martes, 2 de mayo de 2017

Vivir De Las Apariencias


Un Audi en la puerta, subidas a esquiar o viajes al Caribe y los dividendos de la casa y las cuotas del colegio impagas. Aunque algunos consideren esta realidad como inexistente, varias personas viven en la clásica bicicleta bancaria tratando de mantener un estándar de vida que no es acorde a sus ingresos. El trasfondo: la inseguridad que da paso a una vida basada en las apariencias.

El fenómeno no sólo se remite a las pertenencias materiales, sino que también se hace visible en las relaciones humanas que se establecen con el entorno, donde el verdadero ser es ocultado por una personalidad maquillada. Una de las explicaciones para entender esta actitud se debe a la imperiosa necesidad de “ser aceptado, amado y sentir que uno es importante para los demás”, postula la psicóloga Paulina Alfaro.

Ante esta necesidad surgirían máscaras o personajes que encubren la verdadera personalidad de un individuo. “Desde pequeños descubrimos que no todo lo que uno dice o hace es aceptado por nuestros padres, hermanos, amigos. Entonces, comenzamos a desarrollar una serie de mecanismos de supervivencia para mantener esa respuesta amorosa y afectiva de nuestro entorno”.

Sin embargo, esta respuesta adaptativa al medio en una etapa adulta se puede volver neurótica, porque la persona empieza a identificarse con esa imagen ficticia que ha construido.

Es decir, “ya no es una respuesta de supervivencia sino de sobreadaptación y comienzas a actuar preocupada por tener esa aprobación de los demás y te olvidas de ti misma”, agrega la psicóloga transpersonal. Este descuido implica que no hay un interés por identificar las propias necesidades, los objetivos de vida, las cosas o situaciones con que se disfruta, los intereses y capacidades que hacen que cada persona sea única e irrepetible. La emoción que se esconde, según Paulina Alfaro, es el miedo a ser rechazado y perder aceptación, cariño. “Lo que pasa es que somos seres sociales y que vivimos en constante interacción con los demás, pero hay veces que nos quedamos atrapados en esa máscara y respondemos automáticamente sin mayor cuestionamiento por ese terror al abandono”.

Fin a la hipocresía Para Lucía Godoy, psicóloga y académica de la Universidad Andrés Bello el tema pasa por ser falso e hipócrita. “Son personas que no han desarrollado todos los aspectos de su ser y necesitan aparentar situaciones emocionales, económicas o relaciones de familia que ya no tienen o nunca han tenido para parecer que están bien, pero no tienen conciencia de sí mismas, no han desarrollado su autoestima y dependen emocionalmente de la opinión de terceras personas”.

Mantener ese estatus, imagen de perfección y prestigio no es fácil ni menos cuando dista de la realidad, pero es tal el esfuerzo que se hace por vivir de una apariencia, que tarde o temprano termina por estallar, la verdad se asoma y la persona se libera. “La presión social efectivamente existe, pero no todos respondemos aparentando lo que no somos.

El tema está en aprender y aceptar sanamente que puede haber un alto porcentaje que no apruebe lo que digo o cómo vivo, pero eso no significa que el valor de mi persona esté en juego”, enfatiza Alfaro. En otras palabras, las personas que viven honestamente son las que saben que son queridas por lo que son y no por lo que tienen o representan. 

En ese momento el miedo al rechazo pasaría a ser parte de la experiencia humana, ya que se toma conciencia que resulta imposible controlar las respuestas de los demás. En ese mismo sentido, resulta determinante desarrollar las posibilidades de inteligencia, autoestima, autovaloración y conocer el sentido más profundo de la vida. “La idea es quitarse el peso de encima y salir de este círculo vicioso. Al hacerlo la persona entiende que es mucho más agradable vivir de una manera más auténtica y conectada con sus potenciales que vivir en la superficialidad”, agrega Lucía Godoy.


Además, será determinante en este proceso descubrirse las aptitudes, los defectos, “lo que me gusta de mí y lo que no tanto y aceptarlas como parte mía y construir una autoestima, una certeza interna que le dará coherencia y consistencia a lo que soy para desde ahí relacionarme con la sociedad”, aconseja la psicóloga Paulina Alfaro. 

