martes, 11 de febrero de 2020

Compartiendo Frases


Compartiré contigo 24 frases para vivir de manera diferente. Asimilar estas frases te permitirá ver la vida distinta y de forma positiva, encontrando respuestas a muchas de las preguntas que puedas estar teniendo.

1. La tentación de rendirse será mucho más fuerte justo antes de la victoria.
2. El truco de la vida es morir joven, pero lo más tarde posible.
3. No hables a menos que puedas mejorar el silencio.
4. El viaje de mil millas comienza con el primer paso.
5. El fuerte superará un obstáculo; el sabio, todo el camino.
6. No temas demorarte, ten miedo a detenerte.
7. La felicidad de un tonto también es tonta.
8. Que hayas tropezado y caído no significa que vayas por el camino equivocado.
9. La cabaña donde te ríes es más reconfortante que el palacio donde te aburres.
10. Siempre mira las cosas desde el lado positivo, si no lo hay, frota los lados oscuros hasta que brillen.
11. Lo que suceda, sucede a tiempo.
12. Aquel que señala tus defectos no siempre es tu enemigo; aquel que habla sobre tus virtudes no siempre es tu amigo.
13. No te preocupes si no sabes algo, preocúpate si no quieres aprender.
14. Los maestros solo te abren las puertas, el resto del camino lo harás por tu cuenta
15. Por mucho que sople el viento, la montaña no se inclinará ante él.
16. Vive con paz en tu alma. Vendrá el tiempo y las flores florecerán solas.
17. No hay amigos sin defectos; si les buscas defectos, te quedarás sin amigos.
18. La desgracia entra por la puerta que tú le abres.
19. Nadie regresa de sus viajes siendo el mismo que era antes.
20. Aquellos que son capaces de ruborizarse, no pueden tener un corazón negro.
21. Es mejor ser una persona por un día, que ser una sombra por mil días.
22. Tu casa está ahí donde están tus pensamientos.
23. La persona que pudo mover la montaña empezó moviendo unas piedras pequeñas.
24. Si cometes un error, es mejor reír de inmediato.




Deseos De Servir


Cuando servimos de corazón, no debemos sufrir ni hacer sacrificios.Si nos pesa, quizá sea porque estamos tratando de cerrar una herida personal, y no por ayudar a otros. Así que empecemos por ofrecer lo que podamos dar. 

Si tenemos tiempo, ofrezcámoslo; si nuestro bolsillo lo permite, demos dinero, o compartamos nuestros talentos con los demás: escuchar, hablar, cocinar, pintar... De este modo estaremos felices de hacerlo sin sentir que es un sacrificio.

El deseo de ofrecer ayuda a gente lejana es un anhelo noble, pero servir a quienes nos rodean es más fácil y podemos hacerlo de inmediato. Dentro de nuestra familia puede haber alguien que necesita ayuda, y también entre nuestros vecinos o en la comunidad. 

Esto no significa que el resto de la gente no nos debe importar, sino que es mejor empezar por las personas que están más cerca de nosotros.

Ayudar en forma anónima nos quita la posibilidad de dar otro regalo: nuestra presencia. Cuando una persona está enferma o tiene una carencia, no solo podemos ayudarla con algo material (por ejemplo, dinero), sino también con nuestra presencia. 

La calidez de un abrazo, una sonrisa cariñosa o una mirada comprensiva pueden ser un auténtico bálsamo cuando hay dolor o necesidad. Nuestra persona, en sí misma, puede ser un valioso regalo para otro ser humano.

Al ofrecer ayuda, no solo debemos tener consideración por la otra persona, sino respetar también el momento en que se encuentra. A veces, todos necesitamos afrontar el dolor o una situación extrema para crecer como seres humanos. Esto no implica dejar de ayudar a los demás, sino respetar sus tiempos. 

No pretendamos que sigan nuestros consejos, que valoren lo que les damos y, menos aún, que nos den muestras de gratitud. Nuestra tarea es dar el paso hacia ellos, y ellos decidirán cuándo ir a nuestro encuentro.

Nuestra tarea es dar amor y ayudar a quien lo necesite, como podamos, mirar alrededor y empezar a ofrecer lo mejor de nosotros mismos. Así, nuestro corazón no tendrá más vacíos por llenar.
Cuando servimos de corazón, no debemos sufrir ni hacer sacrificios.Si nos pesa, quizá sea porque estamos tratando de cerrar una herida personal, y no por ayudar a otros. Así que empecemos por ofrecer lo que podamos dar. 

Si tenemos tiempo, ofrezcámoslo; si nuestro bolsillo lo permite, demos dinero, o compartamos nuestros talentos con los demás: escuchar, hablar, cocinar, pintar... De este modo estaremos felices de hacerlo sin sentir que es un sacrificio.

El deseo de ofrecer ayuda a gente lejana es un anhelo noble, pero servir a quienes nos rodean es más fácil y podemos hacerlo de inmediato. Dentro de nuestra familia puede haber alguien que necesita ayuda, y también entre nuestros vecinos o en la comunidad. 

