jueves, 13 de agosto de 2020

La Responsabilidad


Estoy seguro que mucha gente pensará: "Yo ya sé que significa asumir la responsabilidad". Pero creo que la mayoría de nosotros no comprendemos qué significa en realidad.

Me considero una persona "independiente". Tengo mi trabajo (a Dios gracias), gano lo suficiente para mantenerme y no dependo de otra persona para sobrevivir. Todo esto implica asumir responsabilidades tales como... mantener la casa limpia, pagar la hipoteca, los seguros, llegar a tiempo al trabajo, administrar mi tiempo para estudiar, ver a la familia, realizar las actividades que me apetezcan, y así un largo etcétera. Cierto, se asumen responsabilidades pero el problema va más allá y es más difícil de detectar. 

¿Cuantas veces no pensamos... y creemos que la culpa de nuestros males la tienen otras personas? Pensamos: "Si fulanito fuera de otra manera", "si menganito no hubiera dicho eso", "Si fuera más cariñoso", "Si no fuera tan salvaje"... Estamos convencidos que la culpa es exclusivamente de los otros. ¿Asumimos así la responsabilidad de nuestra propia vida? ¡¡Para nada, de ningún modo!!

Cuantas personas no se quejan de sus parejas o ex-parejas, de sus jefes, del Estado, de su soledad, de su mala suerte, de sus hijos.. ¿Asumimos en realidad la responsabilidad de su experiencia en la vida? ¡¡Para nada, de ningún modo!! Desempeñamos nuestro papel de víctimas en la vida.

La vida está llena de decisiones. Estamos continuamente eligiendo nuestro futuro. Decidimos que hacer en todo momento, que ropa ponernos, que desayunamos, como nos desplazamos al trabajo, si hacemos o no alguna actividad, si estudiamos para ese examen o no. Todas estas decisiones son nuestras, sólo nuestras y una vez que las tomamos tenemos que asumir la responsabilidad de haberlo hecho y no culpar a nada ni a nadie de los resultamos... somos nosotros los que hemos elegido.

Nosotros mismos creamos nuestro propio dolor pero también creamos nuestra propia alegría. Somos la causa de todas nuestras experiencias de la vida, lo cuál implica que somos la causa de todas nuestras reacciones ante cualquier cosa que suceda.

En el libro "Aunque tenga miedo. Hágalo igual" habla sobre este tema y nos muestra siete definiciones sobre lo que significa asumir la responsabilidad. Tenemos que recordar que siempre que no la asumimos disminuye nuestra capacidad de afrontar el miedo en nuestra vida.

Asumir la responsabilidad significa no culpar nunca a nadie por lo que uno es, hace, tiene o siente. Para tener el control de nuestra vida tenemos que comprender que somos nosotros mismos los que provocamos en nuestra cabeza.
Asumir la responsabilidad NO significa culparse a sí mismo. No hay necesidad de humillarse. Nada ocurre por nuestra "culpa". Estamos en el camino para una mayor realización de nosotros mismos y este es un proceso largo de adiestramiento y error.

Asumir la responsabilidad implica saber dónde y cuándo no se ha asumido la responsabilidad para cambiar. Dí en voz alta: "Sólo hay una persona en este mundo que me puede  hacer feliz...¡¡YO!!". Tenemos que analizar dónde está el problema y que tenemos que hacer para solucionarlo.

Asumir la responsabilidad significa acallar a la Charlatana. Esa vocecita interior que trata de enloquecernos...¡y que a menudo lo consigue!. Contiene la calve de todos nuestros miedos. Presagia ruina, abandono y pérdida. Tenemos que acallarla...acabar con ella.

Asumir la responsabilidad significa estar al tanto de los resultados que lo mantienen a uno "atascado". Al comprender los resultados, nuestra conducta cobrará mayor sentido para nosotros.

Asumir la responsabilidad significa imaginarse lo que quiere uno en la vida y obrar de acuerdo con ello. Primero debemos fijarnos nuestros objetivos en la vida y luego, ¡¡a trabajar para lograrlos!!.

Asumir la responsabilidad implica tener conciencia de las numerosas alternativas que uno tiene en una situación dada. En cada momento elegimos la forma como nos sentimos. La elección corre de nuestra cuenta. Elijamos lo que contribuya más a nuestra vitalidad y crecimiento.

Espero que te haya gustado, que lo entiendas y que lo pongas en práctica.. Yo ya lo estoy haciendo, es muy gratificante y eso que todavía me queda mucho por mejorar. 


Persiste




Tu Vida solo mejorará cuando decidas tomar mejores decisión es. Las cosas no mejoran por sí mismas.  Las mejoras y los cambios positivos ocurrirán  sólo cuando decidas pensar y actuar diferente.  Tú naciste, pero no fue tu decisión.  Y tampoco sabes cuándo morirás.  Sin embargo, lo que hagas mientras  tanto es completamente DECISIÓN TUYA.

Cuando trabajo algún taller de METAS o de ADMINISTRACIÓN DEL TIEMPO, siempre les pregunto a los participantes:  ¿ Si mañana nos fuéramos de Viaje que meterían en su Equipaje  ?

Muchos dicen,  distinta ropa, cosas de higiene personal, una chaqueta,  traje de baño, mi ipad o laptop, el cargador, etc.   Pero siempre llegamos a la pregunta clave: ¿Depende a DONDE vamos?