Fuente: Emol.com - http://www.emol.com/noticias/Tendencias/2011/11/11/736109/Vivir-de-las-apariencias-una-opcion-que-termina-siempre-por-explotar.html

Cuando No Comprendemos


Meditación: Si quieres conocerte, observa la conducta de los demás. Si quieres comprender a los demás, mira en tu propio corazón”

 Los seres humanos fuimos creados para convivir con otras personas y no para estar solos y alejados del resto de la sociedad. Sin embargo, en muchas ocasiones esta convivencia se nos hace difícil ya que estamos tan ensimismados en nuestra forma de vivir y de ver las cosas que dejamos de ser tolerantes con los demás seres que nos rodean. En verdad nos pasamos la vida sin entendernos o, lo que es más inquietante, malentendiéndonos.

Y cuando no, nos encontramos con la deslumbrante situación en la que perecemos sin llegar a comprendernos. Pero no siempre acabamos de ver los motivos que conducen a los demás a adoptar ciertas aptitudes o decisiones. También es verdad que no pocas veces tampoco está claro lo que nos ocurre con nosotros mismos. Entonces es cuando nos  descorazonamos. Y, si nos descuidamos nos lanzamos a extraer precipitadas conclusiones. Diciendo: “Si no lo entiendo es que no está bien” 

En cierta medida no parece mal que intentemos  valorar en algún sentido lo que hacemos; pero deberíamos comprender que vivir es no llegar a entenderse nunca del todo. Y si uno dice: “No te entiendo”, y con ello terminar la comunicación, sería razonable intentar comprender, que a veces es conveniente preservar una distancia. Sin embargo, tenemos que asimilar, que llegar a entenderse “del todo” no es lo mismo que “absoluto”.

Lo cierto es, que deberíamos razonar y  repetir de forma incesante y a través de nuestra mente, esto tan sencillo; “te acepto, intento comprenderte  y me intereso por ti” Así de esta forma, y si pudiéramos comunicarnos en esta forma, unos a otros, todos creceríamos individualmente, en la comprensión personal y sobre todo en la aceptación. 

No perdamos nunca de vista a las personas cercanas, e incluso  aquellas con las cuales no nos conectamos habitualmente, como pueden ser familiares o amigos. Tengamos en cuenta que en cierta forma llevamos en nuestras manos el deseo a quien apreciamos. Si así lo aceptamos, les entenderemos comunicando la fuerza de la compresión.

Ni que decir tiene, que muchos son personas que tienen dificultades para perdonar sus errores. Esto ocurre sobretodo en las “personas perfeccionistas” que no toleran la posibilidad de equivocarse o de errar. En estos casos es importante entender que somos humanos y que como todos, nos equivocamos y no por ello le valoremos menos.            

Todo esto es un efecto que no requiere dominarlo todo, captarlo todo; sí verlo  dominando la situación. Pero intentarlo sin fisuras llegando a un entendimiento y no tener dudas, ni incertidumbres. Tal situación no es apropiarse completamente del otro, solo se trata de apreciarlo, aunque no le tengamos enmarcado.

El entendimiento es una “potencia maravillosa”, que distingue, pero que “aísla y separa” y, por ello, no es un principio de unidad. Entenderse es necesario, aunque sí, lo complementa el afecto. Sin él, hay poco que hacer. Tampoco se trata de entregarse a la indiferencia de la comprensión.

Debemos de considerar que el interés por llegar al otro, por vincular el aprecio al conocimiento, por sintonizar, por latir y respirar conjuntamente no supone alejarnos de su existencia.

No entenderse del todo es también verse sorprendido por la vida que tanto nos atrae.


Hugo W Arostegui

Sarna Con Gusto No Pica


“Quien que va tras algo de forma voluntaria, no siente molestias por las posibles incomodidades. Comentario al marcador de uso: Esta paremia conoce una réplica: Sarna con gusto, no pica, pero mortifica; con esta réplica, se indica que siempre se produce algún daño o alguna inquietud”

Para el día de hoy, una expresión que seguramente la hayan oído alguna vez, pero que a primera vista puede ser complicada de entender.

La sarna, según nuestra amiga la Real Academia de la Lengua Española, es una afección cutánea contagiosa provocada por un ácaro o arador, que excava túneles bajo la piel, produciendo enrojecimiento, tumefacción y un intenso prurito (picor).Y bien, aunque no hace falta que nadie tenga ese problema en la piel para que usemos esta expresión, la sarna en la piel sería el equivalente a cualquier cosa molesta que nos pase en nuestra vida: tener que madrugar, tenerse que levantar 5 veces en una noche, volar en un avión durante 10 horas seguidas… a cada uno le puede molestar una cosa distinta, pero en general todos los ejemplos anteriores son situaciones no suelen agradar a nadie.

