No puedo decirles la cantidad de veces que he visto sufrir a
mis queridos amigos a través de situaciones menos que ideales que dependían
totalmente de ellos. En otras palabras, tenían una opción en el asunto. Estoy
seguro de que has visto que esto suceda en tu propia vida. Viste a uno de tus
amigos quedarse en una relación que sabías que no estaba entregando lo que
necesitaban. Viste a uno de tus amigos quedarse en un trabajo que les estaba
amargando la vida. Tal vez viste a alguien renunciar a un sueño. O tal vez ese
alguien eras tú. No lo sé.
Puedes hacer
lo que quieras. Solo debes quererlo lo suficiente. Puede salir de tus deudas,
puede encontrar un trabajo que te guste, puedes teñirte el cabello de azul,
puedes ahorrar para el automóvil de tus sueños. Puedes viajar y vivir
simplemente. Calcula lo que quieres y ve tras ello.
Muy a menudo,
veo que la gente se queda en una situación mediocre, “bien”, “normal”. Se
mantienen en este estado de vida tibia por temor a que lo que hay fuera sea
peor. No lo es. Lo prometo. Cuando avanzas en la vida, con intención, con
objetivo, con propósito, no será peor. Puede ser más difícil. Puede significar
compromiso. Pero no es peor.
¿Tienes metas?
Pues traza tus objetivos y empieza a cumplirlos. Haz lo que amas, lo que te
apasiona. La vida es para disfrutar del amor, la familia, el mundo. Haz que
cada momento valga la pena, no te quedes con las ganas de viajar, de hacer ese
deporte que te atrae, de estudiar lo que realmente te apasiona, de descubrir el
mundo.
Cuando empieces a vivir tu vida y dejes la mediocridad, te darás cuenta
de que la satisfacción que sentirás valdrá la pena.
Olvídate de la
aprobación y ten fe en que lo mejor aparecerá.
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