Esto no significa que el resto de la gente no nos debe importar, sino que es mejor empezar por las personas que están más cerca de nosotros.

Ayudar en forma anónima nos quita la posibilidad de dar otro regalo: nuestra presencia. Cuando una persona está enferma o tiene una carencia, no solo podemos ayudarla con algo material (por ejemplo, dinero), sino también con nuestra presencia. 

La calidez de un abrazo, una sonrisa cariñosa o una mirada comprensiva pueden ser un auténtico bálsamo cuando hay dolor o necesidad. Nuestra persona, en sí misma, puede ser un valioso regalo para otro ser humano.

Al ofrecer ayuda, no solo debemos tener consideración por la otra persona, sino respetar también el momento en que se encuentra. A veces, todos necesitamos afrontar el dolor o una situación extrema para crecer como seres humanos. Esto no implica dejar de ayudar a los demás, sino respetar sus tiempos. 

No pretendamos que sigan nuestros consejos, que valoren lo que les damos y, menos aún, que nos den muestras de gratitud. Nuestra tarea es dar el paso hacia ellos, y ellos decidirán cuándo ir a nuestro encuentro.

Nuestra tarea es dar amor y ayudar a quien lo necesite, como podamos, mirar alrededor y empezar a ofrecer lo mejor de nosotros mismos. Así, nuestro corazón no tendrá más vacíos por llenar.


La Moral Pública


El arte de gobernar consiste en el ejercicio de la función pública, rodeando la administración del Estado de seguridades materiales, las cuales solo se soportan y permanecen, en la medida que los actores de la gestión pública, alimenten con la moralidad, prudencia, eficacia y honor, cada una de las realizaciones, las cuales han de estar sujetas a los pilares de la honestidad, el decoro, la cultura y la responsabilidad ciudadana.

Sin éstos aditamentos no podemos construir un país fortalecido con valores, confiado en la moralidad de sus gobernantes, dispuesto a contribuir, en lo personal cada ciudadano, para impedir las laceraciones que frecuentemente se le producen a la moral pública, inspiradas en una glotonería insaciable, en la avaricia incontenible y sobre todo en la seguridad de la impunidad.

Somos los ciudadanos con derecho a sufragar, quienes tenemos la grave responsabilidad de escoger los gobernantes, seleccionando personas con un perfil moral blindado ante las tentaciones que el ejercicio del poder produce.

Los panameños somos testigos de la precaria calidad moral de muchos aspirantes en el escenario político. El rechazo de las actuaciones deshonestas, teñidas con el soborno y el aprovechamiento de una posición gubernamental importante, no parece intimidar a quienes hacen del servicio público una forma de vida divorciada del ejemplo, y viven de su trasiego con cualquier grupo que les beneficie, porque su único interés es proveerse de bienes materiales, aún cuando sean objeto de severas críticas como personas, ya que la moralidad no forma parte de su formación dirigencial.

No es imposible encontrar mezclados entre la gente decente a personajes identificados por el lodo que lleva su plumaje, fruto del tránsito por el pantano, y como decía el poeta, debemos aspirar a que el plumaje de cada uno de nosotros no sea de esos manchados por el pantano de nuestras actuaciones.

Es indispensable que cada funcionario público, cada educador y, en especial, cada padre de familia, 
adopte una actitud de resguardo y protección a los valores morales, dotando a los jóvenes de ejemplos a seguir, previniendo las ofensas, desalentando la delincuencia, imponiendo modelos de comportamiento familiar y público, para que podamos construir el país que deseamos heredar a nuestros descendientes.

Con el concurso de todos, podremos desalentar la corrupción, la extorsión, y así vamos creando una moral blindada contra las ambiciones desmedidas y contra el abuso tan frecuente en el ejercicio del poder.

La moralidad pública depende del aporte que cada funcionario y dirigente haga en beneficio de la decencia, la pulcritud, la capacidad y productividad de cada estamento de la administración y se perpetuará en la medida en que no renunciemos a los principios morales que deben levantarse como un muro que contenga el aprovechamiento inmoral, porque es de nosotros de quienes depende que la moral pública no siga siendo lacerada.


Controversiales

Filosofía

¿Cómo evoluciona el pensamiento filosófico? ¿Cómo progresa el conocimiento científico? Estas preguntas, que han suscitado una gran variedad de respuestas contrapuestas entre sí, reciben en esta obra un tratamiento novedoso. Por empezar, se tratan conjuntamente porque, si bien el pensamiento filosófico y el científico presentan innegables diferencias en su naturaleza y desarrollo, a la vez, como se procurará mostrar, avanzan frecuentemente, de acuerdo con una pauta común: la aparición, el desarrollo, la extinción o la trasformación de espacios controversiales. Estos espacios son concebidos como constituidos por una red de controversias, reales y ficcionales, en torno de cierta problemática. De este modo, el modelo de los espacios controversiales presupone que tanto el pensamiento científico como el filosófico avanzan históricamente a través de la confrontación entre distintas posiciones, recuperando y repensando así una antigua tradición dialéctica que fuera dejada de lado en la modernidad en favor de una concepción monoléctica del progreso del entendimiento y el conocimiento.

