Muchas veces las personas que parecen tomar buenas decisiones, y parecen buenas razonadoras, no tienen éxito en sus tareas. A muchos de nosotros nos habrá ocurrido que tomar buenas decisiones no es suficiente para poder llevar a cabo procesos en nuestras vidas. El hecho de no saber cómo evitar algunos tropiezos que impiden que avancemos y actuemos de la mejor forma, nos juega en desventaja ya que evidencia que no existe equilibrio entre nuestro raciocinio y el manejo de nuestras emociones. El psicólogo Robert Sternberg propone una serie de tropiezos que impiden nuestro éxito. Conocerlos nos facilita poder hacer algo para detenerlos y actuar con más equilibrio en el futuro. La clave, como él dice, es que no todo radica en el buen razonamiento, sino en el equilibrio entre mente y corazón.
A continuación los escollos que propone el psicólogo Sternberg:
Tropiezos que impiden el éxito
La Falta de motivación: De nada sirve el tipo de actitudes que tenga la gente si no se siente motivada a utilizarlas.
La falta del control de impulsos: Hay veces en la vida en que las personas necesitan actuar de forma impulsiva, pero el comportamiento impulsivo suele contribuir a deslucir más que a mejorar el trabajo intelectual.
La falta de perseverancia y la perseverancia: Algunas personas, a pesar de su inteligencia, sedan por vencidas con demasiada facilidad. Si las cosas no marchan de forma inmediata, o si los primeros intentos no tienen éxito, abandonan cualquier cosa.
Utilizar las capacidades erróneas: Mucha gente se da cuenta alguna vez a lo largo de su vida de que o bien se encuentran en el trabajo equivocado que van a dejar el trabajo que tienen de forma precipitada.
La incapacidad de convertir el pensamiento en acción: Algunas personas son expertas a la hora de proporcionar soluciones a sus problemas y de hecho puede parecer que tienen una solución para cada
cosa en su vida y en las vidas de los demás, pero son incapaces de trasladar el pensamiento a la acción.
La falta de adecuación hacia el producto: Algunas personas parecen estar muy preocupadas por el proceso mediante el que se hacen las cosas, pero no tanto por el producto resultante. Sin embargo, nuestros actos van a juzgarse fundamentalmente por los resultados, ya sea en el colegio o en la vida.
Incapacidad para terminar y llevar a cabo los trabajos: La única predicción cierta a cerca de los denominados incompletos es que cualquier cosa que empiezan no la terminan.
Fracasar desde el principio: Otras personas no están dispuestas y son incapaces de empezar un trabajo, ya que están intentando siempre decidir lo que tienen que hacer.
El miedo al fracaso: El miedo al fracaso parece manifestarse muy pronto en la vida. Es un problema muy común, sobre todo entre aquellos individuos situados en los extremos de la escala de logros.
La indeterminación: La indeterminación parece ser un hecho universal en la vida. Todos, en
alguna época o en otra, hemos aplazado para después cosas que sabíamos que había que hacer.
La imposibilidad de asumir la responsabilidad: Algunas personas creen que no pueden equivocarse y se pasan el tiempo echándole la culpa a otras personas incluso del más leve contratiempo.
La autocompasión excesiva: Todos nos hemos compadecido de nosotros mismos en alguna ocasión y es difícil no hacerlo cuando las cosas no nos salen bien. Pero la autocompasión continua resulta muy poco adaptativa.
La dependencia excesiva: En la mayoría de los trabajos que afrontan las personas, se espera que adquiera, un determinado grado de independencia.
Recrearse en las dificultades personales: Todos tenemos dificultades personales, pero el alcance de las mismas difiere mucho de una persona a otra. Algunas personas han sufrido varias tragedias en su vida, mientras que otras parecen haber tenido una existencia regalada sin haber encontrado casi nunca dificultades.
La distracción y la falta de concentración:
Existe un gran número de personas muy inteligentes que, a pesar de dicha inteligencia, nunca son capaces de concentrarse en algo durante mucho tiempo.
Abarcar demasiado o demasiado poco: Las personas con tendencia a abarcar muy poco necesitan reconocer ellas mismas esa tendencia y actuar en consecuencia contra ella. Este tipo de personas se dan cuenta de que no pueden terminar nada, no porque no trabajen lo suficientemente para conseguirlo, sino porque solo están realizando pequeños progresos en cada uno del gran número de trabajos que están acometiendo al mismo tiempo.
Incapacidad para aplazar la gratificación: Aquellas personas que parecen estar haciendo siempre las cosas pequeñas a expensas de las grandes, algunas de ellas son personas que se dedican sencillamente a aplazar los grandes proyectos, pero otras son incapaces de aplazar la gratificación.
Incapacidad o falta de voluntad de ver el bosque a causa de los árboles: Hemos tenido la oportunidad de trabajar con varios alumnos que eran muy capaces desde el punto de vista intelectual, pero que han tenido una suerte relativamente escasa en sus carreras académicas debido a su incapacidad de ver el bosque a causa de los árboles.
La falta de equilibrio entre el razonamiento critico-analítico, el razonamiento creativo-sintético y el razonamiento práctico contextualizado: Existen determinadas ocasiones de la vida en las que es necesario ser crítico y analítico, otras en las que uno debería ser creativo y sintético y todavía otras diferentes en las que es necesario aplicar el razonamiento en la práctica. Es importante saber distinguir cual es la ocasión adecuada para cada una de estas actitudes, ya que parece que algunos alumnos hacen con frecuencia juicios erróneos sobre este tema.
Muy poca o demasiada confianza en uno mismo: Todos necesitamos tener una sólida confianza en nosotros mismos para poder desenvolvernos en la vida. Podemos recibir tantos golpes en nuestra autoestima y en nuestra percepción personal que si no la tuviéramos, estaríamos a merced de todos los reveses pequeños y grandes que, pudieran surgir continuamente ante nosotros.