viernes, 12 de octubre de 2018

Habilidades No Cognitivas


Las habilidades no cognitivas son un conjunto de recursos personales que son independientes de la capacidad intelectual del individuo. El Departamento de Educación de los Estados Unidos definió en 2013 las habilidades no cognitivas como el conjunto de atributos, disposiciones, habilidades sociales, actitudes, capacidades y recursos personales independientes de la capacidad intelectual. Estas destrezas están presente en las personas en mayor o menor grado.

Desde hace unos años, un número creciente de estudios en economía y en psicología han puesto de manifiesto que estas habilidades, las no cognitivas, son un determinante fundamental de los resultados educativos, laborales y de salud y, por tanto, del bienestar alcanzado tanto a edades tempranas como en la etapa adulta de la vida. Además, la literatura sobre el tema confirma que las habilidades no cognitivas tienen, en algunos contextos y para determinados colectivos sociales, más capacidad para explicar las diferencias observadas entre individuos equivalentes en otras dimensiones relevantes que las diferencias en capacidad innata o coeficiente intelectual.

Afortunadamente, disponemos de evidencia que señala que las habilidades no cognitivas son moldeables a lo largo de la vida de una persona, siendo la eficacia de las intervenciones tanto mayores cuanto más temprana es la edad a la que se producen y cuanto más intensiva y de calidad es la intervención. Un ejemplo recurrente en la literatura sobre el tema es el programa de intervención temprana Perry, implementado en Estados Unidos y dirigido a estudiantes de entornos socioeconómicos desfavorables con una edad comprendida entre los 3 y los 4 años. La inclusión en el programa se realizó de forma aleatoria y el tratamiento consistió en clases de apoyo curricular y sesiones que fomentaban el autocontrol y otros aspectos de personalidad positivos.

Heckman y otros (2010) concluyen que el programa Perry mejoró los resultados de los estudiantes participantes en términos de nivel educativo alcanzado, empleo, salarios, participación en actividades saludables y comportamiento delictivo más de 30 años después de haberse implementado. Este resultado no se explica por el efecto del programa en la acumulación de conocimientos reglados o aspectos cognitivos, ya que las diferencias en coeficiente intelectual entre participantes y excluidos resultaron no ser estadísticamente significativas poco tiempo después de implementado el programa.

Heckman, Pinto y Savelyev (2012) demuestran que la clave de la eficacia del programa Perry radica en que el programa incrementó de forma notable la dotación de habilidades no cognitivas favorables en los estudiantes participantes. Así, estos estudiantes lograron niveles de autocontrol, perseverancia y motivación, entre otras características no cognitivas, significativamente superiores a los que habrían tenido de no haber participado en el programa. A pesar de que su coeficiente intelectual no mejoró respecto a los no participantes, también lograron resultados sistemáticamente superiores en su rendimiento académico. La contundencia de estos resultados y el largo plazo de su vigencia situaron a las habilidades no cognitivas en el centro del análisis económico en general y del micro econométrico en particular.

El concepto de funciones ejecutivas, propio de la literatura neuropsicológica, está estrechamente relacionado con el de habilidades no cognitivas. Las funciones ejecutivas son procesos mentales que asocian ideas, movimientos y acciones simples y los orientan hacia la resolución de situaciones complejas (Shallice, 1988). Son, por tanto, procesos conscientes, voluntarios y eficaces que coordinan e integran las funciones más avanzadas del pensamiento, la memoria, las emociones y el movimiento. Son imprescindibles para ignorar distracciones, concentrarse, mantener el esfuerzo, perseverar, postergar recompensas, etc. Tal y como señala Diamond (2013), las funciones ejecutivas básicas son el control inhibitorio, la flexibilidad cognitiva y la memoria de procedimiento. 

Resulta evidente que las funciones ejecutivas están relacionadas con las habilidades no cognitivas destacadas como más relevantes en la evidencia resumida en los párrafos precedentes.
Las principales dificultades del aprendizaje y trastornos del desarrollo como el trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH) y el Trastorno del Espectro Autista (TEA) se caracterizan clínicamente como disfunciones ejecutivas. Estos dos trastornos afectan a una notable proporción de estudiantes. En concreto, y según el DSM-IV-TR (2000), la prevalencia del TDAH en España se sitúa entre el 3% y el 7% de los niños en edad escolar. Asimismo, aproximadamente uno de cada 100 niños en edad escolar en Europa tiene un diagnóstico de TEA (Autism Europe).

Asimismo, Raver, Blair y Willoughby (2013) han demostrado que los niños de cuatro años de edad en hogares en riesgo de exclusión social acumulan, a esa temprana edad que marca el comienzo de su etapa educativa, hasta un 10% menos de desempeño en atención sostenida, memoria de procedimiento y control inhibitorio que los estudiantes que crecen en hogares sin ese riesgo. Por su parte, Farah y otros (2006) demuestran que esas diferencias llegan a ser de más del 50% en memoria de procedimiento y control inhibitorio entre niños de clase social baja y media a los 10-13 años de edad
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Esto es, las (dis)funciones ejecutivas son la métrica común a todos los seres humanos, residiendo su poder predictivo del bienestar en etapas adultas de la vida en la ausencia de intervenciones tempranas que de forma sistemática busquen estimular un desarrollo equilibrado de las habilidades no cognitivas en los niños.

El Don

El Don
Si entendemos el término don como una habilidad o capacidad especial, debemos decir que el mismo será tomado como la característica más distintiva de la persona que lo dispone. Las personas suelen presentar dones, asociados a lo físico o a lo mental. Pensemos en una persona que dispone de una fuerza contundente para levantar cosas y de imponerla a favor de la realización de actividades cada vez que lo necesita.

También el talento artístico de alguien suele apreciarse como don. Si alguien es bueno interpretando canciones se suele decir que tiene el don del canto.
El don puede expresarse tanto a nivel físico, como a nivel mental, emocional o de muchas diversas maneras (por ejemplo, una persona que se relaciona muy bien con otras).

El don es una característica que, como dijimos, no se explica muchas veces de modo racional si no que se considera único y mágico. Por lo general, el don se vuelve una característica tan única que define a esa persona o, al menos, sirve para diferenciarla del resto de individuos que la rodean. Un don puede ser la habilidad para mover partes del cuerpo de modo especial (los dedos, los músculos), como también un don puede ser la capacidad para resolver ejercicios matemáticos muy rápido, etc.

Por caso es que los dones, tanto en las religiones como en las mitologías han estado siempre muy presentes y vinculados a una santidad o deidad, respectivamente.