Por otra parte, este modelo, además de su contenido filosófico, que conlleva por ejemplo el rechazo de dicotomías como las del externalismo versus el internalismo o el ruputurismo versus el continuismo, se ofrece como un instrumento para identificar y reconstruir conceptualmente la trayectoria histórica de distintos espacios controversiales en la ciencia y en la filosofía. En esta obra se incluyen así, después de la introducción y la descripción del modelo, diversas aplicaciones del mismo en estudios de casos tomados de la historia de la ciencia y la filosofía. Se estudian, en relación con la primera, la trayectoria del concepto de irreversibilidad, de Fourier a la teoría del caos, la historia de la cambiante percepción de la relación entre la química y la física, el curioso caso del cambio radical que sufrió un popular texto de física del siglo XVIII, las controversias que caracterizaron los inicios de la biología molecular, las etapas en la evolución de la lingüística durante el siglo XX. Asimismo, se revisa, a la luz del modelo la historia e interconexión de debates fundamentales de la filosofía de la historiografia, la historia del concepto de superveniencia en la filosofía de la mente y la evolución de la filosofía de las ciencias sociales a partir del análisis de tres conocidas controversias. En definitiva, esta es una obra de vastos alcances que, además de su relevancia para investigadores y docentes en los diversos temas abordados, también es de interés para todo lector dispuesto a embarcarse en un recorrido fascinante a través de una diversidad de estudios de casos de espacios controversiales en la historia de la ciencia y la filosofía.

Aunque hubo algunos desarrollos previos, sólo en la segunda mitad del siglo pasado, la tradición controversial fue realmente recuperada por una corriente de investigadores en filosofía, historia y retórica de la ciencia. Gracias a esa corriente, las controversias dejaron de ser consideradas como fenómenos marginales o periféricos para ser vistas como eventos que están en el núcleo mismo del desarrollo del pensamiento y el conocimiento.

La Verdad



Y de nuevo tenemos al gran Oscar Wilde negando la existencia de una única verdad. Y es que seguro que todos podemos pensar en una persona que parece que siempre tenga que tener la razón. 

Que no atiende a posibles cambios en su posición, aquella persona que siempre niega otras opciones, y lo que es peor, lo hace sin escuchar si puede ser realmente una opción según su postura.

Pues bien, aquí lo tenemos. No hay una verdad pura ni tampoco es simple. Así que eso de “es así de simple”, no debería de existir en nuestros cabales ya que si así fuera, no habría necesidad de conocer, compartir, aprender… todo sería siempre igual. Afortunadamente tenemos variedad y eso es lo que desprestigia esta afirmación pues la verdad jamás es simple.

Del mismo modo, la verdad no es pura, ya que su origen puede haber sufrido millones de cambios y eso no significa que haya sido inmutable, sino que ha variado hasta llegar a nosotros.

¿Acaso una mesa es únicamente un árbol? La respuesta ya la sabes, no es talar el árbol, tratar la madera, diseñar una mesa, trabajarla, venderla, colocarla en el comedor… hay muchos factores que han variado aquella mesa cuyo origen inicial era el árbol, origen que sin embargo no es puro ya que ha sido tratado para adecuarlo al producto que representa.

Así que ya sabes, jamás creas que tu verdad es única ni simple. Siempre puede haber habido cambios. Aprende a escuchar cuál es la verdad según la otra persona y aprenderás mucho más de lo que imaginas. 

Escuchar es la clave. ¿A cuántas personas conoces que le haría bien entender que la verdad jamás es pura y simple?


Despertar A La Lectura

Dicen que a la lectura sólo hay que dedicarle los ratos perdidos, que se pierde vida mientras se lee. Lo cierto es que, agradable pasatiempo para muchos, obligación para otros, leer es un beneficioso ejercicio mental. Rendir culto al cuerpo está en boga, pero ¿y dedicar tiempo al cultivo de la mente? “Al igual que nos cuidamos y vamos cada vez más al gimnasio, deberíamos dedicar media hora diaria a la lectura”, sostiene el escritor catalán Emili Teixidor, autor de La lectura y la vida (Columna) y de la exitosa novela que inspiró la película Pa negre.

Favorecer la concentración y la empatía, prevenir la degeneración cognitiva y hasta predecir el éxito profesional son sólo algunos de los beneficios encubiertos de la lectura. Sin contar que “el acto de leer forma parte del acto de vivir”, dice el ex ministro Ángel Gabilondo, catedrático de Filosofía en la Universidad Autónoma de Madrid y autor del reciente ensayo Darse a la lectura (RBA). Para Gabilondo, la lectura “crea, recrea y transforma. Una buena selección de libros es como una buena selección de alimentos: nutre”.

