domingo, 3 de mayo de 2020

Sociedad Sustentable


El primer objetivo de la sustentabilidad social es perseguir la equidad, que significa proponerse la eliminación de la pobreza y de que todos los estratos sociales se beneficien de las virtudes del crecimiento económico.

El desafío para alcanzar la sustentabilidad social implica satisfacer las necesidades básicas del individuo, establecidas en los principios generales de los tratados internacionales sobre los derechos humanos.

En particular, el concepto de sustentabilidad social implica impulsar acciones que permitan el cumplimiento de los derechos económicos, políticos, culturales, equidad de géneros y de razas entre las personas que habitan las diversas regiones del planeta.

De esta manera, la idea de sustentabilidad social significa ejercer el derecho de vivir en un contexto en que se puedan expresar las potencialidades de cada individuo y la posibilidad de los ciudadanos de interactuar en los procesos electivos.

Sustentabilidad social significa también apoyar acciones útiles a la conservación de las tradiciones y de los derechos de las comunidades regionales sobre el territorio que se habita.

Cuando oímos hablar de "sustentabilidad" pueden surgir en nuestra mentes preguntas acerca de qué significa ese concepto, o también, prejuicios que tildan a éste de término complejo, o ligado solamente a desastres naturales que solo ocurren de vez en cuando y lejos de casa. 

En síntesis, para muchos, "sustentabilidad" es algo de lo que solo deben ocuparse los gobiernos y los ambientalistas, y que en nada tiene que ver con el día a día de todas las personas en el mundo. 

Que esto sea así tiene que ver muchas veces con las definiciones que elegimos y consensuamos. No siempre resultan claras o lo suficientemente completas para comprender a qué se refiere un concepto.

En el caso del concepto de "sustentabilidad", la definición que más se utiliza es la de "Desarrollo Sostenible" de las Naciones Unidas, que se elaboró en 1987, y se definió en el Informe de la Comisión de Bruntland como el: “Desarrollo que satisface las necesidades de la generación presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades”. 

Pero, ¿eso es todo? Como suele pasar con las definiciones, ésta es poco precisa. En primer lugar porque las necesidades, para todas las sociedades de todo el mundo, no son iguales. Y en segundo lugar porque el Desarrollo Sostenible, según amplía las mismas Naciones Unidas, tiene cuatro dimensiones interconectadas: la sociedad, el ambiente, la cultura y la economía. 

Y para pensar, entonces, en un futuro sustentable debe haber un equilibrio entre las dimensiones ambientales, sociales y económicas. 


La Máquina Perfecta


 Hay otros autores que dan gran importancia a la herencia como Eysenck, este es un gran defensor de la teoría de que la inteligencia es una cualidad hereditaria, fundamentalmente inmodificable por la educación o el ambiente, esto se mostró insuficiente para el estudio de los fenómenos psíquicos, por cual surgió gran polémica entre los genetistas.

Podemos decir que si creemos en la preponderancia de la herencia, poco podemos hacer. Si se nace listo, este hecho es tan inmodificable como es el color del pelo o el grupo sanguíneo. Es el ambiente el que modula, el que da forma a la capacidad intelectual. Hay que afirmar rotundamente que la herencia es necesaria, pero no suficiente para “fabricar” un hombre. La mentalidad del individuo depende de estructuras, funciones, normas, valores y modelos sociales.

El hombre es, en suma, producto de dos tipos de herencia: biológica y cultural.

Podríamos decir que el ser humano está dotado de habilidades para expresar ideas con claridad, perspectivas, pensamientos, expresar sentimientos, para formar modelos mentales y podemos maniobrar, teniendo una gran capacidad de razonamiento abstracto y matemático, habilidad con el cuerpo, entender, motivar y ayudar a los otros, capacidad de darse cuenta y poder diferenciar entre los individuos sus estados de ánimo, intensiones, motivaciones, temperamento, emociones, experiencias, poder formar una visión verídica de uno mismo y ser capaz de utilizarla para enfrentar la vida; estos y muchos más son características del ser humano; aspectos claramente identificados de la diferencia del cerebro biológico y la inteligencia artificial. 

Podríamos decir que el ser humano está dotado de habilidades para expresar ideas con claridad, perspectivas, pensamientos, expresar sentimientos, para formar modelos mentales y podemos maniobrar, teniendo una gran capacidad de razonamiento abstracto y matemático, habilidad con el cuerpo, entender, motivar y ayudar a los otros, capacidad de darse cuenta y poder diferenciar entre los individuos sus estados de ánimo, intensiones, motivaciones, temperamento, emociones, experiencias, poder formar una visión verídica de uno mismo y ser capaz de utilizarla para enfrentar la vida; estos y muchos más son características del ser humano; aspectos claramente identificados de la diferencia del cerebro biológico y la inteligencia artificial.


sábado, 2 de mayo de 2020

El Ser Persistente


Nada en el mundo reemplaza a la persistencia, ni siquiera el talento. Es la cualidad que le da consistencia al carácter, la virtud que va de la mano con muchos logros. La persistencia es capaz de establecer un puente entre nuestra mente consciente y la subconsciente, y cuando esto sucede tenemos un puente directo al éxito. Modulado por otras variables, como la inteligencia a la hora de dirigir esta voluntad, eso sí.

