Resulta obvio que el hecho de vivir la vida manteniendo una
mentalidad abierta puede proporcionarnos numerosos beneficios y ventajas, tanto
a la hora de experimentar emociones positivas como de percibir y aprovechar las
innumerables oportunidades que se nos presentan.
Mantener una mente abierta es básico para el bienestar personal y la gestión del estrés,
así como para facilitarnos conseguir nuestros objetivos vitales y mantener una
buena relación con el resto de sociedad. A fin de cuentas, es nuestra capacidad
de adaptarnos cognitiva y emocionalmente a esos cambios de la vida ante los que
no podemos permanecer impasibles, viviendo con nuestros viejos hábitos y atajos
mentales.
A pesar de que el concepto “apertura mental” haga referencia
a un rasgo de personalidad, esta se puede entrenar y desarrollar mediante
diferentes técnicas y pasos, ayudándonos a ser más abiertos a los cambios,
flexibles y comprensivos.
En el ámbito laboral, poseer una mente abierta resulta
sumamente útil en aquellos trabajos que requieran de creatividad o que estén
relacionados con la ciencia y la investigación.
Por otra parte, en nuestro día
a día, mantener la mente abierta nos ayuda a
vivir sin prejuicios.
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