Hay un inacabable listado de virtudes conectadas al espacio
espiritual, voy a enumerar algunas y acto seguido a analizar desde mi
subjetividad como tiene su paralelismo con el proceder actual.
RESPETO: Es la consideración con la cual se trata a un par,
considerando que es digno y que debe ser tolerado como miembro de una sociedad.
El respeto paso a ser una cuestión de cualidad extraordinaria cuando debería
ser una obligación. La tercera edad y su experiencia es descartada, el adulto
es sobrepasado por el joven que quema etapas de su madurez y se encuentra en un
territorio que no es propio y se desorienta. Aunque también hay mayores que
hacen lo posible por copiar costumbres de la juventud “el buen día”, “permiso”,
“por favor” parecen expresiones antiguas.
SINCERIDAD: Es la ausencia de fingimiento en las cosas que
se dicen o se hacen. La omisión se devoro ese concepto, La verdad se cuenta a
medias. Hay personajes mentirosos que pueden estar en círculos de amistad o
trabajo, los cuales ejecutan la falacia como cultura de vida. Te pasan por al
lado con la bandera moralista y cuando determinado hecho afecta sus intereses
esa apariencia altruista se clava como daga en tu espalda. Se miente para
ascender en un espacio laboral, se justifica la mentira para engañar una pareja
y quedar como héroe ficticio delante del núcleo de amigos/as, se esconde bajo
la alfombra la certeza por miedo, por conveniencia o simple y mera
especulación. El sincero sufre por la telaraña del mentiroso que muchas veces
se precia de ser el primero en decir verdades para camuflar su tendencia
reiterada.
LIDERAZGO: Es la función remitida a una persona que se
diferencia del resto por su condición de tomar decisiones acertadas para el
grupo o equipo que encabeza. Muchos hoy tergiversan en sus aspiraciones, ser
jefes con ser líderes. Un líder es elegido por su conjunto, venerado por sus
capacidades de ponerse en el pellejo del otro para decidir, tiene una
conciencia global y periférica de sus súbditos. No ejerce la coerción, sino que
busca el consenso.
Tiene predominancia en toda la vida porque está asociada a
un elemento de la personalidad. El jefe es circunstancial, puede ser
seleccionado por un departamento o gerencia, pero a veces eso no significa que
tenga facultades de conducción. Ocupa un rotulo temporal. Muchos jóvenes en sus
trabajos, se preocupan por la jefatura como territorio de poder y estatus de
prestigio y desechan la virtud de ser un conductor probo y reconocido. El
dinero les obnubila sus principios. En las presidencias unipersonalistas de las
últimas décadas hemos observado muy nítidamente como se venera de forma absurda
a funcionarios preocupados en perpetuarse en los sistemas de mando, usando a
sus seguidores partidarios como funcionales a sus planes.
HONESTIDAD: es la virtud de ser decente, razonable, recatado
y justo. Esta cualidad se podría conectar íntimamente con la sinceridad. El
dinero y las fluctuaciones económicas mundiales agravan las coyunturas de
pobreza, las ambiciones crecen y en el medio se multiplico la corrupción. Un
ambicioso escala con la ecuación de un medio para un fin sin reparar en cómo
llegar a los objetivos. Se rige por el “que” y el “como” no entra en su
percepción. El corrupto es el vanidoso con poderío, que teje a su gusto y usa
cualquier red a su alcance para tapar o disfrazar sus comportamientos. En esta
posmodernidad, el honesto tiene que desgarrarse sus vestiduras, sufrir y
explicar los sucesos de un sistema corrompido por algunos, que tienen fama de
“inteligentes” para otros. Más o menos como la genial comparación de
Fontanarrosa en donde dice que “el verdadero hombre inteligente es el que
aparenta ser boludo delante de un boludo que aparenta ser inteligente”
GRATITUD: Es un sentimiento de estima y reconocimiento que
se tiene sobre alguien que nos ha hecho un favor o ha prestado un servicio. Se
dice gracias actualmente, en muchas ocasiones como una reacción espasmódica y
sin conciencia de corresponder a las personas en esos favores. Cuantos amigos
que se pelean entre sí porque algunos piensan que es menester que los
recomienden en los terrenos profesionales como si eso fuera una imposición
obligatoria por el propio lazo. Cuantos hijos ignoran el agradecimiento para
con sus padres por el solo hecho de pensar que el propio rol ya justifica que
toleren algunas actitudes que pueden ser injustificables. El virtuosismo de
agradecer radica en el desinterés de hacer un listado de favores y en el
impulso del ánimo que implica ayudar al prójimo.
