El término
identidad cultural es aún hoy objeto de análisis y debate por estudiosos y
organizaciones especializadas en el tema, pero en su significado más amplio, el
concepto de identidad cultural encierra un sentido de pertenencia a un grupo
social con el cual se comparten rasgos culturales, como costumbres, valores y
creencias. La identidad no es un concepto fijo, sino que se recrea individual y
colectivamente y se alimenta de forma continua de la influencia exterior.
Entre las opiniones
más extendidas y aceptadas está la de que la identidad cultural de un pueblo
viene definida históricamente a través de múltiples aspectos en los que se
plasma su cultura, como la lengua, instrumento de comunicación entre los
miembros de una comunidad, las relaciones sociales, ritos y ceremonias propias,
o los comportamientos colectivos, esto es, los sistemas de valores y creencias.
Un rasgo propio de estos elementos de identidad cultural es su carácter
inmaterial y anónimo, pues son producto de la colectividad.
En América Latina y
el Caribe, un conjunto de elementos socio-culturales nos identifican como
pertenecientes a un grupo humano característico e identificable y nos establece
como tal por encima de la diversidad de manifestaciones, lenguas, costumbres,
hábitos de vida, religiones y particularidades de orden ideológico-conceptual
presentes en la particularidad de cada país o área de la región.
¿Qué nos identifica
como latinoamericanos?
Los idiomas –que
tienen por demás una raíz latina común- mayoritariamente hablados en la región,
nuestra forma de manifestarnos, de expresarnos, de vivir, de entender las
cosas, los valores ideo-estéticos, la particularidad diversa de nuestras
costumbres, la moral de las religiones traídas de otras latitudes y su
sincretismo, los lazos que nos unen históricamente, la memoria…
Esta esa identidad,
además de ser una de las más abarcadoras del mundo está muy presente en la
conciencia o el imaginario colectivo de los latinoamericanos. No solo somos
parecidos y cercanos -en nuestra diversidad-, sino que también estamos muy
percatados o conscientes de esa cercanía (para algunos eso es conciencia de su
identidad) y nos sentimos parte, es decir tenemos un fuerte sentimiento de
pertenencia, con excepciones, pero es una identidad muy compartida y de la cual
millones de personas se sienten orgullosos.
Por otra parte, la
identidad en América Latina, en el contexto de la globalización, debe ser
pensada desde la transculturación “ Al fin… en todo un abrazo sucede lo que en
la cópula genética de los individuos: la criatura siempre tiene algo de ambos
progenitores, pero también siempre es distinta de cada uno de los dos”.
La identidad
cultural de América Latina no debe verse en modo alguno como la sumatoria
mecánica de los elementos identificativo-culturales de cada país o grupo social
del continente, es el resultado del intercambio constante entre nuestras
sociedades a partir de la multiplicidad de nuestras raíces comunes. Lo
latinoamericano está presente en tantas obras culturales, costumbres, hábitos,
etc. que contribuye -en mucho- a dar sentido a nuestras vidas y está presente
en infinidad de textos, obras de arte y discursos en general que dan cuenta de
su permanente enriquecimiento.
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