No tengo paciencia. La fui aprendiendo a los
cachetazos y me falta bastante. En parte, tiene que ver con mi propia
estructura; en parte, me he contagiado de los demás y de esta cultura que
privilegia lo veloz, lo instantáneo, lo procesado y predigerido, lo
superficial. ¡Lo queremos todo y ya!
En realidad, estamos más
acelerados en muchos aspectos. El tiempo que antes tomábamos
para comprender algo, para concretarlo, para darnos cuenta de los aprendizajes,
para liberar o sanar, para el retorno del karma, para transitar duros momentos,
se ha hecho más corto y más rápido. Ya no necesitamos de elaborados
rituales ni largas terapias ni sanaciones porque la Nueva Energía es potente y
simple.
El otro aspecto por el que no valoramos la paciencia
es porque es una cualidad
femenina dada por irrelevante por el patriarcado, al igual que otras como la entrega, la
confianza, la presencia, la
receptividad, la perseverancia, la sensibilidad, etc. ¿Para qué tener
paciencia si puedo tenerlo, forzarlo, conquistarlo ahora?
Según Diseño Humano, hay cuatro Tipos de
personas: Manifestadores, Generadores, Proyectores y
Reflectores. Solo los primeros pueden expresar y manifestar (iniciar
algo), sin necesidad de esperar ni de necesitar a otros; constituyen un
9% de la población. La mayoría de los cursos y programas de desarrollo
personal están dirigidos a ellos (que no los necesitan), ya que el resto de los
Tipos tiene como estrategia ESPERAR.
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