Cuando la gente piensa en “la democracia,” mayormente
piensan en la votación. Es cierto que la votación es una parte importante, pero
la democracia es algo con que nosotros como ciudadanos debemos conectarnos cada
día.
Como una organización, trabajamos para asegurar que la gente
tenga oportunidades para participar en la toma de decisiones en todo nivel.
Creemos que la gente debe tener una voz cuando se habla de lo que pasa en sus
escuelas, comunidades y gobiernos continuamente – no sólo en el día de las
elecciones.
Este verano pasado para festejar nuestro Día de
Independencia, lanzamos una campaña para animar a la gente a hablar sobre que
significa la democracia. Personas de todas partes del país contribuyeron sus
ideas diversas, como “la transparencia,” “la participación,” “compartir
responsabilidad de los resultados del gobierno,” etc.
Esta campaña no solamente generó respuestas de gente
alrededor de los Estados Unidos, sino también llamó la atención de Adam
Cronkright, co-fundador de Democracia En Práctica, una organización sin fines
de lucro en Cochabamba, Bolivia dedicada a la innovación democrática,
experimentación colaborativa y capacitación.
“Lo que sobresalió para nosotros,” explica Adam, “es que
varias personas en la campaña expresaron la idea que la democracia puede ser
mejor y que mejorarla es como un viaje sin fin.” Él dice que este tema conectó
tanto con ellos porque esta es justamente la misión de Democracia En Práctica.
“Estamos tratando de fortalecer a este movimiento global y creciente para
mejorar la democracia y pensamos que lo más importante es que la gente empiece
a experimentar con otras maneras, no sólo en gobiernos sino también en
escuelas, asociaciones de comunidades, sindicatos, ONGs, cooperativas, y otros
grupos semejantes. Estamos tratando de impulsar a la gente a pensar fuera de la
caja y ser creativa.”
Están esperando que puedan inspirar a los demás de esta
manera por proporcionar un ejemplo innovador de ellos mismos. Hace unos dos
años, Democracia En Práctica ha estado trabajando en escuelas en Bolivia,
ayudando a los estudiantes a reinventar el concepto del gobierno estudiantil
(centro de estudiantes). Adam ve a las escuelas como un muy buen lugar para
este tipo de experimentación porque “los riesgos son tan bajos que los
estudiantes pueden totalmente rediseñar su gobierno – cada semestre si les
gusta – de maneras que serían demasiado peligrosas experimentar en otros
contextos.” También explica que este tipo de experimentación lleva el beneficio
adicional de animar a los estudiantes a meterse y pensar de manera crítica y
creativa en cómo pueden mejorar su unidad educativa.
Es en este contexto innovador en el que los estudiantes han
reemplazado a las elecciones por votación con elecciones por sorteo, compartido
cargos por una rotación y probado ambos la participación obligatoria y
voluntaria. Estos y otros cambios han tenido efecto: el gobierno estudiantil en
uno de los colegios ha establecido la primera biblioteca de su escuela, entregó
los primeros carnets estudiantiles para conseguir el pasaje escolar, y
reclamaron el abuso de poder de un profesor. Mientras tanto, el equipo de
Democracia En Práctica proporciona sugerencias, apoyo y capacitación junto con
apoyo de los profesores y directoras de las unidades educativas. Es un proceso
continuo el tratar de convertir al gobierno estudiantil en uno que sea más
incluyente, representativo y eficaz en una variedad de contextos. Un viaje sin
fin.
Los bolivianos festejan su Día de Independencia el 6 de
agosto e inspirados por nuestra campaña los de Democracia En Práctica
preguntaron a estos gobiernos estudiantiles que significa la democracia para
ellos. Como explicó Adam, los estudiantes dieron su propio toque a la pregunta.
“Igual que en los Estados Unidos, la gente acá en Bolivia es de una variedad de
vivencias y tienen perspectivas muy diversas, pero los dos gobiernos
estudiantiles optaron a deliberar y decidir por una respuesta colectiva.”
Así no es sorprendentemente que ambos en sus respuestas enfatizaron la unión.
Tenemos mucho que podemos aprender uno del otro, si es
de nuestro vecino al lado o nuestros amigos en el otro hemisferio. De hecho, la
única manera en la que podemos seguir construyendo una democracia que funcione
para todos y todas es por analizar y mejorar constantemente nuestros sistemas
actuales, aprender de las experiencias de otras personas como de las nuestras y
asegurar que todos tengan la oportunidad de participar.
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