Muchas veces nuestro día se ve como la maleta en la imagen ya que la llenamos de tantas cosas que vamos cargando cada día pero que la mayoría no me servirán en nada para el DESTINO o la META a la que me dirijo.

Por eso es importante revisar si se a DONDE VOY, CUALES SON MIS METAS, y así preparé lo que necesito para mi viaje hacia el ÉXITO.

¿Sabes hacia dónde vas y cómo llegar?
En la obra de Alicia en el país de las maravillas, puede leerse un párrafo  que dice así: “…El Gato se limitó a sonreír al ver a Alicia. Parece bueno, pensó Alicia; sin embargo, tiene uñas muy largas, y muchísimos dientes, así que comprendió que debía tratarlo con respeto. –Gatito, gatito, dijo, un poco tímidamente, ya que no sabía si le gustaba que le llamasen así; pero al Gato se le ensanchó la sonrisa. Ante esto, Alicia pensó: ”Vaya, de momento parece complacido”, y prosiguió: –¿te importaría decirme, por favor, qué camino debo tomar desde aquí? –Eso depende en gran medida de adónde quieres ir, -dijo el Gato. – ¡No me importa mucho adónde…! –dijo Alicia. –Entonces, da igual la dirección  –dijo el Gato. Añadiendo: ¡Cualquiera que tomes está bien…! – ¡Gracias añadió Alicia a modo de explicación.
-¡Ah!, dijo el gato: –ten la seguridad de que llegarás, sobre todo si caminas bastante, añadiendo: ¡…Nadie camina la vida sin haber pisado en falso muchas veces!” (Fin de la cita)

Debemos tener una Visión clara de hacia dónde vamos y también un PLAN de cómo llegar.

Los pilotos Aviadores saben muy bien hacia donde deben  llevar el Avión y llevan un Plan de Vuelo que van revisando constantemente durante el viaje.  Ya que es muy fácil desviarse un grado y sin darse cuenta llegar a un lugar totalmente distinto del destino original del viaje.

 La evidencia de un PLAN bien pensado y puesto por escrito para cada una de tus METAS indica que participas seriamente en tu propia vida y que estás determinado a lograr una diferencia entre esas dos elecciones sobre las cuales no tienes control.  Con un PLAN bien documentado te distinguirás de quienes solo esperan, desean, incluso se ufanan por más gozo, pasión y Éxito, pero no tratan de hacer algo por lograrlo,

Seguir Luchando

Las personas con dificultades de salud mental tenemos muchos problemas.

Problemas internos y problemas externos. Como si no hubiera bastante con nuestros trastornos mentales, tenemos el estigma que nos rodea. Y los problemas internos ya son de por sí terribles.

En ocasiones parece como si, hagamos lo que hagamos, no hubiese soluciones.

Pasan los años y nuestras vidas no se arreglan. Parece que nos estabilizamos, que podemos llevar una vida más normal, y de nuevo salen brotes, ansiedades y depresiones. Y mucha gente no ayuda en nada. En ocasiones, ni la familia ayuda.

Y no sabemos qué hacer. Nos abandonamos al tabaco o el alcohol.

Desgraciadamente hay gente que toma medidas aún más terribles. Parece que hemos encontrado una combinación de medicación que nos va bien y poco después tenemos una recaída. Y es así como son las cosas. No podemos confiarnos nunca. Y si intentamos huir con tóxicos, las cosas todavía pueden ser peores.

Y pese a todo, pese a que nos encontremos en el invierno de la vida, no podemos perder la esperanza de que la primavera esté próxima. Yo en ocasiones estoy mal, pero comparado a como estaba hace unos años, estoy mucho mejor. No podemos abandonar. Puede que quien lea esto tenga veinte años y no ve que las cosas se arreglen en un futuro próximo. Pero si continúas luchando, puedes estabilizarte y disfrutar de una vida al menos aceptable. No digo que las cosas sean fáciles y puede implicar años de lucha, pero no podemos permitir que nos venza la enfermedad o la sociedad. No podemos abandonar
.
Puede haber soluciones a nuestro alrededor. Una terapia de grupo, un grupo de ayuda mutua, un psicólogo que te dé un nuevo punto de vista sobre las cosas.

Pueden encontrar una medicación que te vaya mejor. Las cosas pueden cambiar. Y nosotros, hasta cierto punto, podemos hacer que cambien. Podemos buscar cosas que nos den soluciones parciales. No creo en soluciones mágicas. No creo que un médico en un cuarto de hora nos cure. Ni una religión ni un gurú. Pero podemos conseguir más momentos de paz mental.

En ocasiones parece como si el mundo entero estuviera contra nosotros. Necesitamos ayuda de otras personas y nadie nos la da. No sólo no nos ayudan, sino que nos hunden más. Pero nosotros lo sabemos perfectamente, en esta vida no todo son flores y violas. Ya tenemos práctica. Ya vemos cuando una persona no sólo no nos ayuda sino que disfruta atacándonos. Y con el tiempo podemos desarrollar escudos contra esta gente. 

Poco a poco sabemos más de nuestro trastorno y de cómo actúa la gente respecto de nosotros. Aprendemos estrategias que nos ayudan a convivir con nosotros mismos y con los demás. Y un día tendremos una primavera.



El Entorno

dos ejercemos una influencia en nuestro entorno más cercano. Pero es una relación bidireccional, de doble influencia. Por lo común, las personas apelan a su fuerza de voluntad para rendir más. Pero el ambiente es como una palanca en la que podemos trabajar para conseguir más resultados con menos esfuerzo.