Pero pensemos ahora que el hecho de tener que madrugar es para ir a ver a alguien que hace mucho tiempo que no vemos y que nos hace mucha ilusión volver a ver. En ese caso, no nos molestará tanto madrugar como podría parecer en un principio. De la misma forma, pensemos que cuando nos tenemos que levantar 5 veces por la noche es para dar de comer o para darle un beso a un hijo pequeño. Entonces, la molestia tampoco es tan grave, ¿no?. Y supongamos que las 10 horas de vuelo son para llegar a un destino al que hemos soñado viajar durante toda nuestra vida. Merece la pena el esfuerzo, ¿verdad?

Pues bien, para todas esas cosas que en principio son molestas pero que los beneficios que llevan detrás son favorables o interesantes para nosotros, se creó la expresión de hoy: sarna con gusto no pica. Porque una molestia si nos resulta placentera, deja de ser una molestia.

Que disfruten de un excelente día!!


Hugo W Arostegui

Más Nos Vale Perderlos Que Encontrarlos


El personaje es interesante cuando intentamos comprender su "modus operandi". Pero más curiosa aún es nuestra respuesta a su requerimiento al darle lo que nos solicita. Una mirada atenta, fija, con expresión intermedia entre triste y alegre por vernos, anticipa su acercamiento. Puede conocernos o no, pero fingirá una intimidad inexistente para que desde el falso fondo de esa franqueza nos manguee, extraño verbo. No nos pide; nos manguea.

En todo pedido hay aflicción por el posible rechazo y cierto achique de la autoestima por depender de otro. En el manguero no,  y este es su arte. Sentimos cierta culpa por tener una condición deudora frente a un oportunista embaucador y habitual seductor al que debemos pagar por nuestro privilegio. 

Y luego de hacerlo rogamos por sentirnos más generosos que estúpidos. Aún más complejo resulta cuando los pedigüeños son instituciones, ONG, clubes o asociaciones, que sin mostrar certificados de pobreza nos manguean desde un derecho autootorgado, un cambio de bolsillos que exige al dador reconsiderar la opción de creer o reventar.

Los motivos invocados por el manguero discurren entre la creatividad de presentar malas noticias -madres, padres y abuelos que mueren y resucitan 14 veces- hasta el gesto sencillo y convincente de alzamiento de cejas, labios en descenso y manos extendidas, listas para recibir. Dos conclusiones se podrían obtener de todo esto: que mucha gente acepta ser seducida por temor a decir no. 

Y que a los mangueros, igual que todos los que se victimizan, más vale perderlos que encontrarlos.

Por Osvaldo Aiziczon - Psicoanalista.


Dime Con Quién Andas


Seguramente casi todos aquí hemos escuchado esta frase: “Dime con quién andas y te diré quién eres”.

Muchas de las frases que escuchamos son creencias limitantes, no son del todo reales y las asumimos como ciertas sin pensar primero en su veracidad.

Pero resulta que la frase que se encuentra en el título de este artículo de cierta forma sí lo es.
Yo soy de los que creen que no se nace con una personalidad fija.
Esas excusas que la gente pone (“así soy no puedo hacer nada” o “nací así qué voy hacer”) cuando hacen las cosas mal o dicen cosas que realmente no están bien, son tonterías.

Todos somos influenciados constantemente por los demás.
En especial de pequeños.
Nacemos y aprendemos todo de quienes nos rodean tanto bueno como malo. Y poco a poco nuestra personalidad se va formando.

Llega un momento en que nos convertimos en personas con personalidades bien marcadas. Con formas de ser que han sido moldeadas durante toda nuestra vida.

El problema está en que pensamos que estas no pueden ser cambiadas. Pensamos que nuestra personalidad es fija y no podemos hacer algo al respecto si es que estamos mal en algún punto.
Hoy estoy acá para decirte que sí podemos cambiar nuestra forma de ser. Sí podemos convertir nuestros aspectos negativos en positivos.

Para ello, todo se reduce al principio, en las influencias.
Ponte a pensar en la frase de arriba. ¿Crees que sea verdad?
Piensa en las cinco personas con quienes más te juntas. Sean familiares o amigos. Hasta las mascotas.
¿De alguna forma tu personalidad de asemeja en algún aspecto a las de estos?

Muy probablemente que sí.

Si quieres ser un gran inversor ¿De quién te vas a guiar? ¿De tu amigo que ni siquiera invierte pero sabe algo del tema por algo que leyó y recuerda borrosamente o del millonario inversor que creó su fortuna gracias a sus principios y métodos de inversión (como Warren Buffett)?