VALOR DE LA FAMILIA: no requiere explicación ya que se
entiende por sí mismo. El siglo 21 ha posicionado a los lazos familiares en un
terreno difuso. Parejas que prueban la convivencia como examen piloto sin
dirección definida, hombres y mujeres viviendo cada uno por separados con sus
hijos y los de relaciones anteriores. Madres que deciden alquilar su vientre,
padres que ponen su semilla en un tubo de ensayo. Niñas que prueban la
maternidad antes que el primer beso, niños que se encuentran con un bebe antes
que saber su vocación de vida. El núcleo familiar se corrió y hoy vemos
diseminados a un buen puñado de adolescentes desamparados que son potenciales
almas perdidas en la adultez o salvadas por la gracia divina de otros
personajes que se cruzan en sus caminos y corrigen sus rumbos
.
SOLIDARIDAD: se manifiesta en el apoyo incondicional a
causas o intereses ajenos, sobre todo en situaciones comprometidas. Ser solidario
por estos tiempos pareciera estar más asociado al marketing de buena persona o
empresa modelo que al propio acto y goce de ayudar. Se hacen eventos solidarios
que en parte son genuinos, pero se contaminan cuando hay un patrocinio o una
decisión empresarial de destinar un presupuesto para tener una buena
reputación. La imagen de una bolsa de alimentos con una publicidad al lado no
es compatible a una actitud inmaculada. El necesitado hay veces que no es tan
necesitado, tiene disponibilidades para poder obtener un salario digno y se
viste de pobre o finge una discapacidad para fomentar lastima y ganar dinero
fácil. La hipocresía puede aparecer con el que necesita colaboración como con
el que está dispuesto a brindarla con el factor publicitario abstracto de
garante
.
EMPATIA: implica ponerse en la situación afectiva de
otro ser humano, generalmente en sus sentimientos. El famoso ponerse en el
lugar del otro. Suele ocurrir con poca frecuencia que se tenga esa
capacidad de dar vuelta una situación para sentir un pensamiento o una forma de
actuar ajena. Salir del caparazón propio. Innumerables confrontaciones se
llevan a cabo por el orgullo de encerrarse en la idea y la percepción
particular que uno tiene de un hecho sin tomar una visión más global y enriquecedora
de tratar de indagar o entender las razones del sujeto con el que se discute.
Cuantas peleas se desarrollan sin tener noción cierta de porque se pelea. Por
ejemplo, Llego tarde a un lugar y no considero el tiempo ajeno o Tener una
posición de bonanza económica y hablar de carencia en un grupo de gente que
apenas llega a fin de mes o está en otro nivel de economía. Vivimos en una
realidad donde la rueda gira y gira para todos en condiciones diferentes de
vida, pero en una misma coyuntura
EXPERIENCIA: es el conocimiento o la habilidad para
hacer algo que se adquiere al haberlo realizado, sentido, vivido o sufrido.
Poseer experiencia es tener un croquis de determinadas circunstancias para
cuando uno vuelve a experimentarlas ya tiene un esquema mental y corporal de
cómo reaccionar ante ellas. Hoy se desecha en algunos puntos ese valor por la
creencia de que lo nuevo irradia otros aires y no está sometido al desgaste. Lo
cierto es que podemos ser testigos de cómo despiden de una compañía a un supervisor
con 30 años de trabajo y se lo reemplaza por un chico de mitad de edad con la
excusa de la nueva era y que la mente juvenil impulsa nuevos bríos. Cosa que es
cierta pero que puede llegar al punto de la frustración si no tiene un proceso
evolutivo natural que requiere el ámbito empresarial con el acompañamiento de
gente que vivencio los nervios naturales de toparse con tamaña responsabilidad.
El joven termina abandonando su puesto de trabajo o puede fortalecerse y
crecer. En la vida se da una extraña paradoja, el niño quiere ser adulto
seducido por la libertad de desenvolvimiento. El adulto quiere volver a la
niñez porque lo abruman las responsabilidades y el viejo, que tiene la
sabiduría de las dos etapas a veces duda entre cual elegir. A cualquier evento
hay que atesorar el saber de cada edad y compatibilizarlo con la nueva sangre.
Hay más valores para analizar, pero de forma arbitraria,
elegí quedarme con un puñado para describir esta confusión que en cierta medida
es una crisis de valores que se está regando con mucha fuerza en las nuevas
generaciones donde el desamparo es preocupante. La educación tiene grietas que
son invadidas por los mensajes subliminales de la sociedad del consumo que
contamina criterios, la pobreza crece exponencialmente y en paralelo a un ritmo
feroz, la delincuencia.
Los legados culturales son cada vez más superficiales y
el éxito fácil se devora al virtuosismo.
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