miércoles, 12 de abril de 2017

Mente Creadora


 Reflexionando sobre lo que se desarrolla a nuestro alrededor llegaremos a la conclusión de que todo lo que consideramos “externo” no lo es tanto. 

Cambiar las circunstancias de la vida pasa por cambiarnos a nosotros mismos porque todo cambio auténtico se procesa de dentro afuera, y no al contrario.  Cada uno podríamos encontrarnos de algún modo dentro de las circunstancias que vivimos, en ellas debemos mirarnos porque somos nosotros mismos.

La vida de cada cual es el resultado de su forma de pensar por lo que modificando nuestros pensamientos nuestra vida cambiaría.

 Sin embargo esta modificación no es tan sencilla como pudiera entenderse superficialmente. La fuente de la auténtica creación mental se encuentra dentro del ser humano pero no es la mente común y cotidiana.

El único medio que nos permite crear a voluntad y modificar circunstancias  es la mente consciente.

Cambiar simplemente un pensamiento por otro, repetirnos una y otra vez las llamadas “afirmaciones positivas”, puede servirnos para generar estados más deseables, pero pasajeros;   a la larga  no produce el resultado deseado. 

Llegar a establecer la mente consciente pasa por cambiar nuestra forma de pensar para que los pensamientos cambien.

Mientras sigamos pensando como siempre lo hemos hecho, con las mismas creencias, conceptos y prejuicios, reaccionando mentalmente de la misma forma ante los mismos estímulos, la transformación no tendrá lugar. 

Sólo se producirá un cambio efectivo en nuestros pensamientos cuando estos sean el resultado de una mente nueva.

Se trata de tomar conciencia la actividad que nuestra mente desarrolla. Pensamos continuamente, pero muy pocas veces somos conscientes de que pensamos y por qué lo pensamos.

Es el medio de transformar la mecanicidad y los hábitos de pensamiento en reacciones conscientes y se lleva a cabo a través de la auto observación. Requiere adoptar una actitud interior de “observar” sin reprimir y sin dejarnos arrastrar por lo observado, es decir, sin reaccionar.

Dominar el diálogo interno. Modificando conscientemente nuestros diálogos interiores se puede transformar la realidad, eliminar la mecanicidad en la forma de pensar.
  
El control del que hablamos no es represión ni imposición, sino la consecuencia normal que surge cuando los procesos mentales se van desarrollando a la luz de la conciencia.

El diálogo interior tiene “protagonistas” que vamos descubriendo, comprendiendo, y transformando.

El diálogo interno es producto de  múltiples voces interiores que protagonizan diversas historias y tienen diferentes intereses y objetivos. Son los habitantes de nuestro mundo interior que tienen la capacidad de plasmarse y hacerse visibles atrayendo las circunstancias que vivimos, el tipo de relaciones que mantenemos, conformando nuestro entorno.

Aprender a Visualizar En cada instante del día, recorren por nuestra mente como pequeños ratoncitos, infinidad de pensamientos de todos los “tamaños”, “colores” y en todas las velocidades y direcciones.

Los pensamientos son energías creativas poderosas, que cada vez que pasan por el pensamiento, ya sean ideas, recuerdos, palabras, razones, etc., es como si se regaran pequeñas semillas en el terreno de nuestra mente que pueden germinar en nuestra realidad, si les damos las condiciones para que crezcan. ¿Y cómo es que crecen estas semillitas? Con nuestra atención.

Es cuando prestamos atención a alguna de estas “semillas” o pensamientos y lo mantenemos visualizándolo en nuestro lóbulo frontal y la semilla empieza a crecer, a germinar, a concentrar energía. Y si lo mantenemos visualizándolo el tiempo suficiente, este se convertirá “en realidad”
La mente que normalmente utilizamos nos ha llevado a crear lo que somos.


Hugo W Arostegui

martes, 11 de abril de 2017

El Punto Negro


Hoy quiero invitarles a una reflexión con una historia de las que circula por internet y que es anónima, pero está llena de verdad

Un día, un profesor entra a la clase y le dice a los alumnos que se preparen para una prueba sorpresa. Todos se pusieron nerviosos mientras el profesor iba entregando la hoja del examen con la parte frontal para abajo, de modo que no vieran lo que contenía hasta que él explicara en qué consistía la prueba.

-Una vez que entregó todas las hojas, les pidió que las dieran vuelta y miraran el contenido. Para sorpresa de todos, era una hoja en blanco que tenía en el medio un punto negro. Viendo la cara de sorpresa de todos sus alumnos, el profesor les dijo: ahora van a escribir una redacción sobre lo que están viendo.

Todos los jóvenes, confundidos, se pusieron a pensar y a escribir sobre lo que veían. Terminado el tiempo, el maestro recogió las hojas, las colocó en el frente del escritorio y comenzó a leer las redacciones en voz alta. Todas, sin excepción se referían al punto negro de diferentes maneras.
Terminada la lectura, el profesor comenzó a hablar de la siguiente manera:

– Este examen no es para darles una nota, les servirá como lección de vida. Nadie habló de la hoja en blanco, todos centraron su atención en el punto negro.

Esto mismo pasa en nuestra vida, en ella tenemos una hoja en blanco entera, para ver y aprovechar, pero nos centramos en los puntos negros.

La vida es un regalo de la naturaleza, nos es dada con cariño y amor, siempre tenemos sobrados motivos para festejar, por nuestra familia, por los amigos que nos apoyan, por el empleo que nos da el sustento, por los milagros que nos suceden diariamente, y no obstante insistimos en mirar el punto negro, ya sea el problema de salud que nos afecta, la falta de dinero, la difícil relación con un familiar, o la decepción con un amigo.

