domingo, 25 de septiembre de 2016

Comunidades



La sociedad que integramos nos permite compartir inquietudes siendo a la vez una magnífica oportunidad de desarrollar toda nuestra capacidad contributiva en el ideal motivador de hacer por los demás todo aquello que nos gustaría recibir en un intercambio constructivo donde  podamos llevar a la práctica, como si estuviésemos en un hipotético campo de pruebas, los valores y las virtudes que harán posible el mayor de nuestros logros comunitarios:  “que los más necesitados puedan ser los más favorecidos”

Todos deberíamos reconocer e identificarnos como seres esencialmente interdependientes los unos de los otros, condición “sine qua non “de cada uno de los autoproclamados “homo sapiens” digo esto en la absoluta convicción de que todo cuanto podamos saber sobre quiénes somos, de dónde venimos y a donde vamos, así como cuanto digamos o podamos aprender sobre nuestros orígenes, tendremos que aceptar que provienen de lo que afirmamos nosotros mismos, sintetizando en una frase: ”tenemos la sartén por el mango y el mango también”

“Desde el punto de vista de la sociología, ciertos lugares como las cárceles o los cuarteles también constituyen comunidades que pueden ser descritas y analizadas.

Por otro lado, en el mundo del trabajo, una empresa también puede presentarse como una comunidad, ya que quienes forman parte de ella comparten objetivos comunes y se encolumnan detrás de una filosofía corporativa.

Gracias al desarrollo de las nuevas tecnologías y de Internet, se han formado lo que se conoce como comunidades virtuales. Las redes sociales, los foros, los sistemas de mensajería instantánea y los blogs son sitios que permiten la creación de este tipo de comunidades.

La psicología comunitaria, por su parte, entiende que una comunidad implica una cierta cantidad de elementos para ser comprendida como tal, que exista un grupo donde las partes se sientan identificadas y tengan un objetivo en común.”

La vida comunitaria además de ser el medio natural de garantizar nuestras posibilidades de sobrevida y prevalencia también resulta ser el ámbito de cultivo de nuestra identidad así como la única alternativa para el desarrollo de la razón y la inteligencia.

Hugo W Arostegui


sábado, 24 de septiembre de 2016

El Camarón Que Se Duerme


Una de las características sobresalientes de nuestra condición humana es sin duda alguna el estar expuesto a “las avivadas” que suelen cometer todos aquellos a quienes tildamos de personas “muy ligeras” por el hecho tan peculiar de estar siempre dispuestos a recurrir, sin ningún escrúpulo, a su inefable picardía.

Quienes hacen uso de tales procedimientos conviven con nosotros y participan activamente en cada oportunidad que se les presenta, algunos de ellos, o de ellas, (no se trata de una cuestión de género) cuentan a su favor que generalmente han sabido ganarse la confianza de sus potenciales “víctimas” y demuestran gran disposición a tomar la delantera ante el menor descuido.

Ahora, esto que mencionamos forma parte “del sabor”  de toda convivencia y suele manifestarse  en casi todas las áreas  en las cuales se producen nuestros encuentros abarcando un muy amplio espectro que va desde que salimos de compras o atendemos un llamado en nuestra propia puerta de algún vendedor que intenta que compremos “su gran oferta”

Como puede fácilmente apreciarse no se trata de ninguna “invasión de extraterrestres” simplemente mencionamos lo que suele ser “una puesta en escena” de lo que pueda ocurrir un día cualquiera de nuestra vida, algo que forma parte del “condimento” con el cual sazonamos todas las alternativas que conforman y dan sentido a nuestra vida en sociedad.

Es por eso lo del título de este tema que forma parte de un viejo refrán, como suele decir un amigo mío, “esto es tan viejo como el agujero del mate” lo que pretendemos decir, ni siquiera tiene la intención de alertar, es que debemos estar atentos, dejar de lado la pereza y no delegar en otros todo aquello que es menester que lo hagamos nosotros mismos.

