domingo, 15 de enero de 2017

Persistir


 CONTINUIDAD 
“…y de repente dejarás a un lado el libro que has estado leyendo, y mirarás el verdor que te rodea poblado por el canto de los pájaros, y verás crecer los pastos y florecer las flores y elevarse los árboles hacia el azul del cielo, y así sabrás entonces desde muy adentro, con total certeza -como si tú fueras eso que ahora estás viendo con esa otra mirada que te llegó de repente-, que siempre ha sido así y así seguirá siendo, sin importar lo que hagamos los hombres en la tierra, y que sea como sea los pastos crecerán, florecerán las flores y se elevaran los árboles por sobre los escombros y las grandiosas ruinas, hacia el azul del cielo, eternamente abierto…”
El Buholi

Justamente eso es lo que estaba haciendo esta mañana, sentado en el frente de mi casa, tomando un mate amargo, mirando comer a las palomas que vienen a visitarme y en esa tranquilidad que nos dan las mañanitas se me ocurre encender mi computador e ingresar a las redes sociales, una muy buena forma de tomar contacto con “todo lo que está pasando” además de tener la oportunidad de observar y aprender de todo el contenido expuesto en   esta tan  particular forma de pensar de mis amigos, 
mucho más cuando éstos amigos ostentan la “doble condición” de ser amigos y parientes.

Lo que he puesto en el encabezado de este artículo es la lectura, una amena lectura de este “pariente amigo” cuya forma de manifestar su pensamiento prácticamente “se cruzó”  con lo que justamente era una parte esencial de lo que mi mente estaba “elucubrando”

Comparto plenamente con lo expuesto y resulta muy oportuno tenerlo en cuenta sobre todo cuando la soberbia nos puede hacer creer que “somos los dueños de todo lo que acontece” algo así como si padeciésemos un “empuje” del mentado “síndrome del ombligo” que nos induzca a creer que “todo gira alrededor nuestro”

En lo personal, soy una de aquellas “raras avis” que pensamos que aunque las cosas sucedan igual, aunque “nos desentendamos” tirándonos al borde del camino, lo que tenga que suceder sucederá igual prescindiendo de nuestro egoísmo, la gran diferencia estriba, y pienso que es algo fundamental, es que la vida debe ser vivida por cada uno,” aquí, ahora, y con nosotros.”

Hugo W.Arostegui


sábado, 14 de enero de 2017

Ángel De La Guarda


Se dice que una de las tareas más nobles y gratificantes que podamos realizar es aquella mediante la cual podemos asumir la custodia de nuestros semejantes.

A lo largo de nuestra vida todos hemos tenido la oportunidad de relacionarnos con personas que nos han brindado lo mejor de sí cuyo ejemplo de amor desinteresado y dedicación permanecen fuertemente asidos al sitial de los mejores recuerdos de nuestra memoria.

Estos personajes que bien pueden haber sido nuestros parientes, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, etc. etc. han intervenido en nuestras vidas cual si fuesen ángeles y de hecho lo han sido, tal como si fuesen asignados para “estar presentes” en aquellos momentos en que quizás, sin darnos cuenta, más les necesitábamos.

Que podamos vivir de tal manera para que nuestras acciones nos habiliten para voluntariamente asumir nuestra responsabilidad de “ser guardas de nuestros hermanos” constituirnos en “los ángeles de la guarda” de todo aquel que por la causa que fuese se encuentre necesitando la “labor protectora” de nuestra custodia y servicio.

Que siempre tengas un Ángel a tu lado
velando por ti en todo lo que hagas,
recordándote que debes seguir creyendo
en días más luminosos encontrando la
forma para que tus deseos y tus sueños,
te lleven a lugares más bellos.

Dándote esperanza, que es más confiable
que el sol, otorgándote la fuerza de
la serenidad como guía.

Que siempre tengas un Ángel a tu lado,
alguien que te sostenga si te caes
estimulando tus sueños, inspirándote
felicidad, tomándote de la mano y
ayudándote a superar las dificultades.

Todos los días nuestras vidas se
encuentran en permanente cambio,
las lágrimas aparecen tanto
como las sonrisas.

A lo largo de los caminos recorridos, que la
distancia sea más placentera que solitaria.
Que recibas dones que nunca terminen,
alguien maravilloso a quien amar y un
amigo del alma en quien confiar.


