domingo, 16 de agosto de 2020

Parecer Zombies

Todos hemos visto, o lo que es peor, lo hemos hecho: caminar por medio de la calle, o cruzar de acera escribiendo como locos mensajes a través del móvil, haciendo caso omiso de los demás e incluso chocando con la gente. Aunque ese comportamiento puede ser molesto, hay estudios que prueban que también puede ser peligroso. Este fenómeno ya tiene nombre en los países anglosajones: “distracted walking”, aunque más bien parece el episodio jamás contado de la serie “The walking dead”, y así es como yo prefiero llamarlo. Es ver a alguien sacar el móvil por la calle y a mí ya me entra el mismo miedo que si hubiera visto un muerto viviente, porque esta gente son verdaderos zombies digitales.


¿Cómo reconocer al zombie digital?
Los que se tropiezan con cualquier objeto: hasta que no llevas a cabo el arte de ver el móvil y caminar por la calle al mismo tiempo, no te das cuenta de la cantidad de obstáculos a los que nos enfrentamos diariamente: bordillos, papeleras, escaleras…incluso cuando aún eres novato en esto, llegas a pensar que el Ayuntamiento ha puesto más farolas a propósito. ¿Saben esa sensación de que te descubres un moratón que no sabes cómo te lo has hecho? Pues ya tienes la respuesta. Haz la prueba al final del día: cardenales vs mensajes de Whatsapp. No falla.

Los que se paran en seco: Los más peligrosos y detestables, sin duda. Vas por la calle (generalmente a toda prisa), y de repente el que va delante siente la llamada y deja de seguir su ritmo natural. Es que no lo ves venir porque, o agudizas los reflejos para esquivarlos, y para esto hace falta mucha experiencia, o te topas con ellos irremediablemente. Es una de las cosas más irritantes. 

Una de las mejores medidas para evitarlo es darles un empujoncito al pasar. Además te lo ponen fácil, porque como están obnubilados en su dispositivo, dejan el pestorejo al descubierto, y es perfecto. ¡Zas, que espabile!

Los que dejan de escucharte por contestar al móvil: Vas acompañado en tu camino, y a tu acompañante le llega un mensaje. Te vuelves estúpido. Sí tú, no el del móvil, tú que sigues sólo por la calle hablando en alto. En el caso de que continúe a tu vera, por pura inercia, es la ocasión perfecta para contar aquello que llevas mucho tiempo queriendo confesar pero no te atreves. Total, no te va a escuchar…

Gracias a que ya existe una gran concienciación ante estos individuos, y debido a los numerosos accidentes que existen, algunos países ya están multando estas actitudes. Otros han aprovechado para lanzar al mercado aplicaciones que convierte tu pantalla en transparente y así puedas ver los riesgos con los que puedes toparte mientras juegas al Candy Crush por la vía pública. 

Sin embargo, ni las medidas más estrictas, ni las aplicaciones más absurdas pueden frenar algo que, a menos que sea ultra importante, está en manos del sentido común del propio individuo.  

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