viernes, 5 de mayo de 2017

Puedes Contar Conmigo


Solidaridad en acción

Le estás dando demasiadas vueltas. Te estás rayando. El problema se hace más y más grande en tu cabeza, y lo estás pasando mal. Puede que no sea para tanto, puede que sí. Puede que sólo haya sido una mala decisión, un mal día, un mal momento.

Si has tenido un mal día, y parece que todo te sale mal. Si te da por el pesimismo y tienes esa tristeza tonta que te ata nudos en la garganta. Si te quedas mirando al techo en tu habitación, dando vueltas en la cama, mirando la lluvia por la ventana, sorbiéndote las lágrimas. Es el momento, en serio, llámame.

Si simplemente no quieres quedarte en casa, si te apetece caminar, charlar, disfrutar del sol tumbados en el césped o de un día de lluvia con un chocolate entre las manos. Cuenta conmigo, 
yo te acompaño. Entiéndeme, no te estoy haciendo un favor. No me cuesta nada, me apetece. Vamos a planear una tarde improvisada, pero cuenta conmigo. No te quedes en casa.

Si tienes un problema, si algo te preocupa y ese sentimiento se ha quedado aferrado en tu pecho. Pues vente, puedes contármelo, podemos buscar soluciones, pedir consejos o simplemente dejar que te desahogues. Podemos inventarnos insultos nuevos para quien haga falta, planear asesinatos fallidos, o brindar por todas las personas que hacen nuestra vida más complicada. O puedes no contármelo, y sencillamente vamos a hacer que lo olvides durante todas las horas que necesites un descanso. Hay tantos y tantos temas de los que podemos hablar que te juro que el silencio no va a ser un problema. Yo tengo cuerda.

Si te sientes solo, cuenta conmigo. Si necesitas alguien en quien confiar, alguien con quien reír o un hombro en el que llorar. Si necesitas compañía, alguien que te endulce el día, yo me hago con toneladas de azúcar para el café. Que no estás sólo. Que eres alguien importante, eres alguien esencial, especial, alguien sencillamente increíble. 

No tienes ni idea lo complicado que es encontrar a alguien como tú. Que estoy dispuesto a ayudarte en lo que necesites. Que de todo se sale y es mucho más fácil si alguien te toma de la mano. 

Que tú puedes, tú puedes con todo, no se trata de debilidad, se trata de hacerlo más fácil. Porque puedes recorrer tú sólo todo el camino pero, ¿sabes qué? Me encantaría recorrerlo contigo. Porque, no lo olvides, puedes contar conmigo. Siempre.

https://compartiendomacarrones.com


La Manipulación Verosímil


Verosímil es aquello que tiene apariencia de verdadero, que resulta creíble para quien lo observa. Esto no implica que se trate de una situación real, sino que es transmitida en un contexto determinado, respetando una serie de reglas y manteniendo un nivel aceptable de coherencia entre los diferentes elementos que la constituyen.

Se considerará a algo como verosímil cuando tenga apariencia de verdadero, por tanto, es que algo verosímil resulta creíble ya que no da lugar a la falsedad.

Lo verosímil podrá ser real o no pero sí tiene aspecto de serlo y ello lo hace creíble, posible.
Cuando se sucede algún suceso policial sobre el cual no hay muchos datos ni testigos, sino una sola persona que lo presenció, las autoridades policiales lo escucharán y entonces si sus dichos se ajustan a lo posible, admisible, de acuerdo al escenario y a las pericias, podrán entonces tomar a ese testimonio como verosímil para seguir la pesquisa y encontrar la verdad del hecho.

Aunque ojo, algo que es verosímil no es imposible que pueda ser falso en algunos casos, de todos modos, al ser considerado como verosímil terminará por coincidir con el contexto en el cual recibió esa calificación.
“No sé si lo que Juan contó sucedió realmente, de todas maneras sonaba bastante verosímil.”

Mientras que la corriente principal de la filosofía moral moderna da por supuesto que la situación típica en los juicios morales debiera ser la de certeza, la filosofía moral de Aristóteles está dominada por la idea de verosimilitud. Su concepto central, el de virtud, está doblemente penetrado por aquella idea, tanto en su aspecto psicológico como en el epistemológico: no sabemos con certeza, sino sólo con probabilidad, en qué consiste por ejemplo la acción generosa en general ni tampoco en el caso concreto. Sin embargo, la verosimilitud es una base suficiente para la práctica.

Con demasiada frecuencia la frontera entre real y verosímil es difusa; lo es porque con "verosimilitud" es posible explicar y justificar actitudes, modelos, ideas o motivaciones mejor con los hechos mismos. Así, la "realidad" pasa a un segundo plano, incluso se vuelve irrelevante, ante el irresistible peso de algo que "bien pudo ser de esta manera".