“El refrán “camarón que se duerme se lo lleva la corriente” se refiere originalmente a las consecuencias negativas de la pereza. Esta expresión sigue siendo popular hoy en día aunque ahora es usado también en otros contextos para referirse a:
·        Pereza: la vida es como una corriente del mar, inestable y fuerte. Si te quedas dormido como el camarón, o sea, tienes pereza de moverte o no haces algo, serás arrastrado por la corriente de la vida.
·        Oportunidad: es una connotación ligeramente diferente al comparar la corriente del mar como una oportunidad de la vida. Por lo tanto, se refiere a que si te quedas dormido perderás la corriente, no verás el camino hacia cualquier oportunidad.
·        Atención: en el contexto adecuado, esta expresión es usado para indicar que hay que estar atento, o sea no dormirse como el camarón, para que la corriente, en este caso personas mal intencionadas, no logren engañarte.”


Hugo W Arostegui

Vivir Es Decidir



En cada momento estamos, o deberíamos estarlo, tomando decisiones relacionadas con el curso de nuestras actividades, de manera que esta actitud, la de la toma de decisiones, no debería significar ningún tipo de dificultad, digo debería, porque aunque tomamos decisiones en muchos aspectos desde que nos levantamos de nuestra cama cada mañana, pareciera que solemos clasificar las mismas en un grado directamente proporcional a cuánto consideramos el compromiso implícito en cada una de ellas.

“La toma de decisiones se lleva a cabo en todos los aspectos de la vida y a todo momento. Desde que una persona se despierta y elige qué desayunar, pasando por la vestimenta, el medio de transporte, el almuerzo y muchísimas otras cosas, el sujeto debe decidir infinidad de veces por día. Por supuesto, algunas decisiones son más trascendentes que otras por sus repercusiones.

Además de todo lo expuesto hay que subrayar la existencia de lo que se conoce como Decisión de Rota. Este es un término que se emplea para referirse al conjunto de sentencias que establece el Tribunal de la Sacra Rota, de la ciudad de Roma. Este es el tribunal más importante de cuantos conforman a la Iglesia Católica y se encarga de abordar asuntos tales como las nulidades matrimoniales o las nulidades de ordenación sacerdotal.

Otros campos que también recurren al uso del término decisión son, por ejemplo, el boxeo o la informática. En el primer caso, se emplea dicha palabra para referirse al acuerdo o resultado que se adopta entre los jueces de la competición.

En el segundo ámbito, por su parte, cuando se habla de decisión se hace referencia al problema que requiere que los profesionales al cargo deban optar por una de las dos alternativas únicas que existen para resolverlo: el sí o el no.

En el ámbito de las empresas, la toma de decisiones suele apelar a metodologías cuantitativas (con estudios de mercado, estadísticas, etc.) para reducir el margen de error.

No es lo mismo decidir el lanzamiento de un producto por intuición que hacerlo tras llevar a cabo una encuesta entre 5.000 consumidores.

En un sentido general, la toma de una decisión siempre requiere conocer el problema y comprenderlo para así poder solucionarlo o, al menos, decidir en consecuencia de la información procesada.”

Decimos que vivir es decidir y lo hacemos partiendo de la base de que somos los únicos responsables de su conducción, nadie en su sano juicio, permitiría, que persona alguna se abrogara un derecho que nos resulta vital e intransferible, insistimos en esto, somos individuos únicos e irrepetibles, todo cuanto queramos realizar nos pertenece, de manera de que todo lo que pretendamos ser en nuestra vida siempre estará íntimamente ligado a las decisiones que tomemos.

Hugo W Arostegui




viernes, 23 de septiembre de 2016

El Ser Receptivo


“En el ámbito de los valores humanos, se conoce como Receptividad a la capacidad que tiene una persona para escuchar, sopesar, aceptar y convivir con otras formas de pensar, actuar y ser distintas a las suyas. Igualmente, el valor de la Receptividad apunta a la virtud que tiene una persona de estar atenta a las sugerencias y propuestas de sus semejantes.”