De la lectura de los primeros jeroglíficos esculpidos en piedra a la de la tinta de los pergaminos, o a la lectura digital, el hábito lector ha discurrido de la mano de la historia de la humanidad. Si la invención de la escritura supuso la separación de la prehistoria de la historia, la lectura descodificó los hechos que acontecían en cada época. Los primeros que leyeron con avidez fueron los griegos, aunque fuesen sus esclavos quienes narraban en voz alta los textos a sus amos. Siglos más tarde, la lectura se volvió una actividad silenciosa y personal, se comenzó a leer hacia el interior del alma. “Los grecolatinos vinculaban la lectura a la lista de actividades que había que hacer cada día”, sostiene Gabilondo. “Convirtieron el pasatiempo en un ejercicio: el sano ejercicio de leer”. Fueron los romanos quienes acuñaron el “nulla dies sine linea” (ni un día sin [leer] una línea).

¿Por qué es tan saludable? “La lectura es el único instrumento que tiene el cerebro para progresar –considera Emili Teixidor–, nos da el alimento que hace vivir al cerebro”. Ejercitar la mente mediante la lectura favorece la concentración. A pesar de que, tras su aprendizaje, la lectura parece un proceso que ocurre de forma innata en nuestra mente, leer es una actividad antinatural. El humano lector surgió de su constante lucha contra la distracción, porque el estado natural del cerebro tiende a despistarse ante cualquier nuevo estímulo. No estar alerta, según la psicología evolutiva, podía costar la vida de nuestros ancestros: si un cazador no atendía a los estímulos que lo rodeaban era devorado o moría de hambre por no saber localizar las fuentes de alimentos. Por ello, permanecer inmóvil concentrado en un proceso como la lectura es antinatural.

Según Vaughan Bell, polifacético psicólogo e investigador del King’s College de Londres, “la capacidad de concentrarse en una sola tarea sin interrupciones representa una anomalía en la historia de nuestro desarrollo psicológico”. Y aunque antes de la lectura cazadores y artesanos habían cultivado su capacidad de atención, lo cierto es que sólo la actividad lectora exige “la concentración profunda al combinar el desciframiento del texto y la interpretación de su significado”, dice el pensador Nicholas Carr en su libro Superficiales (Taurus). Aunque la lectura sea un proceso forzado, la mente recrea cada palabra activando numerosas vibraciones intelectuales.

En este preciso instante, mientras usted lee este texto, el hemisferio izquierdo de su cerebro está trabajando a alta velocidad para activar diferentes áreas. Sus ojos recorren el texto buscando reconocer la forma de cada letra, y su corteza inferotemporal, área del cerebro especializada en detectar palabras escritas, se activa, transmitiendo la información hacia otras regiones cerebrales. Su cerebro repetirá constantemente este complejo proceso mientras usted siga leyendo el texto.
La actividad de leer, que el cerebro lleva a cabo con tanta naturalidad, tiene repercusiones en el desarrollo intelectual. “La capacidad lectora modifica el cerebro”, afirma el neurólogo Stanislas Dehaene, catedrático de Psicología Cognitiva Experimental del Collège de France en su libro Les neurones de la lecture (Odile Jacob). Es así: hay más materia gris en la cabeza de una persona lectora y más neuronas en los cerebros que leen. El neurocientífico Alexandre Castro-Caldas y su equipo de la Universidad Católica Portuguesa lo demostraron en uno de sus estudios, junto a otro curioso dato: comparando los cerebros de personas analfabetas con los de lectores, se verificó que los analfabetos oyen peor.

“Hay que leer con intensidad, despacio, con cuidado, viviendo la vida de las palabras”, dice Gabilondo. Al cobrar vida cada palabra, la imaginación echa a volar. El poder de la mente es tan fuerte que recrea lo imaginado, activando las mismas áreas cerebrales que se accionarían si se ejecutara la acción en la realidad. Lo demuestra un estudio de la Universidad de Washington a cargo de la psicóloga Nicole K. Speer. En un artículo publicado en la revista Psychological Science en el 2009, Speer afirma: “Los lectores simulan mentalmente cada nueva situación que se encuentran en una narración. Los detalles de las acciones registrados en el texto se integran en el conocimiento personal de las experiencias pasadas”.

Además de alimentar la imaginación y favorecer la concentración, la lectura ayuda a mejorar algunas habilidades sociales, como la empatía. Un ávido lector rápido aprende a identificarse con los personajes de las historias que lee y, como bien sostiene Emili Teixidor, “está más dispuesto a abrirse a otras vidas”. El psicólogo Raymond Mar y su equipo de la Universidad de Toronto probaron en el 2006 que las personas que consumen novelas son más empáticas respecto a los lectores de libros especializados o los no lectores. Al medir las habilidades sociales y el modo de interactuar de los dos tipos de lectores, los lectores de géneros literarios resultaron tener una mayor facilidad para ponerse en la piel del otro.

