemos nuestro pasado, lo que es dañino es vivir con sus heridas emocionales abiertas. Son esas heridas las que nos impiden caminar, las que no nos dejan amarrar con fuerza el presente y disfrutar de lo que tenemos

. “Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo.

Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando

. No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.

Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!”
-Paulo Coelho-

Albergar la idea de que cualquier tiempo pasado fue mejor asegura que suframos el dolor emocional en el presente. Nos impide soltar, dejar ir. Y nos sume en el pánico a un abismo que nuestros ojos se empeñan en ver demasiado profundo de golpearnos donde nos duele.

Hay gente que piensa que mirar hacia el pasado es una pérdida de tiempo, que no necesitan limpiar su interior y que lo importante es vivir el presente. De esta forma, la suciedad del pasado emocional se va acumulando y acumulando creando una montaña de dolor cada vez mayor. Para hacernos una idea, es como si un alérgico metiese debajo de la alfombra todo el polvo de su casa pensando que así no le afectará.

Por todo esto, estamos de acuerdo en que tenemos que soltar las cadenas de nuestro pasemocional que nos hieren e impedir que sigan haciendo más profundas nuestras heridas. De alguna forma, lo que eres y lo que tienes hoy se lo debes a tu pasado. Tanto lo bueno como lo malo.

Y date cuenta de que dejando de revisar tu interior no consigues escapar de él, sino permitir que las partes negativas de tu pasado emocional se hagan dueñas de tu vida presente. Y esto, por supuesto, resta espacio a lo positivo y, además, duele. Duele mucho.

La Movilidad Humana


El concepto de movilidad humana se refiere a todas aquellas formas posibles de desplazamiento de un grupo humano de un lugar a otro en el ejercicio de su derecho a la libre circulación. Entre sus formas principales, se encuentra la trata de personas, el tráfico ilícito de migrantes, la situación de desplazamiento forzado a nivel interno e internacional y la migración por motivos laborales, familiares, desastres naturales, entre otros.


El Idehpucp viene trabajando en fortalecer el conocimiento y la difusión de los estándares de derechos humanos en materia de movilidad, promover espacios de reflexión sobre la situación de la movilidad en el país y acompañar a los actores públicos en la elaboración de instrumentos de políticas públicas desde el enfoque de derechos humanos.

Con este compromiso coorganizamos en junio de 2017 el V Congreso Latinoamericano sobre Trata y Tráfico de personas como espacio de reflexión en torno a los avances y retos en la región.


La Política Y Su Show


 Siempre que veo el comienzo de una campaña política, pienso: Política, 
políticos que vergüenza de personas, que pobre y deslegitimada es la política y me viene a la memoria el mundo de las fieras, el mundo de la depredación, la constante de esos días, más para olvidar que  para recordar. 

Más que una franca lid, es una batalla dialéctica, no siempre manejada con dignidad y respeto, pues la ofensa y el vituperio son su constante y más parecieran jefes mafiosos enfrentados en las calles por un territorio desde el cual delinquir con impunidad, que aspirantes a ser nuestros representantes, por esa razón es que digo que, debería dar vergüenza ser político, pariente de político y ya amigo, es como subir al patíbulo de manera voluntaria a sabiendas de lo que conlleva.

Escuchándolos hablar, entiendo porque el de los políticos es el  grupo más polémico que hay aunque paradójicamente siendo tal, aparentemente respetado, que no lo es, más bien es temido porque dada la baja condición moral, la ignorancia y la estupidez de sus miembros, infunden miedo y los ejemplos de las atrocidades que han cometido y que cometen  en todos los lugares del planeta, hacen que se les trate con deferencia aunque  esa deferencia sea fingida. El miedo, obra milagros y ellos lo saben.

Llegado a este punto, por fuerza, me tengo que remontar a los tiempos de mi niñez, cuando los veía llegar a la plaza de mi pueblo, con su actitud desafiante, su retórica florida, no exenta de acusaciones contra su rival y pensaba que eran diferentes a nosotros, los comunes mortales e inalcanzables también
.
Con el paso del tiempo, cuando he recibido golpes de la vida y he madurado, concluyo que en lo de ser distintos no me equivoqué. Y…Digo en un principio, porque el tiempo me ha hecho profundizar en mis apreciaciones y concluir que…Si, si me equivoqué pues pensaba que eran distintos, pero mejores personas comparados con los demás. Total que…Distintos si, mejores no, peores sí
.
En lo de ser inalcanzables, no me equivoqué, lo eran en aquellos tiempos pasados de mi niñez y lo son ahora en mi madurez, pero además veo más allá y saco en claro que  son corruptos hasta la médula, mentirosos, tan mentirosos como el que más,  oportunistas como no existe nadie en otro gremio y peligrosos,
muy peligrosos  tanto que encarnan perfectamente las palabras de Dan Brown en su libro, El Código Da Vinci: “El hombre va más lejos para evitar lo que teme que para conseguir lo que quiere” y de estos bandidos se puede esperar cualquier cosa porque no tienen frenos morales, tienen intereses, avaricia y corrupción y no existe poder o ley que les pueda cobrar sus fechorías porque como dice el dicho popular: “el que hace la ley, hace la trampa” y para nuestra desgracia, las leyes, las hacen ellos.


Ya para terminar,  repito: Política, políticos que vergüenza y lo peor de todo es que la mayoría de quienes sufrimos las consecuencias de sus malos actos, los legitimamos con nuestra indiferencia, nuestra ignorancia voluntaria, nuestra aceptación y la manera de actuar respecto de ellos que les trasmite que están a salvo, que nada malo les puede pasar y que si por algún motivo algún “desadaptado social” osa levantar su mano contra ellos, tienen un nutrido grupo de guardaespaldas para contrarrestar tal eventualidad y de “por añadidura”, pagados por sus víctimas que soy yo, tú, él, nosotros, vosotros y ellos, mejor dicho todos sus tontos útiles y si fallaran sus guardaespaldas, siempre quedan los cuerpos de seguridad del estado que con mucha vergüenza tengo que decir, están a su incondicional servicio.


El Desafío Diario