viernes, 6 de enero de 2017

Hoy Lo Haré Mejor Que Ayer



“En el proceso de la vida vamos conformándonos y acomodándonos a lo que tenemos y lo que somos, cuando únicamente está en nuestras manos cambiar, "desaprender" como dice Eduard Punset, "dejar de ser tú" como dice Dr. Joe Dispenza. 

De qué depende que desaprendamos o dejemos de ser nosotros para ser nuestro mejor yo, depende de nuestra VOLUNTAD, de esa ILUSION por la vida, de pensar que somos los escultores de nosotros mismos, sabemos dónde fallamos, pero no hacemos nada por remediarlo, por eso planteo "Hoy seré mejor que ayer", porque este cambio de ser nuestro mejor yo, se da poco a poco, proponernos aunque sea en un sólo aspecto del día de hoy, hacerlo mejor que lo que lo hicimos el día de ayer. Por ejemplo si nos toca mejorar en el aspecto de la amabilidad, practicar la observación consciente de que no hemos sido amables con determinada persona, perdonarnos y decirnos, de acuerdo, la próxima vez que esté en contacto con cualquier persona, practicaré la amabilidad. Es una cuestión de observación consciente de nuestros actos y de práctica, no me gusta ser determinante en mis planteamientos, pero si sé que es fundamental la observación consciente y la práctica”.

"No busco ser mejor que nadie, sólo ser mejor de lo que era"(Wayne Dyer)

“En vez de retroceder mejor piensa en avanzar, no seas un ignorante o una gaviota en el mar, quien no se esfuerza en ser mejor que no pretenda progresar, ni exigirle a los demás lo que él no puede dar.
Cada día de la vida y en la cotidianidad, no aspires a ser menos, aspira a ser más. fortalece tus debilidades mejora tus aptitudes y veras en poco tiempo como conquistas altitudes.
Ayer pudiste fracasar pero hoy puedes intentar y si vuelves a fallar mañana podrás continuar,  tienes toda la vida para tus metas lograr, siempre lucha, no te rindas así vas a progresar”.
Toda distancia a superar comienza con un paso, en este día que transcurre deberemos avanzar un poco más, sentirnos que estamos más cerca de lo que nos hemos propuesto alcanzar,

¿Qué pasará en el día de mañana? Si tienes un mañana, continúa avanzando, el horizonte de la senda que tienes por delante siempre así te lo indicará.


Hugo W Arostegui

jueves, 5 de enero de 2017

Esencia De Ser



“La esencia da cuenta de aquellas características sin las cuales un ser no sería quien es, características que determinan que algo sea invariablemente de una manera específica y no de otra.

Aristóteles fue quien usó por primera vez el concepto, ligándolo a lo que define una cosa.

Es decir que el filósofo griego definió a la esencia de un ser como a aquello que se considera que es en relación consigo mismo. Por lo tanto la definición de una cosa establece la esencia de ella, lo importante y trascendente, lo que no cambia ni se transforma.

Se opone al concepto de accidente, es decir, a lo superfluo o superficial.

Para la filosofía, accidente es aquello que si bien pertenece a una cosa, no es permanente, invariable, necesario ni  constante como es la esencia.

Los seres concretos tienen algo inteligible y estable, rasgos de su naturaleza que hacen que ese ser sea de determinada manera y no de otra, que algo sea lo que es y no sea otra cosa.

A eso se refiere la esencia, a lo que no es contingente, a lo que le pertenece de modo tal que si no lo tuviera llegaría a aniquilarse.

De este modo, en la esencia del ser humano está implícito su ser racional como uno de los fundamentos constitutivos del hombre.

Sin embargo no es de su esencia el pertenecer a una raza determinada, tener determinada altura o color de piel, rasgos que son accidentales y accesorios sin los cuales el hombre no dejaría de ser hombre”.