Mientras tanto, en el específico caso de la teología cristiana, los dones ocupan un lugar especialísimo, tal es el caso de los dones del espíritu santo, que se consideran como disposiciones permanentes y presentes y que harán al ser humano más dócil, entre ellos se destacan: inteligencia, fortaleza, sabiduría, piedad, ciencia, temor de dios, consejo.

Al mismo tiempo, el nombre don se aplica a algunos individuos como un trato diferencial y para ofrecerles un tratamiento respetuoso. Este nombre se relaciona muchas veces con cuestiones jerárquicas o de tradición. “Don Francisco es el mejor patrón que he tenido en años”.

Cuando hablamos del término don en relación a los vínculos sociales, la palabra se suele colocar al principio del nombre de un individuo para darle importancia o relevancia. Si bien este trato diferencial buscaba establecer jerarquías entre diversos individuos, hoy en día ha caído en desuso, considerándoselo un término más bien tradicional o característico de los ámbitos rurales. En muchos casos, colocar el 'Don' antes de un nombre puede también realizarse con personas a las que se conoce y aprecia especialmente, para marcar este vínculo existente entre ambas partes. Un ejemplo claro de esto es cuando se dice 'Don Pedro' a un individuo al que se conoce.

En tiempos pasados se usaba para referirse a dios y a los santos, luego también se aplicó a los marcas, nobles, arzobispos y cardenales.

El femenino de don es doña.

Las Nuevas Tecnologías



Son evidentes los cambios que las Nuevas Tecnologías están provocando en nuestro estilo de vida. 

Estos cambios se multiplican en el Entorno Empresarial.

La Nueva Economía requiere una adaptación urgente de las Empresas a este nuevo contexto. La adopción de Nuevas Soluciones Tecnológicas es un paso obligado, pero no es suficiente.

El nuevo contexto requiere pasar de los Recursos Humanos a la Gestión de Personas, de los Procesos diseñados e implantados a Procesos de Gestión de Cambios, de Modelos de Negocio tradicionales a la nueva forma de entender las Necesidades de los Clientes. En todos ellos se trata de tomar conciencia del lado humano de la tecnología en los negocios.

Todo ello genera una serie de Retos y Oportunidades para el Entorno Empresarial. Sólo conociéndolo y tomando de nuevas formas de entender los procesos empresariales podremos, no sólo garantizar la supervivencia de nuestra empresa, sino de aprovechar la inmensidad de oportunidades que se nos presentan.


jueves, 11 de octubre de 2018

Identidad Colectiva


Cada persona tiene rasgos físicos, cualidades personales, manifestaciones peculiares en su forma de ser v relacionarse con los demás. Posee recuerdos, experiencias, motivaciones, intereses y expectativas como parte de su constelación personal que caracteriza el modus propio con que aparece a los ojos de los demás y se reconoce a sí mismo.

Nacemos y desenvolvemos nuestras actividades, en lugares específicos, muchas veces consideramos como propios y que el resto de las personas suele reconocer como tales; y en fin, desde nuestro nacimientos o muy cercano a este hecho, se nos asigna un nombre, con el que damos valor legal a los documentos personales, como constancia que legítima nuestra identidad en el conjunto de las relaciones sociales y jurídicas.

Todos estos elementos sirven para que cada persona se reconozca y sea reconocida en su individualidad, lo que contribuye a fijar las diferencias entre "yo" y el "otro".

A rasgos muy generales se menciona entonces la identidad. como una condición y proceso, a través, y en cuyo curso, se logra establecer los límites y peculiaridades que distinguen e individualizan a las personas; doblemente vinculada a la herencia natural y la experiencia vivencial de cada individuo, única e irrepetible por su singularidad, y a la herencia histórico-social de la cual todos somos portadores.

La identidad, más allá de los elementos perceptibles, no es sólo una cualidad implícita en la condición unitaria del individuo; sino que se perfila y enriquece en el decurso de la vida social; en el contacto multinacional con las instituciones, que comienza en la familia, y luego se amplifica a otras diversas estructuras sociales. Con los hábitos, costumbres, actividades, obligaciones y responsabilidades que contraemos y desarrollamos desde pequeños, en el curso de las distintas interacciones sociales que forman parte de nuestras vidas.


De esta manera, todas las estructuras sociales que componen el tejido de la sociedad, gracias a la huella heredada de una generación a otra y al continuo accionar de las personas que en ellas construyen, reproducen y perpetúan el conjunto de peculiaridades que los caracteriza, logran desarrollar sus propias identidades colectivas, cuyos mecanismos funcionales y principios rectores regulan la relación intragrupal y la mediación con las estructuras externas.

Convivencia


Los seres humanos tenemos necesidades básicas para poder sobrevivir. Una de estas necesidades es relacionarnos con otra persona desde el momento mismo de la concepción, hasta poder valernos por nosotros mismos y, en la mayoría de los casos, hasta en la fase final de nuestra existencia.

La Convivencia Humana es una forma de relacionarnos que debemos escoger desde muy pequeños, para poder convivir armoniosamente.

No puede haber solo un “yo” o un “otra” persona, para que una convivencia sea efectiva y positiva, es necesario el amor, el respeto, el perdón y, sobre todo, la tolerancia de aceptar la otra persona tal cual es y si Dios nos acepta como somos, Porque nosotros no podemos_.

“Quien es capaz de vivir en sociedad y no tiene necesidad de ella, porque se basta así mismo, tiene que ser un animal o un dios”. Aristóteles.

El hombre no solo vive, sino que convive, el hombre no puede vivir como hombre sin convivir, sin inter relacionarse con otros hombres.

Los valores nos proporcionan pautas para formular metas y propósitos, personales o colectivos. Los Valores son la base para vivir en comunidad y relacionarnos con las demás personas. Permiten regular nuestra conducta para el bienestar de una convivencia humana armoniosa.

Podemos concluir diciendo que, para que haya una buena convivencia humana, tiene, necesariamente, que haber un mutuo respeto. Como decía Benito Juárez “El respeto al derecho humano es la paz” y así vivir una armoniosa relación, aceptando y respetando el individuo, con sus creencias, culturas y credo.-


El Abuso Emocional Social


Individuos y sociedades sufren cuando falla el attachment, es decir, las relaciones con las figuras e instituciones de referencia. Ya hace una década notamos que la sintomatología de los pacientes que sufrían abuso emocional era similar a los que encontramos como desórdenes grupales en el comportamiento de las personas en el contexto de la sociedad que integran. De allí derivó el nombre de abuso emocional social (Terceras Jornadas de Abuso Emocional y Abuso Emocional Social, Fundación Familia y Comunidad, Buenos Aires, 2002).