Si quieres ganar amigos y aprender a influir sobre los demás ¿De quién te vas a guiar? ¿De un compañero de trabajo que se cree líder pero que en realidad se hace el jefe y el mandón abusivo con los demás o de una persona que dedicó parte de su vida a ello y escribió incluso un libro al respecto como Dale Carnegie en Cómo Ganar Amigos e Influir Sobre las Personas?

Empieza a cambiar.
Si quieres ser mejor o cambiar en algo júntate con personas con quienes ya lo hayan logrado y aprende de ellas.

Lee biografías, libros, observa conferencias, etc. De aquellos quienes han llegado al éxito en aquello que tú quieres. O que simplemente han logrado cambiar en aquello que te gustaría también hacerlo.
Deja de juntarte con gente negativa. Si no puedes hacer nada para cambiarlos, aléjate de ellos o por lo menos reduce el tiempo que pasas con ellos y dedícate a cambiar.

La mejor forma de influir en la gente negativa es siendo un ejemplo para ellos.

Recuerda que la manera en que vemos las cosas, la forma en que se crea nuestra personalidad, se determina fundamentalmente en las influencias que recibimos de otros.

Así que ten mucho cuidado en quiénes influyen sobre ti y la manera en cómo tú influyes en los demás.

Empieza cambiando a esas 5 personas con las que más te juntas con aquellas que saquen lo mejor de ti y te enseñen a crecer en aquello que tú más necesites.

Ahora es el momento.

Venciendo La Adversidad


“Nada sobre esta tierra puede detener al hombre que posee la correcta actitud mental para lograr su meta. Nada sobre esta tierra puede ayudar al hombre con la incorrecta actitud mental.” Thomas Jefferson

Continuamente recibo muchos correos de personas que están atravesando diferentes dificultades bien sea en sus relaciones, en sus trabajos o negocios y hasta aprietos financieros. Muchos ya están cansados de luchar, otros ya no saben qué hacer.

¿Qué hacer cuando todo parece un valle de sombra de muerte?

Las palabras del salmista David nos muestra que es solo una sombra, no es un valle de muerte,  cuando estés en medio de la adversidad debes verla como una sombra que con la luz se desvanece.

La sombra te intimida pero no te puede vencer si sabes quién eres.  David sabía quien era por ello pudo decir: “No temeré mal alguno porque tu Dios estás a mi lado”.

Nosotros como humanos tenemos una capacidad única para enfrentar las adversidades y convertirlas en desafíos y oportunidades a medida que encontramos nuestra razón de ser. Jesús siendo hijo de Dios enfrentó adversidades como humano para mostrarnos que si es posible vencerlas.
Lo que lleva a una persona a vencer la adversidad es su compromiso consigo mismo, es no dejar que las circunstancias determinen su destino, es estar abierto a los cambios, es ser flexible, convertirse en una persona resiliente.

Leí un cuento de Pedro Pablo Sacristán llamado “La mala suerte de Pescafrito”, cualquier parecido es pura coincidencia. Hay quienes dicen que tienen mala suerte, y aquí hay una gran enseñanza a nuestras vidas:

“En aquella tienda de animales la mala suerte tenía un nombre: Pescafrito, un pequeño pez famoso porque nunca estaba en el acuario adecuado. Cada vez que tocaba reordenar los tanques, Pescafrito acababa por error o descuido en el más peligroso para él. Desde otros tanques tranquilos y seguros, sus primos y hermanos veían divertidos sus desesperadas carreras por evitar ser la merienda de algún grandullón.

A pesar de su increíble mala suerte, Pescafrito no se desanimaba, y en cada carrera ponía todo su empeño en librarse de nuevo, aunque sintiera el dolor de algún que otro mordisco en sus aletas o el cansancio de nadar entre plantas y rocas a cualquier hora del día o de la noche.

Así fue sobreviviendo Pescafrito Malasuerte, como todos le llamaban, hasta que un día de reorganización en los acuarios, Pescafrito por fin acabó compartiendo tanque con todos sus primos y hermanos. Pero mientras se juntaban a su alrededor para conocer sus desventuras, un cuidador despistado echó en ese mismo tanque al más grande, hambriento y peligroso de los peces de la tienda. Fueron sólo unos minutos, pero el enorme pez no necesitó más para acabar con todos los pececillos… excepto Pescafrito, que acostumbrado a huir de muchos peces a la vez, no tuvo problemas en escapar de uno solo.

