martes, 1 de septiembre de 2020

El Querer Ser


En una ocasión escuché a alguien decir: “cuando dejas de soñar pierdes vida”. Y es verdad, porque los sueños son como una llama viva en nuestro interior que nos anima y nos mueve. Los sueños tienen la capacidad de generar en nosotros emociones positivas, como la ilusión, el entusiasmo, el propósito o el sentido; y esta es la razón por la que son una fuente de felicidad en nuestra vida.

La diferencia entre las metas y los sueños es que estos últimos tienen un mayor componente emocional y significado para nosotros. Puedo tener la meta de conseguir una determinada cualificación profesional o el sueño de hacer un determinado tipo de trabajo o llevar un determinado tipo de vida. Un estudiante de arte dramático tiene la meta de terminar sus estudios y el sueño de convertirse en actor y de vivir la vida que viven los actores. 

Un estudiante de ingeniería puede tener la meta de terminar sus estudios universitarios y el sueño de llegar a dirigir la empresa más importante de su sector o de ser el responsable de importantes proyectos.

Desde el punto de vista de felicidad y emociones positivas, las metas nos suelen dar felicidad cuando las conseguimos, sin embargo, los sueños nos dan felicidad a lo largo de todo el camino. Esta es la razón por la que los soñadores suelen ser gente feliz, y por la que tener sueños es una muy buena prescripción de cara a nuestra felicidad de vida.

Sin embargo, lo que en muchas ocasiones ocurre, es que a medida que vamos avanzando en nuestra vida y cumpliendo o abandonando los sueños que teníamos en la juventud, nos vamos quedando sin sueños, y con ello perdemos una fuente de felicidad y también una fuente de vida.

Los sueños no son más que algo que deseamos ver materializado en nuestra vida, o en la vida de los demás, o incluso en el mundo, y como tal los podemos tener a cualquier edad, de hecho, yo creo que los sueños de la edad adulta son mucho más potentes que los de la juventud, porque son sueños más maduros y con un mayor significado. La clave está en mirar nuestra vida y el mundo y ver cómo nos gustaría que fuera. La otra clave es convertir el sueño en acción, comenzar a caminar para materializarlo por medio de acciones, mayores o menores, pero acciones, porque un sueño sin acción no es un sueño, es una ensoñación.

¿Qué te gustaría ver materializado? ¿Una nueva casa, tocar la guitarra, un determinado puesto profesional, una cantidad de dinero que te permita sentir seguro o mandar a tus hijos a estudiar a las mejores universidades del mundo, una sociedad más solidaria, una atmósfera más limpia…? Vamos, ¿cuáles son tus sueños?


Permítete soñar y comprométete con tus sueños, conviértelos en metas y ponte en camino. Esto llenará tu vida de ilusión y entusiasmo. 

No permitas que las limitaciones que se ponen otros te limiten a ti.

La Capacidad De Servir


Víctor Frankl, afirma que: “la puerta de la felicidad se abre hacia fuera, cuando más se quiere abrir hacia adentro, más se cierra”.

Hoy en día, el servir a los demás,  no se entiende como la predisposición que se tiene de ayudar a nuestro prójimo sino se le da un significado más  de servilismo, por lo tanto no es un modo de actuación que se prodigue con asiduidad.

El servicio, actitud del espíritu para ayudar ante cualquier necesidad que puedan tener  los demás, nos facilita salir de nuestro estado de comodidad, de pasividad, donde nos encontramos, abriéndonos a un mundo rico en experiencias donde podemos sacar lo mejor de nosotros mismos y a su vez enriquecernos con los demás.

Es un estado interno que nos predispone a estar pendientes de las necesidades ajenas;  el cual nos lleva a aprender a ser humildes; sin esta virtud es difícil no creerse la ayuda que se da. Se desarrolla el amor hacia los demás, aprendemos a renunciar a nuestro tiempo, a nuestras necesidades, nos ayuda a comprender al prójimo por lo que nos resulta más fácil perdonar. El ponernos al servicio de los demás, nos engrandece como personas, nos hace mejores, dándole un pleno sentido a la vida. Siendo una de las primeras consecuencias de esta predisposición la alegría interna que sentimos.

Los tiempos actuales, nos hacen vivir con rapidez, estresados, pensando en todo lo que tenemos que hacer a lo largo del día, encerrándonos en nuestro pequeño mundo que no nos deja ver más allá de nuestras necesidades y deseos, sin poder ver lo que sucede a nuestro alrededor y sin voluntad de hacerlo. Viviendo hacia dentro nos hace más egoístas; cediendo el paso, en ocasiones, a estados de soledad, de tristeza, incluso de depresión.

Cuando se tiene orgullo, vanidad, egoísmo…es difícil ponerse en la piel del otro;  sentimos que nos estamos rebajando ante la posibilidad de ayuda que se nos pueda presentar. Cuando nos asaltan pensamientos de rechazo tales como: “¿cómo voy yo a prestarle mi servicio si es a mí a quien debería servir?”. Preguntarse: ¿qué saco yo de todo esto? ¿Qué me das a cambio? Muestra la inferioridad moral que tenemos, aún por superar, porque puede cerrar toda posibilidad de una buena y sana relación, que albergaría situaciones para ponernos al servicio desinteresado y a su vez, gratificante con los demás. Esta actitud nos encierra más en la materia dejando el espíritu sin opción de manifestarse, dando la posibilidad de ir endureciendo poco a poco el corazón.

