lunes, 17 de agosto de 2020

La Cuenta Regresiva

¡Cuanto mayor sea la escala de soledad mayor es el nivel de agitación durante las horas de sueño! Y esto ocurre porque nuestro instinto primitivo hace que descansemos mejor cuando nos sentimos queridos y protegidos, pues sin importar cuál sea nuestra edad, si estamos rodeados de familiares y/o amigos, el riesgo de padecer ciertas enfermedades se reducen en un 50 por ciento, ya que relacionarse con otras personas mejora la sensación de optimismo y disminuye las probabilidad de sufrir de problemas mentales.

Es más, cuando dejamos de compartir tiempo con familiares y/o amistades corremos el riesgo de acelerar el deterioro cognitivo que inevitablemente llega con el envejecimiento; de ahí que muchas personas mayores aisladas suelan tener mayor probabilidad de desarrollar demencia que aquellas que son socialmente activas.

Dicho de otro modo, la soledad puede ser un asesino silencioso que conduce a tener malos hábitos y resulta muy perjudicial para nuestra salud; por lo tanto, aunque sólo sea por el 'egoísmo' de sentirnos sanos, valoremos merecidamente lo que supone tener buena relación con nuestros familiares, amigos, vecinos... No antepongamos incomprensiones, intolerancias, inquinas,... Intentemos ponernos en el lugar de los demás, no juzguemos sus vidas, preveamos que sus actos, erróneos o no, tendrán una causa previa; reconozcamos sus valores sin desmerecerles, sólo porque no encajen conforme a los nuestros... ¡Hagámoslo!

Suena lindo, ¿verdad?, utópico, ¡y hasta ridículo!, dado el grado de desapego e individualidad al que estamos llegando en nuestras modernas sociedades, donde la palabra amistad ya suena como 'trasnochada'; donde, lejos de que los triunfos ajenos causen alegrías, lo que generan son envidias y donde hay que guardar logros y fracasos a buen recaudo para no correr el riesgo de convertirse en comidilla, ser fiscalizados e incluso marginados.

¿Quieren un consejo de amigo? Piensen en cómo cultivar la verdadera amistad en un mundo tan cicatero y mezquino como el nuestro; merecerá la pena y conseguirlo tendrá mucho mérito; pero antes tendrán que romper esa espiral de recelos, prejuicios y envidias que se desatan cuando mostramos sin reservas nuestras ineludibles diferencias. 

Y aspiren a ser felices sabiendo que, si hay quien piensa en ustedes con afecto y respeto, su vida será más interesante, más larga y, sobre todo, mucho más placentera.





El rápido deterioro de las capacidades mentales a medida que envejecemos comienza mucho antes de lo que los científicos sospechaban, según investigadores suecos. Unas pruebas simples de velocidad perceptual, habilidad espacial y función verbal mostraron que algunas capacidades cognitivas empiezan a disminuir rápidamente unos 15 años antes de la muerte.


El deterioro brusco comienza alrededor de cinco años antes de morir "Estudios previos mostraron que el deterioro brusco comienza alrededor de cinco años antes de morir", manifestó el miércoles Valgeir Thorvaldsson, psicólogo de la Universidad de Gotemburgo en Suecia, que trabajó en el estudio. "Pudimos ver en nuestros datos que esos cambios se producen mucho antes de lo pensado", añadió.

La mayoría de las personas alcanza el máximo de su actividad mental entre los 35 y los 40 años, cuando comienza un deterioro constante hasta los años previos a la muerte, explicó el investigador. El equipo sueco quería probar cuándo empezaba esa aceleración, con el fin de comprender mejor la pérdida de capacidad mental en las personas.

En un estudio que ha durado 30 años, los expertos siguieron a 288 hombres y mujeres desde los 70 años hasta su muerte. El equipo midió las habilidades mentales de los participantes a intervalos regulares. Los autores hallaron que la velocidad perceptual, una medición de la rapidez con la que las personas pueden comparar las figuras, se deterioraba rápidamente unos 15 años antes de la muerte

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