Los puntos negros son mínimos en comparación con todo lo que diariamente obtenemos, pero ellos ocupan nuestra mente en todo momento. Saca tu atención de los puntos negros, aprovecha cada momento y SÉ FELIZ. 

Publicado por Mª Isabel López


Las Calamidades


Un Desastre es un hecho natural o provocado por el ser humano que afecta negativamente a la vida, al sustento o a la industria y desemboca con frecuencia en cambios permanentes en las sociedades humanas, en los ecosistemas y en el medio ambiente. ...

La palabra calamidad también se utiliza para describir a una persona o individuo incompetente, torpe e incapaz que nada le sale bien y le ocurren todo tipo de desgracias o con mala suerte. También al mencionar esta palabra es para hacer énfasis que algo es de mala calidad, y que provoca mala impresión ante la vista, o sea algo que no está bien hecho.

Otro uso muy particular, es para referirse a una calamidad doméstica, dicha palabra describe, en el ámbito laboral un acontecimiento severo familiar o en el hogar y afecta el común desarrollo de las ocupaciones y labores de una persona en su trabajo, estos podrían ser una enfermedad, fallecimiento de algún familiar o amigo, o lesiones graves; por lo tanto el jefe de dicha entidad u organización se verá en la situación de conceder al empleado que padece tal calamidad la oportunidad de resolver este acontecimiento suscitado.

Independientemente de cuál sea su factor desencadenante, siempre, la calamidad provocará pérdidas humanas y materiales a gran escala, difíciles estas últimas de resolver a la brevedad porque demandan dinero e infraestructura para devolver al lugar afectad su estado normal.

Frases sobre calamidad:

La felicidad es una mentira cuya búsqueda causa todas las calamidades de la vida.
Frases de Gustave Flaubert

Escribo acerca de los dilemas privados que se han convertido en calamidades públicas.
Frases de Arthur Miller



El Disipar


La Real Academia Española da como definición de la primera acepción etimológica “esparcir o desvanecer las partes que forman por aglomeración un cuerpo”. Por su parte, derivado de  la etimología de poner en fuga, dilapidar y aniquilar, proviene la definición de: “desperdiciar, malgastar la hacienda u otra cosa”. De allí, también, proviene el concepto de quienes se dice que tienen una vida disipada o también desenfrenada, porque han dilapidado o están dilapidando sus bienes y dinero.
Como verbo pronominal significa “evaporarse, resolverse en vapores” y “dicho de una cosa, como un sueño, una sospecha, etc.: desvanecerse, quedarse en nada”.
Ejemplos de uso y frases

“Luego de una intensa neblina en toda la zona, la salida del sol ha conseguido disiparla totalmente”. Se refiere en este caso a esparcir la bruma.

“Siempre ha tenido miedo a quedarse solo, sin embargo ahora que nadie más lo acompaña su temor se ha disipado, dejando lugar a la paz y la tranquilidad”. Aquí, se aplica refiriéndose a un miedo que se desvanece. El verbo está conjugado.

“Desde que ha heredado toda la fortuna de sus padres, no hace otra cosa que disiparla en juegos y fiestas”. En este ejemplo, se usa con el sentido de malgastar y derrochar.

Existe un viejo proverbio que es para tener en cuenta y dice así:

Y nuestro sendero debe ser constante y sin pausas, un sabio proverbio árabe dice:
"Si te detienes cada vez que un perro ladra nunca terminarás tu camino".

Hay que hacer oídos sordos a los que mal hablen de nosotros, si ellos pierden su tiempo, ganemos el nuestro sabiamente.

Hugo W Arostegui


lunes, 10 de abril de 2017

Congruencia


Del vocablo latino “congruens”, congruencia significa convenir, estar de acuerdo, tener coherencia entre dos elementos o cosas, ser lógico u oportuno.

Se empleó en principio en el ámbito religioso para designar a la gracia divina que sin destruir la libertad humana, obra sobre la persona. 

Luego fue extendida al plano de la matemática, para establecer que dos números enteros al ser divididos por el mismo número natural (m) poseen idéntico resto, o que dos expresiones algebraicas aparentemente distintas, tienen igual resultado
.
En este sentido coherencia significa igualdad, que se representa por tres rayas horizontales colocadas entre los dos números o expresiones algebraicas, y que puede aplicarse también a las figuras geométricas. Dos ángulos de igual medida son congruentes. 

Dos triángulos son congruentes si poseen los mismos ángulos, y las medidas de sus lados son iguales.

Solemos decir que una persona actúa con congruencia, que es congruente por caso, cuando obra en orden a los planes que se ha trazado oportunamente y que la llevarán a obtener el fin propuesto. Esto es lo mismo a decir que esa persona actúa en forma lógica. Es mucho más común escuchar hablar en términos de actuación lógica que en congruencia, aunque claro, es correcto si se expresa de esta última manera.

Un texto, un enunciado, una frase y otras formas escritas también pueden volverse congruentes entre sí si buscan y logran expresar las mismas ideas o sentimientos. Cuando se pierde esa congruencia a veces las formas de expresión se vuelven desordenadas, inentendibles y contradictorias ya que no siguen una línea o pensamiento general.

En las expresiones comunicacionales también se utiliza el término congruencia, para hacer referencia a aquellas ideas y pensamientos que guardan relación entre sí sin contradicciones.
En psicología, congruencia es armonía entre nuestras emociones, pensamientos y conducta. 

Somos congruentes cuando tenemos conciencia de que actuamos lo que sentimos y pensamos. Para ello es necesario saber cuál es nuestra identidad, cuáles son los aspectos que aún no tenemos bajo control, cuál es nuestra autonomía e independencia.

