miércoles, 10 de octubre de 2018

Confusión En Valores

El mundo del hombre esta signado por un conjunto de valores, que componen los principios que orientan nuestras conductas. Son creencias que nos permiten discernir, apreciar y elegir determinadas acciones, comportamientos o elementos en función de esa información que se recibe en los procesos educativos de la infancia. Una herencia cultural ineludible que se transmite por medio de la educación a través de generación en generación. Ese caudal informativo que asimilan los miembros de una comunidad está compuesto de hábitos, experiencias y distintas percepciones del mundo. El solo hecho de poseer ese bagaje de bienes espirituales es lo que eleva la figura del ser humano por sobre el reino animal. Hoy asistimos a una época de subversión de las escalas del valor en donde cada norma de conducta es alterada en función del interés a riesgo de que las próximas generaciones automaticen formas espurias de comportarse.

Hay un inacabable listado de virtudes conectadas al espacio espiritual, voy a enumerar algunas y acto seguido a analizar desde mi subjetividad como tiene su paralelismo con el proceder actual. 

RESPETO: Es la consideración con la cual se trata a un par, considerando que es digno y que debe ser tolerado como miembro de una sociedad. El respeto paso a ser una cuestión de cualidad extraordinaria cuando debería ser una obligación. La tercera edad y su experiencia es descartada, el adulto es sobrepasado por el joven que quema etapas de su madurez y se encuentra en un territorio que no es propio y se desorienta. Aunque también hay mayores que hacen lo posible por copiar costumbres de la juventud “el buen día”, “permiso”, “por favor” parecen expresiones antiguas.

SINCERIDAD: Es la ausencia de fingimiento en las cosas que se dicen o se hacen. La omisión se devoro ese concepto, La verdad se cuenta a medias. Hay personajes mentirosos que pueden estar en círculos de amistad o trabajo, los cuales ejecutan la falacia como cultura de vida. Te pasan por al lado con la bandera moralista y cuando determinado hecho afecta sus intereses esa apariencia altruista se clava como daga en tu espalda. Se miente para ascender en un espacio laboral, se justifica la mentira para engañar una pareja y quedar como héroe ficticio delante del núcleo de amigos/as, se esconde bajo la alfombra la certeza por miedo, por conveniencia o simple y mera especulación. El sincero sufre por la telaraña del mentiroso que muchas veces se precia de ser el primero en decir verdades para camuflar su tendencia reiterada.

LIDERAZGO:  Es la función remitida a una persona que se diferencia del resto por su condición de tomar decisiones acertadas para el grupo o equipo que encabeza. Muchos hoy tergiversan en sus aspiraciones, ser jefes con ser líderes. Un líder es elegido por su conjunto, venerado por sus capacidades de ponerse en el pellejo del otro para decidir, tiene una conciencia global y periférica de sus súbditos. No ejerce la coerción, sino que busca el consenso.
Tiene predominancia en toda la vida porque está asociada a un elemento de la personalidad. El jefe es circunstancial, puede ser seleccionado por un departamento o gerencia, pero a veces eso no significa que tenga facultades de conducción. Ocupa un rotulo temporal. Muchos jóvenes en sus trabajos, se preocupan por la jefatura como territorio de poder y estatus de prestigio y desechan la virtud de ser un conductor probo y reconocido. El dinero les obnubila sus principios. En las presidencias unipersonalistas de las últimas décadas hemos observado muy nítidamente como se venera de forma absurda a funcionarios preocupados en perpetuarse en los sistemas de mando, usando a sus seguidores partidarios como funcionales a sus planes.

HONESTIDAD: es la virtud de ser decente, razonable, recatado y justo. Esta cualidad se podría conectar íntimamente con la sinceridad. El dinero y las fluctuaciones económicas mundiales agravan las coyunturas de pobreza, las ambiciones crecen y en el medio se multiplico la corrupción. Un ambicioso escala con la ecuación de un medio para un fin sin reparar en cómo llegar a los objetivos. Se rige por el “que” y el “como” no entra en su percepción. El corrupto es el vanidoso con poderío, que teje a su gusto y usa cualquier red a su alcance para tapar o disfrazar sus comportamientos. En esta posmodernidad, el honesto tiene que desgarrarse sus vestiduras, sufrir y explicar los sucesos de un sistema corrompido por algunos, que tienen fama de “inteligentes” para otros. Más o menos como la genial comparación de Fontanarrosa en donde dice que “el verdadero hombre inteligente es el que aparenta ser boludo delante de un boludo que aparenta ser inteligente”

GRATITUD: Es un sentimiento de estima y reconocimiento que se tiene sobre alguien que nos ha hecho un favor o ha prestado un servicio. Se dice gracias actualmente, en muchas ocasiones como una reacción espasmódica y sin conciencia de corresponder a las personas en esos favores. Cuantos amigos que se pelean entre sí porque algunos piensan que es menester que los recomienden en los terrenos profesionales como si eso fuera una imposición obligatoria por el propio lazo. Cuantos hijos ignoran el agradecimiento para con sus padres por el solo hecho de pensar que el propio rol ya justifica que toleren algunas actitudes que pueden ser injustificables. El virtuosismo de agradecer radica en el desinterés de hacer un listado de favores y en el impulso del ánimo que implica ayudar al prójimo.

