sábado, 13 de octubre de 2018

Integración Social

Buceando por viejos textos escolares encontramos esto: “un ciudadano comprometido es aquel que no sólo conoce sus derechos y obligaciones, sino que además los ejerce a través de la participación activa y comprometida en estos espacios”. 

Buena definición en los papeles pero, ¿de qué manera conjugamos lo que deberíamos hacer en el marco de dinámicas sociales complejas marcadas por deficiencias en educación, salud y trabajo? 

“Si el vecino tiene como prioridad comer y pagar sus cuentas, obviamente, no participará en temas sociales o comunales que directa o indirectamente luego tendrán relación directa con ellos mismos”. Una bocanada de realidad nos trae el Presidente de la Asociación Civil Formando Ciudadanos, Julián Morínigo. 

Él junto a un grupo de profesionales con marcado perfil social y de forma totalmente voluntaria, intentan “generar continuamente ámbitos de contención a los grupos de alta vulnerabilidad social y propender al facilitamiento de una ‘movilidad social ascendente’. Esta última entendida sobre la base de que todos adquieran la misma oportunidad de progresar. 

El profesional recuerda la antigua frase “Mi hijo el Doctor". Una “leyenda” que nos remonta a la fascinación por las dos carreras que algunos padres añoraban para sus hijos: Medicina o Abogacía. Un título que aportaría un cierto “status” dentro de la sociedad. Claro está que no siempre esta es una realidad cercana. 

“La posibilidad cierta y concreta de poder darle a las nuevas generaciones las herramientas necesarias para acceder al conocimiento lo que dará la libertad individual y colectiva de la sociedad. Sin el acceso libre, gratuito y universal al conocimiento (educación, cultura, salud, información, trabajo, entre otros) no podremos avanzar como sociedad”. 

Teniendo en cuenta algunos de los objetivos de la Asociación es que este grupo de profesionales considera primordial acentuar el trabajo en aquellas poblaciones más vulnerables. Inmigrantes, personas usuarias de drogas, mujeres víctimas de violencia de género como así también en problemáticas relacionadas a la salud y la educación. Todos los involucrados con “un perfil socio-económico-cultural medio a bajo”. 


Para lograr cambios en la sociedad en que vivimos, la tarea debe comenzar cuando los niños ingresan al sistema escolar. Este último debería tener un rol protagónico en la temática. La escuela como institución debiera preparar ciudadanos con capacidad crítica y activos en su compromiso con el contexto que los rodea para la transformación de una sociedad más justa. 

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