miércoles, 19 de julio de 2017

Al Borde Del Abismo


“El simple hecho de acercarnos a ese precipicio ya es un acto de valentía. Más allá del abismo y las dificultades hay un mundo de posibilidades que merecen la pena”

Estamos seguros de que a lo largo de tu ciclo vital te has visto en muchas ocasiones ante un abismo

Son instantes de sufrimiento en los que nos acercamos a ese precipicio llevados de la mano de otras personas.

Hablamos, sin duda, de relaciones afectivas traumáticas, esas que vulneran nuestra autoestima y que nos acercan al límite de nuestras fuerzas. Incluso llegamos a pensar que todo está perdido.

Suele decirse que hay que llegar a situaciones extremas para darnos cuenta, de pronto, de nuestra valentía y fuerza interior. Porque, aunque no lo creas, todos tenemos alas para volar.

Todos hemos tocado fondo en alguna ocasión. Son instantes de introspección y de obligada reconstrucción interior, de reflexión. Nadie debe avergonzarse por haber caído y aún menos odiarse a sí mismo por haberse permitido llegar hasta el abismo.

Vivir es experimentar y cometer errores. Si hay veces en que establecemos relaciones afectivas cargadas de infelicidad es porque, al principio, el amor nos llenó de ilusiones y de confianza hacia la otra persona.

Y eso es algo que todos merecemos: Permitirnos la oportunidad de ser felices.

Ahora bien, la felicidad no siempre está garantizada, y la tristeza nos lleva a esos límites personales a los que nos acercamos traídos por otras personas.

Y el abismo siempre es frío, porque es un límite donde se abre la nada; sin embargo, al otro lado del abismo está también una nueva oportunidad. Ahí donde es imprescindible que abramos nuestras alas con fuerza, con resistencia, sacando esa fuerza interior que todos tenemos.

En esos instantes de sufrimiento emocional sentimos que hemos llegado al límite de nosotros mismos. Nos decimos aquello de “no puedo más”. Ahora bien, cuando te digas esto a ti mismo, acompáñalo por otra frase: “hasta aquí he llegado”.

No mires hacia abajo, ahí donde está la indefensión, el desconsuelo, la debilidad y el no puedo. Es momento de abrir tus alas y de recuperar todo eso que eras antes: alguien con optimismo, autoestima y que se quería lo bastante así mismo como para luchar con todas sus fuerzas.


Ante La Adversidad


La vida es un camino con altos y bajos y una gran variedad de matices. Sin importar donde te encuentres o quién eres, las situaciones adversas pueden representar un desafío, incluso para el más optimista de todos. A continuación te brindamos 5 claves para lidiar con ellas y mantenerte positivo, encontrando el lado bueno de cada experiencia.

 1.    Cambia tu manera de pensar
Puede que no siempre lo parezca, pero las situaciones adversas siempre representan una oportunidad para aprender algo. Si te sientes incómodo o dolorido por una cierta situación negativa, podrás hacer uso de ella. Cambiar tu mentalidad y buscar la lección en la experiencia, no se trata de culparte a ti o alguien más por encontrarte allí y ahora, sino de ver lo positivo de la situación e intentar prevenir que ocurra nuevamente.

2.    Apóyate en alguien
No tienes por qué lidiar con esta situación adversa por ti mismo, sino que también puedes recurrir a tu familia y amigos o a quienes puedes confiar para enfrentarla. No sólo te ayudará a salir vencedor, sino que además fortalecerá tus vínculos con los demás.

3.    Concéntrate en las cosas que puedes controlar y deja lo demás de lado
No siempre podrás controlar las situaciones a tu alrededor y no podrás agradar a todos. Hacemos lo que podemos mientras nos encontramos en una situación complicada y lo que puedes hacer es tomar el control sobre tus acciones y remediar tus errores.
Si te encuentras en una situación adversa, intentar tomar el control de las cosas sobre las que no lo tienes sólo te hará sentir peor. Es contraproducente y es probable que si no tienes control sobre ello, no puedes hacer absolutamente nada para cambiar o evitarlo.

4.    Sé compasivo contigo mismo
Toda situación adversa es una instancia para practicar una habilidad valiosa, la compasión por uno mismo. El tiempo y la cantidad de compasión que dirijas hacia ti mismo es directamente proporcional a tu calidad de vida. Si eres capaz de hacerlo, podrás ser más resistente a los desafíos y es probable que tomes más riesgos en el futuro tanto a nivel personal como profesional.