Los contextos en los que nos movemos pueden ser unos grandes aliados o unos grandes enemigos. Veamos qué son, cómo afectan y cuáles son los mejores para reforzarnos en lo personal y en lo profesional. Se pueden agrupar en tres categorías:

Materiales. Los lugares donde se vive y se trabaja, el barrio y el vecindario, la tecnología, el automóvil o el ajuar doméstico.

Personales. La familia, la pareja, los amigos, los compañeros de trabajo, los conocidos, el contacto en las redes sociales, los horarios y los hábitos.

Mentales. Las creencias, los paradigmas, la formación e información, la religión o los condicionamientos.

Todas estas circunstancias pueden jugar a favor o en contra de uno, ser un motor que propulse nuestra vida o un ancla que la hunda. Un entorno colabora o compite. Inspira o deprime. Nutre o envenena. Obviamente también existen entornos neutros, pero por esa misma razón hay que evitarlos tanto como los que nos perjudican. No es posible prescindir de los ambientes, pero sí elegirlos cuidadosamente teniendo en cuenta sus efectos.

Los entornos materiales y personales son visibles y evidentes, aunque tal vez no sus efectos. Otros son más sutiles, pero tan influyentes. Todo influye en todo y nadie puede aislarse del contexto inmediato sin recibir de él su influencia.

Delegar en el entorno significa no tratar de hacerlo todo por uno mismo, sino aprovechar las influencias positivas externas para reforzarse.

El lugar donde una persona vive ejerce una influencia enorme en ella: le da energía o se la quita. Seguramente un pequeño piso ordenado, decorado de manera minimalista y con luz abundante es suficiente para nutrir a quien vive en él. No es un tema de dinero, de propiedad o de lujos. Es cuestión de que cualquier cosa que entre en casa sea muy apreciada y esté en coherencia con el resto de objetos y con la persona que habita la vivienda.

Tener menos cosas significa contar con más espacio y más claridad mental. La luz y el orden ejercen una influencia en la mente. Deshacerse de objetos que no se usan es una prioridad, y cambiar de vez en cuando la disposición de los muebles en casa es un divertimento muy motivador.

La luz y las vistas desde las ventanas son tantas o más importantes que la vivienda en sí o su superficie. Elegir el entorno donde uno va a pasar su vida cuenta mucho, pero, por desgracia, cuando las personas compran o alquilan un piso se fijan en los metros, el precio o los servicios antes que en la tranquilidad, la luz, las vistas o la ausencia de repetidores de telefonía móvil. Lo que hay fuera de la vivienda es tan importante como lo que hay dentro.

El lugar donde se trabaja y en el que se pasan tantas horas al día también es importante. Influye en el rendimiento del trabajo y en la felicidad de las personas. Muchas veces uno carece de la capacidad de cambiarlo, pues las oficinas o instalaciones son las que son. Pero a menudo podemos influir en mejorarlas de alguna manera; y si no es así, siempre está en nuestra mano dejar un trabajo cuyo entorno es insalubre, nocivo, molesto, desagradable, tóxico, incómodo o desmotivador. Es decir, si no podemos cambiar un entorno de trabajo gris, siempre podemos cambiar de empleo. Un sueldo no lo justifica todo. Como en el caso anterior del piso, muchas veces nos equivocamos al valorar más el sueldo, las vacaciones, los ascensos o la cercanía que el entorno de trabajo en sí.

Las personas más beneficiosas en el entorno personal son aquellas que sonríen, no se quejan, no se sienten víctimas de nada, están automotivadas, son positivas, se esfuerzan, viven en la coherencia, inspiran paz y bondad, aprenden y se forman. En definitiva, las que tienen una mentalidad ganadora. Relacionarse con gente positiva es una receta para la felicidad que no siempre se tiene en cuenta.

Muchas veces, las personas que no hemos elegido, pero que forman parte de nuestros círcu­los (familia política, compañeros de trabajo o vecinos), parecen una imposición imposible de eludir. Tal vez no podamos decidir si forman parte de nuestra vida, pero sí tenemos la capacidad de minimizar su efecto, e incluso de evitar su trato si su influencia es muy negativa.

La influencia de las personas es invisible y silenciosa, se acumula con el tiempo, pero sus efectos acaban siendo muy visibles a la larga. Cada amigo o conocido deja un poso, una influencia mayor o menor. De hecho, acabamos pareciéndonos mucho a las personas que más tratamos. Deberíamos preguntarnos: “¿Quién me está influyendo más?”.

A veces conservamos la amistad de algunas personas solo porque en el pasado fuimos amigos y nos sentimos empujados a seguir siéndolo. Pero la gente cambia con los años, y es lógico que las amistades también cambien, sin obligaciones morales o deudas de amistad autoimpuestas. No se trata de no quererlos, sino de no frecuentarlos tanto y a la vez hacer espacio para compañías diferentes. Cambiar de entorno personal siempre conlleva variaciones individuales y profesionales. Si buscamos modificar nuestra vida, será necesario un cambio de amistades o, como mínimo, un ajuste de los círculos sociales.

No tener esto en cuenta puede traer consecuencias desagradables a largo plazo. ¿No es extraño que descuidemos con quién entramos en contacto y, sin embargo, para nuestros hijos e hijas exijamos colegios y amistades beneficiosos?