 Malgastar las ocasiones de servicio que te ofrece la vida, es perder oportunidades de crecer interiormente, de ir pasito a pasito, consiguiendo que vaya germinando el amor que tenemos todos en el fondo del corazón, desarrollando sentimientos sinceros y momentos de alegría que nos ayuda a transitar el camino que hacemos con el envoltorio carnal. Teresa de Calcuta decía: “El que no vive para servir, no sirve para vivir.”

Valor Del Esfuerzo


Nada regalan en la vida, la suerte no existe, solo el esfuerzo y el trabajo. Así es, o así debería ser siempre. Nuestra sociedad nos ha creado el falso sueño de que saliendo en los medios de comunicación, inventando un personaje o una estrategia, podemos ser ricos y famosos en un momento. 

Con todo eso, lamentablemente hemos perdido el valor del esfuerzo, ya no creemos en él.
Pensamos que ganarse la vida con esfuerzo día a día es una estupidez, y soñamos con una lotería basada en la mentira, en el engaño o en la falta de respeto hacia nosotros mismos o hacia los demás. Muchos quieren ese minuto de gloria que les haga conseguirlo todo en un momento, conseguir cosas materiales… 

Queremos todo a corto plazo porque lo saboreamos más rápido, pero bien es cierto que los grandes éxitos se van cultivando con el paso del tiempo.

“Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total, es una victoria completa”.
-Mahatma Gandhi-

Los grandes hombres y las grandes mujeres son aquellos que se esfuerzan sin descanso. Son los que pasan su vida encerrados en un laboratorio buscando un descubrimiento que ayude a la humanidad. 

Esos panaderos que se levantan antes que el sol para ofrecernos “el pan nuestro de cada día”. O esos médicos que deciden cruzar fronteras para ayudar a los demás.

Esos reporteros que arriesgan su vida para ofrecer testimonio de lo que ocurre al otro lado del mundo; los profesores que dedican su vida al estudio y ofrecen sus conocimientos a los demás; esas mamás que cada día hacen de enfermera, de psicóloga o de amiga con sus hijos. Todas esas personas que se levantan cada día dando gracias por tener un trabajo y ganarse el pan “con el sudor de su frente”. Esos son los grandes hombres y mujeres.

El valor del esfuerzo en la formación de una persona es esencial. Al enseñarlo, se transmiten además otros valores primordiales como la fortaleza, la paciencia, la tolerancia o la generosidad. Y se elimina la idea equivocada, de que todo llega sin hacer nada.

Rasgar El Alma


El poder de la palabra es tremendo. Aunque muchas personas digan que una imagen puede valer más, y en ciertos casos es verdad, no hay que olvidar que cuanto sale de nuestra boca tiene un valor. Así, lo más pequeño e insignificante puede hacer un gran daño, dependiendo cuáles sean las circunstancias de la comunicación.

En numerosas ocasiones se oye el célebre dicho de que “una imagen vale más que mil palabras”. Sin embargo, una palabra puede contener en sí misma un poder enorme y, acompañado de más palabras, puede llegar a ser incluso demoledora.
“Como flores hermosas, con color, pero sin aroma, son las dulces palabras para el que no obra de acuerdo con ellas.”
-Buda-

Vamos a ver cómo se puede utilizar el poder de la palabra para que se ponga de nuestro lado, para hacer daño o simplemente conseguir algo de nuestro interlocutor, aunque sea hacerle feliz.

La fuerza de las palabras es tal, que no son necesarias demasiadas para causar una profunda alegría o una honda tristeza. Muchas veces basta una frase que valide una emoción que sentimos o un párrafo corto que ataque nuestro punto más débil.

¿Quién no tiene un amigo tóxico o manipulador que sabe cómo usar la palabra para sacar de nosotros cuanto quiere, aunque nosotros no lo deseemos? ¿A quién no le han dicho nunca palabras llenas de ira, resentimiento, dolor, rechazo o tristeza?

Nos guste o no, la palabra es la forma más usada por los humanos para el acto de la comunicación. 

Además, es un intercambio que deja huella. ¿Quién de nosotros no recuerda alguna de esas frases que le ha causado un gran dolor o le ha alegrado el día?

No obstante, no solo el poder de la palabra es grande cuando pretende herir. También sirve para describir sentimientos como el placer, la bondad, el amor o el agradecimiento. De hecho, hemos sido capaces de crear algunas de las palabras más bonitas del mundo para hablar de aquello que nos agrada: belleza, amistad, solidaridad o los encantos que nos rodean.

¿Qué sería del amor sin la palabra? ¿Hay algo más bello que decirle a la persona a la que quieres todo cuanto sientes por ella, y que sepa lo mucho que significa en tu vida?

Es evidente que el poder de la palabra es enorme para hablar con otras personas de todo cuanto es bueno y bello en nuestra vida, este es probablemente uno de los mejores usos que tiene.

“Las palabras son como monedas, que una vale por muchas como muchas no valen por una.”
Francisco de Quevedo

La palabra tiene un enorme poder. La palabra puede ser fuente de belleza, de poesía, de creación, de amor, de vida, de alimento para el alma, de positivismo… Pero, como todo en este mundo, hay un lado oscuro que la retuerce y la oprime, la grita y la estrangula.

Por desgracia, cada día parecen haber más voces que intentan que su mensaje quede por encima del resto, elevando el tono o la gravedad de las acciones con las que intentan respaldarlo. Atacando a los demás, pensando que la validez de su mensaje les confiere el resguardo moral necesario para sesgar las vidas de quienes se oponen o permanecen indiferentes al mismo.


La responsabilidad con la que ejerzamos y disfrutemos del poder de la palabra es nuestra. 