Lo normal en nuestra vida es que los objetivos no se cumplan a la primera, siempre nos encontramos el camino lleno de obstáculos. A medida que vayamos desarrollando nuestra persistencia, encontraremos soluciones alternativas y veremos cada obstáculo como una experiencia, cambiaremos así de perspectiva y nos ganaremos la posibilidad de aprender de ello.

A menudo, tenemos las herramientas para conseguir nuestros objetivos, pero no lo conseguimos porque nos falta esa fuerza de voluntad, o persistencia. Entrenar la voluntad reduce la tasa de ejecución de los impulsos negativos del 70% al 17%. Un estudio de la Universidad de Chicago, realizado por el psicólogo Wilhelm Hofmann, demostró que cuando las personas ceden a un deseo o impulso, lo ejecutan aproximadamente el 70% de las veces, mientras que cuando se resisten los ejecutan solo el 17%. “Es decir, tirar de voluntad frena más del 80% de los impulsos no deseados”explica el especialista.

La ausencia de voluntad hace que cuando tengamos que tomar una decisión nos pueda lo inmediatoque pensemos únicamente en los beneficios presentes, no tengamos en cuenta las consecuencias y no veamos más allá de nuestros instintos.

“La paciencia, persistencia y transpiración son una combinación indestructible para el éxito”
-Napoleón-

Las caídas y las crisis son inevitables. Los problemas a los que nos enfrentamos, con más o menos frecuencia, son proveedores de oportunidades para el crecimiento personal. Ellos nos motivan a adquirir recursos y habilidades como medio para encontrarles una solución. Muchas veces también son ellos los que nos sacan de nuestra zona de confort y nos plantean desafíos inevitables ante los que por voluntad propia nunca nos presentaríamos.

Así, para afrontar estas situaciones, es importante interpretar los problemas como una oportunidad y no como un problema. Los estilos de afrontamiento más adecuados son aquellos que nos mantienen activos, ayudándonos a definir las causas del problema e identificando sobre cuáles podemos intervenir para solucionarlo.

Lo único que realmente podemos controlar es cómo respondemos a las dificultades. Cada vez que lo hacemos de manera positiva y constructiva nos volvemos más fuertes, y somos capaces de afrontar de mejor manera el siguiente problema o crisis que aparezca en nuestra vida. Epícteto, filósofo de la escuela estoica, escribió “Las circunstancias no hacen al hombre. Ellas, solamente lo revelan ante sí mismo”.

“Tal vez te topes con muchas derrotas, pero no serás derrotado. De hecho, tal vez necesites enfrentar esas derrotas para que puedas saber quién eres, cómo te puedes levantar y cómo podrás salir de ahí”
 -Maya Angelou-


Nuestro Niño Interior

El "niño interior herido" o la parte más vulnerable que todos llevamos dentro desde la infancia, guardada bajo muchas llaves, se puede destapar en momentos de estrés provocando que reaccionemos de forma infantil y no como adultos, según ha explicado a Efe la psicóloga Victoria Cadarso

.La solución es "apreciarnos a nosotros mismos", es decir, "que la parte adulta abrace a ese "niño interior herido" que está representado por aquella parte que "no ha crecido o se ha quedado rezagada por falta de amor o comprensión", ha destacado la autora del nuevo libro Abraza a tu niño interior.

"Siempre se puede retomar, revisitar y transformar a ese niño interior herido", a pesar de que al ir formándose nuestra personalidad en las etapas del desarrollo hayan permanecido de base emociones bloqueadas que, como una caja de pandora, se destapan en momentos de estrés, ha dicho Cadarso.

"A veces tenemos una pataleta de niño pequeño y no sabemos por qué, y es debido a que nuestro niño interior herido toma las riendas en vez de nuestro adulto", ha asegurado. Y todo ello porque en nuestra infancia está la clave para entender por qué somos como somos, qué nos hace pensar, sentir y actuar de determinada manera y no de otra; descubrirla nos atrae pero también nos asusta, según esta psicóloga.

El "niño interior" representa -continúa- a nuestro auténtico ser (el que se ha quedado tras la máscara que todos nos ponemos para salir a la calle y que es nuestra personalidad), al niño herido (parte que se ha quedado sin recibir lo necesario para crecer adecuadamente) y al potencial que todos tenemos dentro.

Aunque hay gente que piensa que una vez que ha pasado la infancia los problemas consecuentes no tienen arreglo, Victoria Cadarso sostiene que eso es "psicología antigua", ya que en la actualidad, con la neurociencia, podemos cambiar "cosas" por medio de visualizaciones, trabajo interior y medicación.

Si se le pregunta si la culpa de los problemas que podemos arrastrar desde nuestra infancia la tienen los padres, contesta que éstos, en general, "lo hacen lo mejor que pueden con lo que tienen" y que hay que tener en cuenta que los progenitores muchas veces son el resultado, a su vez, de los suyos.

"Realmente llevamos la información de siete generaciones hacia atrás y nosotros influimos a siete generaciones hacia adelante por lo menos", ha comentado Cadarso, autora también de Destapa tu olla estrés y Botiquín para un corazón roto, entre otros libros editados por Esfera de los Libros.

Sin embargo, ha reconocido que en su consulta recibe a muchas personas adultas que gracias a un abuelo, a una cuidadora o a un profesor que "se fijaron" más en ellos en la infancia que sus padres se han salvado de "dramas más profundos" e incluso del suicidio.

