viernes, 19 de octubre de 2018

Ser Imparciales


Muchas veces nos encontramos atascados, atorados con suficientes problemas personales los cuales en su momento creemos insalvables, otras veces sólo nos contemplamos con el ojo del juicio y la autoflagelación, lo que me hace recordar el lineamiento bíblico que nos invita a no juzgar.

Cuando colocamos juicios en los hombros de otros o sobre los propios, además de dañarnos preparamos el terreno para que nuestra vida se mueva de forma lenta y conflictiva, de la misma forma emitir juicios hacia los otros así como murmurar de otros  crea para ellos y para nosotros formas de energía que detienen nuestro proceso evolutivo, además de crear energías densas a nuestro alrededor.

Esto nos lleva a la necesidad de analizar las formas como nos expresamos de nosotros mismos, de nuestros seres queridos, así como la forma como nos comunicamos con nuestro circulo de influencia, recordando que toda forma de pensamiento, al igual que las palabras, son formas de densidad que se aloja en nuestro cuerpo y crean para nosotros experiencias de vida.

La manera de contrarrestar el efecto del mal uso del verbo y el pensamiento es aprender  sobre la importancia y beneficios de  la autovaloración y el respeto propio. Amarse a si mismo es una actitud importante para recobrar energía, la autoagresión y toda forma de no aceptación a si mismo genera energías de baja frecuencia, las cuales favorecen enfermedades degenerativas del sistema orgánico.
Querernos implica aceptarnos sin condiciones, sin castigos, ni reprocharnos, ni mucho menos enjuiciarnos y torturarnos  por los errores cometidos en el pasado, debemos ser solidarios con nosotros mismos desde el amor y la compasión.

Lo que en modo alguno implica la autocomplacencia, ni el dejar de mejorar como individuos, respetarnos también implica aceptar la responsabilidad por los hechos que ocurren en nuestra vida, el poder que tenemos de construir nuestra vida, sembrar semillas de luz y aceptar los frutos de nuestras acciones sin olvidar que estamos totalmente relacionados unos con otros, así como recordar en todo momento que no existe formas de evadir las consecuencias de lo que hacemos.


El amor y respeto hacia nosotros mismos, implica esta misma condición para las otras persona y por supuesto para la naturaleza, ya que somos interdependientes unos de los otros y definitivamente necesarios.

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