viernes, 1 de mayo de 2020

La Solidaridad


Se ha escrito y hecho muchísimo en nombre de la “solidaridad”. Incluso, algunos han llegado a decir que “ser solidario” es parte del talante chileno, sobre todo porque nos asoma en momentos de dolor, en terremotos y en las desgracias más desgarradoras: donde hay infortunio, lo más seguro es que allí nos encontremos con dos chilenos, uno en adversidad, otro ayudando a quien lo necesita. 

Para qué hablar de la Teletón, que ha cuadrado a nuestros conciudadanos bajo sus filas durante años y años, pese a las críticas más furibundas en su contra.

En cada una de estas acciones sociales visibilizamos la solidaridad. Cuando un país entero se vuelca hacia las personas con discapacidad, o cuando un grupo de universitarios realiza trabajos que van en beneficio directo de una comunidad que tiene necesidades materiales y espirituales, hay allí formas nobles de concretar la solidaridad, es decir, de responsabilizarse por la suerte de los demás; pero, ¿qué implica “responsabilizarse” por los más desventajados?, ¿”asistirlos” para que salgan de la pobreza, entregándoles herramientas para que lo hagan por sí mismos, premiar sus “méritos” con beneficios de distinta índole, redistribuir la riqueza del conjunto del país entre quienes no la poseen, reformar las estructuras e instituciones sociales injustas, cambiando todo lo que sea carente del más mínimo sentido de humanidad?

Todas estas preguntas, legítimas y razonables, revelan que el asunto no es tan sencillo como parece. Las respuestas exigen una serie de precisiones que no todos están dispuestos a asumir.

En nuestro país, por el contrario, nos hemos acostumbrado a hablar de la solidaridad a troche y moche. Cualquier asunto con olor a “social”, ya es solidario. Y así, usualmente “imponemos” nuestro parecer por sobre las sensibilidades ajenas ─pasamos “retroexcavadora”─ donde ciertamente hay injusticias, pero también complejidades políticas, técnicas y culturales que no se solucionan con payasadas, ni tampoco negando la sal y el agua a quienes a veces tienen más iniciativa que nosotros.

¿Qué nos exige, en consecuencia, la “solidaridad” en nuestros días? Reflexión seria: hay tras la palabra “solidaridad” distintos conceptos y miradas sobre la persona y la sociedad, que requieren ser ponderadas, interpretadas y analizadas críticamente. La filosofía, la teoría política o la economía tienen un rol indispensable, que no siempre empleamos correctamente.


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