Todos somos conscientes del gran valor que tiene el pensamiento en la vida. Es nuestro “cuadro de mandos”, y siendo tan conscientes de esa importancia parece mentira que lo tengamos tan descuidado y tan poco “afilado”. Mucha gente vigila escrupulosamente lo que come cada día: calorías, nutrientes, calidad y cantidad. Cuidan su cuerpo, pero descuidan el alimento de su mente. ¿No es una incoherencia? El tiempo promedio que dedica una persona al cuidado del espíritu es exactamente cero segundos al día. Increíble.

Deberíamos cuestionar el “material” que permitimos que entre en contacto con nuestra mente, como publicidad, noticias, ideas, creencias, informaciones… Todo eso puede alimentar o envenenar la mente. O la expande, o la contrae.

Hay mucho que podemos hacer para nutrir el pensamiento: lecturas inspiradoras, meditar unos minutos al día, relajar la mente en el silencio cada jornada, aprender cada día algo nuevo, cuestionar creencias inútiles o contraproducentes que nos limitan, ejercitar la imaginación y la creatividad o incluso elegir un vocabulario y unas expresiones que nos sienten bien mientras rechazamos las que nos perjudican.

La lectura es una de las mejores formas de alimentar la mente. Una hora al día es bastante para que esta se exponga a nuevas ideas y entre en contacto con autores de culturas y mentalidades diferentes. Leer es el gimnasio del espíritu. Resulta incomprensible que los índices de lectura del país sean tan bajos cuando es el ingrediente que más necesitan las personas para su éxito personal y profesional. Todos somos el resultado de la media de los libros que hemos leído en nuestra vida. Por poner un metáfora, lo que distingue a una persona que lee de una que no lo hace es semejante a la diferencia de velocidad que hay entre un jet a reacción y un patinete.

Cuando una mente se expande y cambia de paradigmas, ya no vuelve a su tamaño anterior y sus posibilidades aumentan en consecuencia

Impresionistas

En el Siglo XIX unos sujetos llamados Monet, Renoir, Manet y otros nombres así se cansaron de las pinturas de imágenes perfectas que, encima, estaban a punto de ser superadas por la fotografía, y se inventaron un nuevo modo de ver el mundo: Pintaban con pinceladas medio nerviosas de color sobre la tela sin fondo oscuro. En los principales círculos de las artes de la época la cosa no cayó muy bien, y la verdad es que los echaron pulcra y graciosamente de todas las exposiciones.



Los pintores Impresionistas, que en ese entonces no sabían que lo eran, porque el término es posterior, se juntaron y armaron su propia exposición en un espacio al que se denominó el “Salón de los rechazados”. Parece que los Muchachos de la crítica fueron en tropel a ver de qué se trataba aquello, y se encontraron con las pinturas, y con una multitud que había concurrido… a abuchear a los pintores. 

Ahí nomás hicieron uso de sus respectivos talentos y defenestraron a más no poder a los artistas, a los que trataban como a tontos, cuando los calificativos eran piadosos.

Pasó mucho hasta que a alguien se le ocurrió “mirar desde lejos” los cuadros impresionistas. Y ahí fue cuando se dieron cuenta de que aquello que a simple vista aparecía como un estropicio de pintura sin sentido, o formando bultos apenas identificables se convertía en imagen cuidadosamente trabajada a través de la observación de los efectos lumínicos, el movimiento, la descomposición del color, etc. Para ese entonces, sin embargo, los cuadros de los rechazados ya eran furor en Europa, y costaban mucha plata, mucha.

Reflexiona Ernest H. Gombrich en su “Historia del Arte” que a los críticos que se burlaron de aquellos que crearían uno de los movimientos estéticos más revolucionarios, hubieran hecho un gran negocio comprando por pocas monedas algunas de sus obras. Sin embargo todos ellos hoy habitan en el olvido, compartiendo habitación con los que pagaron la entrada para reírse. 

Cometieron un muy sencillo error que ustedes ya advirtieron: No haber dado dos pasos atrás para observar desde cierta distancia los cuadros del “Salón de los Rechazados”.


Bien, eso es lo que tengo para decir sobre los pintores impresionistas, además de recomendar algunos cuadros como el de Renoir, “Le Moulin de la Galette”, el de Pissaro, “Le Boulevard Montmartre” o el de Monet, “Boulevard des Capucines”, por decir algunos que a mí me gustan.


miércoles, 12 de agosto de 2020

La Ilustración


Filosofía : Sócrates
El Pensamiento Ilustrado
La República, obra de Platón, escrita alrededor del año 380 a.C., describe los diálogos de Sócrates con los hermanos de Platónde Polemarco y otros más. Las disertaciones iniciaron en casa de Céfalo de Siracusa, hombre prominente en los negocios, quien, animado por las disertaciones de Sócrates, ofrece su casa para debatir temas relacionados con las distintas formas de gobierno.

En algún momento, los diálogos se centraron en las cualidades que deben tener los hombres para gobernar las ciudades. Al respecto, Sócrates sostuvo: “A menos que los filósofos reinen en las ciudades o cuantos ahora se llaman reyes o dinastas practiquen noble y adecuadamente la filosofía, vengan a coincidir una cosa y otra, la filosofía y el poder político, y sean detenidos por la fuerza los muchos caracteres que se encaminan separadamente a una de las dos, no hay, amigo Glaucón, tregua para los males de las ciudades, ni tampoco, según creo, para los del género humano; ni hay que pensar en que antes de ello se produzca en la medida posible ni vea la luz del sol la ciudad que hemos trazado de palabra”.