Pero no sólo es más empático quien lee, sino también mejor orador. Como dijo Cicerón, “a hablar no se aprende hablando, sino leyendo”. Lejos de la imagen solitaria e introvertida con la que se identifica al lector, lo cierto es que las personas lectoras desarrollan más sus habilidades comunicativas. “Al enriquecer el vocabulario y mejorar la sintaxis y la gramática; aprendemos a hablar adecuada y justamente”, sostiene Gabilondo. Hacer un correcto uso del lenguaje está bien valorado socialmente, por ello, quienes nutren su dialéctica mediante el hábito lector son percibidos por los otros como personas con gran capacidad de liderazgo. Son más apreciados profesionalmente. Según un estudio de la Universidad de Oxford, la lectura por placer predice el éxito profesional. Quien fue un ávido lector en su adolescencia tiene más posibilidades de triunfar en su madurez. Durante más de dos décadas, el equipo de investigación del psicólogo Mark Taylor analizó los hábitos y actividades de casi 20.000 jóvenes con ánimo de conocer qué actividades predecían el éxito profesional al cumplir 30. Ninguna práctica extracurricular –como hacer deporte o ir al cine–, evaluadas junto a la lectura, lograron tener un impacto significativo en el éxito profesional. Sólo la lectura. Las mujeres que a los 16 años leían libros por puro placer tenían el 39% de probabilidades de alcanzar un puesto de gerencia frente al 25% de las mujeres no lectoras. Para los hombres, que suelen tener más posibilidades de llegar a altos puestos directivos, la cifra pasaba de un 48% entre quienes no leían a los 16 años, a un 58% entre los que sí lo hacían.

Lo Que Vales


El verdadero valor de una persona no se encuentra en su inteligencia, ni en sus talentos, ni en sus habilidades, ni siquiera se encuentra en sus principios …

El auténtico valor de una persona, el más valioso, el que es exclusivo, inconfundible, el que es innato al gran ser humano, es esa capacidad tremendamente generosa de situarse en el lugar del otro, de olvidarse de uno mismo, de sustituir el YO por encima de todo a el TÚ como una misma parte. De postergar ser el centro del universo por empatizar con tus semejantes. De aparcar la falsa necesidad de nuestro ego por la bondad de prestar ayuda a los demás. De desatender nuestros arduos deseos por atender los deseos de los que de verdad te necesitan en ese momento.

Esa cualidad, que es tan escasa en la actualidad, es la que más valor tiene, porque en un mundo tan superficial y caótico como es el actual, donde cada cuál camina en soledad y mira por si mismo, es realmente difícil encontrar a personas que no solamente se preocupen por ti sino que se ocupen de hacerte sentir feliz.

Sentir empatía requiere de un grado de atención cuantioso, de un esfuerzo extraordinario de observar al otro.

Seamos más humanos y desarrollemos nuestra empatía, situémonos en el lugar del otro e intentemos comprenderlo en cada situación. Las relaciones humanas funcionarían mucho mejor si practicáramos la escucha activa desde nuestro corazón y apreciáramos de verdad los sentimientos y necesidades de los demás.

Pregúntate todos los días, ¿qué puedo hacer hoy para que tú te sientas mejor?      

Ego: El Nuestro Y El De Los Demás

Un mal enemigo para nuestra carrera profesional es nuestro ego. De éste no se habla casi nunca ni en los procesos de selección, ni como la causa de un sinfín de conflictos en las empresas. Pero es lo que está detrás de los excesos de búsqueda de poder, de las envidias, de las incapacidades para el reconocimiento o para colaborar con otras áreas. La definición del ego es compleja (necesitaríamos un libro para ello), pero podemos decir que está relacionado con la imagen que tenemos de nosotros mismos y con la búsqueda de la autoestima.

En sí, no es un problema. Como se dice en la psicología gestáltica “nos da de comer”, porque también nos ayuda a sentirnos seguros. Sin embargo, el problema surge cuando nuestro ego es excesivo o está herido. Es entonces cuando corremos el riesgo de buscar el éxito a cualquier precio, somos incapaces de ver las necesidades de otros más allá de las nuestras, o de herir a otras personas sin darnos cuenta. 

Por ello, si una persona quiere tener éxito en su carrera profesional, ha de aprender a
aceptar nuestra vulnerabilidad. Dicho descubrimiento nos lo va aportando la edad y los reveses que vamos afrontando. 
Recuerdo las miradas extrañas de unos jóvenes con talento en una sesión de desarrollo de liderazgo cuando hablaba de este concepto. No lo entendían, era demasiado pronto.

Otra idea es poner nuestro ego en algo diferente. Convertirnos en el mejor esquiador o el que mejor juega al mus, pero no pretender demostrar lo buenos que somos en cada minuto en la empresa

Y por último, para el éxito es recomendable desarrollar la humildad y la generosidad, ya que es lo que nos ayuda a dejar de sentirnos tan importantes y a comenzar a mirar al resto y a nosotros mismos desde lugares más saludables.

En definitiva, una buena técnica que podríamos hacer en nuestras empresas es la que emplearon los productores de la canción We are the world, tan famosa en los 80 y que reunió a más de 20 cantantes.