La psiquiatra británica Danya Glaser ha definido el abuso emocional como el resultado del maltrato psicológico consistente en acciones u omisiones que, según los parámetros de la comunidad, deben ser considerados como psicológicamente dañinos. Este abuso, a diferencia del físico y del sexual, para ser considerado como tal debe tener un desarrollo temporal y no constituirse en un acontecimiento aislado o de repetición esporádica. También se diferencia porque generalmente el abusador no es consciente de su conducta abusiva.

Hay una larga lista de conductas emocionalmente abusivas, tales como actos de rechazo y estigmatización, de aislamiento, de terror, de exigencias desmesuradas o por el contrario, de “no esperar nada” de esa persona, de sobreprotección o el opuesto, de exponer al otro a experiencias inapropiadas. Dejamos para el final lo que podría ser la forma más sutil y quizás la más destructiva que es la de ignorar al otro como tal, al no tener ninguna disponibilidad emocional para el mismo, al usarlo para fines emocionales propios, la desatención, el abandono. En resumen, lo que hoy en día acertadamente se llama el “ninguneo”.

El abuso emocional produce síntomas: retraso en el crecimiento, inclusive el físico, aumento de la agresividad hétero o auto dirigida, retraimiento, pérdida de la capacidad de solidaridad, depresión con pérdida de la anticipación positiva, aumento del temor hasta puntos de paranoia, conductas desorganizadas y antisociales, a veces en forma de retraimiento y aislamiento marcado. Estos síntomas no sonarán ajenos a lo que percibimos en el cuerpo social actual.

Para continuar este hilo tendremos que recalar en un concepto crucial: la teoría del attachment, cuya paternidad pertenece al psicoanalista inglés John Bowlby. La palabra no es de fácil traducción si queremos ser fieles a su concepto y por ello optamos con conservarlo así (erróneamente se lo ha llamado “teoría del apego”).

El attachment es de origen biológico y evolutivo y se relaciona con conductas instintivas y sistemas de control. Incluye componentes conductuales, sociales emocionales y cognitivos y es una de las propiedades de relación entre un individuo más débil que espera protección de parte de otro más experimentado y con mayores recursos. En esta díada, ambos componentes establecen comportamientos que mantienen la situación de attachment.

ara entender su idea, Bowlby nos invita a observar una pradera: veremos la vaca con su ternero, ovejas con el cordero, y yeguas con el potrillo (o parejas de teros con el terito). ¿Por qué están juntos de esa manera? ¿Para conseguir comida? A poco de observar vemos que en ese sentido se las arreglan muy bien. También observaremos que si la distancia entre madre (figura de seguridad y cuidado) y la cría se hace muy grande, ambos volverán a acercarse con tranquilidad o, si ha habido alguna alarma, a todo galope. Es decir que podemos describir dos funciones: regular la distancia manteniendo la proximidad y otra función de especificidad, que hace que se distinga la especie a la que cada uno pertenece y también cuáles son la madre y la cría.

En el ser humano el attachment también existe, por cierto, pero tiene, además, la característica de durar toda la vida y en este sistema, a diferencia del animal, se instalan vínculos afectivos que pueden ser muy poderosos y duraderos. A medida que avanza la maduración, la figura de seguridad inicial en el attachemnt es remplazado por otras y finalmente, en la adultez, las figuras son remplazadas por las instituciones de la comunidad a la que el individuo pertenece (el equipo de trabajo, la universidad, el club, el grupo religioso o el político).

En las situaciones de grave peligro, estas instituciones, las bases de seguridad, son convocadas no como abstracciones sino en la persona real y concreta de quien las dirige y está a cargo de la seguridad, de su supervivencia (un soberano, un presidente, de carne y hueso en la instancia última).

Cuando el attachment es inseguro o falla por completo, aparecen unas fases muy claras de reacción. Es muy notorio en los niños. La inicial es la de la protesta: hay desasosiego; el bebé quiere recuperar a su madre mediante gritos, llantos, arrojándose al piso y rechazando a quien se le quiera acercar. Todo el proceso tiene que ver con la espera del “regreso”. Luego le sigue el de la “desesperación”. La actividad física disminuye, no pide nada a los que lo rodean, y la actitud es de duelo profundo.

Finalmente, en la tercera etapa aparece un detachment: el niño acepta todo y a todos y si la madre reaparece, reaccionará como si no la conociera.

En esta breve síntesis de un tema de enorme complejidad, no podemos de dejar, al menos, de reconocer lo que le sucede al cuerpo social cuando falla el attachment. La falla principal, salvo los casos de pérdidas irreparables por muerte, se produce, por ejemplo, por serias deficiencias en el cumplimiento de quien está en el lugar de la figura del attachment –base que garantiza la seguridad, desde la que se puede partir para explorar la vida teniendo a donde volver cuando sea necesario (de adultos, las instituciones con sus líderes bien concretos en casos de emergencia)–.

La falla principal es, como entendemos nos pasa hoy y aquí, la ausencia, el abandono, el ninguneo. Ahí brota la protesta: ¡Qué se vayan todos!, seguido por la fase de desesperación y dolor: “No hay salida”; y culminando por el “voto al que sea, son todos iguales”, y yo mientras tanto, “hago la mía como ellos hacen la suya”.

Se instala la “anomia” (Durheim y entre nosotros, J.E. Miguens), esto es, la ausencia de normas, el vacío de solidaridad. Si no hay una ley que me proteja y me haga respetar, para qué habría de protegerla y respetarla si no rige ni sirve. El narcisismo patológico de tantos dirigentes hará patente el abandono en que se encuentra el sistema de attachment.

Y si todo da lo mismo, las normas de seguridad para mí y para los otros también darán lo mismo. El sistema biológico de supervivencia está en jaque. Los “accidentes” que últimamente nos acongojan, preocupan y hasta sublevan, son un síntoma. Como aquél que nos traería un paciente que viene a vernos lastimado una y otra vez “por raras casualidades del destino”(o de los archienemigos) en su contra: trataríamos de hacerle entender qué nos está hablando de lo que profundamente en él está perturbado y de la necesidad imprescindible de un cambio completo en el diseño y objetivos de su vida.

En este sentido, las repetidas tragedias motivadas por lo que llamamos “accidentes” nos dan una oportunidad de entender que cuando los que dirigen no se nos dirigen, el atentado que producen es contra la raíz biológica misma del ser viviente, esto es, de nosotros y de ellos mismos. El resultado seguirá siendo destrucción y muerte.