Para los ciudadanos que deseamos un buen gobierno, la sentencia parece una condena. A decir de Sócrates, las ciudades no podrán resolver sus males, en tanto no lleguen hombres virtuosos al gobierno. De acuerdo con los diálogos, ciertas cualidades innatas deben cumplir los hombres a quienes deben encargarse las tareas de gobernar. La primera es que sean capaces de contemplar la verdad, pero no sólo la que beneficia, sino aquella cruda y dolorosa que está en su poder cambiar, a costa incluso del rechazo o crítica de la multitud, porque la recibirá fuertemente de aquellos que viven de manera contraria y hacen de la mentira la herramienta para aprovecharse de la ignorancia de los demás.

Una segunda cualidad es que el hombre esté plagado de conocimiento y no de ignorancia, que sea capaz de percibir la belleza y no sólo las cosas bellas, de percibir la justicia y no sólo las cosas justas. Sócrates dice que la virtud del hombre para gobernar es atribuible al alma misma, por tanto, si el hombre tiene privada de virtud el alma, mal dirigirá y mal gobernará, pero si buena es su alma, hará bien todas las cosas.

Para Sócrates, un buen gobernante será aquel que por naturaleza es memorioso, expedito en el estudio, elevado de mente, bien dispuesto, amigo y allegado de la verdad, de la justicia, del valor y de la templanza. Un buen gobernante será aquel que se muestre capaz de hacer valer las leyes y usos de las ciudades, en beneficio de todos, no de él mismo, en todo momento y no a conveniencia.

Los hombres con calidad para gobernar, no deben estar sometidos a los extravíos de su generación y la corrupción, deben ser aquellos que no se dejen perder por su voluntad, pequeña o grande, valiosa o de menor valor. En cambio, los hombres no preparados, cuanto más fuertemente arrastren los deseos a una cosa, tanto más débiles serán para lo demás. Si un hombre por ambición y lleno de mentira asume el poder, lejos estará de ser un buen gobernante, porque la mezquindad de pensamiento es lo más opuesto a la razón.

Si nos atenemos a las cualidades antes descritas, entenderemos por qué estamos como estamos. Los hombres que nos han gobernado están más cerca de las debilidades de su generación, de la corrupción y de la ignorancia, que de la virtud y el conocimiento.

Hasta ahora, de los que abiertamente se han pronunciado, veo más a hombres amantes de la mentira, de la ambición o del mesianismo, hombres que se aprovechan de la ignorancia de la sociedad, ocultando sus debilidades y engañando con falsas virtudes.

Éticos En La Información


Hay un modo realista y comprometido de informar sobre violencia. Interesarse por los hechos violentos, pero también por las ideas y las alternativas en que pueda basarse la solución de los problemas sociales.

Unamuno acuñó una expresión, difícil de pronunciar con la que pretendía sustituir una noción imposible: la noción de neutralidad. Unamuno llamó alterutralidad a la actitud que permite pensar por encima de intereses, de bloques y fronteras físicas y mentales. El periodismo realista y comprometido tiene que ser también neutral al informar sobre violencia.

Detrás de toda violencia suele haber un problema real, o al menos los flecos finales de un auténtico problema real. Por este motivo la violencia, toda violencia, se asiente en un fondo magmático, de verdades a medias, de sombras de verdades que confieren a la violencia su capacidad de propagación.

La información no puede ser indiferente ante ese fondo de verdad que subyace tal vez en toda violencia.

Cuando se conculca la justicia y se pone en peligro la paz. Cuando se desencadena la violencia física o moral, entonces es la hora de que el periodista oponga al espíritu de discordia su voluntad de concordia, ponga paz en donde no haya paz, intente vencer a la violencia con la fuerza de una información clara, justa, recta.

Razón De Ser



Una de las tareas fundamentales de una vida liderada creativamente es distinguir, identificar el propósito de nuestra existencia. La mente creativa se orienta hacia el propósito que se manifiesta a través de nosotros. Los grandes líderes se comprometen con lo que les importa realmente y lo crean.

En su clásico libro On becoming a leader, Warren Bennis escribe: “Los líderes se hacen, no nacen, y se hacen más a sí mismos que por circunstancias externas. Ningún líder elige ser líder per se, sino que elige expresarse libre y completamente. Convertirte en líder es sinónimo de convertirte en ti mismo. Es así de simple, y también así de difícil. Primero y ante todo, descubre quién eres, y sé eso.”

El liderazgo creativo emana de la búsqueda del propósito, de distinguir y definir uno personal que merezca nuestro compromiso más profundo. Esta es una práctica que debemos desarrollar durante toda nuestra existencia. El propósito es perseguir el anhelo de lo que nuestra alma más desea en esta vida. Y siempre brota desde el interior, aunque pueda estar estimulado por lo que nos ocurre fuera. No es algo que tengamos que inventar. Nos encuentra, si mostramos atención. Uno de los objetivos principales de nuestra existencia es dejarlo vivir en nosotros.

Es como seguir a una presa por el bosque o la montaña si vas de caza. La presa deja señales para seguirla y acecharla, si sabes cómo leerlas. Identificar el propósito requiere prestar atención al camino, al presente, a las pistas sutiles que la vida nos va dejando. La vida nos interpela desde hace mucho tiempo con lo que es realmente importante. Ha ido dejando sus señales. Depende de nosotros el tener la valentía y la disciplina de prestar atención.