Hugo W. Arostegui

miércoles, 4 de enero de 2017

Tomémonos Un Tiempo Para Leerlo


La percepción subjetiva del tiempo, el cómo sentimos su paso, tiene un papel muy importante en la vida, pues afecta a nuestra salud somática y mental.
El sentido subjetivo del tiempo hace que tengamos una noción del pasado, del presente y del futuro. Lo utilizamos para entender el curso y la duración de los acontecimientos, situarlos en su momento y generar expectativas sobre ellos. Nos sirve también para cosas como apreciar la velocidad de lo que se mueve, valorar el tamaño de un objeto cuando lo exploramos por el tacto, o ejercer la prosodia, el mensaje emocional que va en la entonación y el curso de las palabras habladas. Nuestra sensibilidad para percibir y responder al tiempo está implicada también en tareas mentales complejas, como atender a lo que pasa, pensar para solucionar problemas o tomar decisiones, planificar el futuro o incluso entender las mentes ajenas.
La percepción subjetiva que tenemos del tiempo es influenciada por muchos factores externos e internos a nuestro organismo. El tiempo vuela cuando lo estamos pasando bien, cuando nos gusta lo que hacemos, cuando estamos motivados, cuando lo que hacemos es novedoso o cuando estamos ocupados. Las experiencias previas también influyen en nuestra percepción del tiempo. Eso es lo que ocurre cuando, por ejemplo, una película nos parece más corta al verla por segunda vez. Contrariamente, el tiempo pasa más lentamente, es decir, se nos hace más largo, cuando lo estamos pasando mal, cuando esperamos con impaciencia, cuando tenemos prisas, cuando estamos enfermos, cuando nos duele algo o cuando estamos cansados o incómodos. Se nos hace asimismo eterno cuando llevamos una carga pesada encima y, sobre todo, cuando estamos en peligro. También apreciamos su curso como más lento cuando nos aburrimos y, especialmente, cuando le prestamos atención, es decir, cuando estamos pendientes de él. Si no le hacemos caso, el tiempo transcurre más rápidamente. Nuestra percepción subjetiva del tiempo depende mucho de la situación emocional en que nos encontremos. Si estamos emocionados nos equivocamos mucho al valorar el tiempo transcurrido. Eso es lo que pasa cuando llega por fin la persona o la noticia ansiosamente esperada y sentimos que la hemos esperado una eternidad, cuando en realidad fue mucho menos tiempo. Del mismo modo, si tenemos prisa sentimos que el autobús tarda mucho más en llegar y que el semáforo está mucho más tiempo en rojo. Cuando estamos disgustados el tiempo pasa también con más lentitud.
Buena parte de las percepciones que tenemos son posibles gracias a receptores especializados de nuestro organismo que captan los estímulos correspondientes y los convierten en señales eléctricas que envían al cerebro. Así, para percibir la luz o el color disponemos de los ojos y la retina y para percibir los sonidos del órgano de Corti en el oído interno. Sin embargo, para percibir el tiempo no disponemos de ningún órgano especializado semejante a esos otros. No tenemos, por así decirlo, un reloj o medidor biológico que informe a nuestro cerebro del tiempo transcurrido, lo que complica nuestra comprensión de cómo lo consigue. Pero es bien cierto que todos tenemos un sentido del paso del tiempo que nos hace distinguir muy bien lo que pasó hace años o días de lo que pasó hace un rato o acaba de suceder. Precisamos más todavía, pues podemos distinguir minutos de segundos y éstos de milisegundos.
Nuestro cerebro tiene relojes biológicos, como el núcleo supraquiasmático del hipotálamo o la glándula pineal, que controlan los ciclos de sueño y vigilia y la producción de hormonas y neurotransmisores que influyen en nuestra fisiología y comportamiento. Pero esas estructuras, aunque colaboran, no son las encargadas de percibir el tiempo subjetivo. Hay también marcadores o circunstancias externas que nos ayudan a hacerlo, como los relojes artificiales, los cambios de la luz del día o incluso el ver crecer a los hijos, en diferentes escalas temporales. Y también los hay internos, como el propio ciclo de sueño y vigilia, la atención que prestamos a la duración de los eventos o incluso la vejiga de la orina, que nos marca tiempos de evacuación que pueden servirnos de referencia. Pero todo eso no es suficiente pues la mayor incógnita sigue siendo cómo el cerebro representa y percibe el paso del tiempo.