Utilizarla para crear construir, compartir, acariciar o abrazar en vez de para agredir, atacar o destruir, en el fondo, es nuestra decisión. Tanto practicarlo como censurarlo.


Todo Cambia

Entendiendo el concepto trabajo como el ejercicio de una función que conlleva realización, porque te permite ofrecer algo de valor y utilidad a los demás (ya sea manual o intelectual), y también disfrute y crecimiento personal mientras lo realizas. Desde esa perspectiva, ¡espero que no nos falte nunca! La humanidad siempre necesitará seguir creando, inventando, mejorando, buscando, creciendo… Aportando precisamente a todo ello el factor de humanización, que cada vez vamos a necesitar y reclamar más.


Ahora, si trabajo es igual a sufrimiento y esfuerzo baldío (sin conexión emocional ni realización personal), espero que llegue un día en que nadie tenga que trabajar de esa manera, y que de esas funciones se encargue la máquina. El reto está en cómo ayudar -desde ya- a esa gran cantidad de personas que hoy día sufren trabajando (y diría que por desgracia aún es la mayoría) para que puedan pasar al otro estadio laboral –encontrando ahí hueco para todos, otro reto- y delegar  las tareas pesadas, repetitivas, aburridas, extremadamente complicadas, sistémicas, abusivas etc. a la IA [Inteligencia Artificial] y robótica.

 ¿Hacia dónde se encamina el mundo laboral? ¿Puede explicar 3 tendencias básicas y qué implican respecto a etapas anteriores?

Hay tres tendencias fuertes en el entorno laboral que están cambiando todo, como consecuencia de la revolución digital, como son la hiperconectividad (se destruyeron definitivamente las barreras geográficas), la tercera ola de trabajo virtual (que implica movilidad, políticas de flexibilidad máximas en las empresas, teletrabajo, nuevas formas de organización como la holocracia, etc.) y la demografía (el "poder" económico pasa de las sociedades envejecidas -como la europea- a los países demográficamente más jóvenes).


La parte más positiva del Futuro del Trabajo es que nos estamos moviendo hacia un modelo digitalizado, sí, pero sobre todo humanizado. Las empresas que podrán asegurarse un futuro serán aquellas que:

Implementen con agilidad las últimas tecnologías y tendencias laborales.
Cambien su modelo organizativo (su manera de trabajar) para convertirse en compañías ágiles, jerárquicas, transversales, etc.
Pongan a la Persona (customer, employee…) en el centro de su modelo de negocio.

La parte más fácil: ¿qué profesiones no tienen futuro?

Ya sabemos el famoso dato del estudio la Universidad de Oxford, según el cual el 47% de los trabajos actuales están en riesgo de desaparecer. Pero es que los que no desaparezcan del todo sufrirán una transformación seguro el 90% de los mismos, así que se podría decir que no hay ninguna profesión que vaya a mantenerse igual en el tiempo. Ya hay muchas evidencias de profesiones que serán sustituidas por los avances tecnológicos, como los conductores de vehículos (taxis, camiones…) y, por extensión, quienes viven de enseñar a conducir  (autoescuelas, examinadores…), profesores de idiomas, documentalistas, cajeros y personal de cara al público (banca, tienda, gasolineras, supermercados…), secretarios, personal de call centers, mano de obra industrial…

 La más difícil: ¿qué actividades tendrán salida laboral en los próximos años?

Fusión de carreras
Resolución de problemas
Reequipamiento.

 Un ejemplo de las profesiones que integran el primer grupo es la mezcla de trabajo en la salud humana y el medio ambiente, que ha dado lugar al campo de la enfermería de salud ambiental (tratamiento de los pacientes expuestos a toxinas).

El segundo grupo es solucionar nuevos problemas que antes no existían, como por ejemplo la aparición del Chief experience officer, encargado de supervisar una gran variedad de funciones, desde el marketing a las ventas, pasando por recursos humanos.

El tercer ejemplo son profesiones nuevas directamente nacidas de la tecnología, como el Energy harvester: responsable de canalizar la energía generada por el sistema de personas y tecnología.

¿Qué competencias (conocimientos, habilidades y actitudes) requerirán los nuevos empleos, si se puede generalizar?

Básicamente, ser un profesional, una persona, adaptada al siglo XXI. Pensar y actuar acorde a los tiempos que nos ha tocado vivir, ¡que son digitales! Esta es una época cambiante, líquida y emocionante, en la que todo es posible para quien se alíe con el conocimiento y las nuevas tecnologías. Una era hiperconectada -y, por lo tanto, también muy desconcertante, caótica y competitiva- que a la vez es rica, generosa, creativa y divertida. Por ello entre otras habilidades hay que desarrollar todo lo que rodea  lo co-: cooperar, cocrear, cowork, colaboración… Hay que saber llevar las relaciones profesionales, el networking, las colaboraciones, a otro nivel, más humanizado.

Y ser personas creativas, inquietas, en continuo aprendizaje.
 


Lo Que Somos


Nuestras vivencias componen aquello en lo que nos hemos convertido. Todos nuestros recuerdos y nuestras experiencias llenan nuestra historia personal y forman nuestro recorrido. Somos la historia de nuestros recuerdos.

Así que cada cosa que hemos experimentado, forma parte de todo nuestro proceso de evolución sobre esta tierra. Porque somos lo que hemos vivido. Cada circunstancia nos ha hecho más fuertes o más débiles, más sensibles o más duros, más alegres o más tristes, más impulsivos o más conscientes, más desconfiados o más creyentes, más sabios… más humanos. 

Y a la final, somos un producto de nuestras decisiones.