"A todos nos ha faltado algo en la infancia, aunque pensemos que hemos tenido una infancia feliz", ha afirmado. "Siempre hay un desencuentro -añade- entre lo que uno necesita y lo que obtiene y eso depende en qué cantidad lo hayamos tenido, aunque todos tenemos anhelos y carencias que no tenemos por qué llevar como una condena".

"Si liberamos el dolor que se ha quedado bloqueado en el niño interior herido conectaremos con el niño interior auténtico y podremos desarrollar todo el potencial que llevamos dentro y no llevaremos las circunstancias del pasado como un lastre al presente", ha concluido.

El "niño interior herido" o la parte más vulnerable que todos llevamos dentro desde la infancia, guardada bajo muchas llaves, se puede destapar en momentos de estrés provocando que reaccionemos de forma infantil y no como adultos, según ha explicado a Efe la psicóloga Victoria Cadarso.

La solución es "apreciarnos a nosotros mismos", es decir, "que la parte adulta abrace a ese "niño interior herido" que está representado por aquella parte que "no ha crecido o se ha quedado rezagada por falta de amor o comprensión", ha destacado la autora del nuevo libro Abraza a tu niño interior.

"Siempre se puede retomar, revisitar y transformar a ese niño interior herido", a pesar de que al ir formándose nuestra personalidad en las etapas del desarrollo hayan permanecido de base emociones bloqueadas que, como una caja de pandora, se destapan en momentos de estrés, ha dicho Cadarso.

"A veces tenemos una pataleta de niño pequeño y no sabemos por qué, y es debido a que nuestro niño interior herido toma las riendas en vez de nuestro adulto", ha asegurado. Y todo ello porque en nuestra infancia está la clave para entender por qué somos como somos, qué nos hace pensar, sentir y actuar de determinada manera y no de otra; descubrirla nos atrae pero también nos asusta, según esta psicóloga.

El "niño interior" representa -continúa- a nuestro auténtico ser (el que se ha quedado tras la máscara que todos nos ponemos para salir a la calle y que es nuestra personalidad), al niño herido (parte que se ha quedado sin recibir lo necesario para crecer adecuadamente) y al potencial que todos tenemos dentro.

Aunque hay gente que piensa que una vez que ha pasado la infancia los problemas consecuentes no tienen arreglo, Victoria Cadarso sostiene que eso es "psicología antigua", ya que en la actualidad, con la neurociencia, podemos cambiar "cosas" por medio de visualizaciones, trabajo interior y medicación.

Si se le pregunta si la culpa de los problemas que podemos arrastrar desde nuestra infancia la tienen los padres, contesta que éstos, en general, "lo hacen lo mejor que pueden con lo que tienen" y que hay que tener en cuenta que los progenitores muchas veces son el resultado, a su vez, de los suyos.

"Realmente llevamos la información de siete generaciones hacia atrás y nosotros influimos a siete generaciones hacia adelante por lo menos", ha comentado Cadarso, autora también de Destapa tu olla estrés y Botiquín para un corazón roto, entre otros libros editados por Esfera de los Libros.

Sin embargo, ha reconocido que en su consulta recibe a muchas personas adultas que gracias a un abuelo, a una cuidadora o a un profesor que "se fijaron" más en ellos en la infancia que sus padres se han salvado de "dramas más profundos" e incluso del suicidio.

"A todos nos ha faltado algo en la infancia, aunque pensemos que hemos tenido una infancia feliz", ha afirmado. "Siempre hay un desencuentro -añade- entre lo que uno necesita y lo que obtiene y eso depende en qué cantidad lo hayamos tenido, aunque todos tenemos anhelos y carencias que no tenemos por qué llevar como una condena".

"Si liberamos el dolor que se ha quedado bloqueado en el niño interior herido conectaremos con el niño interior auténtico y podremos desarrollar todo el potencial que llevamos dentro y no llevaremos las circunstancias del pasado como un lastre al presente", ha concluido.

Escuchar El Yo Interior


Todos hemos escuchado acerca de los beneficios de la meditación. Algunos lo practican y otros pasan de largo dudando de los beneficios de tan sencilla práctica. Es tan sencilla que quizá por ello se le atribuye el favor de la duda. En ocasiones sin comprobarlo.

La meditación no solo es la acción de sentarse en un lugar vacío y desconectar con el exterior, que es lo ideal. El objetivo de esta es práctica es conseguir un estado de paz y armonía con nosotros mismos y con nuestro entorno. Recuperar el control y continuar con nuestra vida cotidiana de la forma más sana posible. 
Independientemente de los acontecimientos exteriores.

Algo muy parecido ocurre cuando estamos haciendo algo que nos gusta mucho, una actividad que nos saca de nuestra rutina y nos introduce en un estado de disfrute, donde actuamos conscientes de cada movimiento que estamos haciendo, abandonando cualquier otra distracción. Por ejemplo cuando estamos cocinando, cuando estamos leyendo, cuando estamos caminando por la playa con los pies desnudos.

Estamos tan relajados, nuestro cuerpo esta tan compenetrado con lo que estamos haciendo, que podemos conectar con  nuestros sentimientos, con nuestros instintos. Incluso podemos recuperar situaciones agradables que se habían perdido en el tiempo, robándonos una sonrisa. 

Es una acción natural del ser humano, conectar consigo mismo y con la naturaleza. Que hemos ido perdiendo a medida que nos hacemos adultos. Y que podemos recuperar cuando queramos.