Ante las luchas de egos que preveían, colocaron una papelera en la puerta del estudio con la inscripción: “Deja el ego aquí dentro”. La técnica funcionó. Quizá es lo que deberíamos hacer en algunos proyectos o reuniones de trabajo.



lunes, 10 de febrero de 2020

Sentido De Pertenencia


Nadie en el mundo va a darte tu lugar si tú no lo ocupas primero.

Al que elige con firmeza su papel nadie le dicta el libreto ni le señala cuando debe entrar o salir; solo tú eres el director, guionista y protagonista de tu historia.

No importa tanto en realidad si eres un actor secundario en la obra de otros, lo esencial es que seas el actor principal en la tuya, y también, en la medida de tu vínculo con Dios, participe de la redacción de tu libreto.

Es irrelevante el tiempo asignado a tu papel, siempre será el necesario para que tu participación en el plan del Supremo sea la esperada, pero cuida de no equivocarte de escenario: el tuyo es aquel en el que se juega tu suerte, no la de otro, por apasionantes que puedan parecer los libretos ajenos.

Esta enseñanza tiene que ver con la elección consciente de tu libertad en todos los niveles, que te llevara siempre a negarte a la aceptación de ese papel que muchos asumen para descansar de sus obligaciones: el de víctima.

Indaga profundamente en tu interior cuál es tu sino, cuáles son tus talentos, cuales los lenguajes con los que ansias expresarte, y luego actúa. No te limites a una sola forma de expresión, emprende la aventura de descubrir de cuantos modos puedes llegar a los demás con tu mensaje. Cada conducta es una forma de manifestación, no te limites al desempeño de un único papel en tu vida. Cambia, amplía tu experiencia, pruébate en cosas nuevas, ensaya algo distinto en tu casa, en tu trabajo, en tus pasatiempos, en la forma de vincularte con los demás, en tu búsqueda de Dios y en el modo de amar a los que amas.

No permitas que el miedo, los prejuicios, la moda, la rutina o la presión de los demás aplaquen esa potencia creadora que habita en tu interior, exprésate y no te justifiques, no expliques, no argumentes.
Sabe que, por por cada uno que te critica en voz alta, existen muchos más que silenciosos crecen con tu ejemplo y a quienes tu coraje impulsa a buscar en sí mismos la fuerza que te anima.

Existe una verdad en ti, debe ser develada y transformada en acción. Esa verdad se refiere a tu esencia y a las características peculiares que te identifican. Dios decidió que tu persona fuera única, 
original, nunca repetida; debes dar cuenta de eso. A cada uno de nosotros nos compete manifestar la riqueza infinita de la Creación desarrollando todo lo que de distinto te ha entregado.

ERES LA ÚNICA OPORTUNIDAD QUE TIENE EL MUNDO DE CONTAR CON ALGUIEN COMO TU.
(Autor desconocido) Colaboración de Nayle de Alicante España.


Velar Por Los Contenidos


Cuando un editor de contenidos se dispone a elegir cuál va a ser su próxima lectura para investigar sobre contenidos relevantes y de interés, se fija en los títulos y entradillas y decide entrar o no en ellos. Un altísimo grado de responsabilidad de que esos contenidos tengan éxito reside en la capacidad de seducción del título y la entradilla.

Cuando ya has investigado sobre el asunto del que quieres escribir, el primer momento de inspiración lo necesitas en la creación del título. Esas pocas palabras con que abres un nuevo post deberían medirse bien si quieres que el  texto se propague y deje huella, evitando que caiga al pozo de los contenidos irrelevantes de Internet, ese mismo pozo al que van a parar las películas olvidadas…

Debes ponerte en el papel del lector —ese que ocupas tantas veces cuando recibes en el correo entradas de blogs, o cuando navegas por Twitter, Facebook, grupos de Linkedin o por distintos agregadores—, y pensar qué es lo que le hace pinchar en uno u otro artículo. Las palabras de ese título forman parte de una buena estrategia en el marketing de contenidos. Si diseñas un título enrevesado o nada intrigante, es probable que no te lea ni tu mejor amigo, pero si lo concibes como el primer paso de un camino por el que vas a guiar al lector, entonces tendrás tus opciones de lograr un buen número de lectores que se sientan interesados y lleguen a leer tu publicación. 

Eso sí, no te obsesiones con el título perfecto porque no existe, pero quédate con esto: el título ha de ser el alma del texto, una especie de matrícula inteligente.

Tienes ya pensado el título? Bien. El segundo momento de inspiración lo necesitas en la redacción de la entradilla. Si con el título tienes que procurar captar al lector para que lea las primeras líneas, estas deben tener también su gancho para lograr que el lector se quede y lea el post hasta el final. Por tanto, tendrás que decirle que vas a ofrecerle algo que necesite saber. O podrías abrir el post con algo sorprendente que le pique la curiosidad. También te servirá una historia o anécdota personal que pueda encajar en el contenido del nuevo post,

Una vez que tienes claro qué mensaje o información relevante quieres transmitir y has conseguido inspiración en el título y en la entradilla, ¿cómo haces para que el lector lo lea del tirón? Para esto, además de contar con el tercer momento de inspiración, tendrás que esforzarte para que una línea le lleve a la siguiente y así hasta el final. 