Una clave para descubrirlo la tenemos en los diferentes sentidos, pues el tiempo que percibimos tiene mucho que ver con ellos. Por ejemplo, evaluamos con más precisión lo que dura un sonido que lo que dura una imagen visual o un estímulo olfatorio. Lo cual no es extraño, pues, por su naturaleza, el sistema auditivo es el sistema sensorial humano con más especialización y capacidad para percibir el tiempo. De ahí que un sencillo truco para percibir con precisión la duración de un evento corto consista en evocar mentalmente una canción conocida que nos sirva de referencia temporal. Pero la evaluación del tiempo transcurrido es siempre mejor cuando combinamos diferentes modalidades sensoriales. De ese modo, para evaluar la duración de una nota musical nos puede ayudar el ver la nota escrita durante el mismo tiempo que la oímos. Igualmente, el ver al músico que interpreta la melodía puede permitirnos evaluar su duración con más precisión que si sólo la oímos. Nuestra capacidad para formar recuerdos es otro componente esencial de la percepción del tiempo, pues la memoria es siempre necesaria para medirlo. Una de las cosas que pierden los enfermos amnésicos es precisamente capacidad para percibir el tiempo, tanto de periodos cortos como largos del mismo.
Todo ello nos hace pensar que en el cerebro humano no existe un único reloj biológico que marque el tiempo subjetivo, sino quizá diferentes relojes que incluso pueden no estar sincronizados. De hecho, son muchas las partes del mismo que han sido involucradas en la percepción del tiempo. Entre ellas podemos citar, además de las cortezas auditiva y visual, la corteza prefrontal, los ganglios basales e incluso el cerebelo. Una amplia red de neuronas podría estar entonces implicada en la percepción subjetiva del tiempo. Con todo, hay una cierta especialización funcional, pues sabemos, por ejemplo, que la corteza visual es necesaria para que percibamos la duración de una imagen pero no para percibir la de un sonido. Sin embargo, todavía no sabemos cómo puede representarse en esa o en otras partes de la corteza cerebral el tiempo percibido para cada evento. El cómo esa representación ocurre podría explicar mucho de lo que conocemos por experiencia sobre la percepción del tiempo, como el que nos equivocamos más cuando los tiempos a medir son más largos o, como ya dijimos, cuando no le prestamos suficiente atención a la duración de lo que sea. El cerebro, en cualquier caso, debe de funcionar bien para que podamos percibir el tiempo con precisión. Los niños de menos de ocho años tienen una precisión temporal pobre, debido probablemente a falta de madurez de los circuitos neuronales que lo permiten, y al llegar la vejez hay también cambios neuronales que hacen que los marcadores internos se enlentezcan haciendo que el tiempo subjetivo pase más rápido. Es entonces cuando los años se hacen cortos y la vida en general va más deprisa.
Las observaciones y razonamientos anteriores nos ayudan a comprender el valor que tiene la percepción del tiempo en nuestras vidas. Es por ello que controlar los factores que influyen en esa percepción resulta muy importante para nuestra salud. Como muy bien ha explicado el profesor Ramón Bayés (El reloj emocional; Barcelona: Alienta Ed. 2007), gestionar el tiempo interior, es decir, el que apreciamos subjetivamente, es algo muy importante para conseguir bienestar. El tiempo que percibimos no siempre coincide con el deseado. A veces queremos que corra y en muchas ocasiones desearíamos detenerlo. Conocer sus características y razonar sobre los factores que determinan el tiempo subjetivo puede ayudarnos a equiparar el tiempo que sentimos con el esperado, o a modificar nuestro sentimiento para adaptarlo al tiempo objetivo, al que marcan los relojes. Cuando no es así se disparan los sistemas emocionales del cerebro y si ello perdura se genera un estado de estrés que perjudica nuestra salud. El lector debe recordar que en situaciones de estrés las glándulas suprarrenales liberan hormonas como el cortisol que dañan el organismo ya que pueden producir alteraciones cardiovasculares, depresión del sistema inmunológico y muerte de neuronas en el cerebro. En general no es bueno estar muy pendientes del tiempo. El trabajo a destajo o contrarreloj es un buen ejemplo, pues cuando se perpetúa puede acabar castigando al organismo y debilitando la salud somática y mental de quien lo realiza. Controlar nuestros tiempos o, por lo menos, tener la sensación de que los controlamos, es un factor clave del bienestar somático y mental de las personas.
www.investigacionyciencia.es/blogs/psicología-y.../la-percepción-del-tiempo