Y así como nuestro camino ha dejado huellas, también nuestros sentimientos de cómo percibimos el mundo, van formando otras que quedarán impresas en el alma. Aquí es cuando la subconsciencia imprime de emociones nuestra psique y nos convertimos en seres “sintientes”.

Somos el puente de conexión entre lo que sucede alrededor de nosotros y lo que sucede internamente en nuestra Alma. Por lo tanto, siempre estamos conectados absorbiendo la sincronía de ambos universos: el físico y el emocional.

En el mundo físico estamos acostumbrados a acceder a la ayuda necesaria cuando algo no funciona en nuestro cuerpo. Cuando sentimos que algún dolor se manifiesta, buscamos la asistencia de un médico. Para cualquiera de nuestros quebrantos hay soluciones: cremas, ungüentos, terapias, pastillas, cirugías, etc.

En estos momentos cualquier salida nos vale para quitar el dolor físico que nos desconcentra y nos desenfoca de nuestras tareas.

Sin embargo existen otro tipo de dolores que nos cuesta mucho identificar y para los que no tenemos número de emergencia. Son el producto de ciertas huellas en ese camino que llamamos vida y que oprimen el pecho, produciendo un dolor enorme. 

Pero lo que sucede es que no prestamos atención a los procesos del alma, sólo cuando se desbordan causándonos un caos. 

Por lo general vivimos con nuestra atención en lo externo, en lo que nos rodea, en nuestro entorno; dándole poca importancia a todo aquello que pasa en nuestro mundo interno, porque no estamos conscientes de ellos.

Cuando físicamente algo va mal, entonces ahí tomamos conciencia y empezamos a ejercitarnos, a comer sano, dejar de beber, tratamos de eliminar el cigarrillo y de pronto, tomamos las riendas con nuevos hábitos para mantenernos sanos.

Pero cuando el alma llora, no sabemos cómo transformar y manejar el problema para sanarlo. Y no lo sabemos, porque nunca nadie nos ha enseñado que nuestro espíritu también forma parte de nuestro Ser aunque no podamos palparlo como un órgano más.

Al alma hay que respetarla, mimarla, escucharla y acariciarla. Él es el timón que nos guía a través de la intuición cada día de nuestra vida. Él nos dirige, nos habla y nos alerta. Nos guía por el camino que nos conviene andar para nuestro mejor beneficio. Para nuestra mejor evolución. 

Cuando damos por hecho y sin auto engaños, que existe una astilla que nos está punzando hondo, el camino por recorrer se hace con una perspectiva más clara. 

Cuando hacemos del dolor una realidad y lo palpamos, lo lloramos y lo vivimos a conciencia, es en ese instante cuando comenzamos a trascenderlo. Recuerda, el dolor nos hace humildes. Y nos permite mostrarnos vulnerables para sanar desde esa indefensión que atesora el cambio.


Por naturaleza, los seres humanos evadimos el dolor físico y hacemos caso omiso de que este existe. Tratamos de que no se vea, no se oiga, no se sienta y buscamos lo que sea por no experimentarlo.

Y es increíble, porque fisiológicamente, en el cerebro, el hipotálamo genera endorfinas para mitigar el dolor físico haciendo más soportable la sensación, hasta buscar otro tipo de analgésico. 

Pero el alma no genera endorfinas, la endorfina para el Alma, eres tú.


Escuchar Y Aprender


Se deja de aprender en el momento en que discute con la vida.

El acto de escuchar es el acto de aprender.

Uno tiene mucho que aprender de la vida porque la vida es un movimiento de relación, y la relación es acción. Debemos aprender y no acumular conocimientos de ese movimiento que llamamos vida para después, vivir en base a ese conocimiento, lo cual es conformidad. Conformarse implica adaptarse, encajar dentro de un molde, adaptarse a diferentes impresiones, exigencias y presiones de una sociedad particular. La vida significa estar vivo, comprender. Uno debe aprender de la vida, y uno deja de aprender en el momento en que discute con la vida, cuando afronta la vida con el pasado, con su propio condicionamiento como conocimiento.

Así, hay una diferencia entre acumular conocimiento y aprender. Uno debe tener conocimientos, de lo contrario no sabría dónde vive, no recordaría su nombre, etc. Por tanto, en cierto nivel el conocimiento es imprescindible, pero cuando ese conocimiento se utiliza para comprender la vida, que es un movimiento, que es algo vivo, que se mueve, que es dinámico, que cambia a cada momento, cuando uno no puede moverse con la vida, entonces vive en el pasado y trata de comprender esa cosa extraordinaria llamada vida. 

Para comprender la vida tiene que aprender cada minuto y nunca afrontarla como algo aprendido.


domingo, 30 de agosto de 2020

La Percepción

Durante mucho tiempo, filósofos y científicos se han preguntado cómo percibimos la realidad y cómo adquirimos el conocimiento.

En este artículo vamos a hablar de una de las posturas que da respuesta a estas preguntas, el constructivismo. La teoría constructivista nos aporta una visión interesante a la hora de hacer frente al estudio de la psicología.

Antes de hablar del constructivismo per se, tenemos que hacer un repaso de su historia para entender de dónde viene esta postura. Buscando la sencillez en la exposición, vamos a intentar plantearlo siguiendo dos vías diferentes: los antecedentes sobre la adquisición del conocimiento y los antecedentes sobre la percepción de la realidad.

¿Cómo adquirimos el conocimiento?

¿De dónde vienen nuestras ideas y representaciones mentales? Las teorías clásicas que explican esta pregunta se agrupan en dos corrientes: el empirismo y el innatismo

El empirismo parte de la premisa de que todo nuestro conocimiento viene dado por la experiencia. Hasta la idea más pequeña y simple vendría dada por nuestro ambiente, para luego ser captada por nuestro cerebro y aprenderla.