Mientras tanto, impera y se impone la desesperación seguida por una enorme, frígida distancia en la cual nadie tiene que ver con ninguno: he aquí, en esto, al accidente madre de todos los accidentes.

Valorar El Presente


Vivir el momento presente es algo de lo que todos somos conscientes, pero que muy pocos hacemos realidad debido a las prisas, el trabajo, el estrés y otros muchos factores que hacen que cada día sea como otro cualquiera. Solamente, cuando nos encontramos enfermos o ante una situación adversa somos conscientes del aquí y el ahora, de nuestro presente, ese que ignoramos sin darnos cuenta.

Pero, sacrificar nuestro presente por pensar en el futuro nos impide disfrutar del “ahora”. Este “ahora” que constituye todo lo que tu vida significa, donde se encierra todo lo positivo, toda nuestra felicidad.
“No te detengas en el pasado, no sueñes con el futuro, concentra la mente en el presente”
-Buda Gautama-

No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy
Uno de los proverbios más conocidos y que quizás en alguna ocasión hayamos puesto en práctica. Pero, ¿cuánto ha durado? Seguramente, tan solo un día o dos. Las prisas, el estrés y la conciencia de pensar siempre en el futuro nos impiden mirar a nuestro momento presente y ver lo que hemos conseguido hasta el momento. Nos impiden disfrutar de nuestros logros, obligándonos a mirar siempre más allá de nosotros.

Lo curioso es que le damos más importancia a nuestro pasado y nuestro futuro que a nuestro propio presente. Ese que pasa tan rápido delante de nuestros ojos, tanto que ni nos damos cuenta de ello.

Estamos acostumbrados a mirar dónde vamos a pisar, en vez de fijarnos en nuestras propias pisadas.
Esto no quiere decir que no debamos pensar en nuestro pasado ni en nuestro futuro. El pasado nos ayuda a aprender y progresar; y el futuro nos ayuda a conseguir nuestras metas, a motivarnos y soñar con aquello que deseamos. Pero, ¿dónde queda el presente en todo esto?

Valora tu presente, al igual que tu pasado y tu futuro
Evadir el presente es algo que hacemos inconscientemente. Así nos han enseñado y por ello lo ignoramos sin darnos cuenta. Pero, ¿por qué lo hacemos? No vivir nuestro presente nos hace idealizar el futuro en el que siempre pensamos, ese futuro al que nos dirigimos, pero que vemos como algo muy lejano.

Pensamos en un futuro idealizado casi como un sueño que nunca será real.
Como ya mencionamos, el futuro es ese minuto, esa hora que está por llegar. Pensar en el futuro como algo lejano e idealizado es una vía de escape ante un presente con el que no nos sentimos conformes.

¿Por qué pensamos que lo que está por venir será siempre mejor? Porque todas las personas piensan así, pero ¿funciona? Cuídate de idealizar ese futuro en el que piensas, tal vez, cuando llegue te sorprenda la decepción. ¿Esto era todo? Pensarás. Tu futuro será un sueño decepcionante que no te satisfará.


Porque tras llegar a esa meta, seguirás pensando en el día de mañana y así sucesivamente. Siempre intentando ver más lejos cuando deberías ver los pasos que estás dando, cómo verdaderamente estás caminando.

Propósito De Las Habilidades


Las habilidades humanas son todas aquellas habilidades que tiene un ser humano, pero, a mí me gustaría ir más lejos porque la palabra: “habilidades humanas” en si mismo no nos dice más que una definición. Para mí las habilidades humanas son todas aquellas habilidades que te ayudan a mejorar como persona y a tener una mejor vida en todos los sentidos.

Esas son las verdaderas habilidades humanas, las que vale realmente la pena cultivar y mejorar constantemente. Si no cultivas las habilidades humanas que potenciarán tu vida te pasará como a una flor sin agua, poco a poco te irás marchitando hasta que sin darte cuenta terminas prácticamente muerto. Obviamente no estás muerto pero pareces una especie de zombi viviente, casi sin vida propia.

Tener un trabajo no te otorga más vida que ninguna otra persona si tú única tarea es ir del trabajo a casa y de casa al trabajo en una vida que odias. Cuando era adolescente me replanteé varias cosas. La primera era que no me gustaba cómo funcionaba la sociedad: “Ten una carrera para ganar mucho dinero con un trabajo”.

Yo pensaba: A ver, ¿Para qué tengo que ganar dinero con un trabajo? ¿Por qué demonios me tengo que levantar a las 7 de la mañana si lo odio? Prefiero vivir pobre siempre que vivir toda la vida con dinero, pero sin tiempo para mí, odiando mi vida y mi trabajo. Yo creo que en ningún momento razonaba de forma ilógica, al contrario, lo que estaba pensando era muy sensato.

No cesaba de ver a gente que odiaba su vida y su trabajo. Personas que odiaban levantarse cada mañana y yo pensaba: “¿Pero tan malo es vivir de lo que te gusta? ¿Realmente compensa tener que odiar tu vida a costa de tener un coche, casa y vivir de ello?”. Era algo que no me quedaba nada claro y como todo ser vivo yo solo buscaba una cosa: la felicidad.


Así que me empeñé en desarrollar las habilidades humanas al máximo y paradójicamente, perseguir lo que más te gusta en la vida te termina dando más dinero a la larga y mil veces más felicidad. Imagina lo que es hacer de tu vida el sueño que siempre has querido. Y no me refiero a cosas materiales sino a hacer de tu vida lo que más deseas. ¿Dónde te gustaría vivir? ¿Con quién quieres pasar el resto de tu vida? ¿Cómo quieres vivir?


miércoles, 10 de octubre de 2018

Desigualdad Social


La desigualdad social es una circunstancia socioeconómica en la que un colectivo o comunidad son tratados de manera diferente por los demás sujetos o grupos de su entorno.

Seguramente habrás oído hablar más de una vez de la desigualdad social, término que en los últimos años ha cobrado especial protagonismo cuando se trata de analizar las relaciones geopolíticas internacionales o la inclusión de sectores sociales que, por diversas razones, han estado históricamente marginados.

La desigualdad social es una de las lacras actuales. Veamos qué es, cómo se produce y las consecuencias que acarrea. Familias con hijos e hijas como la tuya están sufriendo sus efectos en su vida cotidiana. ¡Implícate!

Definición de desigualdad social
La desigualdad social es una situación socioeconómica que se presenta cuando una comunidad, grupo social o colectivo recibe un trato desfavorable con respecto al resto de miembros del entorno al que pertenecen.