Cuando quieras encontrar tu esencia, cuando quieras saber las respuestas, cuando quieras escapar; aléjate a un lugar tranquilo, fresco, limpio, donde puedas relajarte un par de minutos, cinco, tal vez veinte. Toda una tarde.

Relaja tu cuerpo, respira suavemente hasta que te sientas cómoda (importante),  abre los ojos para mirar las nubes o ciérralos para crear el espacio donde te gustaría estar en ese momento. No pienses, no recuerdes, no interrumpas, solo deja que tu ser fluya.

Cuando alcances esa paz donde el exterior no existe en ti. Es en ese momento donde tu "yo", es poderoso, genuino.

Escúchalo y deja que te guie, conecta con el universo para que este confabule a tu favor.

Es tú ser quien tiene todas tus respuestas.


El Privilegio De Leer


Aprender a leer es un privilegio.

El problema es que la mayoría no lo aprovecha leyendo de forma habitual.

Creo que mucha gente se acerca a la lectura de la manera equivocada: tratan de obligarse a leer, y ver la lectura como una tarea difícil y tediosa. La buena noticia es que incorporar el hábito de la lectura es más divertido y fácil de lo que pensabas.

“Siempre imagine que el paraíso sería algún tipo de biblioteca”                     Jorge Luis Borges

En algún lugar después de “quiero bajar de peso“, “quiero dejar de procrastinar“, y “quiero enamorarme“.  El “quiero leer más“es una de las principales metas de muchas personas.

Y con toda razón…
Un buen libro puede ser una experiencia increíble. Te enseña acerca de las cosas más allá de tus horizontes diarios, te conecta con las mentes más brillantes y puede crear personajes tan reales que parece que los conoces.

Hace algunos años (pero no demasiados) los libros y en general el acceso a la información era accesible para muy pocas personas. En su momento el clero y la Iglesia resguardaban los libros como oro.

Actualmente el acceso a la información es ilimitado. La mayoría de nosotros tenemos el privilegio de leer los libros que queramos, incluso de forma gratuita.

Una de las bibliotecas más grande del mundo es la Biblioteca Pública de Nueva York. La cual tiene más de 3 millones de libros a lo largo de sus estanterías. En cantidad es más de un millón de bytes de información.

Piensa en esto:
¿Cuántos libros crees que has leído hasta ahora? ¿Cuántos libros crees que podrás leer a lo largo de toda tu vida?…
Hagamos el cálculo:
La esperanza de vida es de 80 años (más si tienes suerte). Supongamos que empiezas a leer (por hábito) a los 20 años.
Si lees un 1 libro por semana estarás leyendo 2880 libros aproximadamente. Si en cambio lees 100 libros al año, serías capaz de leer 5000 libros en toda tu vida.
Imagínate cuantas historias increíbles e información valiosa puedes descubrir.
Imagínate todo lo que te estás perdiendo simplemente porque NO tienes el hábito de la lectura.

Quiero decir, ¿qué pasa con todas esas fantásticas aventuras y bellos romances? ¿Qué hay de todas las batallas, héroes y villanos del pasado que nunca  has oído hablar? ¿Qué pasa con todas las cosas fascinantes acerca del mundo que aún no sabes?

Yo he leído un montón. Y de todo, desde un complejo artículo científico (que me toma tiempo) hasta una divertida historia de aventuras que se me acaba volando.
Todos los libros que han pasado por mis manos me han ayudado en algo.

Ninguno fue desapercibido.
Para mí el hábito de la lectura fue en un inicio una especie de terapia. Después se convirtió en una herramienta para ayudarme a escribir mejor.

Y por eso creo que todos deberíamos de empezar a leer. Como un primer paso que nos conduce a donde queremos llegar.

Sin embargo, la lectura es más que un medio para un fin… la lectura es un fin en sí mismo. Es un privilegio, y así es como debemos acercarnos a ella.

Es verdad que todos leemos hasta cierto punto.
Durante la escuela o la universidad leer es una práctica muy común. También leemos cotidianamente. Por ejemplo: el periódico en las mañanas, algún artículo interesante o tu blog favorito como Habitualmente.

El beneficio más importante que puedes tener será si empiezas a leer HOY.


Aspiraciones

¿Cuáles son mis sueños, aspiraciones o ideales en la vida?  


“Mis aspiraciones en la vida son estudiar para cada día aprender algo nuevo y ponerlo en práctica, poder estar con las personas que amo tanto siendo un profesional en lo que hago y poder viajar por todo el mundo descubriendo sus secretos”

“Lo que yo verdaderamente anhelo es poder estar lo que más pueda con mi familia en un lugar tranquilo en el que me sienta cómodo y en paz”

¿Cuáles realmente puedo realizar?
Yo no pienso que no podría lograrlos ya que todo requiere de dedicación y esfuerzo y con eso los lograre todos ya que si uno sueña algo es para cumplirlo y no defraudarse uno mismo con el hecho de no haber seguido sus metas o sueños...

¿Qué debo hacer para lograrlos?
Lo que yo debo hacer para cumplir mis sueños es tener mucha fuerza de voluntad para dejar atrás cosas malas que obstruyan la meta que se va alcanzar y también esforzarme mucho para que cada día esté más cerca de mi sueño.

¿Cuál es el trabajo que puedo desarrollar como un medio para alcanzarlos?
El trabajo que puedo desarrollar como medio para alcanzar mis sueños es ser una buena persona con todos, enfatizarme en las cosas que haría en un futuro para que no fueran tan desconocidas y tener un buen plan de lo que va hacer mi vida.

