jueves, 13 de agosto de 2020

Sentimientos

Si afirmamos que la conciencia y la moral fáctica, no han surgido de la nada, sino que se nutren siempre de un entorno social e histórico, habrá que indagar sobre la naturaleza lógica de equis determinaciones para aceptarlas, criticarlas o rechazarlas.


¿Por qué la moral que se dice o proclama como buena en cierta estimativa de la sociedad, no es la misma moral que se practica?¿Dónde están las fallas de este tipo de contradicciones?

"Por qué, siendo nuestra sociedad, en general, tan católica, en un gran sector de la población, actos tan reprobados en la conciencia moral cristiana, como el aborto y la corrupción practicados en amplios sectores de la población, hoy por hoy, florecen y se desarrollan en forma alarmante?¿Se debe acaso a que la moral cristiana se asume de palabra y no de hecho?¿Por qué tal moral, en muchos casos resulta estéril, al no resolver tan inmorales comportamientos de acuerdo con el sentir general?¿No será, más bien que se tendría que afirmar, que la relación moral- sociedad, es súper compleja y difícil y en consecuencia, debería estar en condiciones de plantear el problema ventilando unas relaciones múltiples, de sistema y subsistemas sociales, materiales, y culturales, que pueden ser capaces, si no de destruir, sí de reducir la marcada inmoralidad vigente en nuestra sociedad?.

La conducta moral, siempre es un hecho de la vida social: familiar, cultural, política, etc. Así, se puede afirmar que los individuos no inventan ni la sociedad ni su moralidad. El propio comportamiento individual, es determinado por la vida del hombre en sociedad; cultura, creencias, odios, amores, tienen su origen en el complejo de las diferentes prácticas sociales.

Un individuo fuera de la sociedad y de la historia, no se podría decir que actúa moral o inmoralmente. La moral y sus prácticas son un acontecimiento de los seres humanos que viven en sociedad, un individuo aislado, el ejemplo de Robinsón Crusoe, no se podría decir que actúa bien o mal, ya que no habría quien lo dijera.


La realidad es que no sería posible vivir en una sociedad y al mismo tiempo, no pertenecer a ella.


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