¿Cómo se manifiesta?
No solo se manifiesta en aspectos como el poder adquisitivo, que es sin duda la causa principal de la exclusión y la falta de oportunidades en muchos lugares del mundo.

Otros elementos que pueden motivar la desigualdad social son la cultura, la etnia, la raza, la religión, el origen y la nacionalidad, las costumbres y la ideología.

¿Qué implica?
Es por esto que en casi todos los casos la desigualdad social conlleva, además de una situación de marginación y aislamiento, el señalamiento de esos grupos sociales que se han visto afectados directamente por esta circunstancia. Quédate con esta idea y reflexiona cómo puede llegar a afectar este hecho a las familias con menores, porque hay mucho más que contar.

Desigualdad y privilegios desde la antigüedad
La lucha por alcanzar una igualdad social plena ha ido variando a lo largo del tiempo en función de los cambios que han experimentado las sociedades.

Nunca ha existido un sistema socioeconómico completamente igualitario. De hecho, los privilegios y las jerarquías sociales han existido incluso desde las primeras formas de organización social que surgieron en la antigüedad.

El reconocimiento de los derechos del ser humano
La lucha contra la desigualdad social ha transcurrido paralelamente a la aparición de los derechos fundamentales. La Declaración de los Derechos del Hombre, en 1789, y la aprobación de la Carta de los Derechos Humanos, en 1948, son dos acontecimientos esenciales en este sentido.

Ambos textos elaboraron el marco necesario para el reconocimiento de los derechos inherentes a la condición humana, entre ellos, el de la igualdad y sus diferentes manifestaciones: social, política, económica o cultural.

Hoy día, pese a que los Derechos Humanos constituyen un concepto general al cual se han adherido casi todas las naciones del mundo, la situación de desigualdad social no está del todo erradicada.


Por el contrario, existen indicios claros de que en los últimos años ha ido en aumento, lo cual le convierte en uno de los principales retos para la gobernanza mundial en el siglo XXI.

Sociedad Y Prejuicios


Los prejuicios, las críticas a alguien o algo previamente a conocer realmente quién es o de qué se trata, son una cualidad muy negativa del carácter de una persona. Generalmente son opiniones infundadas que se arraigan en la sociedad como estereotipos y, por lo tanto, nublan la capacidad de comprender lo que es ajeno a uno mismo.

Algunas investigaciones señalaron que las personas de menor capacidad cognitiva tienen más probabilidades de ser prejuiciosas, pero un análisis científico más reciente descubrió que los prejuicios no son exclusivos de las personas ignorantes. El nuevo estudio concluyó que las personas en los extremos altos y bajos del espectro de inteligencia realmente expresan niveles iguales de prejuicio, pero que la diferencia radica en las personas en contra de quienes apuntan esas críticas.

Los autores de este estudio, los psicólogos sociales Mark Brandt y Jarret Crawford, analizaron 5.914 sujetos en su experimento, "Respondiendo a preguntas sin resolver sobre la relación entre la capacidad cognitiva y el prejuicio". Sin tener en cuenta juicios de valor sobre si un prejuicio específico está justificado o no, midieron la cantidad de prejuicios presente en grupos de mayor capacidad cognitiva y menor capacidad cognitiva y estudiaron hacia quiénes dirigían sus prejuicios.

Brandt y Crawford pudieron así replicar hallazgos anteriores de que las personas de baja capacidad cognitiva tienden a ser prejuiciosas contra grupos que tienen "baja elección" en su grupo de estatus. Definidos por su raza, género u orientación sexual, por ejemplo. Las personas de baja capacidad cognitiva tienen en general más prejuicios contra grupos donde la gente no eligió ser parte, como los grupos étnicos o la comunidad LGBT

Pero, según su investigación, esta tendencia se invierte entre las personas de alta capacidad cognitiva. 

En otras palabras, fue más probable que los sujetos más inteligentes de su estudio tuvieran prejuicios contra grupos considerados "convencionales" o grupos percibidos como "de alta elección" en sus asociaciones. Aquellos que tienen una determinada ideología política o religión.

Los investigadores apuntaron el estudio, por ejemplo, a entender el fenómeno fronterizo con respecto al plan de Donald Trump de construir una gran pared a lo largo de la frontera sur de los Estados Unidos, es decir, la creación de un límite literal donde antes sólo existía uno mental.

Según los investigadores, los conservadores que apoyan este plan están expresando prejuicios hacia grupos de "escasos recursos de elección" (en este último caso, los mexicanos, que nacieron en México sin poder elegirlo).

"Por el contrario, la gente con alta capacidad cognitiva expresa más prejuicio contra grupos de altos niveles de elección. Ellos están especialmente enojados con grupos que creen que deberían ser capaces de cambiar de opinión", concluyeron.


El Valor De La Persona


1.- El valor esperado de la persona (o el valor innato).
Este concepto trata sobre cuanto debería valer una persona. Este concepto tiende a ser más personalista, porque le da a la persona un valor independientemente de los factores externos, y se centra en el “ser”.

Este tipo de valoración se adquiere mediante la educación y la transmisión del conocimiento. Se dice que la persona, por el solo hecho de ser una persona, tiene un valor innato; por lo cual tiene ciertos derechos, los cuales se le deben de respetar.

Este tipo de valor es el que trata de inculcar la religión, y es también el valor plasmado en la carta de las Naciones Unidas, o bien, en las constituciones de muchos países. Y la transmisión de este valor sirve para lograr la cohesión social y una sana convivencia en una sociedad.

Lo he bautizado de esa forma, porque en este concepto, el valor de una persona no es dado por los factores externos ni por evaluaciones o juicios, sino porque se espera que los demás valoren a las personas por el simple hecho de ser personas o seres humanos.

2.- El valor práctico de una persona.
Este concepto determina el valor de una persona, en base a las evaluaciones y juicios realizados por las demás personas (es decir, se evalúa a las personas en base a los valores externos, y no los innatos). Este concepto es más utilitario (no quiero decir que el utilitarismo no otorgue algún valor innato a las personas) y se basa en el hacer.

Es decir, el valor de una persona es determinado por el juicio que realicen otras personas sobre ella en base a su creencia y cultura. Por ejemplo, Juan es un empresario admirado, el cual es amigable y querido por todo el mundo, y Pedro es un empleado mediocre con mal carácter. Bajo este argumento, el valor práctico de Juan es más alto que el de Pedro, porque la sociedad hará una mejor evaluación a la primera persona que a la segunda.

