Cuando decimos lo que decimos somos nosotros quienes nos
expresamos, el término “nosotros" que utilizo como referencia, al igual
que cuando utilizamos el “decimos” no tiene la intención de considerar que seamos
muchos los que decimos , no estamos
comunicando el pensamiento en términos de cantidad ni al mencionar el “nosotros”
caemos en la insinuación de pretender representar unanimidades de pensamiento,
de manera que al introducir estos términos no estamos asociando valores de cantidad o de unanimidad en nada
que tenga como referencia implícita la capacidad de pensar.
Muchos lectores se preguntarán el por qué se dice lo que se
dice, valga la redundancia, y lo que sucede tiene como respuesta obligada el
hecho de que nuestro idioma que es tan rico en sus expresiones idiomáticas nos permite la introducción de diferentes tiempos
verbales en el desarrollo de una temática cualquiera.
Es posible que al darle una expresión escrita a los dictados
de nuestro pensamiento cometamos una enormidad de faltas gramaticales, bueno es
tener en cuenta de que no somos expertos en el lenguaje que utilizamos siendo
más que probable que en más de una ocasión al teclear las letras impresas en
nuestro notebook intentemos decir algo y lo que nos salga escrito no tenga mucho
que ver con lo que en un principio digimos.
Lo que sucede con todo lo que expresamos, es que ocurre con
lo que hacemos, lo mismo que sucedería si en lugar del pensamiento, utilizáramos
un arma de fuego, cualquier experto en balística podría identificar el arma utilizada
y cual es el origen del contenido analizado.
Nuestros escritos contienen nuestra impronta, tienen latente
nuestros genes y a nuestro modesto entender contienen en sí mismos nuestra imagen
y semejanza, de manera que queda como evidencia lo que expresa un viejo dicho: “para
muestra basta un botón”
Hugo W Arostegui
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