Esta práctica va de aprender a confiar en esos momentos de claridad cuando el propósito se manifiesta y habla. Existimos como seres complejos, multidimensionales, hechos de diferentes partes. Debemos desarrollar la capacidad de conversar, de escuchar a nuestras partes más profundas, auténticas y sabias que saben cuál es nuestra misión, nuestra contribución más generosa. La vida revela nuestro propósito cuando nos sentimos más vivos, más apasionados, más entusiasmados, cuando las cosas nos aportan sentido y nos sentimos más vivos y plenos.

El propósito nos deja pistas en esos momentos de plenitud y gozo
Nos sentimos más vivos porque el alma muestra lo que somos y lo que nos importa realmente, mostrando la dirección de nuestras aspiraciones más elevadas. Aprender a conectar con esos momentos es practicar el distinguir e identificar nuestro propósito.

La vida también nos interpela en momentos más sombríos, más complicados y menos animados, donde las cosas no fluyen, salen mal y nos sentimos cansados, abatidos y hasta destrozados. La vida nos muestra así, lo que más nos falta, lo que echamos de menos o anhelamos.

Cuando analizamos esos momentos en los que nos sentimos mal, menos vivos, podemos extraer los temas, patrones y pistas que ayudan a forjar nuestro propósito. Prestar atención a esas claves, permitir que nos muestren el camino hacia nuestros anhelos más auténticos, y clarificar cuáles de esos anhelos son cruciales para nosotros, para ir a por ellos con determinación, es un trabajo crítico a realizar por cada ser humano.

El propósito no va solo de plenitud y disfrute. Va, sobre todo, de contribuir y servir. Así Albert Schwitzer, premio Nobel de la Paz, dijo una vez a un grupo de estudiantes universitarios: “No sé cuál será vuestro destino en la vida, pero sí se algo sobre él: solo aquellos de vosotros que busquen y encuentren cómo servir a otros serán realmente felices.”

Nuestro propósito es aquello que nos proporciona satisfacción y plenitud, pero también aquello que el mundo necesita con más desesperación. Nacemos y vivimos dentro de un conjunto de circunstancias: familia, cultura, organizaciones, sociedad… Y estas circunstancias no son un accidente. Nuestro propósito está conectado a las necesidades de aquellos que nos rodean, de las organizaciones, de la sociedad y del mundo en el que vivimos y trabajamos.


En cada uno de nosotros hay una intersección entre nuestros anhelos, entre lo que nos apasiona, nuestros talentos y algo que el mundo necesita, una contribución que solo nosotros podemos hacer. 

Cuando encuentras esa intersección consigues vivir en propósito.


Algo Pertinente


Para que un conocimiento sea pertinente, la educación debe evidenciar en ello los siguientes conceptos:

El contexto: primero una información debe tener un contexto determinado para que adquiera sentido, por ejemplo una declaración de amor realizada por un seductor es distinta a la realizada por un seducido, ya que estas se dan en contextos distintos. 

Lo global: hace referencia a la relación del todo con sus partes, también se nos indica que si no conozco el todo no puedo conocer las partes de este y viceversa. Por ejemplo la Sociedad, que sería el todo, está formada por partes que seriamos las personas, la sociedad a la ves posee características particulares gracias a sus partes, ejemplo esta sociedad es sedentaria, tiene un lenguaje determinado, posee ciertas normas, etc. 

Lo multidimensional: la educación debería enseñar a reconocer cuando algo es Multidimensional (así se podría distinguir el todo de sus partes), como los son la Sociedad, el Ser Humano, etc., son considerados de esa forma ya que poseen varias dimensiones, por ejemplo el Ser humano, además de ser humano, es un ser racional, social, psíquico, emocional, etc.

 Lo complejo: hoy en día muchas veces se da en las personas, que se les dificulta la tarea de distinguir el todo de sus partes, ejemplo claro fue lo sucedido en una clase de Principios de educación cuando el profesor nos dijo que mencionáramos las potencialidades del ser humano, tarea que se nos dificulto de gran manera, ya que durante nuestra enseñanza básica y media, nunca se nos enseñó esto, por ello nos costó bastante.

Ahora bien, si el autor nos deja claro la necesidad de hacer del conocimiento una opción consciente y temporalmente oportuna con las necesidades humanas, no es menos cierto que no contesta qué entiende él por métodos que permitan aprehender las relaciones mutuas y las influencias recíprocas entre las partes y el todo

 “No se puede conocer las partes sin conocer el todo, ni el todo sin conocer las partes”. Por esto es necesario generar una inteligencia general, como se expresa claramente en el texto, donde ésta inteligencia nos permita referirnos de manera multidimensional, a lo complejo, al contexto en una concepción global. 


En conclusión el capítulo nos llama a desarrollar una inteligencia general capaz de desplegarse en el mundo al cual es “insertada”, donde pueda combatir todo tipo de obstáculos. Si bien los colegios intentan desarrollar estas capacidades en nosotros mismos, esto no es así, ya que ellos mismos se encargan de dividir el conocimiento como lo es en el caso de los cursos matemáticos, humanistas o biológicos, y así solo se desarrolla un ámbito y no todos, el resto se ve de una forma más superficial. 