La congruencia no se obtiene de un momento para otro, se desarrolla desde la infancia hacia la adultez en un proceso de crecimiento donde se deja la dependencia e irresponsabilidad, para caminar hacia la independencia y responsabilidad; se reemplaza el respaldo externo por el propio respaldo caminando hacia la madurez intelectual, emocional y espiritual que se refleja en congruencia.

Una persona de actuación congruente es aquella que obra en vistas a la consecución de los fines que se ha propuesto, o sea, en forma lógica. Un ser humano de pensamiento congruente es aquel que elabora ideas coherentes, ordenadas y sistematizadas lógicamente.


Hugo W Arostegui




Superación Personal



Superación Personal

La superación puede ser entendida como el vencimiento de un obstáculo o dificultad, o también como la mejora que haya tenido lugar en la actividad que cada persona desarrolla, esto en cuanto a lo profesional y metiéndonos más en el plano personal, la superación, también, es la mejora que una persona puede experimentar en sus cualidades personales.

Como se puede vislumbrar a través de las definiciones, la superación es una parte de la vida interna de un ser humano que tiene que ver con aquellas situaciones o cuestiones que este vaya sorteando, para bien claro está, en lo que respecta a sus aspiraciones, o las metas que se haya propuesto en la vida.

Muchas veces se entiende o se concibe a las cosas materiales como la superación a la cual puede llegar una persona; sin embargo, los que crean esto incurren en un error de interpretación, ya que las buenas rachas económicas, que permiten que se cambie de auto por un modelo un poco mejor, de casa, por una más grande, sólo se deberán a las buenas estrategias o los planes que una persona haya trazado en su negocio y que luego al tiempo dieron excelentes resultados que se traducen en todas estas cosas materiales que les comentaba. Vale destacar que el concepto de superación discurre en muchas ocasiones sobre fenómenos que no son materiales; así, uno de los ejemplos históricos que se refieren al tema tienen que ver con la independencia de la India, la caída del muro de Berlín en Alemania o con el fin del apartheid en Sudáfrica, casos en los cuales grandes barreras en la historia de una nación han sido vencidas en virtud de la superación.

Asimismo, decíamos más arriba, que la superación también es vencer un obstáculo, en este caso, por ejemplo, podríamos ubicar a aquellas personas que a pesar de observar una discapacidad física no se quedan en su casa sentados en una silla de ruedas, sino que por el contrario, siguen su vida, a pesar de este obstáculo que es la falta de movilidad y lo superan estudiando, recibiéndose y luego peleando por un lugar laboral. En este aspecto, la superación consiste en la capacidad de explotar todo el potencial de una persona, que suele en ocasiones verse limitados por prejuicios y obstáculos psicosociales. Así, el mayor acceso de las personas con capacidades diferentes a los ámbitos académicos y laborales representa uno de los mejores ejemplos de superación que pueden describirse en la actualidad. Se reconoce que la legislación vigente ha favorecido esta posibilidad, lo que no reduce méritos a la excelente tarea de los individuos afectados y su gran crecimiento en la esfera del trabajo, la educación y el desempeño físico, social, afectivo y cultural.

Tanto en este último caso que utilizamos como ejemplo, como en aquellos en los cuales no hay una deficiencia física, pero sí tal vez emocional que necesita una superación, las mejores aliadas con las que cuenta una persona a la hora de superarlas son la fuerza de voluntad, la constancia y la obstinación (bien entendida, claro está). Deben diferenciarse estos verdaderos motores de la superación del fácil error de utilizar sustancias estimulantes, ya que el camino final que estos productos inducen no sólo no conlleva a lograr una definitiva y reconocida superación, sino que, por el contrario, da lugar a verdaderas calamidades en la vida de quienes recurren a ellas como atajo. Como hemos mencionado, en forma independiente de las ideas y del nivel cultural, sólo la perseverancia, la voluntad y la confianza son las herramientas óptimas para que la superación se convierta en una ruta para mejorar la vida de las personas.


La Torpeza


¿Por qué soy tan torpe? ¿Existe alguna cura para la torpeza?

Todos tenemos un amigo que no para de tropezarse por la calle, que derrama la taza de café cada dos por tres, o al que siempre se le cae el bolígrafo en clase…

Y es que, aunque nosotros también suframos algún que otro momento de torpeza a lo largo del día, es curioso ver cómo ciertas personas parecen tener esa “habilidad” para ser extremadamente patosas. 

Las meteduras de pata ajenas a menudo suelen provocar ataques de risa. 

Sin embargo, la situación deja de tener su gracia cuando somos nosotros ese amigo con las manos de mantequilla. 

Y algunos días en especial nos sentimos como la carne molida.....solo para tortas sirve.


La autoestima, un elemento clave en la torpeza.

A nadie le gusta describirse a sí mismo como “torpe” (del latín turpis: falto de habilidad o con poca destreza), pero hay veces en las que las acciones hablan por sí solas, y son éstas las que acaban por definirnos. 

Los psicólogos aseguran que la falta de seguridad y autoestima nos lleva a precipitarnos en nuestros movimientos, provocando por ejemplo una caída o un leve titubeo al hablar. 

Inevitablemente, aquello que nos rodea nos somete a una presión a la que nos cuesta hacer frente en mayor o menor medida. 

Cuando además sumamos el conocido sentido del ridículo a la ecuación, el resultado es la poca capacidad de la persona para actuar con naturalidad y superar con éxito cualquier tarea.

Es decir, el miedo a fallar, a ser juzgados por los demás, se convierte en un verdadero impedimento a la hora de llevar a cabo una decisión. 

Pero esta vergüenza tan conocida por todos existe precisamente porque hay alguien que nos está observando, un espectador que por lo tanto nos está “poniendo a prueba”. 