5.    Recuerda que toda situación complicada llega eventualmente a su fin
La vida es un camino lleno de obstáculos que estarás constantemente enfrentando y superando, por lo que debes aceptar que estas situaciones adversas son inevitables.  Tu trabajo es extraer lo que más puedas de ellas, ya sea una lección, una mejor relación con alguien, mayor autoestima o autoconfianza, y asegúrate de aprovechar los buenos tiempos mientras los tengas. 


Entrometidos


Porque son como esas grandes familias que tienen tradición italiana, donde creen que te tienen que hacer la vida fácil, y para hacerte la vida fácil te van a aconsejar qué es lo que tenés que hacer; van a averiguar de tu vida, te van a decir que es lo que estás haciendo bien y qué es lo que estás haciendo mal, especialmente aquellas cosas que ellos consideran que vos las estás manejando mal. Esa persona que se pone en el lugar de crítica tuya, de lo que estás haciendo, de las decisiones económicas que tomás, de las decisiones afectivas o familiares, qué decidís acerca de tus hijos, en realidad esa persona cree que tiene un conocimiento superior al tuyo y por lo tanto está en condiciones de decirte cómo vos tenés que manejar tu vida. Y son personas que siempre tienen la vista puesta en vos, parece que se distraen con tu vida. 

El mayor daño que se lo causa el entrometido mismo, hay algo que les pasa a los entrometidos que les causa mucho daño por entrometerse en tu vida. En primer lugar cuando hay mucha oferta de consejos hay muy poca demanda, nadie te va a agradecer los consejos que no te pidió. 

Los consejos se dan cuando alguien te los pide, no cuando no te los piden. Se los tenés que dar a alguien cuando te pide el consejo, porque si no el consejo no sirve de nada. Si nació el bebé y la mamá o el papá no te piden consejo de qué hacer con el bebé, ¡no les des consejos! No le digas: "ay hace calor, hace frío, está muy abrigado, abrígale los piecitos, ese médico no es bueno, me parece que lo estás criando mal, no le des teta, dale teta, dale la leche ésta", ¡no le digas nada! Nadie va a agradecer un consejo o un favor que no se pidió.

El entrometido -como está dando todo el tiempo consejos a todo el mundo sin que nadie se lo haya pedido- tarde o temprano se termina quedando solo; lo meten como en un refrigerador, queda congelado, porque nadie quiere hablar asuntos delante de esa persona. 

Entonces aparecen los secretos familiares: "yo te cuento esto pero no le digas nada a tal, que no se entere, esto queda entre nosotros dos", ¿por qué? Porque no quieren que el entrometido venga a hablar de nada ni a opinar de nada de lo que estás haciendo. Entonces tarde o temprano el entrometido se queda solo; los otros comienzan a esconderle información... "no, porque si le llego a decir esto... uy, sabés el lío, la historia que me hace, el rosario que me va a dar, va a empezar a darme consejos, me va a empezar a criticar, mejor no le digo nada" Y comienzan a hablar con el entrometido solamente temas superficiales, cosas sin sentido: "qué lindo día, qué buen sol, pero por ahí mañana llueve", cosas donde el otro si opina no está opinando de tu vida personal, por eso el entrometido a la larga se termine quedando solo. 




martes, 18 de julio de 2017

Incondicionales


Todos nacemos con una dosis de amor incondicional, pero con el tiempo lo vamos perdiendo. Aceptarte incondicionalmente puede llevarte tiempo. Las experiencias negativas, los problemas con los demás provocan que tengamos que aprender de nuevo a hacerlo.

Aceptarte incondicionalmente otra vez no es algo que sucederá de forma repentina. Será un proceso que te llevará toda la vida. Así que ten paciencia y piensa en lo que siempre nos han dicho “lo bueno se hace esperar”.

“Nacimos con inocencia y amor, después aprendimos a desconfiar y temer. Parece que va siendo hora de desaprender y volver al inicio”

¿Me acepto o no me acepto incondicionalmente?
Cada discusión, crítica, problema o dificultad hará que pierdas un poco de amor propio. Todos estamos sometidos a este tipo de situaciones negativas que van minando nuestra auto-confianza. Pero, no somos conscientes de esto hasta que empezamos a sentirnos mal.

¿Quieres saber si te aceptas incondicionalmente o no? Entonces las realidades que a continuación te presentamos serán significativas para dar respuesta a esta pregunta. Si te sientes identificado con ellas, no te aceptas incondicionalmente.

Te sientes fuera de lugar en determinados contextos o situaciones.