Debo cambiar algo en mi vida para alcanzar mis sueños?
La verdad si lo que yo debería cambiar en mi vida es la toma de decisiones, al igual que dejar tanta pereza y ponerme más activo en cosas productivas que me sirvan más en un futuro.


viernes, 1 de mayo de 2020

Lo No Vivido


A la vida se le puede pedir no más de lo que pueda dar: instantes de ternura, de enamoramiento, sorpresas, nostalgia y esperanza. Segundos de lucidez, momentos para disfrutar de la belleza, de la amistad, de las lágrimas y las pasiones". Eso es algo de lo que se puede pedir a la vida según dice en su nuevo libro Javier Urra (¿Qué se le puede pedir a la vida?, Editorial Aguilar). 

Lo que cuenta Urra son verdades aprendidas a lo largo de su vida: como psicólogo, como profesor universitario, como educador de niños disminuidos, como reformador de niños conflictivos, como defensor del menor, como fiscal de menores y, sobre todo, como interlocutor en tantos conflictos humanos en los que se ha visto involucrado por sus distintas actividades.

El ministro de Educación que prologa el libro, no cómo ministro, sino como Ángel Gabilondo, viejo amigo de múltiples vivencias junto a Urra, lo expresa muy bien cuando dice: "Este libro que alienta Urra está atravesado por una experiencia, la de lo sencillo y difícil que es vivir. Imposible vivir bien sin bien vivir". 

Urra ha apoyado su conversación con los lectores en varios invitados que alumbran su discurrir. Los clásicos, de Aristóteles en adelante pasando por Calderón de la Barca y Cervantes, hasta Baroja, Ortega o Julián Marías o nuestro Ramón Irigoyen. También los vecinos como Sartre o Pessoa, como Shakespeare o Tolstoi, incluso ha acudido a leyendas y filosofías de otras culturas, desde el mismo Confucio a Krishnamurti. Y ni siquiera se ha privado de contar las citas que le ayudaron a vivir escuchadas en películas, canciones, poemas libros. "He leído muchos los clásicos durante los últimos años y he incluido algunas de sus reflexiones para apoyar mi diálogo con los lectores. También he incluido leyendas, fábulas, pequeñas historias de distintas culturas para contar lo que quiero expresar", dice.

¿Cómo la del rico mercader árabe que quiso saber qué había comprado el pordiosero con las dos monedas que le dio: "Con una, respondió el pordiosero, me he comprado pan para tener de qué vivir; con la otra me compré una rosa para tener por qué vivir"? 

Nadie vivirá nuestra vida, nadie morirá nuestra muerte, nadie dirá nuestras palabras y nadie querrá al otro con nuestro corazón. Lo dijo Gabilondo en su prólogo.

Por eso la vida no vivida es una enfermedad de la que se puede morir, como diría Jung. Tenemos que hacer de nuestra vida un proyecto personal. 

A veces tendremos que reunir el coraje para pasar de lo conocido a lo desconocido, para efectuar un salto metafórico al vacío, explorando el potencial de nuestro ser, sin malgastar el tiempo viviendo la vida de otros. Nuestros actos crean nuestro destino.

Cuánto Valemos?



Dependemos más del amor de afuera, que del amor que tenemos dentro de nosotros mismos. Nuestra autoestima, confianza, depende más de alguien, que de nosotros mismos.

Ahora que tu personalidad, tu ser, piensas que se ha quedado totalmente desvalido, desnudo, es el momento ideal, para reconstruirte.
¿Cómo empezar? Reafirmándote en tu valía.

Haz una lista de esos pequeños, grandes y medianos éxitos que has ido consiguiendo a lo largo de tu vida.. Hacer el camino de Santiago, construir alguna cosa para tu casa, ir al gimnasio todos los días , dar una conferencia delante de tus compañeros de trabajo o decir a esa persona que tanto te gusta “Me gustas”…

Aunque no creas, has hecho muchas cosas, que han hecho superarte a ti mismo y ponerte una sonrisa en los labios tras superar tus límites.

Los superaste por ti mismo, sin que nadie te dijera nada, sin depender de las direcciones de nadie… Sé que te parecerán proyectos pequeños, sin importancia, que todo el mundo podría haberlo conseguido, pero los hiciste tú sólo, por iniciativa propia.

¿Ya has escrito esos hechos?

Y ahora viene el gran reto, adentrarse en uno mismo. Antes dependías de los demás, pero en esta vida, solo dependes de una persona, DE TI MISMO.

Te sientes desvalido, sientes que no vales nada, Y VALES MUCHO. Conócete, respóndete con sinceridad a esas preguntas que tanto miedo te han dado siempre, como por ejemplo: “¿En qué soy bueno? ¿Tiene sentido mi vida? ¿Cuál es el concepto que tengo de felicidad? ¿Soy feliz?..”.

Da miedo, respeto,  … como quieras llamarlo, pero al empezar a conocerte de verdad, te darás cuenta, de quien eres, de tus potenciales, de tus valores ( algo que nunca deberías sabotearte ), de ti… y te irás dando cuenta, que VALES MUCHO.

Has conseguido muchas cosas que te has propuesto, más de las que crees. ¿Y ahora vas a tirar la toalla por qué no tienes pareja? ¿Deprimido por qué no tienes trabajo? ¿Tu felicidad depende del exterior o de ti?
Sólo TÚ decides cuanto vales, no puede depender tu valoración de nadie más.

