Con origen en el concepto latino dialŏgus (que,
a su vez, deriva de un vocablo griego), un diálogo describe
a una conversación entre dos o más individuos,
que exponen sus ideas o afectos de modo alternativo para intercambiar posturas.
En ese sentido, un diálogo es también una discusión o contacto que surge con el
propósito de lograr un acuerdo.
Un ejemplo de este significado que tiene la palabra que nos
ocupa podría ser el que exponemos a continuación: “Los dirigentes de los dos
partidos políticos más importantes del país establecieron un intenso diálogo
para intentar encontrar una solución y establecer así un acuerdo con el
objetivo de mejorar la situación económica”.
Por otra parte, el diálogo se puede describir en el marco de
una obra literaria, en prosa o en
verso, en la cual se arma una conversación o surgen controversias entre dos o
más personajes. Se utiliza como tipología textual en la literatura cuando
aparecen dos personajes que hacen uso del discurso diegético y actúan como
interlocutores.
En este ámbito literario, tenemos que subrayar la existencia
de un autor que estableció el diálogo como género. Este no es otro que el
filósofo griego Platón quien cuenta con una interesante obra que se clasifica
en cuatro categorías en función de la etapa de su vida a la que corresponden.
Así, en primer lugar estarían los diálogos socráticos que
son los textos que realizó durante su juventud y que se centran en cuestiones
de carácter ético. En segundo lugar están los trabajos de transición que giran en
torno a la política, y la tercera categoría corresponde a lo que son los
diálogos críticos que fueron realizados durante su madurez y que se
caracterizan porque en ellos habla sobre los mitos y las ideas.
Finalmente la cuarta categoría es la que engloba a los llamados
diálogos de vejez. En ellos no sólo vuelve a plantear cuestiones ya
protagonistas de anteriores trabajos sino que también apuesta por abordar
nuevas temáticas como, por ejemplo, la medicina y también la naturaleza.
Asimismo tampoco hay que olvidar que, a lo largo de la
Historia, muchos son los escritores que han utilizado el término diálogo para
titular unas obras en las que ellos mismos “conversan” con personajes
importantes o con determinados elementos de nuestra vida diaria. Este sería el
caso, por ejemplo, de Victoria Ocampo con Diálogo con
Borges o
de Gianni Vattimo con Diálogo con
Nietzsche.
En su uso más habitual, el diálogo es una forma presente tanto en el discurso oral como
en el escrito en donde se comunican
entre sí dos o más personas. Se trata de un recurso válido y adecuado para intercambiar ideas por
cualquier medio, ya sea directo o indirecto.
El diálogo puede ser tanto una conversación amable como una
violenta discusión. De todas formas, suele hablarse del diálogo como una
exposición e intercambio de pensamientos donde se aceptan las posturas del
interlocutor y los participantes están dispuestos a modificar sus propios
puntos de vista.
Por eso existe un consenso sobre la necesidad de diálogo en
campos como la política, por
ejemplo.
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