Este es un tema muy importante que intenta incursionar en la práctica de uno de los valores de mayor incidencia en el ámbito de “las relaciones humanas” nos referimos a ciertas personas que afortunadamente tienen incorporado como un rasgo distintivo de su proceder esa capacidad tan peculiar de interesarse, sin inmiscuirse ni intentar manipular a los demás, personas que “prestan sus oídos” para escuchar y comprender, demostrando no solamente su paciencia, sino además, generando la confianza necesaria como para compenetrarse y animar a sus interlocutores.

Ser receptivo es una de las cualidades más importantes de la vida, pues nos hace preparados para usufructuar todo lo que sucede, con una nueva postura.
Cuando no somos receptivos podemos desarrollar una actitud de rebelión contra los acontecimientos de nuestra vida, siempre considerando que merecíamos algo mejor o que no hemos recibido lo suficiente.

Si la receptividad está presente, aceptamos con gratitud lo que quiera que la vida nos reserve, y mantenemos la conciencia de que, no importa lo que estemos experimentando, era esto exactamente lo que necesitábamos para nuestro crecimiento interior.

Saber escuchar también es uno de los atributos de la receptividad, pues muchos se quejan de no recibir atención, pero se muestran incapaces de escuchar al otro.

Esta práctica exige una apertura total del corazón y dejarse tomar completamente por la energía del amor, sin el cual jamás conseguiremos sentirnos parte indisociable del Todo y, consiguientemente, experimentar la bienaventuranza.

Cada vez que nos sentimos colmados por la energía amorosa, nos volvemos abiertos y disponibles para compartir este sentimiento con el resto del mundo, sin resistencia o aprensión alguna.

Para recibir, es preciso que estemos totalmente disponibles, de modo a permitir que una semilla llegue hasta nosotros, para que sólo entonces sea germinada por nuestra llama interior y fructifique, alcanzando al resto del mundo.

Hugo W Arostegui


jueves, 22 de septiembre de 2016

La Tenacidad



Es tiempo de que nos detengamos a observar las múltiples muestras de ejemplos de vida que diariamente nos están demostrando de que sí es posible, cuando existe una voluntad expresa de realizar cambios drásticos  con la finalidad de reencauzar las circunstancias adversas de un tiempo presente poco propicio y no obstante esa adversidad prevista, alcanzar los objetivos y los resultados tal como han sido propuestos en sus metas a través del esfuerzo y el sacrificio.

Está claro que nada puede sustituir a la voluntad de cada uno y cuando mencionamos la palabra voluntad, es eso mismo, con el agregado de que no entendemos a la voluntad cuando la condicionamos a un determinado tiempo, digamos que la voluntad carece de fecha de vencimiento y que cuando las propias fuerzas comienzan a dar síntomas de flaqueza, surge como un aliado insustituible de todo ser humano que se precie, su tenacidad en proseguir en el esfuerzo.

“La tenacidad es actuar con pasión y confianza. Una persona puede fracasar muchas veces pero, si está dispuesta a aprender de sus errores y a seguir intentando, es muy probable que alcance su meta. En este sentido, el término está vinculado al concepto de perseverancia.
Muchos consideran que la tenacidad es un valor imprescindible para alcanzar el éxito en cualquier ámbito de la vida. En la expresión “quien triunfa nunca abandona” se expresa la importancia de mantenerse en pie, intentando una y otra vez volver realidad sus sueños; al mismo tiempo, deja implícito que el verdadero fracaso reside en darse por vencido, en dejar de luchar.”

Esto es lo que rescatamos como algo digno de mención, la tenacidad que a diario es demostrada por una enorme cantidad de individuos, conciudadanos nuestros, que no permiten, o no se permiten, -vaya uno a saber- vacilaciones en cuánto a sus firmes convicciones y continúan “mordiendo sin soltar su presa” con la misma voluntad y entereza que le impregnaron a sus proyectos de vida, renovándose en sus intentos, fortalecidos por su esperanza indeclinable.