DEPENDE DE TI. A lo mejor ahora es el momento de crear ese sueño que siempre has tenido, a lo mejor ahora por fin de gritar a los 4 vientos, como eres, lo que sientes y quieres en la vida.

Solo depende ti conseguir todo lo que deseas, no depende de nadie más. Sólo depende de ti, decirte a ti mismo, te quiero, cuidarte, motivarte, alentarte.

Tu felicidad, tu satisfacción, el aceptarte a ti mismo, sólo depende de una persona, y se llama, TÚ.


El Ámbito De Las Ideas


Has pensado alguna vez cómo sabes las cosas que sabes? Algunas las sabemos porque alguien nos lo contó, otras porque las hemos visto, otras porque las hemos pensado... ¿Cuántas cosas podemos saber? Por lo que respecta a cuánto podemos saber, es decir, a los grados de conocimiento, Platón diferencia dos grados. Y lo hace atendiendo a su definición del mundo en dos regiones. ¿Recuerdas? Mundo de las ideas y mundo de las cosas. Al mundo de las cosas corresponde la opinión y al de las ideas la ciencia. 

¿Es posible que alguna vez alguien sepa absolutamente todo, referido a todo? ¿Y si alguien te preguntara que le digas qué es una idea? ¿Qué dirías? Entre otras cosas, de las condiciones, límites y posibilidad de lo que podemos conocer se ocupa la teoría del conocimiento. Vamos a ver aquí, que decía Platón de este asunto.

Y a Platón se le planteaba un problema: ¿cómo conocemos las ideas si pertenecen a un mundo (el inteligible) en el que el hombre no está porque vive en el sensible? Para responder a esto, Platón lo explicó gracias a dos conceptos que son importantes: la reminiscencia o recuerdo, y la dialéctica.

¿Cómo conocemos las ideas si están en el mundo inteligible? Básicamente Platón sostiene que podemos conocerlas recordando. Pero puede recordarlas a través de las cosas del mundo sensible. Se trata de recordar lo que hay en el alma y que ésta conoció cuando estuvo en el mundo inteligible.

Según Platón, solamente la contemplación directa de las ideas en el mundo inteligible nos permite conocerlas. Y el alma humana vivió en ese mundo, contemplándolas allí. Cuando nuestra alma cayó al mundo sensible y se unió al cuerpo las olvidó. La reminiscencia, por tanto, es recordar.

¿A qué te recuerda esto? La religión cristiana, siglos después de Platón, también habló de un paraíso original perdido, de un alma que es "castigada" a vivir en la tierra... Son muchas las semejanzas que hay entre el pensamiento platónico y la religión cristiana. O dicho de otra manera, el cristianismo asumió y transformó en religión conceptos filosóficos de Platón.

Hemos visto que Platón escribió en forma de diálogos. La dialéctica es, precisamente, el arte del diálogo. Y también es un método filosófico, una forma de pensar. Se trata de "ascender" al mundo inteligible mediante el pensamiento. Y ya hemos visto que la idea suprema es la idea de Bien.

Ascendemos a ella mediante el amor, que es el motor de esta ascensión. Por tanto, el amor en Platón no es lo que hoy en día entendemos en sentido coloquial como querer a una persona.

Se trata más bien de ir ascendiendo en el conocimiento que nos lleva de las cosas a las ideas. Partimos, por ejemplo, de los ejemplos individuales de perros que podemos ver por la calle, y de ahí vamos definiendo qué es un perro. Y a partir de lo que es un perro llegamos a la idea de animal. Y de la idea de animal a la de vida... Lo que vamos haciendo en este proceso es lo que Platón llamaba una "ascensión cognoscitiva", ir sabiendo más, al alejarnos de los casos y las cosas concretas e ir acercándonos a las ideas.

El Habla Confiable

Hablar bien en público requiere de un buen entrenamiento, pero también de una gran honestidad y de saber conectar con nuestras emociones desde nuestro interior. Construir nuestra autoconfianza es un paso previo fundamental para poder expresarnos con soltura y naturalidad, de forma abierta y sin temores.

Es mucha la oferta de cursos y formación en habilidades de oratoria que hay en el mercado. Sin embargo, aprender a utilizar las herramientas no es suficiente. Por eso, los programas Dale Carnegie van más allá y parten de la construcción de una autoconfianza, necesaria para brillar como oradores o ponentes.

Algunas de las cuestiones a tener en cuenta y que nos ayudarán a realizar una mejor presentación o ponencia, son las siguientes. Sin embargo, sólo con el hecho de trabajar previamente en nosotros mismos para hacer aflorar nuestro auténtico potencial, será posible transmitir un mensaje creíble y potente.

Consejos para una mejor presentación

#1. Preparación y ensayo

Las presentaciones en público que mejor funcionan son las que mejor se han preparado. Y ello significa haberles dedicado unas cuantas horas de trabajo. Aunque nos parezca que determinados oradores saben improvisar, incluso esas aparentes improvisaciones han sido ensayadas previamente. Teniendo en cuenta esta premisa nos aseguramos buena parte del éxito.

#2. Buen uso de las pausas y de los silencios

Las pausas y los silencios sirven para tomar mayor control del discurso. Crean sensación de expectativa ante lo que se va a decir y ayudan a reforzar el mensaje para que se tenga en cuenta en su debida importancia. Ayudan a dar más autoridad al emisor y transmiten confianza a la audiencia. Por si fuera poco, bien empleadas, las pausas dan tiempo a que el público integre el contenido y comprenda bien el significado de lo que el orador está transmitiendo.

