martes, 3 de enero de 2017

Imágenes Recurrentes


A medida en que transcurre el tiempo en este mundo de los que estamos vivos, y conste que nada tiene que ver el hecho de estar vivos con cualquier otra interpretación, como la de “avivados” , por ejemplo, resulta de que nos vamos dando cuenta de “algunas insinuaciones” de que el tiempo inexorablemente pasa como bien puede ser el hecho de que algunas personas que han sido amigos contemporáneos nuestros, ahora figuran en la nomenclatura de nuestra ciudad dándole nombre a una serie de calles en los distintos barrios de la ciudad, es como si nos recordaran aquel viejo dicho que nos dice: “que cuando el río suena…” o el de aquel otro que aconseja: “cuando veas las barbas de tu vecino arder pon las tuyas en remojo”.

Lo cierto que ya nos van quedando pocos contemporáneos y si permanecemos en la actividad conservando algún atisbo de lucidez es de puro porfiado que somos nada más.

Está claro que a esta altura ya son más los que no están que aquellos que desafiando todos los pronósticos continúan obcecados en esta tan grata tarea de continuar viviendo.

Lo que he podido observar cuando tránsito por las calles céntricas o cuando visitamos lugares con cierta aglomeración de personas como pueden ser, locales comerciales, plazas de comida rápida, etc. es la presencia de personas mayores, parejas con hijos o también, por qué no, algunos nietos, que estas personas con la cuales me cruzo y saludo cordialmente conservan en sus aspectos físicos o en algunas de sus espontáneas expresiones, como si fuesen flases de imágenes congeladas en el tiempo, de aquellos viejos amigos que nos transmiten su impronta y pareciera que nos dijeran “hola como estas amigo” aquí continuamos en las nuevas generaciones.

Esta es una muy dulce sensación que perdura y que nos ayuda a comprender mejor muchas cosas.


Hugo W Arostegui

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