Hugo W Arostegui

Comprensión


"una tipografía clara facilita la comprensión del texto; en la comprensión de un hecho pueden influir de forma decisiva la edad, la cultura, las vivencias personales u otros muchos factores"

No hay duda de que para que puedan comprenderse, ambos extremos, el de quién imparte y el de quien recibe, debe existir entre ellos un eslabón común que como si fuese una amalgama que les recubre, uniformice intereses contemplando tanto a la voluntad del que sabe, como al de aquel necesita aprender.  
“Se conoce como comprensión lectora al desarrollo de significados mediante la adquisición de las ideas más importantes de un texto y a la posibilidad de establecer vínculos entre éstas y otras ideas adquiridas con anterioridad.
Es posible comprender un texto de manera literal (centrándose en aquellos datos expuestos de forma explícita), crítica (con juicios fundamentados sobre los valores del texto) o inferencial (leyendo y comprendiendo entre líneas), entre otras.
Los factores que influyen en la comprensión de la lectura son: el lector, la lectura en sí, los conocimientos que la persona tenga de antemano y las formas que utilice para realizar dicha acción.
Cabe señalar que una de las razones que se relaciona con la deserción escolar es la incapacidad de los alumnos para comprender lo que leen y posiblemente esta sea responsabilidad del sistema educativo, donde se enseña a leer pero no a comprender lo que se lee.
La razón por la que muchos niños no sienten interés por la lectura es porque no saben comprender, y eso los frustra y aburre. Si en el colegio recibieran lecturas más amenas o que tuvieran más que ver con su vida cotidiana, seguramente habría muchos más jóvenes que se acercarían a la lectura y se apasionarían.
Consideramos que deben extremarse todos los recaudos para que pueda crearse un clima adecuado que disipe las brumas de la desconfianza, aleje la soberbia, construyendo puentes de entendimiento que permitan avanzar el conocimiento donde aún predomina la ignorancia.

Hugo W Arostegui


Lo Excelso




"los dioses tienen el más excelso de los dones: la posibilidad de formar un mundo de la nada"

La vida en su transcurso es como el agua que se enriquece en su constante movimiento, cuando el agua se detiene, se estanca, cuando el agua se estanca se escurre entre las grietas de las sequías del pasado y luego languidece y se evapora cuando es agredida por las inclemencias del presente.

Así somos nosotros, nuestra vida cobra sentido cuando fluye en pos de su consolidación como “criatura humana,” lo mejor del hombre solo puede ser considerado cuando alcanza los niveles que de alguna manera “justifican” la razón de su existencia, cuando “se descubre a sí mismo” en ese fluir constante hacia el “esfuerzo supremo” de la excelencia.

En la lectura de las enseñanzas que han preservado su vigencia a través de los siglos se nos enseña que cuando nos sentimos “golpeados en la mejilla” por los avatares o dificultades que encontramos en nuestro camino, lejos de “detenernos en la lamentación y la búsqueda de consuelo” lo que debemos de hacer es “presentar la otra mejilla” y continuar adelante.

Esta “segunda milla” es mencionada como ese “esfuerzo adicional” tan vital como necesario para consolidar esa constante determinación que hace la gran diferencia entre lo que pueda ser considerado “normal” para nuestra mejilla “tan vulgar como la que puedan enfrentar otras personas” y la rebeldía de no aceptar ninguna claudicación de nuestra voluntad por alcanzar los objetivos que nos hemos propuesto.

Vamos a continuar que sí se puede.


Hugo W Arostegui

viernes, 13 de enero de 2017

El Valor Agregado De Cada Persona


Todos y cada uno de nosotros posee determinadas cualidades que la distinguen del resto de los mortales, como portadores de una identidad única e insustituible, todo lo que hagamos o dejemos de hacer será algo que difícilmente pueda pasar inadvertido, es esa impronta individual la que nos hace esencialmente vitales en nuestra capacidad de potenciar esta condición de ser “una fuente de agregar valor” a todo aquello que pudiese estar sujeto a nuestra intervención.
“El verdadero valor de una persona no se encuentra en su inteligencia, ni en sus talentos, ni en sus habilidades, ni siquiera se encuentra en sus principios…
El auténtico valor de una persona, el más valioso, el que es exclusivo, inconfundible, el que es innato al gran ser humano, es esa capacidad tremendamente generosa de situarse en el lugar del otro, de olvidarse de uno mismo, de sustituir el YO por encima de todo a al TÚ como una misma parte.
De postergar ser el centro del universo por empatizar con tus semejantes.
De sustituir la falsa necesidad de nuestro ego por la bondad de prestar ayuda a los demás.
De desatender nuestros arduos deseos por atender las necesidades de los que de verdad te necesitan en ese momento.
Esa cualidad, que es tan escasa en la actualidad, es la que más valor tiene, porque en un mundo tan superficial y caótico como es el actual, donde cada cuál camina en soledad y mira por si mismo, es realmente difícil encontrar a personas que no solamente se preocupen por ti sino que se ocupen de hacerte sentir feliz.
Sentir empatía requiere de un grado de atención cuantioso, de un esfuerzo extraordinario de observar al otro.
Seamos más humanos y desarrollemos nuestra empatía, situémonos en el lugar del otro e intentemos comprenderlo en cada situación. Las relaciones humanas funcionarían mucho mejor si practicáramos la escucha activa desde nuestro corazón y apreciáramos de verdad los sentimientos y necesidades de los demás.
Pregúntate todos los días, ¿qué puedo hacer hoy para que los demás se puedan sentir mejor?”      