Si nadie hubiera sido testigo cuando se te cayó el plato de sopa al suelo, no te hubieras sentido tan mal. 

En cambio, como esto sucedió en el restaurante que estaba abarrotado de gente, por un instante deseaste que la tierra te tragase.

Es natural sentir esa presión social, ese miedo a equivocarnos, puesto que hemos crecido siguiendo un modelo de conducta que nos incita a ser perfectos, o dicho de otra manera, a hacer las cosas lo mejor posible. 

Por eso lo imperfecto se traduce en fallos, en no estar capacitado para algo o no ser aceptado por alguien. Los seres humanos somos seres sociales por naturaleza, por lo que la aceptación y reconocimiento en la sociedad constituyen una necesidad casi vital. 

Las causas de la torpeza

Debemos distinguir las causas por las que puede producirse una torpeza, ya que no todas presentan el mismo nivel de gravedad. Tras haber padecido una enfermedad del sistema nervioso o sufrido un accidente, la actividad motora de nuestro cuerpo puede verse afectada. 

Por otro lado, ciertas conductas que incluyen movimientos repetitivos, como teclear continuamente en el ordenador, están asociadas a un adormecimiento y dolor de las manos (lo que se conoce como síndrome del túnel carpiano), que pueden dificultar acciones tan simples como sostener un lápiz, abotonarnos una camisa…

Pero alejándonos de los síntomas provocados por una patología, nos preguntamos: ¿por qué ciertas personas son tan torpes? La respuesta es de lo más sencilla; porque nacieron así.

Según un estudio de la Universidad de Delaware en el que se realizaron pruebas para medir la velocidad de reacción y la percepción visual, sonora y táctil de diferentes atletas, se descubrió que aquellos que presentaban problemas de coordinación tenían una mayor tendencia a sufrir lesiones al realizar un actividad física que aquellos atletas con una velocidad de reacción y coordinación más desarrolladas. 

La torpeza podría definirse como un momento de distracción, en el que, consciente o inconscientemente, se interrumpe la conexión entre los músculos y el cerebro. 

Por ello el perfil de persona patosa suele asociarse a la gente distraída, que a menudo se encuentra ensimismada, soñando despiertos; no siendo conscientes del momento presente.

Entonces, si alguien nace torpe, ¿será igual de torpe el resto de su vida?

 No tiene por qué.

Existen ejercicios que entrenan al cerebro disminuyendo el estrés, las distracciones y la ansiedad, ayudando a establecer una mejor conexión entre el cerebro y el resto del cuerpo, para adaptarse mejor a cada situación. 

De igual manera, se puede ejercitar la coordinación visual y manual para progresar en la velocidad de reacción.

En definitiva, ser torpe significa tener dificultad para adaptarnos a una situación determinada. A veces esto lleva a pasar por más de un mal rato, ya que tenemos mayor probabilidad de sufrir un accidente o hacernos daño. 

Pero la mayoría de las veces, las consecuencias no son mucho más graves que hacer un poco el ridículo. 

Además, no todo son desventajas. 

En dosis apropiadas, la torpeza engendra ternura, como cuando vemos a una cría de oso panda incapaz de dar dos pasos sin tropezarse. 

Así que la próxima vez que te caigas al suelo por tener la cabeza en las nubes, no te preocupes; seguro que alguien te encontrará adorablemente torpe. 


domingo, 9 de abril de 2017

Soltando La Imaginación


La mayoría de las veces que se habla de imaginación se piensa en niños. No cabe duda que la imaginación en la etapa infantil es fundamental, pero no es menos importante en la edad adulta. Como elemento clave de la creatividad, la imaginación se convierte en una capacidad fundamental para tener algo que todos necesitamos en algún momento: ideas. 

Las ideas están detrás de todo tipo de creaciones, proyectos, planes y soluciones. Son las buenas ideas las que nos permiten resolver los problemas que se plantean en estas situaciones, las que nos permiten salvar los obstáculos que surgen por el camino. 

Lo bueno de las ideas es que son como las plantas: de una pequeña semilla puede salir una flor, una planta o un árbol. Pero una semilla por sí misma no es nada si no la plantas. Y si quieres que brote tienes que sembrarla en condiciones óptimas. Esas condiciones dependen de cada semilla. Unas son más delicadas y otras nacen incluso en condiciones extremas. En cualquier caso, todas las plantas tienen el mismo principio: la plantación de una semilla.

Pero no todas las semillas brotan. Y de las que brotan no todas se desarrollan con la misma fuerza y vigor ni dan frutos igual de sabrosos. Todo depende de las condiciones a las que estén sometidas y de los cuidados que reciban. Algunas incluso darán lugar a nuevas semillas, algunas de las cuales podrán dar lugar a nuevas plantas en el futuro.

Con las ideas pasa igual. Tienes que sembrar muchas ideas para que algunas prosperen, incluso para que alguna llegue a ser una gran idea. Esas ideas que germinen y crezcan tendrán que ser alimentadas y cuidadas, incluso protegidas cuando venga el mal tiempo.

Así, como para recoger hay que sembrar, la clave está precisamente en dejar fluir las ideas. Pero, ¿cómo? Seguramente hayas experimentado que, cuanto más necesitas una idea y más te pones a ello más difícil es que surja algo interesante. Esto no es nada raro, sino que es lo normal. Tienes a tu cerebro tan ocupado pensando en pensar que no le dejas libre para que fluyan las ideas. Las ideas necesitan tener la pista libre para salir.