Lo principal es que no decaiga el interés, por lo que será necesario construir un entramado atractivo y que cada uno de los puntos esté bien ligado.

Cuando un editor de contenidos se dispone a elegir cuál va a ser su próxima lectura para investigar sobre contenidos relevantes y de interés, se fija en los títulos y entradillas y decide entrar o no en ellos. Un altísimo grado de responsabilidad de que esos contenidos tengan éxito reside en la capacidad de seducción del título y la entradilla.

Cuando ya has investigado sobre el asunto del que quieres escribir, el primer momento de inspiración lo necesitas en la creación del título. Esas pocas palabras con que abres un nuevo post deberían medirse bien si quieres que el  texto se propague y deje huella, evitando que caiga al pozo de los contenidos irrelevantes de Internet, ese mismo pozo al que van a parar las películas olvidadas…

Debes ponerte en el papel del lector —ese que ocupas tantas veces cuando recibes en el correo entradas de blogs, o cuando navegas por Twitter, Facebook, grupos de Linkedin o por distintos agregadores—, y pensar qué es lo que le hace pinchar en uno u otro artículo. Las palabras de ese título forman parte de una buena estrategia en el marketing de contenidos. Si diseñas un título enrevesado o nada intrigante, es probable que no te lea ni tu mejor amigo, pero si lo concibes como el primer paso de un camino por el que vas a guiar al lector, entonces tendrás tus opciones de lograr un buen número de lectores que se sientan interesados y lleguen a leer tu publicación. 

Eso sí, no te obsesiones con el título perfecto porque no existe, pero quédate con esto: el título ha de ser el alma del texto, una especie de matrícula inteligente.

Tienes ya pensado el título? Bien. El segundo momento de inspiración lo necesitas en la redacción de la entradilla. Si con el título tienes que procurar captar al lector para que lea las primeras líneas, estas deben tener también su gancho para lograr que el lector se quede y lea el post hasta el final. Por tanto, tendrás que decirle que vas a ofrecerle algo que necesite saber. O podrías abrir el post con algo sorprendente que le pique la curiosidad. También te servirá una historia o anécdota personal que pueda encajar en el contenido del nuevo post,

Una vez que tienes claro qué mensaje o información relevante quieres transmitir y has conseguido inspiración en el título y en la entradilla, ¿cómo haces para que el lector lo lea del tirón? Para esto, además de contar con el tercer momento de inspiración, tendrás que esforzarte para que una línea le lleve a la siguiente y así hasta el final. 

Lo principal es que no decaiga el interés, por lo que será necesario construir un entramado atractivo y que cada uno de los puntos esté bien ligado.



Identidad


El propósito -creo yo- de todo proceso terapéutico, es ir abordando el camino hacia el Sí Mismo Superior, es decir, hacia esa parte de nosotros mismos que anhela trascender mientras intenta comprender cuál es su función a favor del prójimo. Habitualmente partimos de un lugar simple: de un problema personal o de un sufrimiento mundano -cosa totalmente legítima- con el fin de contactar con el Sí Mismo Auténtico, ése que se encuentra escondido detrás de nuestro personaje.

Todos usamos máscaras en la vida cotidiana, es la imagen positiva pero falsa, de cada uno de nosotros. Por debajo, reside la sombra. Contactarse con el Sí Mismo Auténtico, no nos garantiza un estado de dicha o beatitud, sino simplemente la posibilidad de vivir nuestra vida con los dolores y las alegrías sin tener que ocultarlos.

Desde niños, hemos aprendido a vivir una fachada para no hacer enojar a nuestros padres o para responder a lo que ellos esperaban de nosotros. Por eso, ahora será necesario modificar los condicionamientos que arrastramos desde entonces.

Quienes acompañamos procesos de encuentro con la propia sombra, sabemos que a menudo nos encontramos “dando permiso” a otro adulto para que se otorgue el derecho de vivir como quiera, sin continuar respondiendo a los deseos inconscientes de mamá o papá.

Es posible que haya partes de su sí mismo que no fueron reprimidas pero que sencillamente nadie estimuló. Hay personas que necesitan permiso para autoafirmarse, otras para reconocer sus aspectos más vulnerables. En todo caso, hacerles ver que lo que sea que encuentren en su interior, es válido y merecen vivirlo, puede ser el primer paso para conectarse nuevamente con las partes del sí mismo que habían rechazado.

Ahora bien, incluso en este proceso de contactar con el Sí Mismo Auténtico, no tenemos garantizado el contacto con el Sí Mismo Superior. Mirar nuestra sombra no trae implícito la trascendencia ni la fusión con la Totalidad. Hay aún mucho camino por recorrer.