VALOR DE LA FAMILIA: no requiere explicación ya que se entiende por sí mismo. El siglo 21 ha posicionado a los lazos familiares en un terreno difuso. Parejas que prueban la convivencia como examen piloto sin dirección definida, hombres y mujeres viviendo cada uno por separados con sus hijos y los de relaciones anteriores. Madres que deciden alquilar su vientre, padres que ponen su semilla en un tubo de ensayo. Niñas que prueban la maternidad antes que el primer beso, niños que se encuentran con un bebe antes que saber su vocación de vida. El núcleo familiar se corrió y hoy vemos diseminados a un buen puñado de adolescentes desamparados que son potenciales almas perdidas en la adultez o salvadas por la gracia divina de otros personajes que se cruzan en sus caminos y corrigen sus rumbos
SOLIDARIDAD:  se manifiesta en el apoyo incondicional a causas o intereses ajenos, sobre todo en situaciones comprometidas. Ser solidario por estos tiempos pareciera estar más asociado al marketing de buena persona o empresa modelo que al propio acto y goce de ayudar. Se hacen eventos solidarios que en parte son genuinos, pero se contaminan cuando hay un patrocinio o una decisión empresarial de destinar un presupuesto para tener una buena reputación. La imagen de una bolsa de alimentos con una publicidad al lado no es compatible a una actitud inmaculada. El necesitado hay veces que no es tan necesitado, tiene disponibilidades para poder obtener un salario digno y se viste de pobre o finge una discapacidad para fomentar lastima y ganar dinero fácil. La hipocresía puede aparecer con el que necesita colaboración como con el que está dispuesto a brindarla con el factor publicitario abstracto de garante
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EMPATIA:  implica ponerse en la situación afectiva de otro ser humano, generalmente en sus sentimientos. El famoso ponerse en el lugar del otro.  Suele ocurrir con poca frecuencia que se tenga esa capacidad de dar vuelta una situación para sentir un pensamiento o una forma de actuar ajena. Salir del caparazón propio. Innumerables confrontaciones se llevan a cabo por el orgullo de encerrarse en la idea y la percepción particular que uno tiene de un hecho sin tomar una visión más global y enriquecedora de tratar de indagar o entender las razones del sujeto con el que se discute. Cuantas peleas se desarrollan sin tener noción cierta de porque se pelea. Por ejemplo, Llego tarde a un lugar y no considero el tiempo ajeno o Tener una posición de bonanza económica y hablar de carencia en un grupo de gente que apenas llega a fin de mes o está en otro nivel de economía. Vivimos en una realidad donde la rueda gira y gira para todos en condiciones diferentes de vida, pero en una misma coyuntura

EXPERIENCIA:  es el conocimiento o la habilidad para hacer algo que se adquiere al haberlo realizado, sentido, vivido o sufrido. Poseer experiencia es tener un croquis de determinadas circunstancias para cuando uno vuelve a experimentarlas ya tiene un esquema mental y corporal de cómo reaccionar ante ellas. Hoy se desecha en algunos puntos ese valor por la creencia de que lo nuevo irradia otros aires y no está sometido al desgaste. Lo cierto es que podemos ser testigos de cómo despiden de una compañía a un supervisor con 30 años de trabajo y se lo reemplaza por un chico de mitad de edad con la excusa de la nueva era y que la mente juvenil impulsa nuevos bríos. Cosa que es cierta pero que puede llegar al punto de la frustración si no tiene un proceso evolutivo natural que requiere el ámbito empresarial con el acompañamiento de gente que vivencio los nervios naturales de toparse con tamaña responsabilidad. El joven termina abandonando su puesto de trabajo o puede fortalecerse y crecer.  En la vida se da una extraña paradoja, el niño quiere ser adulto seducido por la libertad de desenvolvimiento. El adulto quiere volver a la niñez porque lo abruman las responsabilidades y el viejo, que tiene la sabiduría de las dos etapas a veces duda entre cual elegir. A cualquier evento hay que atesorar el saber de cada edad y compatibilizarlo con la nueva sangre.


Hay más valores para analizar, pero de forma arbitraria, elegí quedarme con un puñado para describir esta confusión que en cierta medida es una crisis de valores que se está regando con mucha fuerza en las nuevas generaciones donde el desamparo es preocupante. La educación tiene grietas que son invadidas por los mensajes subliminales de la sociedad del consumo que contamina criterios, la pobreza crece exponencialmente y en paralelo a un ritmo feroz, la delincuencia. 

Los legados culturales son cada vez más superficiales y el éxito fácil se devora al virtuosismo.  

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