Diversas investigaciones han demostrado que las mejores ideas surgen cuando se hacen tareas mecánicas, como cocinar o fregar, o cuando se sale a pasear. Incluso una investigación más reciente asegura que las mejores ideas se tienen durante la ducha. John Kounios, coautor del libro The Eureka Factor,  explica que “el agua caliente de la ducha embota los sentidos externos y dirige la atención hacia pensamientos internos. Y este estado de conciencia promueve el pensamiento creativo”.

La imaginación no es solo una cosa de niños. Sin embargo, ellos mejor que nadie saben sacarle . ¿Por qué? Principalmente porque no le ponen trabas a sus pensamientos, porque se dejan llevar por las ideas que surgen y se dejan inspirar por cosas sencillas. Un niño es capaz de crear un imperio con dos cajas y tres palos (incluso con menos).

Como adultos podemos recuperar la capacidad de imaginar y de generar y desarrollar ideas. Da igual que no todas lleguen a algún sitio. Lo importante es el entrenamiento, porque eso es lo que te permitirá convertir una buena idea potencial en una gran idea. Cuantas más ideas tengas más posibilidades hay de dar con una de estas y más preparado estarás para gestionarla. 



Hugo W Arostegui

Nuestra Mente


Tras el éxito del libro “somos lo que comemos” te presentamos la versión psicológica: “somos lo que pensamos”. Sin duda es un título bastante sugerente y que nos invita a aprender más sobre esa relación entre los pensamientos, lo que nos sucede y la definición que tenemos de nosotros mismos.

En todo esto, nuestra mente, a través del material cognitivo con el que trabaja, tiene un gran poder.
Nuestros pensamientos pueden cambiar la manera en que nos comportamos, las decisiones que tomamos y los sentimientos que experimentamos. Es decir que nos influyen mucho, más de lo que creemos.

La mente: ¿aliada o enemiga?

Todo depende. ¿De qué? ¡de lo que pensemos! Es frecuente decir “estoy cansado, no puedo aguantar más” e inmediatamente después tener ganas de echarnos a dormir tres días seguidos. No olvides que el cuerpo y el cerebro trabajan para complacerte, y especialmente el primero tiende a hacerlo a corto plazo. Sin embargo, también pueden llegar a ser una especie de genio de la lámpara que obedece sin protestar los deseos de su amo.

A diferencia de lo que creemos, no es la mente la que nos dice lo que tenemos que hacer o cómo debemos sentirnos… ¡Sino todo lo contrario! Somos los responsables de cómo nos sentimos. No podemos echar la culpa al entorno, a los políticos, a la economía o a nuestro jefe… todo reside en nuestro interior. Claro que siempre es mucho más fácil buscar el responsable en el otro o en algo ajeno. De esta manera no tenemos la posibilidad de aprender, cambiar y mejorar.

Muy poca gente es  consciente del enorme poder que tiene nuestra mente. Para bien… o para mal.  

Desgraciadamente en la gran mayoría de los casos nuestra mente se ha convertido  en nuestro peor enemigo. Dicen que llegamos a tener más de  60.000 pensamientos al día; y que la mayoría de ellos suelen tener una  gran carga negativa. A modo de ejemplo incluiré algunos pensamientos comunes de nuestra  vida cotidiana que más de uno os resonará: “No sé si podré...”, “No soy capaz...”, “No lo aceptarán...”, “No estoy  preparado...”, “Me dirán que no...”, “No me seleccionaran...”, “No les gustaré...”, “¡Qué tonto  que soy!”, “¡Qué feo que soy!”, “¡Qué gordo que estoy!”, “¡Qué mal me encuentro!”, “Estoy enfermo”, “¡Cómo me duele!”, “Así no vamos a ningún lado!”, “¡No tiro!”, “¡Estoy cansado!”, “¡No voy a pasar la prueba!”, “¡No me van a aprobar!”, “¡Mira lo que me  han hecho!”, “¡No me merezco esto!”, “¡No voy a perdonarlo!”, “Pobre de mí”...

Como Eckhart Tolle dice en su libro de ‘El Poder del Ahora’: “Pensar se ha convertido en una enfermedad...” “La  mente es un instrumento fantástico si se usa correctamente. Pero usado  incorrectamente puede convertirse en algo tremendamente  destructivo…”. “No es que utilicemos nuestra mente incorrectamente, es que no la  utilizamos nada. Es ella que nos utiliza. Esta es la enfermedad…”. “Tú  crees que tú eres tu mente. Este es el  engaño. El instrumento ha tomado control sobre ti. La mente te está usando…”.  “Estás inconscientemente ligado a ella, de forma que ni siquiera sabes que te  has convertido en su esclavo. Es casi como si estuvieras poseído sin haberte  enterado…”  



Hugo W Arostegui

La Miseria Humana


Los principios universales, de los que tanto hablamos, también, sirven para explicar la conducta humana en sus distintas facetas las cuales, a su vez, son consecuencia de ellos mismos. 

Deleuze nos dice que, en las explicaciones que hace el hombre, no todo es proyección, también, hay análisis, crítica y descripción. Éstas son expresiones de sus diversos aspectos por lo que, entonces, las facetas del hombre serán: La esencia (proyección), la materia (descripción) y la razón (análisis), a las que se añade la crítica como forma interesada de la razón.
Dejando a un lado las interpretaciones sobre el bien y el mal, nos limitaremos a decir que “mal”, en general, es toda intervención que causa perjuicio a la voluntad ajena, voluntad que, como hemos visto, posee diversos aspectos. En cada uno de ellos, el daño a la voluntad posee nombres adecuados, siendo el de “mal” un nombre genérico con el que entendernos y bajo cuyo epígrafe incluimos a todos los de su categoría aunque, propiamente corresponda al daño material. Lo mismo ocurre con el término maldad, que será, a la vez, un concepto determinado y un nombre común de varios conceptos.