Comienza Ahora Tu Emprendimiento


“¿Qué caracteriza a las personas emprendedoras? ¿Qué comparten todos aquellos que quieren ser emprendedores?
La actitud de las personas emprendedoras de éxito puede detallarse en doce conductas básicas. ¿En cuántas de ellas te ves reflejado?
1. Pasión.- Los emprendedores se entregan a su actividad con cuerpo y alma para lograr las metas y objetivos trazados. La pasión es un componente esencial  que orienta otras  conductas, y hace sobrevivir al sacrificio que requiere la empresa.
2. Visión.- Para alcanzar el éxito cada emprendedor necesita un plan y la visualización de los objetivos finales. El trabajo comienza  definiendo los pasos estratégicos que lo llevará a alcanzar los resultados.  Además a  partir del establecimiento de  las  metas, se  gana una perspectiva más clara de cuáles son las prioridades inmediatas y necesidades en el presente.
3. Capacidad de aprendizaje.-  Los emprendedores exitosos reconocen que están aprendiendo siempre y que pueden aprender de todos cada día. No estar dispuesto a escuchar y a aprender, es negarse muchas oportunidades. Saben cómo mejorar la formación para estar al día en cada una de las cuestiones que le afectan.
4. Buscar lograr resultados.- Los emprendedores son personas prácticas que creen que pueden controlar su propio destino y que toman decisiones llevadas a la acción para lograr objetivos en un plazo determinado. Es necesario plantear los objetivos correctamente para saber si conseguimos los resultados que esperamos.
5. Determinación y coraje.- Los emprendedoretienen que aceptar los problemas y tomar oportunas y firmes  decisiones para  solucionarlos con eficacia. Existen algunos errores de emprendedores que se cometen a menudo. El emprendedor debe anticiparse a las dificultades, y estar en la capacidad de identificar cuando algo está mal para corregirlo.
6. Creatividad e innovación– La creatividad es el proceso por medio del cual las ideas de negocios son generadas, desarrolladas y transformadas en valor agregado. No es necesario inventar lo que ya está inventado, pero si es necesario identificar nuevas posibilidades de hacer las cosas y garantizar diferenciación.
7. Persistencia.- Toda  iniciativa  debe ser persistente. Tratar una sola vez y darse por vencido no es suficiente. Hay que dar un paso a la vez y buscar perfeccionarlo de manera creativa y organizada si es que no ha dado los resultados esperados a la primera.
8. Sentido de oportunidad.-  El emprendedor identifica necesidades, problemas y tendencias  de las personas que viven a su alrededor y trata de concebir alternativas de satisfacción o solución según sea el caso.
9. Trabajo en equipo.-  El liderazgo del emprendedor busca unificar ideas y lograr consensos ante los problemas que se le presenta haciendo que el grupo humano involucrado en el emprendimiento funcione en armonía. En el mundo del emprendedor es necesario saber cómo gestionar los equipos de trabajo para que cada una de las personas dé el máximo rendimiento posible.
10.  Autoestima.- El emprendedor es optimista y seguro. De tener confianza en uno mismo y en las propias habilidades y capacidades surge el poder mágico de ser positivo y atraer el éxito.
11. Asertividad.- No dar rodeos e ir directo al grano para manifestar lo que se piensa, siente y quiere sin lastimar a los demás es una característica básica para poder alcanzar los objetivos trazados.
12. Organización.-  Establecer un cronograma de actividades que se programa con la capacidad de recibir ajustes permanentes.
Son muchas las características que poseen los grandes emprendedores. Pero, ¿cómo son los emprendedores actuales? Descubre cuál es el perfil de los emprendedores que triunfan en la actualidad.
Es verdad que los emprendedores de éxito comparten muchas cosas en referencia a su forma de ser o su visión de la vida y el mundo empresarial. Sin embargo, no todos las personas que emprenden son iguales, ya que si fuera así, no tendríamos esa diversidad creativa que surge día a día. Por ello, podemos encontrar diferentes tipos de emprendedores según el perfil que posean y cómo se enfrentan a la realidad que se le presenta delante”.
www.emprendepyme.net › Consejos y Trucos
Solo una cosa es segura, y con seguridad esa característica tú la posees, todo lo que tienes que hacer con lo que tienes es generar la suficiente confianza y repetirte tantas veces como sea necesario… Yo puedo…Yo puedo…Yo puedo…..
Hugo W Arostegui




Queridos Reyes Magos


He podido apreciar la redacción de una carta de un niño muy pequeño dirigida a los tres Reyes Magos, a saber: Melchor, Gaspar y Baltasar, por el motivo de que se me solicito “dar una vichada” a su contenido además de tener que responder algunas preguntas muy precisas, como ser: si todavía tenían tiempo para enviarla, cosa que respondí afirmativamente, y por último, la más difícil de responder, que le dijese el número de casilla de correo de los destinatarios.

Sobre el contenido de la tal solicitud no tuve ninguna observación a realizar pues se trataba de un pedido formulado desde la inocencia de un niño a unos bondadosos Reyes Magos que depositarían en sus zapatos los tan preciados regalos en esa mágica madrugada del viernes seis de enero, sin duda, los destinatarios del tal pedido al realizar en forma conjunta la lectura de tal misiva, no escatimarían esfuerzo alguno en pasar furtivamente mientras el pequeño dormía sumido en su dulce sueño  y dejarle junto a sus zapatitos el regalo solicitado.

Demás estar decir, que hablamos de los preparativos para la noche del cinco de enero, incluyendo dónde y cuánto pastito juntar  como también escoger un recipiente adecuado para llenar con agua suficiente como para calmar la sed de los camellos.

