Las personas apeirofóbicas
suelen esforzarse por llevar su vida del modo más previsible posible en un intento de alejar sus pensamientos obsesivos sobre
la infinitud o el universo.
La apeirofobia es el miedo
excesivo e irracional a la comprensión del concepto de infinito y eternidad.
Este miedo causa un gran malestar y puede manifestarse a cualquier hora y
momento del día o la noche. Basta con tener un pensamiento
intrusivo sobre el
infinito para provocar un serio problema de ansiedad.
Así, la idea de estar entrando en contacto con el infinito
produce una gran sensación de vértigo, donde no se consigue ningún punto de
apoyo que genere cierta sensación de control de la situación. Por tal motivo, se pone en
marcha la evitación de situaciones en las que exista un estímulo
relacionado con el infinito: el cielo, el mar, las secuencias
numéricas interminables y las actividades ligadas a la introspección y a la
imaginación relacionada con la inmensidad.
Las personas apeirofóbicas
suelen esforzarse por llevar su vida del modo más previsible posible en un intento de alejar sus pensamientos obsesivos sobre
la infinitud o el universo.
Como toda fobia, la apeirofobia no tiene una causa única. Se
ha relacionado con factores de índole genética, ambiental, social y de
aprendizaje, por lo que se le han acuñado múltiples explicaciones. Por
ejemplo, Sigmund Freud,
médico neurólogo y padre del psicoanálisis se interesó por el estudio de las
fobias y planteó que estas se originaban en dos fases:
Primera fase: ocurre un evento que genera una gran angustia.
Al mismo tiempo, la persona que está desarrollando la fobia tomaría un
objeto del mundo exterior (araña, caballo, coche, infinito) y lo relacionaría
con el peligro.
Segunda fase: la persona inicia la constitución de todos los
medios de defensa para impedir el contacto con ese peligro que proviene del
medio exterior.
“El miedo es un sufrimiento que produce la espera de un
mal”.
-Sigmund Freud-
Como todo trastorno fóbico, la apeirofobia debe ser
abordada y tratada por especialistas, como psicólogos o psiquiatras. Solo ellos están
cualificados para decidir el tratamiento indicado para cada caso.
Los trastornos fóbicos suelen ser abordados con
psicoterapia. Solo en los casos más graves, donde se ven invadidas muchas áreas
de funcionamiento que impiden la vida cotidiana, serán indicados tratamientos
farmacológicos en conjunto con la psicoterapia. Un psiquiatra deberá evaluar al
paciente previamente para poder recetarle medicación.
Como vemos, la apeirofobia puede producir un gran
malestar en la persona que la padece. Por tal motivo, es importante acudir
al especialista cuando se comienzan a presentar síntomas molestos que impiden
llevar una vida tranquila. Las conductas evitativas y obsesivas consumen una
enorme cantidad de energía vital, y pueden volverse agotadoras y escasamente
adaptativas.
“Las emociones inexpresadas nunca mueren. Son enterradas
vivas y salen más tarde de peores formas”.
-Sigmund Freud-
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