El mal se entiende desde el punto de vista del perjudicado, no desde el punto de vista del agresor que solo actúa para obtener algo que desea. Por ello, la justicia y cualquier tipo de conocimiento deben evitar adoptar puntos de vista particulares y deben perseguir valores universales cuyo sentido no dependa de la posición del observador. Y téngase en cuenta que, si el concepto de mal resulta perspectivista, pues se entiende la existencia del mal desde el punto de vista del perjudicado, el de bien, también, pues no se contempla el menoscabo de la voluntad que sufre quien hace lo que a otro beneficia, y la interpretación del bien, un valor aceptado por mayoría y no por verdad, resulta más difícil de discutir que el del mal. La justicia, por ejemplo, puede quedar confundida si decide perseguir, por simpatía, el bien.
Cuando el agresor realiza actos sin el fin de lograr un beneficio material y el objetivo es utilizar el poder para deleitarse con el sufrimiento que origina a su víctima, con lo que comprueba su valor personal, dado que, si produce efectos, es que su poder posee un valor, no nos hallamos ante el mal sino ante la maldad.
Si alguien roba a su víctima porque es su medio de vida o para mejorar su economía, estamos ante una agresión material que es consecuencia de una necesidad o, bien, de una utilidad de tipo material. Si alguien roba por hambre o comete una violación, estamos ante una necesidad o conveniencia orgánica, y nos encontramos ante una satisfacción emocional. No justificamos ninguno de estos delitos, la cuestión que se plantea es la utilidad que el sujeto obtiene al cometer el delito. Si alguien miente en un juicio obtiene una sentencia a su favor. Si se critica al partido contrario, se logran más adeptos a la causa propia. Estos son ejemplos, más o menos acertados, de las ventajas que se pueden lograr al enfrentarse a la voluntad ajena, expuestos para entender la diferencia entre el mal y la maldad ya que la maldad ha de satisfacer una necesidad o no se produciría pero afirmamos que esa necesidad es de un tipo completamente distinto a las necesidades reales.
Los principios universales, de los que tanto hablamos, también, sirven para explicar la conducta humana en sus distintas facetas las cuales, a su vez, son consecuencia de ellos mismos.
Guilles Deleuze nos dice que, en las explicaciones que hace el hombre, no todo es proyección, también, hay análisis, crítica y descripción.
Éstas son expresiones de sus diversos aspectos por lo que, entonces, las facetas del hombre serán: La esencia, la materia y la razón, a las que se añade la crítica como forma interesada de la razón.

De modo que cuando una persona actúa con malicia y artimañas para lograr un objetivo o dañar reputaciones, lo está haciendo de manera miserable.

La misería mental es completamente diferente a la económica, ya que no interviene el elemento necesidad sino intención.

También se aplica a la carencia absoluta de otras cosas, distintas a los medios económicos, como cuando se dice eso es parte de la miseria humana, alegando falta de valores como la falta de afectos, de generosidad, o de caridad de alguien.

Miseria es un vocablo de origen latino que significa desgracia o infortunio
La miseria material es indigna a la condición humana, y es función del Estado tratar de que sus habitantes vivan en condiciones que los alejen de ella, procurándoles educación y trabajo, dos herramientas fundamentales para combatir este flagelo, que tiende a repetirse en forma generacional.

En definitiva, cuanto más evolucionado sea el principio que origina el acto, dando lugar, a la falsedad o la simulación y el desprestigio. Pero quien lo realiza empleando la razón y no la emoción, mayor gravedad posee conceptualmente el hecho.

Lo mismo ocurre cuanto más evolucionado sea el principio que origina el tipo de acto, lo que da lugar a que los actos sean de tipo emocional, inmediato y planificado.

De modo que un buen consejo es no sólo mantenerse alejado de las personas ruidosas y agresivas sino también de la de comportamiento miserable.


Hugo W Arostegui

sábado, 8 de abril de 2017

Aspiraciones



Una persona tiene aspiraciones en su vida, es decir, tiene objetivos que cumplir, metas que se marca de acuerdo a sus inquietudes personales y su modo de ser. Las aspiraciones son totalmente subjetivas, cada ser humano es único e irrepetible. De ahí que personas de la misma edad puedan diferenciarse porque cada uno se encuentra en una etapa vital diferente.

Las aspiraciones conectan con el deseo de realización personal de aquel que quiere aportar un valor añadido a su vida a través del sentido concreto que aporta el cumplimiento de una misión. Una aspiración es una motivación importante. En este este sentido, a modo de coaching, una persona puede tener aspiraciones distintas en el ámbito profesional y en el ámbito personal. Las aspiraciones personales conectan también con las cualidades personales de cada uno.

La vida, como un proceso de evolución constante, también tiene matices distintos en función de cada etapa. Una persona también varía en sus aspiraciones en función del momento de la vida en el que se encuentre. Una persona adolescente tiene unas aspiraciones distintas a la de una persona de sesenta años, simplemente, porque su grado de experiencia, el conocimiento que tiene de sí misma y la fase de la vida en la que está también es diferente.

Una aspiración puede ser tan importante que en el caso de no realizarse, una persona puede experimentar una enorme frustración en su interior al sentir que tiene una asignatura pendiente de llevar a cabo. Por suerte, la vida es un aprendizaje constante, siempre existen momentos de luchar por los verdaderos sueños del corazón. Lo importante es que tú te des la oportunidad a ti mismo de ser feliz.

En la medida en que una persona realiza sus aspiraciones también crece como persona, es más madura y tiene más experiencia. Pero además, también aumenta su autoestima personal y el concepto que tiene de sí misma. Para llevar a cabo las aspiraciones personales es fundamental ser constante, definir de forma asertiva los objetivos, buscar un plan de acción para alcanzar una meta y tener confianza en uno mismo.