Esto que comento esta mañana tuvo la particularidad de “desplazar de un plumazo” en un abrir y cerrar de ojos, toda la distancia que pudiese haber habido entre los consabidos tiempos de nuestra respectiva niñez, dejando disponible el único espacio admisible, el de dos niños ilusionados en esa “dulce expectativa” que solo culminaría con la apertura de los anhelados presentes.

Confieso de que estuve  tentado de agregar mis zapatos esa noche.

Hugo W Arostegui



martes, 3 de enero de 2017

El Burrito Cordobés


Ante tantas cosas que tengo por delante, todas con el rótulo de “tareas a realizar” que prácticamente al apilarse unas sobre otras ocultan mi mesa de trabajo a un punto de no tener la menor idea de por cual empezar, téngase presente de que mi labor profesional es la de asesoramiento en gestión de empresas y que en esta época del año se suelen analizar los resultados obtenidos en el ejercicio cerrado al 31 de diciembre, hace solamente dos días atrás, para luego trazar las previsiones para el ejercicio en curso, ajustar las cuentas de resultados, hacer el balance de situación con la correspondiente liquidación de impuestos.

 No voy a dramatizar sobre algo que me gusta mucho realizar y que además tengo la mayoría de los datos sujetos a analizar totalmente cerrados y listos para presentar, esto no quiere decir que no estén diseminados por varios lados, que tapen literalmente mi escritorio, que sueñe con ellos por las noches ni que me invada, como me invade, una tremenda pereza que se manifiesta justamente a la hora de tener que ordenar la tarea.

Además creo que merece cierta consideración el hecho innegable de que de todas mis tareas pendientes de realización algunas de ellas ocupan casi toda la atención de mi mente en una manera tal que pareciera que me condicionan el pensamiento, entonces claro, la conclusión no puede ser otra que la de admitir que lo primero es lo primero, es por esta razón de que estoy escribiendo en mi notebook, voy a publicar este artículo como base de partida para la realización de todos mis asuntos pendientes.

Esta es la razón del encabezado de este artículo, no voy a avanzar sobre los granos de maíz como las gallinas de mi niñez, tomando la tarea que tengo por delante una por una hasta terminar todo lo que tengo para hacer, sino que voy a sentarme a tararear una canción que me consuela y me trae mucha paz en medio de tantos desafíos.

Escuchen e imaginen como si viniera de lejos este burrito cordobés:

“Tranquilo al trotecito, tranquilito en el andar, total no tiene apuro, apuro por llegar, uy uy uy,      no lo apures, uy uy uy, no lo silbes, total no tiene apuro mi burrito cordobés.”

Hugo W Arostegui



Imágenes Recurrentes


A medida en que transcurre el tiempo en este mundo de los que estamos vivos, y conste que nada tiene que ver el hecho de estar vivos con cualquier otra interpretación, como la de “avivados” , por ejemplo, resulta de que nos vamos dando cuenta de “algunas insinuaciones” de que el tiempo inexorablemente pasa como bien puede ser el hecho de que algunas personas que han sido amigos contemporáneos nuestros, ahora figuran en la nomenclatura de nuestra ciudad dándole nombre a una serie de calles en los distintos barrios de la ciudad, es como si nos recordaran aquel viejo dicho que nos dice: “que cuando el río suena…” o el de aquel otro que aconseja: “cuando veas las barbas de tu vecino arder pon las tuyas en remojo”.

Lo cierto que ya nos van quedando pocos contemporáneos y si permanecemos en la actividad conservando algún atisbo de lucidez es de puro porfiado que somos nada más.

Está claro que a esta altura ya son más los que no están que aquellos que desafiando todos los pronósticos continúan obcecados en esta tan grata tarea de continuar viviendo.

Lo que he podido observar cuando tránsito por las calles céntricas o cuando visitamos lugares con cierta aglomeración de personas como pueden ser, locales comerciales, plazas de comida rápida, etc. es la presencia de personas mayores, parejas con hijos o también, por qué no, algunos nietos, que estas personas con la cuales me cruzo y saludo cordialmente conservan en sus aspectos físicos o en algunas de sus espontáneas expresiones, como si fuesen flases de imágenes congeladas en el tiempo, de aquellos viejos amigos que nos transmiten su impronta y pareciera que nos dijeran “hola como estas amigo” aquí continuamos en las nuevas generaciones.

Esta es una muy dulce sensación que perdura y que nos ayuda a comprender mejor muchas cosas.


Hugo W Arostegui