lunes, 23 de enero de 2017

Cuando La Ilusión Se Encarna



En muchas ocasiones es factible la observación de que algunas personas suelen confundir la ficción con la realidad sustancial, aquello que sucede a nuestro alrededor y forma parte de la cotidianidad de la vida diaria, aquella en la que vemos su ocurrencia dentro de los parámetros normales del devenir social en el cual nos encontremos insertos.

Lo que ocurre en el imaginario mundo de la ficción llega a ser percibido como aquello que no solamente es algo que puede llegar a ocurrir sino que salvando las distancias de todo aquello que anhelamos y lo que en realidad pudiera suceder en la monótona “línea horizontal” de los sucesos grises de cada día se convierte en un refugio dentro del cual compartimos nuestras poco probables expectativas con lo que sucede en la ficción con aquellos personajes que vamos incorporando y con los cuales nos sentimos copartícipes de la aventura.

Lo que sucede en aquellos espectáculos que se nos dosifica para nuestro periódico consumo, especialmente las telenovelas, es que los personajes en cuestión pasan a integrar nuestro entorno son los héroes y los villanos, las buenas y las malas, personas que trascienden al personaje en cuestión e integran el conjunto de sucesos que acaparan todas las preocupaciones sobre lo que les pueda suceder en el próximo episodio.

“La ilusión mental, también llamada mentalismo, es, por su parte, aquella ciencia o arte que hace que quien la desarrolla use la sugestión, la agilidad mental o la magia escénica para poder acometer control mental, psicoquinesis, clarividencia o precognición. Podemos establecer además que aquel es una rama dentro del mismo conocido como ilusionismo.

Para la psicología, la ilusión es una esperanza que no tiene fundamentos.

En sentido simbólico, puede decirse que una ilusión es un espejismo (algo que parece real pero que no lo es): “Tenía la ilusión de solucionar las cosas con ella pero me di cuenta que es imposible”, “Pensé que podía ganar la carrera, aunque era sólo una ilusión”.

Cabe destacar que la acepción positiva de ilusión (“Mi ilusión más grande es viajar a Europa para reencontrarme con mi abuelo”) sólo existe en el idioma español.

En otras lenguas, el término siempre está relacionado a aquello que carece de sostén.

Se conoce como ilusionismo, por último, al arte escénico que consiste en utilizar diversos medios para crear la ilusión de que ocurre algo imposible desde el punto de vista lógico: “Anoche vi en la televisión a un ilusionista que cortó a la mitad a una muchacha”.

Muchos son los personajes que a lo largo de la historia se han convertido en un referente dentro del ilusionismo. Sin embargo, entre todos ellos adquiere especial relevancia el francés Jean Eugène Robert-Houdin, que ha sido calificado como el padre de la magia moderna. Entre los trucos que realizó a lo largo de su carrera y que luego se generalizaron destaca aquel en el que una persona del público le disparaba y él no sólo no caía herido sino que aparecía con la bala entre los dientes”.


Hugo W Arostegui

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