Pero el valor práctico de las personas puede variar dependiendo del grupo o cultura social que la juzgue. Por ejemplo, frente a una sociedad de extrema izquierda los papeles se pueden invertir. Por ejemplo, los miembros del sindicato pueden percibir que Juan por el simple hecho de ser empresario, es un explotador, y Pedro aún con mal caracter, es una persona que se queja con justicia del trabajo. Entonces la valoración real se invierte, porque las características del grupo social que emite el juicio cambia.

Este tipo de valor es el que tratan de fomentar los publicistas que al vender un producto o servicio, buscan que la gente sienta aumentado su valor práctico, es decir, que un grupo social emita un mejor juicio de la persona.

3.- El valor real de una persona. Cuando los valores convergen.
El valor esperado (o innato) y el valor práctico no son excluyentes. Más bien, las personas terminan evaluando a las otras en base a una mezcla de los dos tipos de valores. Le dan un valor práctico en base al juicio que hacen de la otra persona, pero también le dan en parte el valor que se espera que le den.

Por un ejemplo, Carla es una prostituta. Un religioso le dará un valor práctico muy bajo, pero también le otorgará un valor innato por el simple hecho de ser persona. Entonces el religioso podrá decir -Carla ha caído en lo más bajo de su vida, pero merece ser respetada porque es un ser humano.

Entonces yo me atrevo a definir valor real de una persona, como un promedio de los dos tipos de valores. Es decir, sabemos que una persona obtiene resultados por parte de otras personas, en base al valor promedio de los dos conceptos, que le otorguen, aunque la balanza pueda diferir en algunos casos. Por ejemplo, en la búsqueda de un candidato para un empleo, se utiliza más el valor práctico que el innato, en cambio, en el amor de un padre a un hijo, el valor innato es más importante que el práctico.

¿Entonces cuánto vale una persona?. Para un empleador, valdrá de acuerdo a sus facultades laborales, aunque también le puede otorgar cierto valor por ser persona. Para un padre, un hijo valdrá mucho por el hecho de ser un hijo (valor innato) y en mucho menor medida por lo que haga (práctico).

En resumen, todos tenemos cierto valor por el hecho de ser humanos (que es una parte), pero también las demás personas (dentro de diversas circunstancias) nos otorgan un valor. El promedio de los dos será el valor real, y podrá diferir dependiendo del contexto social en el que se esté

La Búsqueda Constante


El camino hacia la búsqueda constante de oportunidades es un estado  en el que siempre estamos, se pude decir que es un estado constante en la vida de las personas.

Se evidencia en tener un perfil en una red social, una conversación, un chat o cualquier medio de comunicación que nos exponga a la sociedad, nos está generando algún tipo de oportunidad.

En el momento que  la persona queda expuesta debe preguntarse mi marketing  personal es adecuado para la mejor oportunidad posible, o que debo mejorar de mi marca personal para obtener mejores oportunidades.

La pregunta es: ¿la oportunidad que se está generando es la adecuada?
La diferencia  de las oportunidades radican en
El objetivo que buscamos con la nueva oportunidad
La velocidad de respuesta para aprovechar la oportunidad
La capacidad de respuesta es la adecuada para aprovechar la oportunidad.

Algunas veces una persona no se encuentra en búsqueda de trabajo  pero llega una mejor oferta, porque alguien vio su perfil o porque un amigo lo recomendó al ver la oferta, pero la persona no conocía la situación al verse tentado por una mejor oportunidad laboral, simplemente decide salir de la zona cómoda o de la situación en la que se encuentra por optar por una mejor oportunidad.

Una mejor oportunidad casi siempre la estaremos relacionando con la  parte económica, pero una mejor oportunidad es una situación que nos proyecta una mejor  calidad de  vida.


Si la oferta no mejora la calidad de  vida se  puede decir entonces que no es una muy buena oportunidad.

Errar Es Humano

Cometemos errores continuamente. Quizás no nos gusta que nos lo digan o nos cueste reconocerlo, pero así es, nos equivocamos con frecuencia. En ocasiones, además, erramos en el juicio o apreciación de forma sistemática; me refiero a eso que se denomina sesgos cognitivos. Algunos sesgos de ese carácter bien conocidos están en la base de muchas creencias irracionales y, por ello, en varias modalidades de pensamiento mágico.

Por otro lado, en el mundo de la ciencia estamos familiarizados con la existencia de lo que llamamos errores de tipo I y errores de tipo II. Pero esta distinción no tiene por qué limitarse al mundo de la investigación científica. En la vida cotidiana cuando realizamos juicios bajo condiciones de incertidumbre, podemos cometer errores de esos dos tipos. Los de tipo I son los que llamamos también falsos positivos; cuando los cometemos creemos ver algo que no hay. Los de tipo II son falsos negativos; lo que ocurre en esos casos es que no detectamos algo que sí ocurre o que sí existe.
Aunque esa distinción pueda parecer anecdótica, la verdad es que puede tener consecuencias muy importantes. No es lo mismo cometer un error de un tipo o del otro. 

Si, pongamos por caso, vemos que se dirige hacia nosotros un animal con cuernos de cierto porte, lo más probable es que salgamos corriendo en la dirección contraria. No solo es lo más probable, también es lo más sensato. Si luego resulta que el astado en cuestión era un manso, nuestra deducción habría sido equivalente a un falso positivo. O sea, en ese caso habremos cometido un error de tipo I, pero no creo que eso nos importase demasiado, porque lo más normal es que las consecuencias del error habrían sido de orden menor o prácticamente irrelevantes. Si, en vez de salir corriendo pensando que se trataba de un toro bravo, nos quedamos sentados tranquilamente porque nos parecía que era un pacífico buey que, casualmente, caminaba hacia nosotros, podíamos haber cometido un error de fatales consecuencias. Porque podía haberse tratado de un toro bravo. En ese caso habríamos incurrido en un error de tipo II, un falso negativo. Creo que, llegados a este punto, está bastante claro por qué puede tener muy diferentes consecuencias cometer un error de un tipo o cometerlo del otro.

Los psicólogos piensan que la evolución nos ha equipado con un sistema cognitivo que tiende a seleccionar los errores menos costosos en aquellas disyuntivas en las que las consecuencias o costes de los errores de juicio son asimétricos. Algunas observaciones avalan esa idea.

Cuando estimamos distancias verticales, por ejemplo, tendemos a cometer un error muy útil. Al asomarnos a un balcón o a una ventana y mirar hacia abajo, lo normal es que estimemos una distancia hasta el suelo bastante mayor de la que realmente hay. Además, el sesgo aumenta cuanto mayor es la altura desde la que miramos. Por ejemplo, una altura de 14 m nos puede parecer que es de 21 m. Ese sesgo nos protege porque al asomarnos a la ventana nos lo pensaremos dos veces antes de decidirnos a saltar al suelo o a la ventana de enfrente, si fuese esa la opción que valorábamos al mirar hacia abajo y hacer la estimación.

