Quien está presente, afina su intuición y sabe distinguir lo
verdadero de lo que no es. Aquel que disfruta cada momento es más feliz y se
arrepiente menos, pues entiende que equivocarse es parte del aprendizaje.
“Ayer es historia,
mañana es un misterio, pero el hoy es un regalo, por eso lo
llamamos presente”. Esta frase que le dice el maestro tortuga Oogway a
Kung Fu Panda, no es sólo para una película de niños. Aunque de autor
desconocido, reúne en sí misma una verdad que siempre han enseñado los grandes
maestros y que también han recogido autores modernos.
Uno de los más conocidos es el alemán Eckhart Tolle,
quien a través de su libro “El poder del ahora”, explica cómo el origen del
sufrimiento humano se basa en la actividad incesante de la mente. Esta insiste
en mantenernos ocupados con hechos pasados o angustiados por la incertidumbre
del futuro.
Atrapados en este mundo de ideas, somos incapaces de atrapar (y
disfrutar) el momento.
Conocido es el significado de pre-ocuparse, es decir
“ocuparse antes de tiempo”. Qué falta de sentido perder momentos vitales cuando
sabemos que llegado el minuto, sí tendremos que ocuparnos y resolver de alguna
forma las dificultades que se presenten.
Don Miguel Ruiz en
su libro “Los cuatro acuerdos”, habla del “metote”, el ruido que se produce en
la mente, que unido a los condicionamientos y el deber ser, terminan por
confundir al ser humano y sumergirlo en un estado de angustia que lo aleja de
la felicidad.
Orwell en 1984 reconoce algo de esta especie de
esquizofrenia de la mente cuando se refiere al “doble pensar”, esa habilidad
del ser humano para poner una etiqueta en la mente y hacerla funcionar
paralelamente con otro pensamiento. ¿En cuántas cosas puedes pensar al mismo
tiempo? ¿Cuánta energía demanda? Mucha.
Estar presente es sólo ser.“Cuando te
lavas los dientes, estás con tus dientes; cuando te duchas, estás contigo bajo
el agua; si te duele algo, aceptas ese dolor, lo haces tuyo y lo aceptas…hasta
que desaparece”.
En ese entonces, creí comprender algo de eso. Me lavaba los
dientes con cuidado, tratando de ser mis dientes y me duchaba de la misma
manera… pero han pasado muchos años antes de entender algo el significado
profundo de esa enseñanza.
Quien está presente, afina su intuición y sabe distinguir lo
verdadero de lo que no es. Aquel que disfruta cada momento es más feliz y se
arrepiente menos, pues entiende que equivocarse es parte del aprendizaje. Estar
presente es emocionarse con un abrazo, con el canto de un pájaro o la sencillez
de la lluvia.
Dicen que la presencia permite envejecer más lentamente.
Tolle explica que al identificarnos con el ser nos alejamos de los efectos que
el tiempo tiene en el cuerpo físico.
Estar presente nos vuelve más livianos y
nos identifica con una frecuencia vibratoria menos densa que nos aleja de los
problemas de la materialidad. Pero lo más importante, permite vivir cada
momento –sin juicio ni calificación- y abrir una puerta a lo que cada uno es en
realidad.
Hugo W Arostegui
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