miércoles, 17 de octubre de 2018

Las Personas Reflexivas


Las personas reflexivas analizan todo lo que les sucede y cuanto ocurre a su alrededor. Observan el comportamiento de los demás, conocen perfectamente su entorno y la forma de actuar de las personas que les rodean. Saben escuchar con calma y no intervienen hasta que conocen la situación y saben con claridad lo que desean decir o hacer.

Son personas que tienen control de sus emociones, no actúan con precipitación ni con ligereza sino que meditan todas las decisiones que vayan a tomar, analizan las diferentes alternativas, sus ventajas e inconvenientes, y sobre ello deciden.

Todas sus actuaciones son fruto de una profunda reflexión, meditan todo cuanto les acontece con detenimiento. Reflexionan no sólo sobre su presente y las circunstancias actuales, sino también sobre su futuro y lo que esperan de él, por lo que tienen objetivos claros y definidos.

Suelen ser personas introvertidas. Transmiten tranquilidad y serenidad, y su opinión suele ser muy valorada por los demás. Aprenden de sus errores, reflexionando sobre ellos y analizan el porqué de sus equivocaciones.

A través de la reflexión alcanzamos un mayor conocimiento y desarrollo personal. El conocimiento de uno mismo implica mirar hacia nuestro interior con actitud crítica y reflexiva. ¿El fin? Llegar a conclusiones que de forma objetiva y realista nos permitan conocer nuestras cualidades más importantes y los defectos que nos debilitan como personas.

Observarse a sí mismo y reflexionar sobre nuestros sentimientos, emociones y actitudes, es muy importante para conocer mejor nuestras reacciones en los diferentes momentos y situaciones de nuestra vida. También ayuda a saber cómo nos puede afectar un determinado problema. Es aprender a coger las riendas de nuestra vida, porque tenemos control sobre nosotros y sabemos lo que buscamos y deseamos ser.

La reflexión nos ayuda a saber con mayor claridad cómo somos y qué nos sucede. Es tratar de mirarnos desde fuera para saber con objetividad lo que nos está ocurriendo. Así, por ejemplo, es diferente estar nervioso o alterado dándote cuenta que lo estás, que estarlo sin saberlo.

Es decir, cuando uno es consciente de su estado de ánimo o de sus sentimientos actúan en consecuencia, si uno está nervioso sabe que tiene que actuar con precaución y tranquilizándose, porque su estado de ánimo le puede hacer equivocarse en su forma de actuar o decir.

Las personas que distinguen claramente sus sentimientos son más seguras e independientes y suelen salir de situaciones difíciles o estados de ánimo negativos con más facilidad.

Todos podemos cambiar o mejorar nuestros hábitos y costumbres. Para ello, hemos de poner empeño y voluntad. Aumentar nuestra capacidad de reflexión o empezar a tener la costumbre de meditar, influirá de forma muy positiva en nuestra vida.

Sugerencias para aumentar nuestra capacidad de reflexión:
- Debemos habituarnos a pensar antes de hablar y de actuar. Nuestras palabras o actos deben ser el fruto de una reflexión previa y no de la impulsividad. Tenemos que saber que cuando actuamos con impulsividad y sin haber reflexionado, nuestros actos o palabras podrán perjudicarnos.

- Debemos buscar tiempo para pensar en nosotros. Hemos de tener el firme propósito de lograr a diario un momento de tranquilidad y de soledad, para poder pensar sobre nuestras ideas, emociones o acontecimientos. Parar el ritmo frenético que la sociedad nos ha impuesto en nuestras vidas y detenernos a pensar sobre nuestra propia vida y sobre nosotros, con el fin de aclarar ideas y pensamientos.

- Es importante buscar una lectura que nos invite a la reflexión, o pensar sobre un comentario, un argumento o una idea. No debemos permitir que sucedan las cosas sin detenernos en ellas. Hay que obligarse a pensar.

Con la reflexión se obtiene un mayor conocimiento de nosotros y de nuestra realidad personal, damos respuesta a quiénes somos y lo que hacemos en la vida. Por un lado, obtenemos un mayor conocimiento de nuestra personalidad; manera de ser, rasgos principales de nuestro carácter, gustos, preferencias, etc. y, por otro lado, tenemos más claro nuestros proyectos personales, propósitos, objetivos y metas.

Las personas reflexivas tienen un mayor dominio de todas las situaciones y de sí mismo, pues son observadores y conocen con bastante exactitud lo que está sucediendo a su alrededor.

Son personas que suelen salir airosos de los conflictos o problemas, ya que tienen una mente continuamente activa y saben resolver situaciones complicadas, debido a su facilidad para analizar las situaciones y a la gran capacidad de síntesis que poseen, resumiendo y concretado el estado de cada situación por complicada que sea.


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