El supuesto de esta posición es que el conocimiento está por completo fuera del sujeto y este pasa a su mente: puede venir de otros o de la realidad misma, que el sujeto copiaría. El empirismo es una teoría muy acorde al sentido común y ha inspirado a corrientes psicológicas, como el conductismo.

El innatismo nace debido a que el empirismo parece insuficiente. Si bien podríamos aceptar que una buena parte del conocimiento lo hemos adquirido del exterior, no es menos cierto que nacemos con ciertas disposiciones, como la de relacionarnos utilizando un lenguaje sofisticado.

Así, el innatismo parte del postulado de que existen conocimientos o programaciones que no son adquiridas a través de la experiencia. Estos conocimientos -o programaciones- serían, por ejemplo, aquellos que son muy necesarios para organizar nuestra experiencia (categorías de espacio, tiempo, número…).

El problema que nos plantea el innatismo es que se queda corto a la hora de explicar cómo surgen esos conocimientos o por qué aparecen en distintos momentos, y sobre todo por qué existen las diferencias individuales. El constructivismo busca solventar este problema, junto con los problemas que también parecen presentar el empirismo.

El constructivismo parte del principio de que la adquisición del conocimiento es el resultado de una interacción continua entre la realidad y el sujeto. El individuo es como un científico intuitivo, recoge datos sobre su realidad y crea interpretaciones sobre su ambiente. Estas interpretaciones nos ayudarían a crear nuestro propio mundo y utilizarlo como base para las siguientes interpretaciones.

Esta ha sido también una de las grandes preguntas, y han surgido multitud de posibles soluciones ante ella. La respuesta más intuitiva y de las primeras que nos muestra la historia es el realismo. Desde esta postura se piensa que nosotros recibimos una copia exacta de la realidad, lo que vemos, oímos y tocamos es exactamente lo que percibimos; y todos los individuos lo perciben igual.

El realismo pronto cayó por su propio peso, muchos filósofos se dieron cuenta que los sentidos no percibían la realidad de forma perfecta. Descartes y Hume incluso llegaron al punto de decir que era posible que no hubiera realidad detrás de los sentidos. Aquí aparece otra de las posibles soluciones, los sentidos nos dan un reflejo impreciso de la realidad. Ya no observamos la realidad directamente, esta premisa dice que lo que vemos es una sombra de la realidad.

Aun así podemos observas algunas deficiencias en esta última explicación. Por ejemplo a pesar de que todos tenemos los mismos sentidos, no todos percibimos lo mismo en la misma situación.

Parece ser que la sombra de la realidad cambia según el individuo que la mire. Aquí es donde el constructivismo nos dice que nuestra percepción no es solo un reflejo, es algo más complejo.

sábado, 29 de agosto de 2020

Detener La Violencia

Todas las expresiones de violencia generan daños en las personas de una u otra manera. La severidad de estos daños dependerá de la magnitud y del tipo de violencia que se cometa (emocional, física, sexual o económica) y de las características de la persona que es violentada. Como ya se ha mencionado, en los casos de violencia familiar los niños, las mujeres, los discapacitados y las personas mayores son los más vulnerables.


Cuando la violencia ocurre durante la infancia, los daños que se generan en la personalidad del niño o de la niña pueden ser para toda la vida. Si el niño no recibió el afecto y el cuidado que necesitaba y en su lugar recibió maltrato emocional o físico lo más probable es que desarrolle una personalidad con baja autoestima, sentimientos de minusvalía, culpabilidad, gran inseguridad y termine por no darle importancia ni valor a sus necesidades afectivas.

Durante su etapa escolar, en el mejor de los casos experimentará bajo rendimiento y aislamiento social y en el peor se refugiará en las drogas, el alcohol o la delincuencia.

Más adelante, en su edad adulta, formará relaciones interpersonales que podrán ser insatisfactorias y conflictivas o podrán llegar a ser claramente destructivas, con altos grados de violencia, porque eso fue lo que aprendió en casa.

Cuando el maltrato es por parte del hombre hacia la mujer, la familia entera se verá afectada. La mujer, además de sentirse devaluada, culpable y temerosa experimentará “estrés emocional” afectando de manera importante su desempeño laboral o su trabajo en el hogar. Difícilmente logrará cuidar adecuadamente a sus hijos y brindarles el amor que ellos necesitan, en el peor de los casos se desquitará con ellos replicando la violencia ejercida por la pareja.

El abuso sexual, también provoca daños importantes en la personalidad del que la padece, además de los sentimientos de minusvalía e inseguridad que ya hemos mencionado, se añaden los trastornos que los psiquiatras catalogan como “estrés postraumático”, es decir, la persona empieza a experimentar un gran temor, culpabilidad, frustración, enojo soledad, desesperanza, miedo intenso y una gran sensación de falta de ayuda y de horror. Este “estrés postraumático” se puede experimentar también cuando el maltrato físico es de grandes magnitudes.

 Por último, habría que señalar que en el maltrato físico y en ocasiones en el abuso sexual, además de ocasionar grandes daños psicológicos en la persona, se provocan lesiones en el cuerpo como llagas, heridas, traumatismos, hematomas, cortaduras, quemaduras, o fracturas. Se puede llegar incluso a la invalidez o al asesinato de la víctima.