Circunstancia


Filosofía
El Yo Y La Circunstancia
Cuando alguien te dice: “mira es que yo soy yo y mi circunstancia”, entendemos que nos está queriendo decir que no todo lo que le sucede depende de él, que él o ella no son del todo responsables porque también han influido las circunstancias.

 Se trata de una famosa frase del filósofo español Ortega y Gasset. ¿Está el filósofo proporcionando una forma de excusarnos, de no ser del todo responsables de lo que somos?

 Es increíble lo que sucede con algunas frases de la filosofía: cuando pasan al lenguaje cotidiano, cambian totalmente de sentido. Ortega decía que el “yo” era uno de los ingredientes de mi vida y que había otro ingrediente y este era “la circunstancia”.

Por “circunstancia” entendía literalmente lo que está a mi alrededor, “circum-stancia”, lo que me circunda. Somos un organismo vivo. Un organismo vivo tiene su medio, decimos que la vida de un organismo está formada por el propio organismo y su medio, forman una unidad, lo que quiere decir que si cambia el medio cambia al organismo y viceversa (esto es importante).

Ahora bien, aun siendo organismos vivos, en los seres humanos hay algo más. Los humanos tenemos logos, pensamiento, y por tanto buscamos sentido en las cosas. Nos preguntamos el porqué y el cómo de lo que somos. 

Yo tengo mis circunstancias, mi paisaje por así decirlo. Pero puedo explicarlas, encontrarles un sentido, y de esa manera hacer un acto creador al transformarlas en discurso. 

A Ortega le gustaba mucho la siguiente anécdota de Heráclito. Encontrándose Heráclito en su cocina (hecho insólito, supongo, en la Antigüedad), se aproximaron unos discípulos, en buena parte embarazados por encontrarse con el maestro en ese lugar. Heráclito los animó a pasar, diciéndoles: “Aquí también están los dioses”. O sea, también esta circunstancia tiene valor, también merece ser explicada mediante el logos.

 “Yo soy yo y mi circunstancia” está muy lejos de ser una frase determinista. Es verdad que las circunstancias son limitadas, determinadas:  siempre y cuando yo entienda mi medio.

Esta famosa frase tiene una coletilla, una segunda parte que dice así: “si no la salvo a ella, no me salvo yo” (refiriéndose a la circunstancia). Si yo explico mi medio, lo salvo del silencio y del sin-sentido. A eso es a lo que nos invita Ortega y Gasset.


Capacidad De Síntesis


Demostrar nuestra capacidad de síntesis y comprensión es una de las actividades más comunes en la Universidad. ¿Dominas esta tarea? ¿Te cuesta analizar un texto? Te contamos cómo estimular tu comprensión lectora

Realizar resúmenes y reflexiones forma parte de nuestra labor en la universidad. Además con estas actividades desarrollamos la capacidad de interpretar textos dándole tanto una visión individual como histórica.

Entonces qué necesitamos para hacer buenos comentarios de textos. ¡No te preocupes! Aquí te decimos cómo:

Lee el texto completo para obtener una idea general.

Subraya las ideas principales.

Anota las ideas y luego ordénalas para tener mayor coherencia.

Contextualiza el escrito, es decir, haz una síntesis relacionando tanto el tiempo y obra del autor.

Utiliza tus propias palabras para redactar las ideas que seleccionaste como principal y secundarias. Recuerda que debes relacionar en todo momento lo que escribes con el pensamiento del autor.

Cierra el texto con un comentario crítico. Proponer nuevas soluciones, comparar las ideas del autor con otros o encontrar puntos débiles de las tesis que se expone, es lo propio para dar el toque final al escrito.

El estilo de redacción del texto debe ser con un lenguaje claro y sencillo. Utilizar palabras rebuscadas puede confundir a nuestro profesor, así como usar frases hechas o informales harán que nuestro trabajo tenga poca credibilidad.

Sin Destruir


Llegas a la oficina y te dicen que el trabajo que entregaste el día anterior está muy mal. Se te acerca un compañero que te comenta, de forma burlona, que la ropa que te has puesto puesto no te favorece. Un pariente te dice que una vez más, has llegado tarde a la reunión familiar.

No, no es un mal día. Piensa que esto se repite con habitualidad. Pero, ¿cómo reaccionas? ¿Eres capaz de tolerar las críticas de los demás, ya sea de jefes, compañeros de trabajo, amigos o familiares? ¿O, por el contrario, te angustia comprobar que alguien te reprueba o no le caes bien?

Hay que tener en cuenta, en primer lugar, qué es realmente una crítica, porque ello determinará cuándo tenemos un problema o cuándo, en realidad, el problema es del otro, del que nos critica.

«La crítica constructiva no existe. Una cosa es corregir, proponer, ser un mentor, y otra es criticar por criticar. En este último caso, hay un fin negativo ya que no hay propuesta, solo se incide en el problema», explica el psicólogo Bernardo Stamateas y autor del libro «Trátame bien».

Al «categorizar» el tipo de crítica, podemos también identificar los distintos tipos de personas que las efectúan:

-El que lo hace siempre es porque está frustrado: «La persona desplaza el enojo hacia los demás. Por ejemplo, una persona frustrada en el trabajo suele criticar siempre a sus compañeros», señala Stamateas.
-El que critica y juzga para no pensar en sí mismo: «Es un factor distractor, el que lo hace pretende no pensar en sus errores, es una forma de decirse: "tú eres peor que yo"».
-El envidioso: «Necesita remarcar y poner la lupa porque eso le alivia la angustia que le genera lo bien que le va al otro».

