¡Cuanto mayor sea la escala de soledad mayor es el nivel de agitación
durante las horas de sueño! Y esto ocurre porque nuestro instinto primitivo
hace que descansemos mejor cuando nos sentimos queridos y protegidos, pues sin
importar cuál sea nuestra edad, si estamos rodeados de familiares y/o amigos,
el riesgo de padecer ciertas enfermedades se reducen en un 50 por ciento, ya
que relacionarse con otras personas mejora la sensación de optimismo y
disminuye las probabilidad de sufrir de problemas mentales.
Es más, cuando dejamos de compartir tiempo con familiares y/o amistades
corremos el riesgo de acelerar el deterioro cognitivo que inevitablemente llega
con el envejecimiento; de ahí que muchas personas mayores aisladas suelan tener
mayor probabilidad de desarrollar demencia que aquellas que son socialmente
activas.
Dicho de otro modo, la soledad puede ser un asesino silencioso que
conduce a tener malos hábitos y resulta muy perjudicial para nuestra salud; por
lo tanto, aunque sólo sea por el 'egoísmo' de sentirnos sanos, valoremos
merecidamente lo que supone tener buena relación con nuestros familiares,
amigos, vecinos... No antepongamos incomprensiones, intolerancias, inquinas,...
Intentemos ponernos en el lugar de los demás, no juzguemos sus vidas, preveamos
que sus actos, erróneos o no, tendrán una causa previa; reconozcamos sus
valores sin desmerecerles, sólo porque no encajen conforme a los nuestros...
¡Hagámoslo!
Suena lindo, ¿verdad?, utópico, ¡y hasta ridículo!, dado el grado de
desapego e individualidad al que estamos llegando en nuestras modernas
sociedades, donde la palabra amistad ya suena como 'trasnochada'; donde, lejos
de que los triunfos ajenos causen alegrías, lo que generan son envidias y donde
hay que guardar logros y fracasos a buen recaudo para no correr el riesgo de
convertirse en comidilla, ser fiscalizados e incluso marginados.
¿Quieren un consejo de amigo? Piensen en cómo cultivar la verdadera
amistad en un mundo tan cicatero y mezquino como el nuestro; merecerá la pena y
conseguirlo tendrá mucho mérito; pero antes tendrán que romper esa espiral de
recelos, prejuicios y envidias que se desatan cuando mostramos sin reservas
nuestras ineludibles diferencias.
Y aspiren a ser felices sabiendo que, si hay quien piensa en ustedes con
afecto y respeto, su vida será más interesante, más larga y, sobre todo, mucho
más placentera.
El rápido
deterioro de las capacidades mentales a medida que envejecemos comienza mucho
antes de lo que los científicos sospechaban, según investigadores suecos. Unas
pruebas simples de velocidad perceptual, habilidad espacial y función verbal
mostraron que algunas capacidades cognitivas empiezan a disminuir rápidamente
unos 15 años antes de la muerte.
El deterioro brusco comienza alrededor de cinco años antes de morir
"Estudios previos mostraron que el deterioro brusco comienza alrededor de
cinco años antes de morir", manifestó el miércoles Valgeir Thorvaldsson,
psicólogo de la Universidad de Gotemburgo en Suecia, que trabajó en el estudio.
"Pudimos ver en nuestros datos que esos cambios se producen mucho antes de
lo pensado", añadió.
La mayoría de las personas alcanza el máximo de su actividad mental
entre los 35 y los 40 años, cuando comienza un deterioro constante hasta los
años previos a la muerte, explicó el investigador. El equipo sueco quería
probar cuándo empezaba esa aceleración, con el fin de comprender mejor la
pérdida de capacidad mental en las personas.
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