Hay un modo realista y comprometido de informar
sobre violencia. Interesarse por los hechos violentos, pero también por las
ideas y las alternativas en que pueda basarse la solución de los problemas
sociales.
Unamuno acuñó una expresión, difícil de pronunciar con la que pretendía sustituir una noción imposible: la noción de neutralidad. Unamuno llamó alterutralidad a la actitud que permite pensar por encima de intereses, de bloques y fronteras físicas y mentales. El periodismo realista y comprometido tiene que ser también neutral al informar sobre violencia.
Detrás de toda violencia suele haber un problema real, o al menos los flecos finales de un auténtico problema real. Por este motivo la violencia, toda violencia, se asiente en un fondo magmático, de verdades a medias, de sombras de verdades que confieren a la violencia su capacidad de propagación.
La información no puede ser indiferente ante ese fondo de verdad que subyace tal vez en toda violencia.
Cuando se conculca la justicia y se pone en peligro la paz. Cuando se desencadena la violencia física o moral, entonces es la hora de que el periodista oponga al espíritu de discordia su voluntad de concordia, ponga paz en donde no haya paz, intente vencer a la violencia con la fuerza de una información clara, justa, recta.
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