Otro ilustrativo ejemplo de uno de esos sesgos útiles es el de los niños que, al contemplar un animal inmóvil, piensan que está dormido en vez de pensar que está muerto. Los niños que, en el pasado de nuestro linaje, pensaron que un animal, por estar quieto, estaba muerto no dejaron descendencia, por lo que no transmitieron sus genes a las siguientes generaciones.


Errar es humano. Es más, en muchas ocasiones, además, la tendencia a errar de forma sistemática puede salvarnos la vida. 

Más que humano, pues, puede resultar providencial.

Confusión En Valores

El mundo del hombre esta signado por un conjunto de valores, que componen los principios que orientan nuestras conductas. Son creencias que nos permiten discernir, apreciar y elegir determinadas acciones, comportamientos o elementos en función de esa información que se recibe en los procesos educativos de la infancia. Una herencia cultural ineludible que se transmite por medio de la educación a través de generación en generación. Ese caudal informativo que asimilan los miembros de una comunidad está compuesto de hábitos, experiencias y distintas percepciones del mundo. El solo hecho de poseer ese bagaje de bienes espirituales es lo que eleva la figura del ser humano por sobre el reino animal. Hoy asistimos a una época de subversión de las escalas del valor en donde cada norma de conducta es alterada en función del interés a riesgo de que las próximas generaciones automaticen formas espurias de comportarse.

Hay un inacabable listado de virtudes conectadas al espacio espiritual, voy a enumerar algunas y acto seguido a analizar desde mi subjetividad como tiene su paralelismo con el proceder actual. 

RESPETO: Es la consideración con la cual se trata a un par, considerando que es digno y que debe ser tolerado como miembro de una sociedad. El respeto paso a ser una cuestión de cualidad extraordinaria cuando debería ser una obligación. La tercera edad y su experiencia es descartada, el adulto es sobrepasado por el joven que quema etapas de su madurez y se encuentra en un territorio que no es propio y se desorienta. Aunque también hay mayores que hacen lo posible por copiar costumbres de la juventud “el buen día”, “permiso”, “por favor” parecen expresiones antiguas.

SINCERIDAD: Es la ausencia de fingimiento en las cosas que se dicen o se hacen. La omisión se devoro ese concepto, La verdad se cuenta a medias. Hay personajes mentirosos que pueden estar en círculos de amistad o trabajo, los cuales ejecutan la falacia como cultura de vida. Te pasan por al lado con la bandera moralista y cuando determinado hecho afecta sus intereses esa apariencia altruista se clava como daga en tu espalda. Se miente para ascender en un espacio laboral, se justifica la mentira para engañar una pareja y quedar como héroe ficticio delante del núcleo de amigos/as, se esconde bajo la alfombra la certeza por miedo, por conveniencia o simple y mera especulación. El sincero sufre por la telaraña del mentiroso que muchas veces se precia de ser el primero en decir verdades para camuflar su tendencia reiterada.

LIDERAZGO:  Es la función remitida a una persona que se diferencia del resto por su condición de tomar decisiones acertadas para el grupo o equipo que encabeza. Muchos hoy tergiversan en sus aspiraciones, ser jefes con ser líderes. Un líder es elegido por su conjunto, venerado por sus capacidades de ponerse en el pellejo del otro para decidir, tiene una conciencia global y periférica de sus súbditos. No ejerce la coerción, sino que busca el consenso.
Tiene predominancia en toda la vida porque está asociada a un elemento de la personalidad. El jefe es circunstancial, puede ser seleccionado por un departamento o gerencia, pero a veces eso no significa que tenga facultades de conducción. Ocupa un rotulo temporal. Muchos jóvenes en sus trabajos, se preocupan por la jefatura como territorio de poder y estatus de prestigio y desechan la virtud de ser un conductor probo y reconocido. El dinero les obnubila sus principios. En las presidencias unipersonalistas de las últimas décadas hemos observado muy nítidamente como se venera de forma absurda a funcionarios preocupados en perpetuarse en los sistemas de mando, usando a sus seguidores partidarios como funcionales a sus planes.

HONESTIDAD: es la virtud de ser decente, razonable, recatado y justo. Esta cualidad se podría conectar íntimamente con la sinceridad. El dinero y las fluctuaciones económicas mundiales agravan las coyunturas de pobreza, las ambiciones crecen y en el medio se multiplico la corrupción. Un ambicioso escala con la ecuación de un medio para un fin sin reparar en cómo llegar a los objetivos. Se rige por el “que” y el “como” no entra en su percepción. El corrupto es el vanidoso con poderío, que teje a su gusto y usa cualquier red a su alcance para tapar o disfrazar sus comportamientos. En esta posmodernidad, el honesto tiene que desgarrarse sus vestiduras, sufrir y explicar los sucesos de un sistema corrompido por algunos, que tienen fama de “inteligentes” para otros. Más o menos como la genial comparación de Fontanarrosa en donde dice que “el verdadero hombre inteligente es el que aparenta ser boludo delante de un boludo que aparenta ser inteligente”

GRATITUD: Es un sentimiento de estima y reconocimiento que se tiene sobre alguien que nos ha hecho un favor o ha prestado un servicio. Se dice gracias actualmente, en muchas ocasiones como una reacción espasmódica y sin conciencia de corresponder a las personas en esos favores. Cuantos amigos que se pelean entre sí porque algunos piensan que es menester que los recomienden en los terrenos profesionales como si eso fuera una imposición obligatoria por el propio lazo. Cuantos hijos ignoran el agradecimiento para con sus padres por el solo hecho de pensar que el propio rol ya justifica que toleren algunas actitudes que pueden ser injustificables. El virtuosismo de agradecer radica en el desinterés de hacer un listado de favores y en el impulso del ánimo que implica ayudar al prójimo.

