martes, 23 de octubre de 2018

El Subdesarrollo


El concepto de subdesarrollo, y sobre todo el de país subdesarrollado, es un muy moderno. Aparece durante la descolonización, en los años 50. Existe la tendencia a enfocar el problema del subdesarrollo como un dato estadístico y comparativo, entre los países ricos y los pobres, por su renta per cápita o su producto interior bruto. Sin embargo, no es lo mismo una sociedad no desarrollada que una sociedad subdesarrollada.

Aquella es una sociedad no capitalista, sin los avances tecnológicos propios de la sociedad occidental, pero perfectamente estructurada y que responde a las necesidades de sus individuos y del medio. La sociedad subdesarrollada tiene otros problemas, derivados de ser una sociedad capitalista con un bajo de nivel tecnológico y una renta mal repartida. Pero, además, es una comunidad que no responde a las necesidades de sus individuos, que sufren altos índices de paro, subempleo, delincuencia y marginalidad, y que tampoco responde a las necesidades del medio, ni está en sintonía con él.

El concepto de subdesarrollo se divulga durante los años 60 gracias a los medios de comunicación de masas, que lanzan como problema el hambre en el Tercer Mundo, las guerras, las dictaduras, etc. 

Durante los años 60 el subdesarrollo se entiende como una consecuencia del bajo consumo. Por un lado está subdesarrollado, o es pobre, el que no puede consumir; y por otro, la doctrina keynesiana vincula el desarrollo y el crecimiento económico al consumo. Los niveles de consumo de los países capitalistas desarrollados son un estadio de civilización al que todo el mundo está abocado.

La crisis económica de 1973 puso en duda que el desarrollo económico por el consumo fuese ilimitado, ya que los niveles de consumo tenían un límite. Se hizo patente que las posibilidades de supervivencia del sistema económico dependían de la buena distribución de la renta.

Las desigualdades aparecen cuando existe gran diferencia entre el número de consumidores y la capacidad del aparato productivo. Esto se traduce, a escala local, en las diferentes formas de posesión y uso de los recursos, y de los medios de producción.

Los países subdesarrollados dependen industrial y económicamente de los desarrollados. Son estos los únicos capaces de acumular capital a costa de los recursos ajenos. La inversión en un país subdesarrollado tiene como objeto obtener unos beneficios, y por lo tanto detraer capital de la zona. Los canales de comercialización de los productos están en manos de los países desarrollados. Es aquí donde mayores capitales se acumulan, ya que tienen la función de poner en el mercado los artículos.

Estas características son, frecuentemente, explicaciones, y excusas, de porqué un país está subdesarrollado.

En primer lugar, sus habitantes apenas disponen de lo necesario. El concepto de lo necesario se amplía en la sociedad capitalista de consumo de masas. Es la vieja teoría que vincula el desarrollo y el consumo con el crecimiento económico. Es un concepto relativo que se amplía con el desarrollo económico.

Otra característica es la subproducción de tipo capitalista. Los recursos no están aprovechados. Según esto, sólo es posible producir en fábricas al modo capitalista, consumiendo los recursos de manera predadora. Pero el concepto de recurso es algo que cambia con la tecnología, y las posibilidades que tiene una sociedad para utilizarlo.

Otra de las características de los países subdesarrollados es su alto crecimiento demográfico, debido a causas endógenas. Existe la creencia de que las altas tasas de incremento de la población impide el desarrollo económico. Esto, que puede ser cierto a escala familiar o en el corto plazo, no lo es a escala nacional, ya que una masa de población grande garantiza una mano de obra abundante y barata, que, además, es consumidora. Si la población es mayoritariamente dependiente, o está en el paro, se debe a los bajos niveles de inversión, y no a los altos índices de población.

Otra de las características de los países subdesarrollados es la dependencia económica del mundo desarrollado, en un nuevo tipo de colonialismo, neocolonialismo, según el cual la inversión industrial y los canales de comercialización del producto están en manos de los países ricos, frecuentemente las antiguas metrópolis. La reducida inversión implica unos bajos índices de industrialización, que además depende del exterior, y que, en última instancia, se lleva los beneficios del capital y las horas trabajadas.

Tras la crisis de 1973 los países del Tercer Mundo se industrializan gracias a la política de desconcentración productiva de las grandes multinacionales; que buscan en los países y los trabajadores del Tercer Mundo condiciones más ventajosas: para las empresas, de contratación de la fuerza de trabajo, impuestos, etc. Esto implica la total desarticulación de la economía tradicional, ya que las nuevas industrias atraen a parte de la población activa y la convierte en proletariado industrial, ajeno y desvinculado de la economía tradicional del país.

Otra de las características del Tercer Mundo es el intercambio desigual de las mercancías. Ellos producen materias primas y compran productos elaborados de alto valor añadido. Esta situación está cambiando con la nueva industrialización de los países del Tercer Mundo, aunque no son ellos quienes se llevan los beneficios.

Según esto, existen unas características tópicas de lo que es un país subdesarrollado: insuficiencia alimentaria, déficit social, analfabetismo, recursos desatendidos o derrochados, elevado porcentaje de agricultores, escasez de clase media consumista, incompetencia industrial, hipertrofia del sector terciario, bajo PIB, desempleo, subempleo y trabajo infantil, subordinación económica, desigualdades sociales internas acusadas, crecimiento demográfico, persistencia de la miseria, etc.

Todas estas características son valoradas comparativamente con los países desarrollados. Pero esta concepción de lo que es un país subdesarrollado ha quedado desfasada, ya que se han desarrollado unos procesos de industrialización, alfabetización, caída del crecimiento demográfico de la población, y de descenso de la producción y la productividad agrícola, que hacen temblar estos criterios.

En realidad, estas características de los países subdesarrollados son los efectos que una economía subdesarrollada produce en una población, no las causas. Son fruto de la desigualdad intrínseca que introduce el sistema capitalista, que tiende a acumular capital en unos países detrayéndolos de otros.


Si analizamos atentamente las sociedades de los países capitalistas podemos encontrar grupos de población que tienen las mismas características que las de los países subdesarrollados, es el llamado cuarto mundo, la única diferencia es que en los países del Tercer Mundo esta población adquiere el carácter de endémica, ya que están alejados del centro capitalista, y que tienen unos canales de distribución de la riqueza malos y escasos.

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