Un ejemplo de lo que digo es la famosa frase de Galileo, "Eppur si muove", apócrifa según la mayoría de las fuentes, pero coherente con el contexto en el que se supone que fue pronunciada y con la personalidad del personaje.

Pero cuando el recurso de la "verosimilitud" llega demasiado lejos la frontera con la manipulación también se vuelve difusa. Y la tentación de suplantar lo real y poner en su lugar lo verosímil para favorecer determinados intereses, se convierte en una peligrosa y lamentable costumbre. Sobre todo cuando hay intereses importantes que defender. La historia está llena de ejemplos.

Y en nuestros días ésta es mucho más fácil con ayuda de la fotografía y la informática (a nadie se le escapa que el uso de herramientas de retoque fotográfico está al alcance casi de cualquiera) y su impacto mucho mayor gracias a las medios de comunicación y, sobre todo, internet.


Hugo W Arostegui

jueves, 4 de mayo de 2017

El Compromiso De Estar Presente


Si no estamos presentes no podemos ser aquello que decimos. Y a veces hay quienes están físicamente, pero no están. Están, a la vez, presentes y ausentes. Si nuestra presencia, en cambio, está llena con nuestro ser, entonces sí lograremos aportar a diferencia. Con reconocer al semejante, creo, no alcanza. Hace falta el atributo más importante de todos. Y a la vez, uno de los más difíciles de lograr. Hace falta estar presentes. Estar ahí, sí. Pero también estar presentes en el sentido de ofrendar. Ser, para el otro, un presente. Regalar nuestra disposición amorosa.

Alguien que ofrenda dispone en un tiempo y un espacio para hacer con el otro. Sin acción, creo, no hay presencia genuina. El que está presente pone vocación y se ofrece en su estar y en su hacer. Si lo que quieres es ofrendar, trata de que nunca te dé lo mismo estar allí que en otra parte.

Que no te sea indiferente el hecho de que tus acciones en ese presente tenga algún efecto en los demás.

Asegura que el efecto de tu presencia sea positivo. No seas un obstáculo, sino un regalo. Asegúrate de que tu presencia sirva. No alcanza con decir presente, debes verificar con tu conciencia si te encuentras ahí voluntariamente o si te han llevado.

Son, me parece, dos maneras casi opuestas de estar presentes. Podemos presentarnos ante el reclamo y la demanda de alguien, o bien hacerlo en términos proactivos, voluntarios.

Es decir: ¿Nos llaman y vamos? ¿O estamos dispuestos a acudir antes de que nos convoquen?

Son dos maneras de ser que cambian radicalmente nuestro hacer. La primera es por arrastre, y sólo surge cuando nos llaman la atención. La segunda es diferente, y a esto aspiramos, si es que buscamos un pleno desarrollo de lo humano. Vayamos al frente. Estemos presentes y disponibles para los que lo necesitan. Pongamos el cuerpo y el espíritu.

Por supuesto que nos haremos daño el uno al otro. Pero esta es la condición misma de la existencia. Para llegar a ser primavera, significa aceptar el riesgo de invierno. Para llegar a ser presencia, significa aceptar el riesgo de la ausencia.

Hugo W Arostegui

Antoine de Saint-Exupéry – El Principito

Cuando Transitamos El Presente


Quien está presente, afina su intuición y sabe distinguir lo verdadero de lo que no es. Aquel que disfruta cada momento es más feliz y se arrepiente menos, pues entiende que equivocarse es parte del aprendizaje.

Ayer es historia, mañana es un misterio, pero el hoy es un regalo, por eso lo llamamos presente”. Esta frase que le dice el maestro tortuga Oogway a Kung Fu Panda, no es sólo para una película de niños. Aunque de autor desconocido, reúne en sí misma una verdad que siempre han enseñado los grandes maestros y que también han recogido autores modernos.

Uno de los más conocidos es el alemán Eckhart Tolle, quien a través de su libro “El poder del ahora”, explica cómo el origen del sufrimiento humano se basa en la actividad incesante de la mente. Esta insiste en mantenernos ocupados con hechos pasados o angustiados por la incertidumbre del futuro. 

Atrapados en este mundo de ideas, somos incapaces de atrapar (y disfrutar) el momento.

Conocido es el significado de pre-ocuparse, es decir “ocuparse antes de tiempo”. Qué falta de sentido perder momentos vitales cuando sabemos que llegado el minuto, sí tendremos que ocuparnos y resolver de alguna forma las dificultades que se presenten.