Hugo W Arostegui

Desprendimiento


Generosidad y desinterés que muestra una persona.
"ya sé que no es grande el valor de esta joya, pero tu desprendimiento al ofrecérmela es como una gema de muchos quilates"

“El desprendimiento como valor se origina al reconocer que todos tenemos necesidades y en algunos casos encontramos personas con carencias. En cualquier situación debemos superar nuestro egoísmo e indiferencia para colaborar en el bienestar de los demás, no importa si es mucho o poco lo que hacemos y aportamos, lo importante es tener la conciencia de ofrecer algo, de aportar. En la generosidad que requiere el desprendimiento no cabe el ofrecer algo que nos sobra.

El valor del desprendimiento tiene que ver con varios aspectos, entre ellos: la importancia que le damos a las cosas, el uso que hacemos de ellas y la intención que tenemos para ponerlas al servicio de los demás. 

En ocasiones vivimos y trabajamos sin descanso para poseer aquello que tanto nos ilusiona (autos, joyas, ropa, aparatos, etc.) y nuestra vida se mueve a ese compás, sin embargo si no tenemos cuidado puede llegar el momento en que a pesar de la insatisfacción que nos produce llenarnos de cosas, pretendemos que éstas llenen un vacío interior. 

A veces en broma, pero muchas veces en serio hemos escuchado decir de alguien: “quiere más a su coche que a (...)”, “ni se te ocurra tocar sus (...) porque tendrás problemas”, “ni se lo pidas, jamás presta lo que tiene”, “todo su dinero lo ocupa para (...)”, etc., y todas ellas reflejan a una persona con apego inmoderado por lo que tienen. Debemos recordar que en el orden de los afectos, las personas y su bienestar ocupan el primer lugar antes que nuestra persona misma o lo que poseemos.

Existen personas que materialmente ponen el corazón en las cosas materiales. A veces por los recuerdos que evocan, pero en otras debido al valor económico que tienen o simplemente por el trabajo que supuso adquirirlos. A esta particular forma de afecto se le llama apego y de ninguna manera se relaciona con el hecho de cuidar las cosas y hacer buen uso de ellas.

Cuando nuestro aprecio es mayor por las cosas que por las personas, nos parece absurdo compartir lo que tenemos, o en su defecto lo hacemos a regañadientes. El desprendimiento supone un esfuerzo para superar ese sentimiento de posesión y exclusividad de lo que poseemos para ofrecerlo gustosamente a los demás.

No debemos confundir el desprendimiento con el hecho de deshacernos de todo aquello que no utilizamos, que es inservible o se ha convertido en un estorbo, esta actitud manifiesta poco respeto por la persona que lo recibe, independientemente de su condición y situación actual. Somos tan soberbios que consideramos un insulto recibir algo de segunda mano, ¿por qué los demás deben soportar lo que nosotros consideramos desprecio?

Puede parecer que este valor se enfoca únicamente a objetos, pero nuestros recursos van más allá de lo que se puede tocar, poseemos conocimientos, cualidades y habilidades que muchas veces nos cuesta trabajo poner a disposición de las personas, porque requiere prescindir de nuestro descanso, gustos, preferencias y comodidades para llevarse a efecto.

Nos sorprendemos con el médico que atiende enfermos sin cobrar honorarios; personas que pasan los días trabajando en obras de caridad; profesores que trabajan horas extras desinteresadamente; padres de familia que se niegan gustos y diversiones personales para pensando en su familia; lo más inaudito es que muchos de ellos no viven en una condición del todo desahogada. El verdadero desprendimiento no tiene medida, sin calcular cuánto es lo indispensable para cumplir, es una entrega generosa de todo, Sí, de todo lo que tenemos”.