Hugo W Arostegui




miércoles, 21 de septiembre de 2016

Destraba Lenguas


Cuando era niño me enseñaron que para poder escribir bien y sin faltas de ortografía debía practicar mucho en la dicción de ciertas palabras, ahora pasado el tiempo me doy cuenta de que lo que querían nuestros maestros era que pasáramos un tiempo ejercitando nuestra lengua y divirtiéndonos un poco a la vez.
Pienso que esta puede ser una muy buena forma de alejar las tensiones y el stress, a la vez de recordar aquellos tiempos, quizás no tan lejanos de nuestra niñez

“Compadre cómpreme un coco,
Compadre coco no compro,
porque como poco coco como,
poco coco compro.
Cómpreme un coco compadre.”

“Si cien sierras sierran cien cipreses seiscientas sierras sierran seiscientos cipreses.”

“Había una madre godable,
pericotable y tantarantable que tenía un hijo godijo,
pericotijo y tantarantijo.
Un día la madre godable,
pericotable y tantarantable le dijo a su hijo godijo,
pericotijo y tantarantijo: – Hijo godijo,
pericotijo y tantarantijo tráeme la liebre godiebre,
pericotiebre y tantarantiebre del monte godonte,
pericotonte y tantarantonte. Así el hijo godijo,
pericotijo y tantarantijo fue al monte godonte,
pericotonte y tantarantonte a traer la liebre godiebre,
pericotiebre y tantarantiebre.”

“Erre con erre cigarro.
Erre con erre barril.
Rápido corren los carros cargados de azúcar al ferrocarril.
Erre con erre: barril.
Rápido corren las ruedas del ferrocarril.”

“En una zarzamorera estaba una mariposa zarzarrosa y alicantosa. Cuando la mariposa zarzarrosaba y alicantaba, las zarzamoras mariposeaban.”

“Si le echa leche al café para hacer café con leche, para hacer leche con café, ¿qué hace falta que le eche?”


“Un burro comía berros y un perro se los robó, el burro lanzó un rebuzno y el perro al barro cayó.”

Nuestro Peaje


“Se denomina peaje al pago que se efectúa como derecho para poder circular por un camino. En la antigüedad, se llamaba portazgo a la suma que debía pagarse para cruzar cierto límite (puerta) entre dos zonas territoriales o por cruzar un puente.”

Cuando hablamos de transitar por las rutas de la vida deberemos tener en cuenta que toda incursión de cualquier tipo en nuevos territorios que nunca antes recorrimos implica el pago de “derecho de piso” circunstancia por todos conocida y aceptada cuando nos embarcamos en una nueva actividad.

Pues bien, aquí se aplica claramente el dicho de “el desconocimiento de la ley no nos exime de sus efectos” pues aunque pretendamos “entrar por la ventana”  o como se suele decir vulgarmente “hacer un dibling” (Acción hábil que permite escapar de una dificultad manteniendo el control de la situación. ) la crudeza de los hechos nos pondrá por delante el hecho irreversible de que no hemos dado un fiel cumplimiento a lo que la sociedad en su conjunto nos exige.

Para quienes ya transitamos por lo que podemos definir “la octava década” sabemos por experiencia propia de la existencia de este peaje y lo hemos abonado en varias oportunidades, al hacerlo, “pagar nuestro peaje” nos da la doble satisfacción de no solamente “estar habilitados” para transitar por nuevos caminos  sino, además, y estimo que es lo verdaderamente importante , la satisfacción de  sentirnos poseedores de un derecho, el de “continuar transitando” por caminos por los cuales sólo puedan recorrerlos aquellos que hemos podido observar cómo estas barreras , las del peaje de la octava década, de levantan raudamente dejándolos el libre paso hacia delante, siempre hacia delante, quizás hasta que veamos delante nuestro el próximo peaje.


Hugo W Arostegui