Más de una vez hemos visto y oído que cuando se mencionan
situaciones que implican a personajes que por distintas razones esgrimidas
resultaría mucho más conveniente mantener en esa “zona de indiferencia” que
alimenta a la “desinformación y al olvido” en las cuales suelen “intentar sepultarlos”
el más simple intento de rememorarles en el “obligado recuerdo” de sus inocultables
antecedentes, motivan en los circunstanciales participantes de este comentario una
muy variada gama de reacciones.
Es por esta circunstancia que en muchas ocasiones hemos preferido
guardar silencio ante determinadas situaciones que por distintas razones nos
involucraban, en realidad, pienso que no es necesario que digamos nada, quizás,
de vez en cuando, resulte conveniente hacer saber de qué “continuamos aquí” en
el “mundo de los vivos” aunque se corra el riesgo de que “se abran los
panteones” de todos aquellos, en dónde incluimos a algunos parientes y amigos,
y nos convirtamos en “espectros de un pasado” dónde la sola mención de su
nombre revive “ciertas situaciones” sepultadas por el tiempo, la omisión y la indiferencia.
Así las cosas.
Hugo W Arostegui
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