Educación En Derechos


 Desde el momento en que una persona tome conciencia de que es sujeto de derechos y conozca el contenido de esos derechos que le son inherentes, tendrá en sus manos la posibilidad de hacer frente, así como de reaccionar, a las violaciones o intromisiones que sufra en su persona, haciendo valer sus derechos, y contribuyendo a que cada día, con su actitud, se refuerce la cultura de los derechos humanos. Pero para llegar a la afirmación de estos derechos en las conciencias de los individuos y de los pueblos, el proceso pasa, de manera inevitable, por la educación.


Sobra decir que la educación en los derechos humanos es una responsabilidad de los gobiernos, así como también lo es de cada individuo y de las instituciones. La responsabilidad de los gobiernos radica en que “nadie puede servir los intereses del pueblo si no entiende y apoya los derechos humanos”.

Para concluir, sólo añadiremos que es necesario educar a los jóvenes, principalmente, porque son el futuro, en un ambiente de tolerancia para que aprendan a vivir en tolerancia, palabra que va más allá de la armonía social como utopía, sino que se convierte en una estrategia y en una política real de desarrollo humano.

Todos debemos aunar esfuerzos para conseguir vivir en un mundo en el que se respeten los derechos humanos en su totalidad, y en el que la tolerancia se convierta en nuestra guía de actuación, entendiendo por tolerancia lo dispuesto en la Declaración de Principios sobre la Tolerancia (UNESCO, 1995):


La tolerancia consiste en el respeto, la aceptación y el aprecio de la rica diversidad de las culturas de nuestro mundo, de nuestras formas de expresión y medios de ser humanos. La fomentan el conocimiento, la actitud de apertura, la comunicación y la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. La tolerancia consiste en la armonía en la diferencia. 

No sólo es un deber moral, sino además una exigencia política y jurídica. La tolerancia, la virtud que hace posible la paz, contribuye a sustituir la cultura de guerra por la cultura de paz.


viernes, 28 de agosto de 2020

Violencia De Género

La violencia de género es un problema que tiene su origen tiempo atrás pero que ha empezado a ser una preocupación en los últimos años.

Durante mucho tiempo, sobre todo las mujeres, que son las más afectadas, han luchado contra esto sin tener resultados efectivos ya que la ley solía amparar a los maltratadores.

En esta época, se han impulsado muchas manifestaciones, movimientos que apoyan a la víctima en este sentido. Es chocante que en una sociedad que predica la tolerancia y el respeto sucedan cosas de este estilo que muestran una sociedad sin empatía y dura. Además, recordemos que la violencia de género engloba maltrato físico o verbal, por lo tanto, no solo es un problema en sí sino que conlleva muchas otras consecuencias.

En mi opinión habría que dar a este tema más importancia de la que ya se le está dando e imponer el respeto entre nosotros, porque los esfuerzos que se ponen no son suficientes y eso se refleja en los datos de hombres y mujeres agredidas e incluso asesinadas a manos de sus parejas. Luego, critican por defender el feminismo porque supuestamente generalizamos.

No es cuestión de generalizar sino en mostrar a la sociedad de que el machismo, que es el más común en estos tiempos, y la violencia son una realidad y no un simple movimiento que pretende defender la igualdad. Por lo tanto acabar con ellos es algo nuestro, de la sociedad. ¿Queremos una sociedad basada en la ley del más fuerte y de la violencia o una sociedad de unión? Conseguirlo es una tarea que nos pertenece única y exclusivamente a nosotros.

Puede parecernos que como no es algo que nos afecta, no tenemos por qué involucrarnos. En este sentido nuestra mentalidad tiene que cambiar, tenemos que dejar de basarnos en el amor e interés propio y buscar el bien y el beneficio de los demás

Nuestro Enfoque


Las presiones y demandas de energía en el entorno laboral actual no tienen precedentes. Numerosas personas van cada día a trabajar sintiéndose físicamente fatigadas, emocionalmente al límite, con dificultades de concentración y sin pasión ni compromiso hacia la compañía  para la que trabajan.

Aprender a gestionar la propia energía  frente a unas demandas siempre crecientes, ahora más que nunca, se ha convertido en una necesidad.

De hecho atravesamos lo que podemos considerar una crisis: se nos exige producir 24 horas al día y no tenemos herramientas para responder al nivel de demanda que requiere lo mejor de nosotros en cada campo.

La única solución viable es el aprendizaje que nos ayude a una adaptación más eficaz a las condiciones del entorno y que nos permita obtener el máximo rendimiento del principal instrumento de trabajo que tenemos: Nosotros Mismos.

Es la energía de nuestro cuerpo, nuestras emociones, nuestra mente y nuestro espíritu la que dirige, vende, produce y crea valor y por lo tanto su gestión adecuada es la clave del rendimiento.


jueves, 27 de agosto de 2020

Mente Bien Dispuesta


uestro rendimiento mental depende del estado de la memoria, y ésta, de nuestra capacidad de atención. Estrés, depresión, déficits nutricionales, sedentarismo y medicamentos actúan de forma negativa en los procesos cognitivos.

El Ser humano se adapta constantemente al medio ambiente mediante conductas, procesos y actividades mentales. Por ello, la atención, la percepción, la memoria y la inteligencia son fundamentales para sobrevivir. Nuestro mundo está lleno de estímulos diversos y peligros potenciales, pero cuando el mecanismo de la atención se pone en marcha, somos más receptivos a cuanto acontece a nuestro alrededor, aumenta nuestra capacidad mental. Y la atención es clave para entender los resortes de otros procesos mentales como la memoria.

Si hablamos de memoria, tenemos que hablar de atención necesariamente. De hecho, atención y memoria trabajan conjuntamente y, en muchas ocasiones, los problemas de memoria no son tales, sino que en realidad son problemas atencionales.

