“Hombre soy, y pienso que nada humano me es ajeno” (Publio
Terencio).
También esta famosísima frase de Terencio se puede expresar en positivo: “Todo
lo humano me interesa porque soy hombre”.
Todo lo humano debe despertar en nosotros interés. Los grandes temas de la paz,
la religión, el desarrollo, la crisis económica, la política, la educación, el
arte, la cultura, el deporte, debemos seguirlos y estudiarlos con atención”
Aunque esto puede sonar difícil,
tú no eres la persona más importante en el mundo, al menos no para todos. La mayor
parte del tiempo, cuando crees que estás siendo juzgado, probablemente no sea
así. Simplemente es muy difícil juzgar a cada persona que conoces, analizar sus
fallas e imperfecciones como si fueran un examen que estás calificando.
·
Una forma de probar esto es yendo un poco más allá de tus límites y
haciendo algo que sea un poco fuera de lo común para ti, ve cómo reaccionan las
personas, las probabilidades son que sólo tus “amigos” notarán el cambio y
harán comentarios, pero a cualquier desconocido no le importará.
·
Aprende a cacharte cuando comiences a pensar demás. Reconoce este patrón
de abuso y “haz algo” para superarlo. Por ejemplo, cada vez que pienses
demasiado, oblígate a elogiar un aspecto de tu personalidad. Esto debería
ayudar a darte una mejor autoestima:
·
”Pensar es bueno. Presto atención a todos los pequeños detalles, noto
cosas que las demás personas no notan, pero debería usar esta habilidad para
ser positivo, no negativo”.
·
”Me importa ser bueno en algo. Nadie puede lograr la perfección, pero yo
trato de dar lo mejor de mí, si fallo o no doy todo, no es como si no lo
hubiera intentado. Eso es todo lo que puedo decir”.
”Me importan los
principios. Tengo valores y trato de vivir según estos. El mundo no siempre
funciona de la forma que yo quiero, pero eso no significa que yo dejaré de
intentar. Lo aceptaré cuando este no lo haga”.
Importarse por todo
lo humano que acontece a nuestro alrededor resulta, en última instancia,
importarnos por nosotros mismos, somos integrantes indisolubles de la sociedad
que compartimos conjuntamente con aquellos a quienes denominamos “nuestros
semejantes” partiendo de la premisa bíblica de “ama a tu prójimo como a ti mismo”
este interés que nos impulsa a la empatía y a la comprensión por todos aquellos
a quienes se les suele denominar, un
tanto despectivamente, como “los otros” seguramente redundará en que
acrecentemos mucho más nuestra propia autoestima, acrecentando de igual modo el
valor por el cual observemos todo lo humano contenido en sus acciones.
Hugo W Arostegui
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