Don Miguel Ruiz en su libro “Los cuatro acuerdos”, habla del “metote”, el ruido que se produce en la mente, que unido a los condicionamientos y el deber ser, terminan por confundir al ser humano y sumergirlo en un estado de angustia que lo aleja de la felicidad.

Orwell en 1984 reconoce algo de esta especie de esquizofrenia de la mente cuando se refiere al “doble pensar”, esa habilidad del ser humano para poner una etiqueta en la mente y hacerla funcionar paralelamente con otro pensamiento. ¿En cuántas cosas puedes pensar al mismo tiempo? ¿Cuánta energía demanda? Mucha.

Estar presente es sólo ser.“Cuando te lavas los dientes, estás con tus dientes; cuando te duchas, estás contigo bajo el agua; si te duele algo, aceptas ese dolor, lo haces tuyo y lo aceptas…hasta que desaparece”.

En ese entonces, creí comprender algo de eso. Me lavaba los dientes con cuidado, tratando de ser mis dientes y me duchaba de la misma manera… pero han pasado muchos años antes de entender algo el significado profundo de esa enseñanza.

Quien está presente, afina su intuición y sabe distinguir lo verdadero de lo que no es. Aquel que disfruta cada momento es más feliz y se arrepiente menos, pues entiende que equivocarse es parte del aprendizaje. Estar presente es emocionarse con un abrazo, con el canto de un pájaro o la sencillez de la lluvia.

Dicen que la presencia permite envejecer más lentamente. Tolle explica que al identificarnos con el ser nos alejamos de los efectos que el tiempo tiene en el cuerpo físico. 

Estar presente nos vuelve más livianos y nos identifica con una frecuencia vibratoria menos densa que nos aleja de los problemas de la materialidad. Pero lo más importante, permite vivir cada momento –sin juicio ni calificación- y abrir una puerta a lo que cada uno es en realidad.

Hugo W Arostegui


Cuando Compartimos



Compartir es el acto de participación recíproca en algo, ya sea material o inmaterial. Lleva implícito el valor de dar (la generosidad) y de recibir, aceptar o acoger lo que otra persona ofrece. 

Cuando estamos recién nacidos, vivimos fundamentalmente de lo que recibimos; a medida que crecemos, nos vamos dando cuenta de que saber vivir, significa que en la medida que se da, se recibe. Al compartir se produce una ruptura con el egoísmo de aquella persona que se cree autosuficiente. También se produce ruptura con la subestima de aquella que piensa que no tiene nada que dar ni ofrecer.

El ser humano tiene mucho que compartir a lo largo de su vida: bienes materiales, ideas, proyectos, actividades, sentimientos, experiencias, sufrimientos, dificultades, dinero, entre otros. Para una persona es importante recordar que para poder recibir es fundamental dar. Sobretodo dar desinteresadamente, con el propósito de propiciar las condiciones que permitan crear prosperidad, 
bienestar y abundancia, para así ayudar a construir un modo de vida que le haga feliz a ella y a todos.

Se puede decir y concluir que compartir es dar y saber recibir, ofrecer y aceptar a las personas, manifestar y comprender ideas y sentimientos, cooperar en actividades y admitir cooperación, ser solidarios con todas las personas, sin prejuicios; y sentirse corresponsable de la paz y del bienestar de todas las personas.

Desde siempre los seres humanos tendemos a compartir con amigos y conocidos, nuestros pensamientos, sentimientos y las distintas formas de percibir la realidad. Hoy, a través de las redes sociales, las personas intercambian información constantemente. Por esa razón cabe preguntarse por qué a veces nos cuesta compartir el conocimiento.

Esto viene desde la escuela. Es común ver como muchos niños tapan su hoja de ejercicios para evitar que sus compañeros le copien. 

Desde ese momento crecemos con la falsa ilusión de que acaparar el conocimiento nos da más poder. Será que compartir lo que uno sabe podría quitarle a las personas poder ante su entorno. 

Será que retener el conocimiento y no compartirlo nos da el poder que necesitamos para enfrentar la realidad. Las respuestas a estas interrogantes son diversas pero lo importante es comprender por qué es importante compartir lo que sabemos y no reservarlo únicamente para nosotros.

El conocimiento es el único recurso que no se extingue con el uso. Su reproducción es ilimitada, a diferencia de otros recursos que, al utilizarlos, se agotan en lugar de multiplicarse. Además, el conocimiento que se comparte se refuerza en la persona que lo posee.

Hugo W Arostegui


miércoles, 3 de mayo de 2017

Iluminarnos Con Luz Propia


Tener luz propia es disfrutar de una buena autoestima y  enorgullecernos de lo que somos. Aspirar con fuerza la realidad que nos envuelve y, además, saber dar felicidad a los demás.