#3. Poner las emociones a nuestro favor

Reconectar con nuestro interior y poner a trabajar las emociones en nuestro favor nos ayudará a sintonizar con el público. Ser honestos con nosotros mismos y con los demás es el camino más efectivo para llegar a nuestros oyentes. La empatía, la asertividad, la humildad y la generosidad son grandes aliadas. Dale Carnegie afirmaba que las personas ‘somos criaturas emocionales’, más que seres basados en la lógica.

#4. Conocer a nuestra audiencia

Conocer a nuestra audiencia antes de dar una charla, nos ayudará a enfocarla mejor. Podremos averiguar qué esperan de nosotros, qué contenidos les interesan, qué dudas, preocupaciones o necesidades tienen. De ese modo, podremos dar respuesta a sus inquietudes y haremos de nuestra ponencia algo útil, interesante y motivante.

#5. Práctica, práctica y práctica

El ‘cómo’ y no sólo el ‘qué’ es importante en una charla. A veces, incluso más. Por eso, ensayar y practicar nos dará las habilidades para hacer de nuestra charla una ponencia amena e interesante incluso aunque el tema no sea completamente nuevo. Una nueva manera de explicar algo ya conocido es también una forma de hacer comprender el mensaje desde un nuevo punto de vista. El cómo aporta riqueza a una ponencia.

Practicar mucho nos permitirá también alinear nuestra gestualidad con nuestro mensaje hablado.

Recordemos lo que decía el prestigioso psicólogo Albert Mehrabian, quien afirmaba que el lenguaje verbal sólo un 7 por ciento en la comunicación de emociones y sentimientos. En cambio, un 38 por ciento de la comunicación corresponde al lenguaje paraverbal o vocal (entonación, proyección, timbre, tono, énfasis, pausas, ritmo); y el 55 por ciento restante al lenguaje corporal (gestos, posturas, mirada, movimiento de los ojos, respiración).

La importancia de los elementos no verbales sobre los verbales aumenta cuando son incongruentes entre ellos. No hay nada menos creíble que una charla cuyo contenido no se vea reforzado por nuestro lenguaje corporal. Los gestos conectan con nuestro inconsciente. De forma intuitiva captamos que algo falla, que algo no encaja y desconfiamos del mensaje y de la persona que lo emite.

La Solidaridad


Se ha escrito y hecho muchísimo en nombre de la “solidaridad”. Incluso, algunos han llegado a decir que “ser solidario” es parte del talante chileno, sobre todo porque nos asoma en momentos de dolor, en terremotos y en las desgracias más desgarradoras: donde hay infortunio, lo más seguro es que allí nos encontremos con dos chilenos, uno en adversidad, otro ayudando a quien lo necesita. 

Para qué hablar de la Teletón, que ha cuadrado a nuestros conciudadanos bajo sus filas durante años y años, pese a las críticas más furibundas en su contra.

En cada una de estas acciones sociales visibilizamos la solidaridad. Cuando un país entero se vuelca hacia las personas con discapacidad, o cuando un grupo de universitarios realiza trabajos que van en beneficio directo de una comunidad que tiene necesidades materiales y espirituales, hay allí formas nobles de concretar la solidaridad, es decir, de responsabilizarse por la suerte de los demás; pero, ¿qué implica “responsabilizarse” por los más desventajados?, ¿”asistirlos” para que salgan de la pobreza, entregándoles herramientas para que lo hagan por sí mismos, premiar sus “méritos” con beneficios de distinta índole, redistribuir la riqueza del conjunto del país entre quienes no la poseen, reformar las estructuras e instituciones sociales injustas, cambiando todo lo que sea carente del más mínimo sentido de humanidad?

Todas estas preguntas, legítimas y razonables, revelan que el asunto no es tan sencillo como parece. Las respuestas exigen una serie de precisiones que no todos están dispuestos a asumir.

En nuestro país, por el contrario, nos hemos acostumbrado a hablar de la solidaridad a troche y moche. Cualquier asunto con olor a “social”, ya es solidario. Y así, usualmente “imponemos” nuestro parecer por sobre las sensibilidades ajenas ─pasamos “retroexcavadora”─ donde ciertamente hay injusticias, pero también complejidades políticas, técnicas y culturales que no se solucionan con payasadas, ni tampoco negando la sal y el agua a quienes a veces tienen más iniciativa que nosotros.

¿Qué nos exige, en consecuencia, la “solidaridad” en nuestros días? Reflexión seria: hay tras la palabra “solidaridad” distintos conceptos y miradas sobre la persona y la sociedad, que requieren ser ponderadas, interpretadas y analizadas críticamente. La filosofía, la teoría política o la economía tienen un rol indispensable, que no siempre empleamos correctamente.


Del Dicho Al Hecho


¿Qué relación hay entre las palabras que decimos y sus consecuencias, lo que ellas provocan? La forma en que se regula la libertad de expresión depende de la respuesta.

Estados Unidos tiene una cultura poderosa de libertad de expresión. Proviene de la Primera Enmienda -"el Congreso no dictará normas que restrinjan la libre expresión"-, y de la enjundia que la Suprema Corte ha dado a esa brevedad.
No obstante, en un fallo de 1919 esa Corte determinó que la libertad de expresión no ampara a quien grita falsamente ¡fuego! en un teatro repleto, causando pánico (Schenck vs. United States).