Cuando sentimos que estamos hechos de la misma esencia que el resto del Universo y que formamos parte de algo más vasto que nosotros mismos, el Sí Mismo Superior nos anima a usar nuestra energía en aras de algo mayor. Es allí cuando nos vemos inclinados por el servicio.

Todo esto parece bonito pero requiere muchísimo trabajo y dedicación. También es preciso reconocer cuándo la espiritualidad funciona como un refugio infantil, en lugar de ser consecuencia de haber entrado en contacto -previamente- con el Sí Mismo Auténtico.

Muchas personas -en nombre de la espiritualidad- reprimimos lo que creemos que hay de negativo en nosotros. Pero en esos casos, no será posible trascender ni dominar nada, ya que simplemente, estamos asustados. Hay una delgada línea, entre trascender y reprimir. Es ridículo creer que dominamos algo cuya existencia hemos negado.

Antes tenemos que haber aceptado el dolor, la rabia, la frustración o lo que sea, porque son partes de nuestro sí mismo. Tenemos que convivir con nuestra sombra, con el desamparo, con el dolor por aquello que no obtuvimos o por la esperanza que mamá nos quiera tal como hubiéramos necesitado.

Desde mi punto de vista, es indispensable que transitemos los aspectos oscuros de nuestra identidad, de la mano de alguna persona experimentada, generosa, sabia y contemplativa. 

La construcción de la biografía humana es una manera posible. No es la única ni la mejor.

Todos los sistemas de indagación, funcionan como “hojas de ruta” para guiarnos en el proceso hacia el conocimiento interior. Una vez abordada nuestra historia personal y nuestro entramado familiar, el rol que hemos ocupado, los beneficios de nuestro personaje y los juegos vinculares; entonces sí, en profunda comprensión de nuestra realidad emocional, quizás estemos en condiciones de trascender, poniéndonos al servicio de la humanidad. 


La Acción Constante


El concepto de “persona humana” se refiere a aquella que está provista de un sólido criterio que la habilita para integrarse a una comunidad de “iguales” con quienes comparte sus ideales y principios. 

“El valor que nos damos.

Es nuestra capacidad para hacer y cumplir compromisos con nosotros mismos, para hacer lo que decimos.

En términos muy prácticos, la integridad abarca la veracidad y la honestidad u honradez, aun cuando el practicar estas cualidades nos perjudica.

En sus raíces las cualidades y la conducta de la verdad y la honradez son muy parecidas y muy relacionadas.

Son el opuesto del engaño y la falta de integridad las que generan desconfianza en el proceder,
La desconfianza crea conflictos.

La realidad nos señala que las violaciones de los derechos humanos en su origen se encuentran en diversos y complejos conflictos de naturaleza social, económica, política, ambiental, laboral o étnica que suelen repetirse cotidianamente.

Sólo en el ámbito democrático participativo es posible lograr una adecuada protección de los derechos humanos en general.

Las libertades y prerrogativas indispensables para la existencia de la democracia son consideradas igualmente inherentes a la persona humana en un contexto pluralista.

El mejoramiento en la defensa, protección y promoción de los derechos humanos, en particular de la integridad personal, sólo es posible con una verdadera profundización de la democracia.
Por perder la ética queremos decir, una acción o situación en la que el individuo se involucra, o algo que el individuo hace, que es contrario a los ideales, a sus mejores intereses y a la supervivencia de su integridad, de su dignidad y de su crecimiento.”

Por perder la ética queremos decir, una acción o situación en la que el individuo se involucra, o algo que el individuo hace, que es contrario a los ideales, a sus mejores intereses y a la supervivencia de su integridad, de su dignidad y de su crecimiento.”

Ansiada Felicidad


Ser feliz es primordial. Tanto es así que nos movemos en su búsqueda como si fuéramos pequeños y jugáramos con ella al escondite. Pero, ¿es necesario buscarla?, ¿y si ya fuéramos felices? Quizás, entonces, nuestra vida carecería de sentido.

A pesar de que no siempre podemos esbozar una sonrisa, de alguna manera nos obligamos a ello. ¿Te has dado cuenta de que la tristeza no está bien vista? Sin ser conscientes, enmascaramos los sentimientos y las emociones negativas que sentimos.

“Deja de buscar razones para ser infeliz. Enfócate en las cosas que sí tienes y en las muchas miles de razones por las que deberías ser muy feliz”

Cuando a pesar de realizar todos estos pasos no logramos alcanzar la tan ansiada felicidad, la tristeza nos aborda provocando que nos sintamos terriblemente desdichados. Es entonces cuando empezamos a pensar que, quizás, no merezcamos una vida llena de sonrisas.

Todas las directrices que nos marcan el camino para ser felices no hacen más que convertir esto en una expectativa muy difícil de lograr. Porque por mucho que queramos abarcar, la felicidad no es lo que nos han contado y para eso solo hay que abrir los ojos y mirar a nuestro alrededor.

“Hay dos maneras de difundir la felicidad, ser la luz que brilla o el espejo que la refleja”
-Edith Wharton-