Al fin y al cabo, la vida no es tan complicada, si dejamos de “apegarnos” a los materialismos, a los egoísmos y evitamos a su vez depender en exceso de otras personas, seremos más libres y auténticos para vivir en plenitud.

Ahora bien… ¿Qué entendemos por estar en “la oscuridad”? Hay quien se pasa media vida encerrado en esa dimensión donde las envidias, los rencores y resentimientos hacia los demás nos demuestran que no saben ser felices.

Y debemos ir con cuidado porque, en ocasiones, las personas oscuras pueden ir apagando luces. Reflexionemos hoy sobre ello.

La importancia de tener luz propia
Nadie debe darte su luz, las personas tenemos que aprender a cultivar nuestras propias luces, resolviendo esas posibles oscuridades que la vida nos trae de vez en cuando.

Para llegar a tener luz propia es necesario haber asumido e integrado todos estos aspectos:
Aprender que somos personas únicas y auténticas. Todo lo que eres y lo que has conseguido te identifica y debe enorgullecerte.

Los errores o fracasos del ayer no son oscuridades que esconder o de las que avergonzarnos. Son experiencias vividas que dan riqueza a nuestro ciclo vital. Son hechos de los que hemos aprendido y que hemos asumido.

Tener luz significa también saber cultivar la reciprocidad. Nos conocemos a nosotros mismos y somos empáticos con los demás, entendemos sus pesares y nos alegramos de sus alegrías. Y nunca dudamos a la hora de ayudar, de atender a quienes nos necesitan porque ello forma parte de nuestra identidad y nos enriquece.

La vida es felicidad y la felicidad es, ante todo, alegría. No hay arma más poderosa que el sentido del humor: alegra corazones y desmonta a aquellas personas que traen la oscuridad.

Suele decirse que solo las personas inteligentes son capaces de disfrutar de un buen sentido del humor. Así que aplícalo en tu día a día y relativiza tensiones, ilumina tu vida con la risa y vence a quienes desean apagar tu luz.

En conclusión, hemos de aceptar que en esta vida vamos a conocer y vamos a tener que rodearnos de personas muy complejas. No podemos cambiarlas ni obligarlas a ver el mundo desde el mismo punto de vista que nosotros.

Hemos de respetar, aceptar y cuidar de nosotros mismos para evitar que nos afecten. Mientras contemos con esas personas especiales y auténticas de nuestro círculo personal más cercano, nadie apagará esa luz propia.


Hugo W Arostegui

martes, 2 de mayo de 2017

Los Recursos Personales


Puedes clasificar tus recursos personales separándolos en dos grupos: Recursos Internos y Recursos Externos. Esta clasificación proporciona una forma más inteligente para medir tu riqueza. Y no sólo para medirla, también para crearla.

Recursos Internos y Externos
“La habilidad es la riqueza de un hombre pobre.” – John Wooden

“Es el corazón lo que hace a un hombre rico. Un hombre es rico o pobre por lo que es, no por lo que tiene”. – Henry Ward Beecher

Puedes clasificar tus recursos personales separándolos en dos grupos: Recursos Internos y Recursos Externos. Esta clasificación proporciona una forma más inteligente para medir tu riqueza. Y no sólo para medirla, también para crearla.


Recursos Internos y Externos

“La habilidad es la riqueza de un hombre pobre.” – John Wooden

“Es el corazón lo que hace a un hombre rico. Un hombre es rico o pobre por lo que es, no por lo que tiene”. – Henry Ward Beecher

Los recursos “internos” de una persona son sus hábitos, habilidades y conocimientos. Por ejemplo: creatividad, valentía, tenacidad, perseverancia, consciencia de sí misma, habilidades técnicas/profesionales/artísticas, conocimientos, auto-estima, etc.
Los recursos “externos” son cosas que por consenso social una persona puede llamar “de su propiedad”: dinero, relaciones personales (no las personas en sí), herramientas, muebles, inmuebles, vehículos, etc.
Una de las diferencias más importantes entre estos dos tipos de recursos es lo que sucede cuando los usas o “gastas”. Los recursos externos disminuyen con el uso. Tu casa y tu vehículo se deterioran con el uso. Tu cuenta bancaria disminuye con cada cheque. En cambio, tus recursos internos aumentan con el uso. Mientras más practicas una habilidad, te vuelves más hábil. Mientras más usas tu creatividad, te vuelves más creativo/a.
Al comprender estas diferencias y tenerlas presentes, puedes comenzar a explorar diferentes formas de “invertir” esos recursos:
Hugo W Arostegui