Hay personas que se concentran mejor que otras, unos se distraen fácilmente, otros tienen una gran dificultad para realizar dos tareas simultáneamente… Todo esto nos revela que la atención está en la base de las grandes diferencias que hay en las personas en cuanto a capacidades mentales.

Quien disponga de una atención alta tendrá más posibilidades de rendimiento mental. El hecho de que la atención no sea una capacidad innata es una gran noticia, porque esto significa que podemos modificarla y, por tanto, todos podemos mejorarla y aumentar con ello nuestro funcionamiento mental general y, en especial, nuestra memoria.

Sin atención no hay memoria y, sin memoria, no existiría nada, porque es el proceso de grabación, conservación y reproducción de la experiencia pasada.




miércoles, 26 de agosto de 2020

Gratitud


“La gratitud es un valor que se nutre y se fortalece al practicarlo constantemente”.

Estar siempre agradecidos es definitivamente muy saludable, pero mejor aún si expresamos nuestro agradecimiento, no guardarnos las “gracias”, sino más bien aprovechar cada oportunidad para hacerle saber a las personas nuestra gratitud por haber contribuido a sobrellevar, de alguna manera, nuestro diario existir.

Decir gracias no nos quita nada, ni tiempo ni espacio, mucho menos dinero, aun así y a pesar de ser algo tan fácil de dar, muchas veces nos dejamos invadir por la arrogancia y la indiferencia o absorber por las preocupaciones y los afanes del día a día. La palabra ‘gracias’ es muy sencilla de pronunciar o de escribir, y acompañada con una sonrisa o de un emoticón sonriente, alegra el alma de todo ser humano, porque el corazón siendo tan complicado se satisface con lo elemental de esta apreciable expresión.

El agradecimiento es algo que debe estar presente en cada momento, en cada instante de nuestra vida. En la medida que aprendamos a ser agradecidos nos estamos ayudando a nosotros mismos a valorar lo que tenemos, lo que somos y, en cierta medida, a ser más felices, y mucho más si lo hacemos de buena gana, porque hasta para decir gracias hay que tener gracia.

El valor de la gratitud se ejerce cuando una persona experimenta aprecio y reconocimiento por alguien que le prestó ayuda. No quiere decir que gratitud es ‘pagar’ un favor, sino por el contrario, es demostrar afecto y corresponder con una actitud amable y positiva.


Dar las gracias es algo que cuesta poco, tal vez nada, pero trae grandes recompensas. No hay nada mejor que ser agradecidos y manifestar ese agradecimiento a nuestros amigos, familiares, quizás a algún desconocido, pero más importante aún, no olvidarnos de dar gracias a Dios.


Vida Humana


La vida es uno de los grandes misterios para el ser humano que se hace un montón de preguntas vinculadas con este tema. Una persona puede preguntarse por qué ha nacido en este siglo y no en otro momento histórico, por qué ha nacido en un lugar concreto y no en otro punto geográfico o incluso, por qué existe cuando podría no haber nacido nunca. Este tipo de preguntas muestra una realidad: la trascendencia de la vida misma que desde el punto de vista intelectual no puede analizarse únicamente como un hecho experimental, el ser humano convive con preguntas que no tienen respuesta.

Pero además, aunque existen otros tipos de vida en La Tierra, por ejemplo, la vida animal, una de las grandes diferencias entre el ser humano y los animales es que la persona tiene inteligencia, voluntad y también, conciencia. Una persona tiene cualidades que le permiten hacerse preguntas, reflexionar sobre sí misma y meditar sobre su destino.


La vida humana tampoco es una propiedad en el sentido estricto de la palabra, es decir, la vida humana le es dada a una persona pero sin que ésta haya hecho nada por tenerla. Un ser humano es dueño y poseedor de distintos objetos materiales, sin embargo, la vida en sí misma es un hecho trascendente. Una persona no decide cuándo nace, ni tampoco, cuándo muere.

Valorar, aprovechar y disfrutar de la vida
La vida es un regalo en sí mismo, un regalo que tiene fecha de caducidad. Esta es una de las razones por las que es muy importante aprender a vivir el momento presente y no hacer hipótesis de futuro a partir de hechos del ahora. Todo de ser humano también se siente más realizado en su vida cuando comparte su existencia con compañeros de vida (amigos y familia). El ser humano necesita sentirse reconocido. Este es otro de los puntos que diferencia a una persona de un objeto. Además, el ser humano tiene una inmensa dignidad, una cualidad que es inherente a todas las personas en cualquier edad.

La vida humana y la interpretación que cada persona hace de aquello que es la vida también pueden dar lugar a debates éticos como muestra la oposición entre aquellos que defienden el derecho a la vida frente a quienes defienden el aborto.

martes, 25 de agosto de 2020

Nuestra Vida Interior



La vida interior representa, actualmente, una de las dimensiones más olvidadas de la humanidad. Urge rescatarla, pues en ella se encuentra la serenidad, y el sentimiento sagrado de la dignidad.


En primer lugar, es importante aclarar la palabra interior. Es el reverso de exterior. La vida posee una dimensión exterior. Es nuestra corporalidad. La cultura moderna ha inflacionado la exterioridad a través de todos los medios de comunicación. El mundo de las personas ha sido totalmente divulgado.

Pero existe también lo interior. Generalmente lo interior es aquello que no se ve directamente. Podemos conocer y hasta fascinarnos por el exterior de una persona, por su belleza e inteligencia. Pero para conocerla necesitamos considerar su interior, su corazón, su modo de ser y su visión del mundo. Sólo entonces podemos hacer juicios más adecuados y justos sobre ella.