Pero lo más importante es que después de un fracaso, una persona no se dé por vencida y sea constante porque la verdadera clave del éxito existencial es la perseverancia.

Practica tus aficiones, cultiva tus inquietudes personales para el correcto cumplimiento de tus aspiraciones. De este modo, tu nivel de felicidad aumenta.


viernes, 7 de abril de 2017

La Insolencia

Lo Que No Suele Faltar
La Insolencia

La palabra insolencia es un término de uso habitual en nuestro idioma y que empleamos cuando queremos dar cuenta del atrevimiento, la falta de respeto o el descaro que ostenta una persona per se, es decir, las mencionadas características forman parte regular de su personalidad o bien una persona se comporta de este modo ante determinada situación que le provoca justamente este tipo de reacciones.

Si bien es frecuente que este tipo de comportamientos se presenten entre individuos jóvenes y en niños, también es posible, aunque con menos frecuencia, apreciarlo entre adultos.

Una explicación para tal situación podría ser que los jóvenes y los niños suelen actuar en muchas ocasiones con desparpajo y algo de inconsciencia, condiciones propias de la edad que transitan.

Pero ojo, es importante guiar y aconsejar al niño o adolescente que se comporta de este modo porque con el correr del tiempo tal comportamiento puede resultar una importante molestia a nivel social.

También, usamos la palabra insolencia para expresar a aquel dicho o acción que resulta para alguien sumamente insultante y ofensiva.

Son varios los sinónimos que suelen emplearse en relación a este concepto, en tanto, destacaremos dos de los más usados como ser: irreverencia y osadía.

Una irreverencia implica básicamente la ausencia de respeto para con alguien o con algo a partir de alguna acción que molesta ampliamente o de un dicho que ciertamente incomoda.

Y por su lado, la osadía supone el atrevimiento, la imprudencia y la audacia que presenta alguien en su actuar.

La osadía es una característica más bien recurrente y presente en aquellas personas que tienen una tendencia a la extroversión y entonces, como tales, no presentan demasiado apego a los cánones sociales establecidos y se manifiestan habitualmente con mucho arrojo y sin pensar demasiado en las consecuencias que pueden tener sus actos.


Mientras tanto, el concepto que se opone de plano al que nos ocupa es el de cortesía que consiste en lo contrario a lo que propone la insolencia y que es una demostración o actuación que se destaca por presentar atención, afecto y mucho respeto por el otro.





Incredulidad


La palabra incrédulo es un término que podremos emplear en nuestro idioma cuando sea necesario expresar que tal o cual persona no creen sencilla y fácilmente aquello que le dicen y muestran.

Generalmente, la persona calificada como incrédulo presenta esta característica de manera permanente en su manera de actuar, pensar, es decir, es una actitud en la vida la de mostrar una reticencia a la creencia de las cosas y no tanto una cuestión del momento relacionada a un tema en cuestión, costándole, por tanto, creer en todo y en todos.

Asimismo, cabe destacarse, que aquella persona que se ha visto sometida a experiencias negativas en materia de confianza, suele presentar más incredulidad que otros a la hora de creer en algo o alguien.

Y también se puede emplear la palabra como sinónimo de otros términos entre los que destacan el de ateo y agnóstico. El de ateo es un concepto que reviste especial presencia e importancia dentro del ámbito de la religión dado que de ese modo se denomina a aquel individuo que niega la existencia de dios.

Y por su parte llamamos agnóstico a aquel individuo que defiende y es seguidor del agnosticismo, que consiste en la adopción de una postura de considerar inaccesible para los seres humanos todo lo que presente características divinas, o en su defecto que esté vinculado con cuestiones que aún no han sido experimentadas.
Entonces, a todas aquellas corrientes filosóficas que sostienen el mencionado pensamiento es posible endilgarles una actitud agnóstica.

En tanto, el término que directamente se opone al que nos ocupa es el de creyente, que refiere precisamente lo opuesto, a aquel individuo que cree en algo o a aquel que profesa y se encuentra comprometido con una religión.

El creyente se caracteriza por acompañar con actos, comentarios y el pensamiento todo cuanto propone la religión de la que forma parte integrante. Por esto es que jamás escucharemos al creyente opinando de modo contrario sobre alguna propuesta o dogma, ya que su compromiso es tal y va más allá de cualquier tipo de cuestionamiento mental, porque cree con el corazón y con eso le basta.

La tesis de Kanazawa es que lo que llamamos inteligencia es una habilidad que se desarrolló recientemente en un Homo Sapiens al que no le bastaron ya las habilidades cognitivas adaptadas a un mundo estable en el que genes y entorno ecológico iban a la par. 

Según su atrevida (pero documentada) teoría, las personas inteligentes suelen ser las que adoptan los modos de pensar más alejados de su naturaleza ancestral. Así aparecen criaturas extravagantes como los “progres” (liberales), los ateos o los monógamos, que van tan sobrados en la vida que se permiten “razonar la razón” Lo cual no quiere decir que sean quienes más éxito o felicidad obtienen de ella. Ahí tienen ventaja los “listos”, que no están tan dotados pero que no suelen ser tan desastrosos en cuestiones de “sentido común”, dispositivo que viene de serie pero que es obviado demasiado a menudo por los más inteligentes.