En ese caso, la relación entre palabra y consecuencia peligrosa parece evidente. Y el peligro es de tal grado, dadas las circunstancias, que justifica desconocer la libre expresión del gritón mentiroso.

En Chile, un proyecto recién ingresado al Congreso pone de relieve esta relación. Busca castigar a quien "públicamente o a través de cualquier medio apto para su difusión pública incitare directamente a la violencia física en contra de un grupo de personas o de un miembro de tal grupo, basado en la raza, origen nacional o étnico, sexo, orientación sexual, identidad de género, religión o creencias de la víctima".

El discurso y sus consecuencias. En este caso suele llamarse "discurso del odio" ( hatespeech ). El proyecto es muy discutible.


Parece ser un delito de peligro, es decir, no exige que se produzca el resultado dañino. No es necesario que alguien ejerza "violencia física" incitado directamente por otro para que este otro sea castigado: basta la incitación. El que baste esta mera potencia resulta muy amenazante para la libertad de expresión.

El verbo "incitar" es poco usado en el Código Penal. Un caso se refiere a los que incitan a otros a desconocer sus deberes militares. El otro está pasado de moda, pero es interesante aquí: el que incita a otro a provocar o aceptar un duelo tiene un castigo, solo si el duelo se realiza.

Si el proyecto buscara evitar la violencia física, se podría vincular el discurso incitador al ejercicio efectivo de ella, como en el duelo. Así se logra un objetivo valioso sin hacer pagar el alto costo que sobre la libre expresión impone el mero peligro.

O, incluso, se podría confiar en las reglas actuales de participación criminal, en el sentido de que si se prueba que la violencia física fue directamente incitada por alguien, a este se le puede atribuir alguna forma de autoría en el delito violento.

Pareciera, más bien, que lo que el proyecto realmente persigue es limitar discursos relativos a la raza, origen nacional o étnico, sexo, orientación sexual, género, o religión de la víctima. Además de amenazar la libre expresión, esto plantea otros problemas. Por ejemplo, de coherencia. ¿Por qué solo aplican estos criterios y no, por ejemplo, las convicciones políticas de la víctima, o sus características físicas, gustos culinarios o estéticos?

¿Por qué los criterios se basan en las víctimas, y no en los victimarios? Incitador e incitado podrían ser de una secta que ordena golpear a las personas, sin preguntarse por su raza, sexo o creencias. ¿Quedan fuera del "discurso del odio"?

El problema es que la coherencia exige expandir los sujetos y criterios al infinito, ahogando definitivamente la libertad de expresión.

Por esto, mejor olvidarse del proyecto o pensarlo mejor, conectando más directa y evidentemente las palabras y sus consecuencias.

Como cuando se grita falsamente ¡fuego! en un teatro lleno de gente.

Nuestra Sombra


Cuando nos sentimos atacados, cuando nos molesta algo de alguien estamos viendo la proyección de nuestra propia sombra

Carl Gustav Jung (1875-1961) psicólogo y médico psiquiatra suizo, dedicó toda su carrera al estudio de la psique humana. A lo largo de sus numerosos ensayos fue desarrollando primero, su “Psicología Analítica” y, más tarde, lo que denominó “Psicología Compleja”. Jung habla de la psique y no de la mente, porque, según él, la psique abarca todos los procesos de la mente, los conscientes y los inconscientes.

Entre muchas de sus aportaciones desarrolló el concepto de Arquetipo. Por definición, un arquetipo es un modelo original, un ejemplo ideal o un prototipo. 

Un símbolo reconocido por todos. Para Jung son la forma que le es dada a algunas experiencias y recuerdos de nuestros primeros antepasados. De alguna manera, son como patrones de conducta que se heredan de generación en generación y que están guardados en nuestro inconsciente.

Si por definición la sombra es inconsciente quiere decir que estamos sometidos a ella.

Jung define el arquetipo sombra como el aspecto inconsciente de la personalidad caracterizado por rasgos y actitudes que el Yo Consciente no reconoce como propios. El inconsciente lucha por mostrarse, pero es reprimido continuamente por el ego. 

La sombra está formada por energía psíquica reprimida que se proyecta en el exterior. Hay muchas formas de alimentar la sombra.

La más usual es la que conocemos como “luchar para ser bueno”. Por eso Jung decía “Prefiero ser un individuo completo que una persona buena”.

Podemos decir también que tenemos creencias-sombra que son las que controlan nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestros comportamientos. 

Cada experiencia de la vida es una oportunidad de elegir de nuevo, una oportunidad de enmendar viejos errores que nos permite crecer, experimentar y desarrollarnos. En este sentido, Jung nos dice: “las crisis son magníficas oportunidades para familiarizarnos con la sombra”.

Integrar la propia sombra nos va a permitir convivir con nuestra luz y nuestra oscuridad. Nos va a permitir ser lo que somos.

Cada persona tiene su sombra. Una manera de empezar a detectarla es cambiar nuestro diálogo interno y aprender a distinguir que cuando nos quejamos de algo o de alguien nos estamos quejando de algo propio. 

Por ejemplo, si nos lamentamos de que nadie nos escucha, nos podemos preguntar si nos estamos escuchando a nosotros mismos y así sucesivamente, nos invita a reconocer la propia sombra para encontrar nuestra plenitud.