La persona más longeva de la historia murió a la edad de 122 años, y de
aquello hace ya 20 años. Un análisis reciente de los datos demográficos
globales sugiere que esa podría ser la edad máxima alcanzable por los seres
humanos, y que es muy poco probable que alguna vez alguien vaya a vivir mucho
más allá. A menos que la ciencia avance lo suficiente para terminar con ese
problema.
En un nuevo estudio publicado por la revista Nature, el
genetista molecular Ene Vijg y su equipo de la Escuela de Medicina Albert
Einstein del Bronx aseguran que la vida humana tiene un límite natural, y
que probablemente nunca superaremos ese máximo. Es una conclusión sorprendente
teniendo en cuenta los enormes logros médicos que hemos conseguido en los
últimos 100 años, y el constante aumento de la esperanza de vida. Pero como
señala este estudio, los beneficios producidos por estas intervenciones y todas
las cosas que hacemos para permanecer vivos y saludables solo llegan hasta esa
edad. Con el tiempo nuestros cuerpos, sin importar lo que hagamos, se desgastan
y expiran.
Nadie ha vivido más que Jeanne Calment, que murió en 1997 a la edad
de 122 años y 164 días. Dado que cada vez hay más personas que superan la
barrera de los 100 años, y teniendo en cuenta los constantes aumentos en la
esperanza de vida, los científicos pensaban que su récord de longevidad se
rompería con relativa rapidez. No ha sucedido. Hay una gran diferencia, al
parecer, entre la esperanza de vida —el tiempo promedio se espera que una
persona viva dentro de una población— y la vida útil o esperanza de vida
máxima, que describe la edad máxima alcanzada por un miembro de una especie en
particular.
Vijg y sus colegas echaron un vistazo en The Human Mortality
Database —una herramienta de investigación a disposición del público que
proporciona estadísticas globales de mortalidad y de población a
investigadores, estudiantes y otros interesados en la longevidad humana. Los
investigadores descubrieron que los saltos en las tasas de supervivencia se
estabilizaron en torno a 1980.
Un análisis de seguimiento con los datos de la International
Database on Longevity, que incluye estadísticas demográficas de países
desarrollados como los Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y Japón,
demostró que las personas que más han vivido no han conseguido superar la edad
de Calment cuando murió en 1997. Los investigadores creen que esto revela un
límite natural en la longevidad.
Los modelos desarrollados por estos investigadores demuestran que las
posibilidades de cualquier persona que viva mucho más allá de ese límite son
escasas. “Si suponemos que hay 10.000 mundos como el nuestro, solo un individuo
llegará a 125 años de edad en un año determinado”, explica Vijg a Gizmodo.
“La probabilidad es de 1 entre 10.000, extremadamente remota”.
“Tendremos que descubrir algo fundamentalmente diferente que nos
permita retrasar el proceso biológico del envejecimiento para conseguir romper
esta barrera. Soy optimista y creo que esto va a suceder en nuestra era”
El sociólogo y gerontólogo S. Jay Olshansky de la Universidad de Chicago
está de acuerdo con estos hallazgos. Cree que muchas personas tienen la falsa
creencia de que siempre podremos fabricar más tiempo de supervivencia por medio
de la tecnología médica.
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