El objetivo de la sociedad del bienestar es cubrir nuestras
necesidades materiales básicas. Pero ha llegado el momento de que también
garantice las condiciones para que cada persona desarrolle su autoestima: un
proyecto de vida que nos llene de satisfacción moral.
No se suele mencionar la autoestima en la lista de bienes
básicos imprescindibles para vivir bien. Los bienes primarios más reconocidos
remiten a los llamados “derechos sociales” y son la educación, la protección de
la salud, el derecho a una pensión y el subsidio de desempleo.
La autoestima, clave en nuestro bienestar emocional
Entre estos bienes básicos no figura la autoestima como
un logro sin el cual nadie puede aspirar a ser algo en la vida ni verse con
capacidades suficientes para llevar a cabo sus propósitos y hacer realidad sus
sueños.
Parece darse por supuesto que si alguien tiene acceso a la educación,
a ser hospitalizado cuando está enfermo, a recibir una pensión cuando se jubila
o a una compensación si se queda sin trabajo, todo ello es suficiente para que
podamos sentirnos tranquilos y seguros de que nuestro plan de vida, sea el que
sea, podrá llegar a realizarse.
En parte eso es cierto. La protección social que
proporciona el estado del bienestar tiene como fin recortar las desigualdades y
garantizar a todos, pero en especial a quienes no podrían obtenerlo por sí
mismos, lo mínimo necesario e imprescindible para vivir bien.
No se trata de una protección para vivir opíparamente, sino
para que las personas puedan arreglárselas sin sentirse totalmente al margen de
la sociedad en la que viven.
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