martes, 9 de octubre de 2018

Satisfacción Personal


Para poder desarrollar un proyecto de vida estratégico lo primero que debemos determinar es por qué vale la pena hacerlo. Cuál debe ser nuestra principal motivación para luchar y tratar de alcanzar metas.

El primer mito que debemos eliminar es pensar que el propósito o el sentido de la vida es tener felicidad. La felicidad es importante, pero no es lo más importante y para entender esto tenemos que analizar que es la felicidad y que la ocasiona.

La felicidad es un sentido de tranquilidad y de paz interior. La felicidad está caracterizada por un sentido de aceptación del mundo tal como es. Somos capaces de ver las cosas como son sin tratar de darle una calificación de bueno o malo. La felicidad es una emoción positiva que nos hace sentir bien, nos ayuda a ser más productivos, a tener mejor relaciones con otras personas y a mantenernos abiertos a nuevas experiencias y aprendizajes sin dejar que las emociones negativas nos paralicen o nos hagan hacer cosas de las que nos podemos arrepentir.

Aprender a ser felices es muy importante pero no es tan difícil ni tan demorado como podemos pensar. Para ser felices no necesitamos nada aparte de lo que ya tenemos. No necesitamos conocer medio mundo, ni tener el trabajo de nuestros sueños, ni estar con la pareja perfecta ni siquiera disfrutar de excelente salud. No necesitamos nada más aparte de lo que ya tengamos, e incluso aunque creamos que no tenemos nada, hay algo que todavía tenemos y eso es la vida. Siempre podemos dar gracias por seguir vivos y apreciar cuán afortunados somos de estarlo.

La base de la felicidad es la gratitud y la apreciación. Las probabilidades de que estemos vivos, de que tengamos un sitio donde pasar la noche, de que no nos tengamos que preocupar por lo que vamos a comer. Todas estas son situaciones de las que deberíamos estar continuamente agradecidos. 

A lo largo de la historia del mundo y del hombre han tenido que suceder una cantidad de eventos extraordinarios que nos han permitido estar donde estamos ahora y poder disfrutar de todas las herramientas y experiencias a las que tenemos acceso en este momento de la humanidad. No debemos dar por hecho esta gran oportunidad de estar vivos en este momento de la historia. Es algo realmente sorprendente.

Mucha gente es infeliz porque todo el tiempo se la pasan pensando en lo que no tienen o en otras personas que tienen más que ellos. Ésta es la receta número uno para ser infelices y miserables. En el momento en que empieces a pensar de esta manera intenta detenerte y pensar en lo afortunado que eres de tener lo que tienes y de estar pasando por las situaciones por las que estás pasando. 

Desarrollar esta habilidad de mantenernos positivos requiere práctica y tiempo, pero si nos enfocamos en ella, en un periodo menor a un año, vamos a ser capaces de sentirnos felices bajo cualquier situación y en cualquier momento sin importar lo que pueda estar pasando en el exterior.

Esta es la razón por la que la felicidad no debe ser nuestro principal propósito en la vida. Para conseguirla no necesitamos nada y por lo tanto no tenemos que hacer nada aparte de un cambio en la forma en que miramos el mundo. Si todo mundo viviera sólo para sentirse feliz probablemente nos estaríamos muriendo de hambre y pasaríamos todo nuestro tiempo sacándonos los piojos los unos a los otros como nuestros antepasados
.
Nuestra naturaleza humana nos hace imposible que nos quedemos quietos mientras sigamos vivos. Siempre vamos a tener que estar tomando decisiones, siempre vamos a tener que adaptarnos a los cambios en nuestro entorno, siempre vamos a tener que seguir luchando por mantenernos vivos, siempre vamos a querer seguir mejorando, en definitiva, siempre vamos a estar en movimiento.

Aquí es donde entra una sensación que es más poderosa que la felicidad. Esta sensación es la satisfacción. Las personas no nos sentimos satisfechas por lo que tenemos ni tampoco por lo que somos. No importas que tengamos diez carros parqueados en nuestro garaje o que tengamos una medalla de oro colgada en nuestra repisa. Nada de estas cosas nos hacen sentir realmente satisfechos. Las personas nos sentimos satisfechas por lo que hacemos. La satisfacción depende cien por ciento de nuestras acciones diarias.

Si a lo largo del día hacemos lo que consideramos que es correcto bajo nuestro sistema de valores y bajo nuestro mejor conocimiento, el resultado es que nos vamos a sentir satisfechos aunque las cosas que tengamos que hacer sean difíciles o dolorosas, y aunque las cosas al final no salgan como nosotros esperábamos.

En cambio si a lo largo del día traicionamos nuestro sistema de valores, hacemos cosas contrarias a lo que creemos ya sea por miedo, inseguridad u cualquier otra razón, nos vamos a sentir mal e insatisfechos.

La satisfacción no es algo que conseguimos una vez y la podemos seguir disfrutando hasta el día de nuestra muerte. La satisfacción es algo por lo que debemos luchar todos los días de nuestra vida. 

Cada día es un nuevo día y es un nuevo desafío para saber si al final de él nos podemos acostar satisfechos o no.

No necesitamos alcanzar todas nuestras metas para sentirnos satisfechos. Lo único que necesitamos es hacer nuestro mejor esfuerzo tratando de no dejar al miedo o la inseguridad ganar. Si morimos en mitad de la batalla, aunque no hayamos ganado, podemos morir satisfechos sabiendo que hicimos todo lo que pudimos, que dimos lo mejor de nosotros mismos y que afrontamos nuestra vida con verdadero coraje e integridad.

Si optimizamos nuestra vida para sentir satisfacción diaria, van a ocurrir una serie de consecuencias positivas. Lo primero es que vamos a crecer a un ritmo mucho más acelerado que de ninguna otra forma posible. Vamos a mejorar constantemente, a mejorar nuestras habilidades, a mejorar nuestro entendimiento del mundo y a mejorar nuestras situaciones particulares. A medida que crecemos y nos volvemos mejores vamos a poder crear un mayor impacto positivo en el mundo. Vamos a hacer nuestro trabajo por hacer del mundo un mejor lugar para vivir donde haya más oportunidades para más personas de crecer y actualizarse y esto va a beneficiar a todos, tanto a las personas de nuestra generación como a aquellas de generaciones futuras.


Así que mi recomendación es que primero aprendas a sentirte feliz sin importar lo que pueda estar pasando en el exterior. Al aprender a sentirte feliz podrás ser mucho más efectivo y tendrás mejores posibilidades de hacer lo que tienes que hacer cada día de tu vida para sentirte realmente satisfecho y al vivir para sentirte satisfecho podrás jugar un papel más importante en tu propia evolución y en la evolución del mundo y la humanidad.

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