En este sentido, hay un punto en común, como señalaba Stamateas, en todos los tipos de críticos: No hay consejo en ningún caso, pero además, «se marca el error desde el odio y no desde el amor y nosotros no podemos cambiar desde el odio». El que propone algo, el maestro, el amigo «marca el error desde el amor, porque es necesario marcarlo, no hay que taparlo, pero el objetivo en ese caso es la mejora».

Por lo tanto, «hay que ignorar la crítica negativa, agresiva, sin consejo y cargada de odio porque no hay un proceso reflexivo». En cambio, «si hay contenido de reflexión, sí hay que escuchar».

La ley de los tres tercios
Una vez diferenciadas las críticas, Stamateas advierte de que, sean cuales sean sus formas y vengan de quien vengan, lamentablemente, son inevitables. «Aquí se aplica la ley de los tres tercios: Hay un tercio de gente que nos ama, un tercio de gente que nos odia y otra que no nos conoce pero igualmente opina de nosotros. No somos un billete de 500 euros que nos quiere todo el mundo». Sin embargo, y teniendo en cuenta esto, podemos aplicar algunas formas de sobrellevar las opiniones negativas:

-El uso del «¿Y?». «Es una técnica muy buena para el que critica de forma negativa. Ante la crítica, respondemos: "¿Y?", ya que tiene el poder de minimizar lo que nos dicen».
-Otra técnica, sobre todo en caso del que critica no nos conoce, es decirle: «Lo voy a tener en cuenta, muchas gracias...Ya que es una forma protocolar de cerrar el tema e ignorar».
-Podemos preguntarnos: «¿Cuál es mi objetivo en esto?». «La crítica habla más del que critica que del criticado, es más un problema personal del otro porque está enojado y lo canaliza con agresión. 

Cuando nos critican es fácil "entrar", te están invitando a "subir al ring". Pero si yo tengo claro mi objetivo voy a poder mantenerme en el foco porque yo no tengo que pelear las batallas del otro sino las que yo quiero», explica Stamateas. También es importante posponer el diálogo cuando se percibe enojo o enfado, buscar siempre la racionalidad. «Racionalidad frente a la emocionalidad del otro».

-Cambiar el escenario: «Es una de las mejores. Si alguien dice: "Dame cinco minutos que quiero hablar, se le dice: "Envíamelo por mail". Si me dice: "Necesito media hora", le respondes: "De pie y en poco tiempo"...El que critica ya planificó el escenario, entonces, hay que evitarlo, salir de la batalla».
-Mantener el foco: «Sirve para cuando nos critica un jefe. Hay que enfocarse en la tarea y no en la persona, ignorar lo que dice sobre mi persona y poner el foco en el trabajo porque nosotros no vamos a buscar afecto a la oficina».
-La frase de cierre: «Es para el caso de bullying, por ejemplo, hay que repetir la frase como si fuera un disco: "No me hables así que no me gusta"; "Corríjame lo que quiera pero no me grite"
-Ignorar: «A veces, lo mejor es hacer oídos sordos, no responder para no alimentar la pelea que pretende el otro».

-Enseñar: «Hay que enseñarle a los demás cómo queremos que nos traten, especialmente en el trabajo. Hay que buscar un momento de tranquilidad, decirle algo positivo al otro: "Me gusta cuando me dices las cosas bien". Lo mejor es siempre aclarar».


La Motivación


Lo bueno de trabajar en tu superación personal es que cuando haces un esfuerzo para mejorar alguna parte de tu vida, hay una excelente posibilidad de que tengas éxito a largo plazo. Puedes tener un montón de mugre para limpiar en términos de creencias limitantes, y es posible que partas de una posición de desventaja, pero con el tiempo suficiente, es posible que mejores alguna parte de tu vida.

Por ejemplo, tienes el potencial para pasar de la pobreza a la riqueza, de tímido a tener una inmejorable confianza social, o de tener una vida insana a estar completamente en forma. Tal vez no sea fácil hacer estos cambios, pero es posible. Hay muchas personas que ya han tenido éxito.

Esto, por supuesto, es la gran promesa de la superación personal: conscientemente puedes rehacer una parte de tu vida, crear una escultura de lo que quieres ser y convertirte en ella.

Pero hay dos problemas muy comunes que impiden que muchas personas se conviertan en lo que quieren ser.

En primer lugar, la mayoría de personas no tienen claro lo que quieren llegar a ser.
Dado que ellos no deciden, no avanzan a ningún lado.

Cuando se le pregunta a la gente lo que quieren de la vida, la mayoría de las veces se obtiene una respuesta muy vaga. No pueden concretar nada. Así que, por supuesto, sus vidas no van a cambiar mucho. No tienen ningún sentido. Cuando alguien te pregunte qué deseas de la vida, ofrécele una respuesta clara y específica.

No pretendas que tu vida vaya a cambiar hasta que primero no tomes una decisión clara acerca de dónde quieres ir. ¡Agradece que puedas elegir!


Hacer una elección es muy, muy simple. La mayoría de la gente complica enormemente el proceso. Pídele a un niño lo que quiere para su cumpleaños, y probablemente te recitará de un tirón una serie de temas específicos. ¿Cómo decidir? No te preocupes tanto de tomar decisiones equivocadas. 

Si te sientes atraído por una cierta experiencia, entonces eso es un excelente candidato para una nueva decisión.