La poesía incrédula:


No puedo ver 
Descifrar 
Lo que tratas de esconder 
De la verdad 
La que no pueda creer 

¿Por qué eres así? 
¿Por qué no te abres más? 
¿Por qué parece tan difícil dejarme entrar? 
Atrévete a confiar 
Tú puedes mejorar 
No digas nada que yo deba interpretar 

Si puedes expresar toda la verdad 
Ya no importa que me digas nada más 
Si aprendes a entender 
Lo que no puedes ver 
Es más fácil y sencillo de creer 

No crees en nada 
Que no puedas comprobar 
Me haces incrédulo 
Ya no ignores la verdad

Hugo W Arostegui



Criterios De Gratuidad

Gratuidad por la vida que tenemos cada día. Gratuidad porque la familia no se paga, no pagamos por tener unos padres o unos hermanos: son gratis. 

Gratuidad porque los amigos tampoco nos suponen desembolso económico. Gratuidad porque hay muchas personas que dan su tiempo, sin compensación económica, para hacer felices a los demás.

Gratuidad porque no todo se alcanza con dinero. 

Gratuidad porque una sonrisa no cuesta dinero. Gratuidad porque el tiempo que dedicamos a los amigos es gratis…hay tantas cosas que hacemos y recibimos gratis, que a veces no las valoramos.
Dicen que lo que es gratis no se valora, y es cierto, si hay coste económico uno lo da más importancia, sin saber que lo más importante de la vida es gratis.

En unos tiempos en los que el capitalismo nos inunda, en los que todo tiene que tener una rentabilidad. En los que parece que no hacemos más si no nos lo pagan, en los que somos números que se traducen en cifras. Hay tantos ámbitos de la vida en las que una persona es un coste económico, como la sanidad, la educación, la justicia, el trabajo…tantas y tantas cosas que suponen cálculos en términos económicos. 

Pero hay otros en los que es imposible calcular con dinero, como los sentimientos y las emociones. Eso es imposible, ¿cuánto cuesta estar alegre? ¿cuánto me cuesta ser generoso? ¿cuánto me cuesta ser agradable? ¿O estar triste? ¿decepcionado? O el amor, que es gratis…La ternura…
O los paisajes, el cielo es gratis, el aire es gratis, la naturaleza, el mar…

Y en nuestro día a día ¿O cuando estamos en familia calculamos cuánto nos cuesta ayudar en casa? ¿O preparar la comida para la familia? ¿O pasar la tarde con tus padres? O con los amigos, ¿alguien calcula cuánto dinero pierde o gana tomando un café con los amigos? ¿o acompañándole en un acontecimiento de su vida? ¿O disfrutando de un rato?

O cuando disfrutamos de un viaje, calculamos el coste del mismo por el alojamiento, el traslado, etc…, pero seguro que no valoramos en términos económicos, el paisaje que hemos disfrutado, el monumento que hemos podido ver, las risas que hemos compartido, las anécdotas que hemos vivido…O simplemente el paseo matutino o diario, o esa acción solidaria que hacemos a menudo, o esa ayuda que prestamos al que nos necesita, o esa conversación que tanto nos ha aportado, o esa lectura que nos ha hecho pensar y aprender…

O esas personas que llegan a nuestra vida y nos hacen felices; o ese piropo que tanta falta nos hace; o ese consejo que recibimos o damos; o esas sorpresas que llegan de repente; o esos encuentros que no teníamos previsto; o esa llamada o mensaje de quién hace tiempo que no tenemos noticias; ese regalo que recibimos…. tantas y tantas cosas que no cuestan…

También las cosas negativas son gratis…


Deberíamos pensar más en lo que recibimos gratis para poder dar más gratis, porque se multiplica…Y también ser agradecidos con lo que tenemos y recibimos, y la gratitud comienza con una sola palabra: Gracias

Inquietud



Puede entenderse a la inquietud como un estado de nerviosismo que se produce ante una determinada situación.

La persona que está inquieta no tiene paz interior ni puede relajarse, ya que hay algo que le genera preocupación. De esta manera, cuando a un trabajador le informan que tiene que ir a hablar con su jefe, puede sentir inquietud por la situación ya que su superior tal vez le informe que será sancionado o despedido. Hasta no hablar con su jefe, pues, el empleado se sentirá inquieto.

La inquietud también puede analizarse como un síntoma de la ansiedad.

Al estar inquieta, la persona no puede concentrarse en lo que está haciendo debido a que su atención y sus pensamientos están focalizados en otra cuestión. Esto hace que la inquietud pueda causar problemas cotidianos.

Además, desde el punto de vista de la salud anímica, la inquietud también es una de las principales causas de estrés y ansiedad ya que la preocupación remite al futuro, a un hecho que se observa como una amenaza pero que todavía no se ha dado.

Desde este punto de vista, la inquietud es un claro ejemplo de cómo una idea irracional del futuro puede robar calidad de vida en el presente por imaginar posibles situaciones que desde el punto de vista del ahora no son más que una hipótesis, es decir, una posibilidad que puede darse o no darse.
Desde el punto de vista de la inteligencia emocional es importante poner en práctica algunos consejos de ayuda para reducir estas preocupaciones.

1. En primer lugar, es decisivo establecer metas a corto plazo que ayuden a poner la atención en lo inmediato.

2. Para vaciar la mente de las preocupaciones también es muy gratificante escribir en un diario esas ideas negativas o pesimistas para poner orden en el mundo interior.

3. Por supuesto, también es muy saludable charlar con un amigo de una forma distendida sobre estos miedos y dudas.

4. Caminar todos los días es una práctica de bienestar necesaria para poner cuerpo y mente en forma. Caminar eleva los niveles de optimismo y permite potenciar el nivel de concentración en el presente.

5. Es fundamental evitar la postergación en la toma de decisiones ante un conflicto.

6. Aprende a diferenciar entre aquello que depende de ti y aquello que no está en tus manos resolver. Existen personas que sufren por una realidad que no pueden modificar.

7. Evita cargar con el peso del pasado. Es muy importante caminar al ritmo de la realidad: en presente.