Poco después entró en la tienda un gran experto en acuarios, y al ver a Pescafrito vivo en el mismo tanque que el pez grande no se lo podía creer. Estuvo horas en la tienda, observándolo, viéndolo escapar una y otra vez con su nadar lleno de giros y piruetas y su increíble capacidad para esconderse. No tenía dudas: era un pez único en el mundo, y el experto lo llevó consigo para ser la estrella de todas sus colecciones y acuarios.

Y Allí Pescafrito vivió feliz con todo tipo de atenciones y cuidados, pensando lo buena que había sido para él su famosísima mala suerte.”

“Mi actitud ante la adversidad determinará mi futuro” Pedro Sifontes

¿Sigues pensando que la vida ha sido “dura” contigo?
¿Has pensado que todo en la vida tiene un propósito? ¿Cuál es?
¿Qué puedes aprender de todas “las malas experiencias” vividas?

Ahora te recuerdo que si Dios tiene cuidado de las aves y de las flores, también tiene cuidado de ti. 

No te desanimes, haz lo que mejor sabes hacer y confía que todo cambiará. Toda adversidad es para tu crecimiento y fortaleza, Tu puedes vencerla!

Si consideras que necesitas ayuda para descubrir quien eres y conocer más acerca de cómo vencer la adversidad 



lunes, 1 de mayo de 2017

Sobre Solidaridad


Más allá de intentar entender la solidaridad en su sentido etimológico o epistemológico, es necesario comprenderla desde su sentido práctico. El significado llega con el hecho de vivirla, sin necesariamente saber que justo aquello se denomina solidaridad. Y es que estamos acostumbrados a entender éste y otros conceptos siempre antes de arrojarse a vivirlos, de tal modo, podemos anticiparnos y elegir racionalmente si estamos dispuesto o no a vivir lo que denominaremos “experiencias de solidaridad”.

De alguna manera, la estructura racional de nuestro ser nos sitúa en la opción de elegir ser solidarios o no, cuándo serlo, con quién serlo, por qué serlo; y luego de esto, cuando tenemos las respuestas relativamente claras, pues nos lanzamos al acto y a la experiencia dotada de seguridad y certidumbre.

Cabe preguntarse entonces dónde se sitúa nuestra propia solidaridad en este gran espectro de formas de solidaridad. Estamos de acuerdo en que todos hemos decidido venir posterior a un acto de renuncia absoluta, renuncia al confort que genera la certidumbre del día a día, confort que provoca no tener que enfrentarse con situaciones de injusticia que te hacen retorcer de la rabia, renuncia a las condiciones materiales que no sabemos por qué resulta tan evidente pensar que es natural contar con ellas, renuncia a una forma de vida, renuncia a la pulsión de anticiparnos a todo.

Sucede que nos encontramos con la situación de un pueblo que muchas veces ha sido beneficiario de la solidaridad internacional –como un caso típico de reacción post catástrofe- pero que en realidad, la misma solidaridad internacional, hasta ahora no ha absorbido su gran capital de resiliencia y resistencia.

Solidaridad es darnos cuenta que somos parte de un sistema que resulta ser más solidario que lo que racionalmente podemos pensar acerca del término. Que esta solidaridad es parte de un proceso dialéctico que va alimentando y condicionando una forma de vida, donde el recibir es igual de importante que el dar, sobretodo que uno es causa y efecto del otro.

En estos términos, no es necesario empecinarme sólo en dar, sino que también en el proceso inverso, ese que me nutre y enseña para seguir dando en función de lo que voy recibiendo, como dos procesos perfectamente opuestos, pero a la vez complementarios.

Es decir, sólo en el momento que abandonemos la idea de solidaridad como parte de un proceso dual donde hay elegidos para dar y elegidos para recibir podremos entender la importancia de ejercer solidaridad independiente de la situación, momento o posición.

Para mí, la forma más efectiva de vivenciar la solidaridad es sentirte beneficiado por las personas a quienes en algún momento pensaste ayudar. La solidaridad se torna efectiva en el preciso momento en que se vive en el sentido inverso a como se pensó. No basta con dar para vivirla, sino más bien el tema esencial radica más en el recibir, en el recibir algo que no esperábamos, en el recibir algo que ni siquiera estábamos pidiendo ni tampoco preparados para recibir.

Solidaridad en el sentido inverso a como comúnmente la concebimos, necesariamente, requiere de una gran capacidad para conmoverse, de una alta dosis de afección, la dosis necesaria para rebelarse frente a una situación o condición de injusticia, y sobre todo, una gran percepción para reconocer cuánto nos pueden entregar quienes creemos que son los que reciben.