Se suele confundir el desprendimiento con desamor o falta de interés, en realidad entiendo de que el amor no puede considerarse como una propiedad, el amor es libre por naturaleza, es inconcebible usar términos de apoderamiento del amor, la esencia del amor consiste, precisamente, en ser ese sentimiento que fluye sin dar explicaciones ni rendir cuentas a nadie.


Hugo W Arostegui

jueves, 12 de enero de 2017

Solidaridad



Se conoce con el término de solidaridad a aquel sentimiento o también considerado por muchos un valor, a través del cual las personas se sienten y reconocen unidas y compartiendo las mismas obligaciones, intereses e ideales y conformando además uno de los pilares fundamentales sobre los que se asienta la ética moderna. A instancias de la Sociología, el término solidaridad goza de una especial participación en dicho contexto, siendo, como dijimos, un sentimiento que supone la unidad de los lazos sociales que unirán a los miembros de una determinada sociedad.

De este modo se dice que una acción es solidaria cuando está orientada a la satisfacción de las necesidades de los otros y no a las propias. Así, la idea de solidaridad expresa el apoyo a una causa ajena. En ese sentido, se trata de un tipo de ayuda o colaboración que viene precedida por un sentimiento de empatía por las circunstancias de los demás.

La solidaridad se puede entender desde una perspectiva individual y colectiva y, por otro lado, como un fenómeno sociológico relacionado con la dimensión moral del ser humano.

El plano individual

Si alguien toma la decisión de ayudar a otra persona o a un colectivo necesitado está realizando una acción altruista y generosa, ya que renuncia a una parte de su dinero o de su tiempo para destinarlo a quien más lo necesita. Hay muchas formas de ejercer este tipo de acciones: a través de una simple limosna, ejerciendo como voluntario en una entidad social, enviando una cantidad de dinero a una ONG o haciendo una donación económica significativa como la que la realizan algunos filántropos.

El plano sociológico

El sociólogo francés Emil Durkheim hizo una distinción entre la solidaridad mecánica y la orgánica. La primera se refiere a la colaboración propia de los clanes primitivos, en la que los individuos establecen lazos comunitarios y sentimientos colectivos que propician la ayuda mutua. La solidaridad mecánica, en cambio, es propia de las sociedades complejas y se lleva a término entre individuos que no son semejantes sino que tienen diferencias significativas.

Algunas valoraciones sobre el concepto

El concepto de solidaridad nos recuerda que existe su cara opuesta, la insolidaridad. Las dos tendencias forman parte de la condición humana y en algunas ocasiones se presentan al mismo tiempo, por ejemplo en la guerra (la guerra en sí misma implica la destrucción del oponente pero en ella se producen acciones altruistas y desinteresadas).

La idea de solidaridad la encontramos en diversos contextos. Así, en la mayoría de tradiciones religiosas hay propuestas afines a la solidaridad (recordemos la compasión o la caridad del cristianismo). Si nos situamos en las coordenadas de la reflexión ética encontramos debates sobre el concepto (por ejemplo, la discusión sobre el altruismo versus egoísmo). Por otra parte, en la propia idea del estado se puede percibir un sentido de la solidaridad (por ejemplo, las acciones promovidas por la administración que tienen como objetivo ayudar a los más desfavorecidos).

En las noticias que aparecen en los medios de comunicación se aborda el tema de la solidaridad con bastante frecuencia (la propuesta de ayuda al tercer mundo con el 0,7% de PIB nacional o el problema de los refugiados son dos claros ejemplos).

Si bien la solidaridad es un valor ético, en ocasiones se lleva a término de manera cuestionable (por ejemplo, cuando la ayuda que se otorga obedece más a razones de imagen y no como un compromiso auténtico).

La solidaridad implica inicialmente una ayuda desinteresada a los demás. Sin embargo, en ella hay un claro componente de utilidad. De hecho, si ofrecemos nuestra generosidad nos vamos a sentir mejor con nosotros mismos y, por lo tanto, vamos a salir ganando de alguna manera.

Por último, la solidaridad es una consecuencia lógica de la dimensión social del ser humano. En este sentido, tenemos el impulso natural de satisfacer nuestras necesidades pero al mismo tiempo sentimos empatía por los demás y este sentimiento es el origen de la acción solidaria.