viernes, 12 de octubre de 2018

El Don

El Don
Si entendemos el término don como una habilidad o capacidad especial, debemos decir que el mismo será tomado como la característica más distintiva de la persona que lo dispone. Las personas suelen presentar dones, asociados a lo físico o a lo mental. Pensemos en una persona que dispone de una fuerza contundente para levantar cosas y de imponerla a favor de la realización de actividades cada vez que lo necesita.

También el talento artístico de alguien suele apreciarse como don. Si alguien es bueno interpretando canciones se suele decir que tiene el don del canto.
El don puede expresarse tanto a nivel físico, como a nivel mental, emocional o de muchas diversas maneras (por ejemplo, una persona que se relaciona muy bien con otras).

El don es una característica que, como dijimos, no se explica muchas veces de modo racional si no que se considera único y mágico. Por lo general, el don se vuelve una característica tan única que define a esa persona o, al menos, sirve para diferenciarla del resto de individuos que la rodean. Un don puede ser la habilidad para mover partes del cuerpo de modo especial (los dedos, los músculos), como también un don puede ser la capacidad para resolver ejercicios matemáticos muy rápido, etc.

Por caso es que los dones, tanto en las religiones como en las mitologías han estado siempre muy presentes y vinculados a una santidad o deidad, respectivamente.

Mientras tanto, en el específico caso de la teología cristiana, los dones ocupan un lugar especialísimo, tal es el caso de los dones del espíritu santo, que se consideran como disposiciones permanentes y presentes y que harán al ser humano más dócil, entre ellos se destacan: inteligencia, fortaleza, sabiduría, piedad, ciencia, temor de dios, consejo.

Al mismo tiempo, el nombre don se aplica a algunos individuos como un trato diferencial y para ofrecerles un tratamiento respetuoso. Este nombre se relaciona muchas veces con cuestiones jerárquicas o de tradición. “Don Francisco es el mejor patrón que he tenido en años”.

Cuando hablamos del término don en relación a los vínculos sociales, la palabra se suele colocar al principio del nombre de un individuo para darle importancia o relevancia. Si bien este trato diferencial buscaba establecer jerarquías entre diversos individuos, hoy en día ha caído en desuso, considerándoselo un término más bien tradicional o característico de los ámbitos rurales. En muchos casos, colocar el 'Don' antes de un nombre puede también realizarse con personas a las que se conoce y aprecia especialmente, para marcar este vínculo existente entre ambas partes. Un ejemplo claro de esto es cuando se dice 'Don Pedro' a un individuo al que se conoce.

En tiempos pasados se usaba para referirse a dios y a los santos, luego también se aplicó a los marcas, nobles, arzobispos y cardenales.

El femenino de don es doña.

No hay comentarios:

Publicar un comentario