miércoles, 31 de mayo de 2017

Entre Nosotros


Cuando todo parece enredarse en una maraña que pareciera carecer tanto de principio como de su consecuente fin, cuando buscamos las supuestas razones de nuestro embotamiento mental ante el cual nos negamos a siquiera intentar comprender los por qué y por los cuántos sucede lo que nos sucede, cuando todo gira y gira en esa espiral interminable de hechos fortuitos e indeseables que nos obnubilan el pensamiento negándonos toda posibilidad de retomar el control de nuestras acciones a un punto tal de llevarnos a dudar de nuestra coherencia en la evaluación de tales circunstancias, es allí, en medio de tal berenjenal, en que afloran y acuden a nuestro rescate toda esa tan particular capacidad de respuesta que sólo es posible detectar en lo profundo de nuestra esencia humana tan controversial en la detección de todas nuestras contradicciones y su correspondiente riqueza existencial.

Es así que somos y es así que nos pasan las cosas que nos pasan, intentar esbozar algún tipo de explicación a todo cuánto nos sucede sería algo tan inútil como incomprensible, no existe razonamiento, ni capacidad de análisis intelectual que pueda satisfacer nuestras demandas de comprender lo que nos resulta incomprensible, tanto las preguntas como las consabidas respuestas orbitan otros mundos, otras realidades, formando una constelación de aconteceres donde lo humano engendra todo aquello que pudiera haber sido, floreciente en una eclosión de innúmeras facetas donde todo tiene cabida en esa dimensión de coloridos artificios que se multiplican incesantemente unos a otros sin detenerse  jamás.

Hugo W Arostegui


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