A veces queremos regalar un libro pero no sabemos cuál, sobre todo
porque hoy en día la oferta es muy amplia y en ocasiones resulta algo
abrumador. Elegir el que queremos regalar no es tarea fácil, tiene que ver con
el carácter de la persona, sus gustos y el momento que vive. Regalar un libro
implica que se conoce a la otra persona; si sólo se hace por quedar bien,
corremos el riesgo de que no sea leído o quede olvidado en el librero.
Hay libros que uno disfruta sobremanera y no hay duda en obsequiarlo a
ciertas personas.
Compartir lecturas es una forma de compartir la vida. Platicar con
alguien sobre las reflexiones que resultan de leer un determinado libro, es
intercambiar nuestra forma de pensar y eso enriquece toda relación personal.
Si una persona nunca ha leído un libro completo, no significa que no se
le pueda regalar alguno. Al contrario, si se escoge con atención, probablemente
sea algo trascendente en su vida.
Hay muchos títulos clásicos, nombres que se han vuelto muy populares y
que resulta la opción más fácil a la hora de escoger cuál regalar pero no
siempre son la mejor opción porque cada libro tiene su momento para ser
leído.
Un “Cien años de soledad”, por ejemplo, no tan fácil de leer para un
principiante. Y sin embargo es de los más vendidos y nombrados.
La vida tiene sentido cuando las preguntas están vivas, porque nos
generan respuestas cada día. Esta dinámica ayuda a los participantes a
clarificar y reforzar su sentido vital y existencial, a mantener vivas esas
preguntas clave que nos tenemos que hacer de vez en cuando, y a compartir de igual
a igual las cosas que realmente tienen sentido.
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