La vida Interior tiene además el significado de calidad de vida. Así decimos que la vida «en el interior» (del país) es más tranquila, más integrada en la comunidad y en la naturaleza, en el fondo, con más posibilidad de hacernos felices. Es que la vida «en el interior» no está sujeta a la lógica de la ciudad, con el ir y venir de las personas, la parafernalia técnica y burocrática, y las amenazas de violencia.

Por último, interior significa la profundidad humana. Este interior, lo profundo, emerge cuando el ser humano se detiene, calla, comienza a mirar dentro de sí y a pensar seriamente. Cuando se plantea cuestiones decisivas como: ¿qué sentido tiene mi vida, todo ese universo de cosas, de aparatos, de trabajos, de sufrimientos, de luchas y de placeres? ¿Hay vida más allá de la vida, ya que tantos amigos murieron, a veces de forma absurda, en accidentes de automóvil o por una bala perdida? ¿Por qué estoy en este planeta pequeño, tan hermoso, pero tan maltratado?

¿Quién ofrece respuestas? Por lo general son las religiones y las filosofías, pues siempre se ocupan de estas cuestiones. Pero es ilusorio pensar que con asistir a los cultos o con adherirse a alguna visión del mundo se garantiza una vida interior. Todo eso importa, pero sólo en la medida en que produce una experiencia de sentido, una conmoción nueva y un cambio vital.

La vida interior no es monopolio de las religiones. Éstas vienen después. La vida interior es una dimensión de lo humano. Por eso es universal. Está en todos los tiempos y en todas las culturas.

Las religiones cumplen su misión cuando suscitan y alimentan la vida interior de sus seguidores, cuando les ayudan a hacer el viaje a su interior, rumbo al corazón, donde habita el Misterio. Vida interior supone escuchar las voces y los movimientos que vienen de dentro. Hay un yo profundo, cargado de anhelos, búsquedas y utopías. Sentimos una exigencia ética que nos invita al bien, no sólo personalmente, para uno mismo, sino también para los otros.

Hay una Presencia que se impone, mayor que nuestra conciencia. Presencia que habla de aquello que realmente cuenta en nuestra vida, de aquello que es decisivo y que no puede ser delegado en nadie. Dios es otro nombre para esta experiencia que satisface nuestra búsqueda insaciable.

Cultivar ese espacio es tener vida interior. El efecto más inmediato de esta vida interior es una energía que permite encarar los problemas cotidianos sin excesiva agitación. Quien posee vida interior irradia una atmósfera benéfica y transmite paz a quienes les rodean.

Alimentar la vida interior, como repite siempre Arthur da Távola en su programa de televisión «Quién tiene miedo de la música clásica», es no tener soledad nunca más. La soledad es uno de los mayores enemigos del ser humano, porque lo desenraiza de la conexión universal. La vida interior lo religa al Todo del cual es parte.


Superación Constante

Syperaciòn Constante supone pasar por obstáculos con los que nos iremos encontrando a lo largo de nuestra vida.  Vencerlos sin rendirnos dependerá de la actitud con la que nos enfrentemos a ellos. Y es que, los obstáculos aparecerán siempre para dificultarnos aquello que deseemos hacer y, claro está, también para impedirnos ser completamente realizados. 

Una situación de desempleo, la pérdida de un ser querido, la falta de dinero, una enfermedad o cualquier otra situación que venga sin previo aviso, forma parte de los obstáculos por los que podemos pasar.

Cada persona afrontará de una manera diferente los obstáculos que lleguen a su vida, pero lo importante es saber encontrar la mejor forma de superarlos así como adquirir las habilidades necesarias para afrontar cualquier problema. Tener una actitud resolutiva y positiva será la clave para superar cualquier obstáculo.

Todas aquellas personas de éxito que conozcas pasaron primero por cientos de obstáculos, algún que otro fracaso pero nunca se dejaron derrotar.  No es casualidad que hayan llegado a donde están, ellos no se dieron por vencidos, lucharon por superar los obstáculos que aparecieron mientras caminaban hacia sus metas. Si aprendes a vencer todas las dificultades que aparezcan en tu camino, tendrás una vida más plena y llena de éxitos.

Mucha gente tiene ideas brillantes, proyectos que podrían ayudar a los demás o simplemente sueños que cambiarían la vida de muchos pero, al primer obstáculo que encuentran se detienen y no intentan superarlo para seguir adelante.

No abandones antes de ver hecho realidad tu sueño. Las personas que piensan en cómo pueden superar los obstáculos son las que realmente consiguen el éxito, ya que no se rinden a la primera de cambio y perseveran para superar los problemas.

Claro, sería todo mucho más sencillo si no tuviésemos que asumir la presencia de adversidades que nos pongan un poco más difícil la consecución de nuestros objetivos, pero, sin ellas ni aprenderíamos ni nos superaríamos a nosotros mismos.


 Los obstáculos los tenemos que tomar como oportunidades para crecer, aprender y ser más fuertes. Solo de esa forma se consigue el éxito. Con un poco de tenacidad y tranquilidad para afrontar los obstáculos podrás lograr lo que te hayas propuesto. Y, por supuesto, será fundamental conseguir una actitud positiva en la que no viertas tus energías en hablar de los problemas, donde no veas los obstáculos como “eso” que te impide alcanzar tu meta y, una actitud en la que no te paralices ante las adversidades. 

El mundo necesita individuos que tengan intención de hacer cosas diferentes, que arriesguen, que acaben triunfando o que cometan errores, pero que hagan algo por sí mismos.