El poder de la palabra es tremendo. Aunque muchas
personas digan que una imagen puede valer más, y en ciertos casos es verdad, no
hay que olvidar que cuanto sale de nuestra boca tiene un valor. Así, lo más
pequeño e insignificante puede hacer un gran daño, dependiendo cuáles sean las
circunstancias de la comunicación.
En numerosas ocasiones se oye el célebre dicho de que “una
imagen vale más que mil palabras”. Sin embargo, una palabra puede contener en
sí misma un poder enorme y, acompañado de más palabras, puede llegar a ser incluso demoledora.
“Como flores hermosas, con color, pero sin aroma, son las dulces
palabras para el que no obra de acuerdo con ellas.”
-Buda-
Vamos a ver cómo se puede utilizar el poder de la palabra para que se ponga de
nuestro lado, para hacer daño o simplemente conseguir algo de nuestro
interlocutor, aunque sea hacerle feliz.
La fuerza de las palabras es tal, que no son necesarias demasiadas
para causar una profunda alegría o una honda tristeza. Muchas veces basta una
frase que valide una emoción que sentimos o un párrafo corto que ataque nuestro
punto más débil.
¿Quién no tiene un amigo tóxico o manipulador que sabe cómo
usar la palabra para sacar de nosotros cuanto quiere, aunque nosotros no lo
deseemos? ¿A quién no
le han dicho nunca palabras llenas de ira, resentimiento,
dolor, rechazo o tristeza?
Nos guste o no, la palabra es
la forma más usada por los humanos para el acto de la comunicación.
Además, es un intercambio que deja huella. ¿Quién de nosotros no
recuerda alguna de esas frases que le ha causado un gran dolor o
le ha alegrado el día?
No obstante, no solo el poder de la palabra es grande cuando
pretende herir. También sirve para describir sentimientos como el placer,
la bondad, el amor o el agradecimiento. De hecho, hemos sido capaces de
crear algunas de las palabras más bonitas del mundo para hablar de aquello que
nos agrada: belleza, amistad, solidaridad o
los encantos que nos rodean.
¿Qué sería del amor sin la palabra? ¿Hay algo más bello que
decirle a la persona a la que quieres todo cuanto sientes por ella, y que sepa
lo mucho que significa en tu vida?
Es evidente que el poder de
la palabra es enorme para hablar con otras personas de todo cuanto es bueno y bello en nuestra vida, este
es probablemente uno de los mejores usos que tiene.
“Las palabras son como monedas, que una vale por muchas como
muchas no valen por una.”
–Francisco de Quevedo–
La palabra tiene un enorme poder. La palabra puede ser
fuente de belleza, de poesía, de creación, de amor, de vida, de
alimento para el alma, de positivismo… Pero, como todo en este mundo, hay un lado
oscuro que la retuerce y la oprime, la grita y la estrangula.
Por desgracia, cada día
parecen haber más voces que intentan que su mensaje quede por encima del resto, elevando el tono o la
gravedad de las acciones con las que intentan respaldarlo. Atacando a los
demás, pensando que la validez de su mensaje les confiere el resguardo moral
necesario para sesgar las vidas de quienes se oponen o permanecen indiferentes
al mismo.
La responsabilidad con la que ejerzamos y disfrutemos
del poder de la palabra es nuestra.
Utilizarla para crear construir, compartir,
acariciar o abrazar en vez de para agredir, atacar o destruir, en el fondo, es
nuestra decisión. Tanto practicarlo como censurarlo.
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