El Don
Si entendemos el término
don como una habilidad o capacidad especial, debemos decir que el mismo será
tomado como la característica más distintiva de la persona que lo dispone. Las
personas suelen presentar dones, asociados a lo físico o a lo mental. Pensemos
en una persona que dispone de una fuerza contundente para levantar cosas y de
imponerla a favor de la realización de actividades cada vez que lo necesita.
También el talento
artístico de alguien suele apreciarse como don. Si alguien es bueno
interpretando canciones se suele decir que tiene el don del canto.
El don puede expresarse
tanto a nivel físico, como a nivel mental, emocional o de muchas diversas
maneras (por ejemplo, una persona que se relaciona muy bien con otras).
El don es una característica que, como dijimos, no se explica muchas veces de modo racional si no que se considera único y mágico. Por lo general, el don se vuelve una característica tan única que define a esa persona o, al menos, sirve para diferenciarla del resto de individuos que la rodean. Un don puede ser la habilidad para mover partes del cuerpo de modo especial (los dedos, los músculos), como también un don puede ser la capacidad para resolver ejercicios matemáticos muy rápido, etc.
Por caso es que los dones, tanto en las religiones como en las mitologías han estado siempre muy presentes y vinculados a una santidad o deidad, respectivamente.
Mientras tanto, en el específico caso de la teología cristiana, los dones ocupan un lugar especialísimo, tal es el caso de los dones del espíritu santo, que se consideran como disposiciones permanentes y presentes y que harán al ser humano más dócil, entre ellos se destacan: inteligencia, fortaleza, sabiduría, piedad, ciencia, temor de dios, consejo.
El don es una característica que, como dijimos, no se explica muchas veces de modo racional si no que se considera único y mágico. Por lo general, el don se vuelve una característica tan única que define a esa persona o, al menos, sirve para diferenciarla del resto de individuos que la rodean. Un don puede ser la habilidad para mover partes del cuerpo de modo especial (los dedos, los músculos), como también un don puede ser la capacidad para resolver ejercicios matemáticos muy rápido, etc.
Por caso es que los dones, tanto en las religiones como en las mitologías han estado siempre muy presentes y vinculados a una santidad o deidad, respectivamente.
Mientras tanto, en el específico caso de la teología cristiana, los dones ocupan un lugar especialísimo, tal es el caso de los dones del espíritu santo, que se consideran como disposiciones permanentes y presentes y que harán al ser humano más dócil, entre ellos se destacan: inteligencia, fortaleza, sabiduría, piedad, ciencia, temor de dios, consejo.
Al mismo tiempo, el nombre
don se aplica a algunos individuos como un trato diferencial y para ofrecerles
un tratamiento respetuoso. Este nombre se relaciona muchas veces con cuestiones
jerárquicas o de tradición. “Don Francisco es el mejor patrón que he tenido en
años”.
En tiempos pasados se usaba para referirse a dios y a los santos, luego también se aplicó a los marcas, nobles, arzobispos y cardenales.
El femenino de don es doña.
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