VALOR DE LA FAMILIA: no requiere explicación ya que se entiende por sí mismo. El siglo 21 ha posicionado a los lazos familiares en un terreno difuso. Parejas que prueban la convivencia como examen piloto sin dirección definida, hombres y mujeres viviendo cada uno por separados con sus hijos y los de relaciones anteriores. Madres que deciden alquilar su vientre, padres que ponen su semilla en un tubo de ensayo. Niñas que prueban la maternidad antes que el primer beso, niños que se encuentran con un bebe antes que saber su vocación de vida. El núcleo familiar se corrió y hoy vemos diseminados a un buen puñado de adolescentes desamparados que son potenciales almas perdidas en la adultez o salvadas por la gracia divina de otros personajes que se cruzan en sus caminos y corrigen sus rumbos
SOLIDARIDAD:  se manifiesta en el apoyo incondicional a causas o intereses ajenos, sobre todo en situaciones comprometidas. Ser solidario por estos tiempos pareciera estar más asociado al marketing de buena persona o empresa modelo que al propio acto y goce de ayudar. Se hacen eventos solidarios que en parte son genuinos, pero se contaminan cuando hay un patrocinio o una decisión empresarial de destinar un presupuesto para tener una buena reputación. La imagen de una bolsa de alimentos con una publicidad al lado no es compatible a una actitud inmaculada. El necesitado hay veces que no es tan necesitado, tiene disponibilidades para poder obtener un salario digno y se viste de pobre o finge una discapacidad para fomentar lastima y ganar dinero fácil. La hipocresía puede aparecer con el que necesita colaboración como con el que está dispuesto a brindarla con el factor publicitario abstracto de garante
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EMPATIA:  implica ponerse en la situación afectiva de otro ser humano, generalmente en sus sentimientos. El famoso ponerse en el lugar del otro.  Suele ocurrir con poca frecuencia que se tenga esa capacidad de dar vuelta una situación para sentir un pensamiento o una forma de actuar ajena. Salir del caparazón propio. Innumerables confrontaciones se llevan a cabo por el orgullo de encerrarse en la idea y la percepción particular que uno tiene de un hecho sin tomar una visión más global y enriquecedora de tratar de indagar o entender las razones del sujeto con el que se discute. Cuantas peleas se desarrollan sin tener noción cierta de porque se pelea. Por ejemplo, Llego tarde a un lugar y no considero el tiempo ajeno o Tener una posición de bonanza económica y hablar de carencia en un grupo de gente que apenas llega a fin de mes o está en otro nivel de economía. Vivimos en una realidad donde la rueda gira y gira para todos en condiciones diferentes de vida, pero en una misma coyuntura

EXPERIENCIA:  es el conocimiento o la habilidad para hacer algo que se adquiere al haberlo realizado, sentido, vivido o sufrido. Poseer experiencia es tener un croquis de determinadas circunstancias para cuando uno vuelve a experimentarlas ya tiene un esquema mental y corporal de cómo reaccionar ante ellas. Hoy se desecha en algunos puntos ese valor por la creencia de que lo nuevo irradia otros aires y no está sometido al desgaste. Lo cierto es que podemos ser testigos de cómo despiden de una compañía a un supervisor con 30 años de trabajo y se lo reemplaza por un chico de mitad de edad con la excusa de la nueva era y que la mente juvenil impulsa nuevos bríos. Cosa que es cierta pero que puede llegar al punto de la frustración si no tiene un proceso evolutivo natural que requiere el ámbito empresarial con el acompañamiento de gente que vivencio los nervios naturales de toparse con tamaña responsabilidad. El joven termina abandonando su puesto de trabajo o puede fortalecerse y crecer.  En la vida se da una extraña paradoja, el niño quiere ser adulto seducido por la libertad de desenvolvimiento. El adulto quiere volver a la niñez porque lo abruman las responsabilidades y el viejo, que tiene la sabiduría de las dos etapas a veces duda entre cual elegir. A cualquier evento hay que atesorar el saber de cada edad y compatibilizarlo con la nueva sangre.


Hay más valores para analizar, pero de forma arbitraria, elegí quedarme con un puñado para describir esta confusión que en cierta medida es una crisis de valores que se está regando con mucha fuerza en las nuevas generaciones donde el desamparo es preocupante. La educación tiene grietas que son invadidas por los mensajes subliminales de la sociedad del consumo que contamina criterios, la pobreza crece exponencialmente y en paralelo a un ritmo feroz, la delincuencia. 

Los legados culturales son cada vez más superficiales y el éxito fácil se devora al virtuosismo.  

La Lucha Diaria Por Aprender


113 millones de niños no tienen formación escolar, según la UNESCO. La organización calcula que en el mundo hay 877 millones de adultos que no saben leer ni escribir. También muchos alemanes enfrentan este problema.

En Alemania 7,7 millones personas mayores de 15 años apenas pueden leer. Casi 4 millones de alemanes son analfabetos funcionales, es decir, tienen grandes dificultades con la lengua escrita. Para ellos la vida diaria está llena de obstáculos. No saben manejarse bien en el tránsito, porque no pueden leer los letreros. Si van al restaurante no saben qué plato elegir. Si tienen que pagar sus cuentas en el banco no saben qué hacer. Inventan trucos y mecanismos para su lucha diaria contra el alfabeto y sus oportunidades son escasas en el mercado laboral.

Dificultades cotidianas
Esta variante del analfabetismo tiene diversas causas. Numerosos analfabetos vienen de familias que no muestran interés en la formación escolar de sus hijos. En muchos casos, los padres y los profesores de escuela no ponen atención a los problemas de los jóvenes.

Así le ocurrió a Fred Mai quien, a la edad de 52 años, asiste a un curso de alfabetización de la asociación "Leer y escribir", en el barrio de Neukölln, en Berlín. Durante su vida trabajó en varias fábricas y, cuando tuvo que vérselas con formularios y papeles, se defendió copiando minuciosamente las letras.

Falta de ayuda
En la escuela no se dieron cuenta de sus dificultades para leer y escribir, de modo que a los 12 años decidió no preocuparse más de las clases. Tampoco sus padres le prestaron ayuda. Pero justamente esta falta de apoyo de parte de la familia y la escuela es decisiva para el futuro de los analfabetos funcionales. Así opina Marie-Luise Oswald, la presidenta de la asociación "Leer y escribir".

Iniciativas privadas
Durante sus estudios, en los años 70, conoció casualmente a una mujer que no sabía escribir. Junto con otros estudiantes organizó entonces un curso para analfabetos. De esta pequeña iniciativa surgió en 1983 la asociación "Leer y escribir", en Neukölln. Sin embargo, en Alemania hay muy pocos cursos de alfabetización.


"Todos los cursos se basan en iniciativas privadas. También la Asociación Federal de Alfabetización es una iniciativa privada, que no recibe dinero de una entidad pública. Es un trabajo honorario" dice Marie-Luise Oswald. En Alemania falta, sobre todo, una profesionalización de esta labor. Esa es al menos la conclusión de esta pedagoga comprometida con la alfabetización.