Consideras que no mereces el amor de los demás.
Te comparas constantemente sintiéndote inferior.
Crees que no eres lo suficientemente bueno con respecto a los demás.
No te arriesgas en la vida por miedo a fracasar.
Te reprimes tanto que no te permites ser tú mismo.
No te gusta estar a solas con tus pensamientos.

Si te has sentido identificado con cada una de las situaciones anteriores no te preocupes. Es normal que no te aceptes incondicionalmente porque desde pequeños nos han educado para ser aceptados socialmente. Como consecuencia, perdemos nuestra verdadera autenticidad.

“Amarse a uno mismo es el comienzo de una aventura que dura toda la vida”
-Oscar Wilde-

Nos hemos convertido en lo que la sociedad quiere que seamos, aunque hay personas que destacan todas parecen estar cortadas por un mismo patrón. Hay cosas en ti que nunca serán iguales en otra persona. Esto es lo que te hace ser único y auténtico.

Tal vez camines diferente, hables demasiado, quizás no te tomas en serio situaciones que te han dicho que lo son… Hay muchas cosas en ti que no tienen por qué coincidir con las del resto. Pero, las normas bajo las que se ha regido tu educación te han limitado poco a poco para que corrijas todo lo que no se encuentra bien visto.

Es muy difícil salir de todo esto porque te hará sentir extraño, diferente. Empezar a amarte incondicionalmente supondrá un esfuerzo por dejar todo aquello que creías correcto atrás. Una vez lo hagas, empezarás a ser tú mismo.

Hugo W Arostegui


Condescendencia


Se trata de un concepto cuyos límites son difusos y su definición, poco precisa. Ser condescendiente no es lo mismo que permitir cualquier cosa, como ser una situación o una acción que cause daño o vulnere los derechos de otro. Tener la capacidad de adaptarse a la voluntad de otra persona y mostrar flexibilidad no debe convertirse en conformismo o falta de responsabilidad.

La condescendencia, por lo tanto, no debe avalar la ineficiencia o la incapacidad. Es importante que cada individuo exija aquello que le corresponde y que reclame o se manifieste cuando no se cumpla con eso.

Es posible entender la condescendencia como el acto de descender a un estado menor, renunciando a privilegios de rango o jerarquía. En este caso, la condescendencia implica otorgar honores a alguien de una posición o categoría inferior.

A pesar de que el diccionario de la RAE no incluya una acepción negativa de la palabra condescendencia, en el habla cotidiana suele utilizarse para describir una situación en la cual una persona desprecia a otra a nivel intelectual. 

Uno de los ejemplos más comunes se puede advertir durante la explicación de un concepto haciendo uso de términos excesivamente simples de entender, o bien resaltando cuestiones básicas que sin lugar a dudas el interlocutor conoce de antemano.

La condescendencia, por lo tanto, no debe avalar la ineficiencia o la incapacidad. Es importante que cada individuo exija aquello que le corresponde y que reclame o se manifieste cuando no se cumpla con eso.

Es posible entender la condescendencia como el acto de descender a un estado menor, renunciando a privilegios de rango o jerarquía. En este caso, la condescendencia implica otorgar honores a alguien de una posición o categoría inferior.

A pesar de que el diccionario de la RAE no incluya una acepción negativa de la palabra 
condescendencia, en el habla cotidiana suele utilizarse para describir una situación en la cual una persona desprecia a otra a nivel intelectual. Uno de los ejemplos más comunes se puede advertir durante la explicación de un concepto haciendo uso de términos excesivamente simples de entender, o bien resaltando cuestiones básicas que sin lugar a dudas el interlocutor conoce de antemano.

Del mismo modo, es muy común que se trate a los niños y a los animales con condescendencia, dado que son dos objetivos comunes de la subestimación por diversas razones relacionadas con la cultura. Frases como “cuando seas grande lo entenderás” o ciertas entonaciones utilizadas al hablar, que tienden a exagerar cada sílaba y a expresarse en forma lenta y con multitud de interjecciones y onomatopeyas, son claros ejemplos de un modo condescendiente de tratar a otro ser vivo.

En este sentido, no cabe duda de la relación entre este concepto y la soberbia, el hecho de creerse más inteligente e importante que los demás. Como es de imaginarse, este trato no resulta agradable para nadie que sea consciente de estar recibiéndolo, ya que denota un desprecio, una falta de confianza en las capacidades ajenas. Sin embargo, este fenómeno tiene lugar en muchos ámbitos de la vida en sociedad, y no siempre es tan evidente.

El carácter es algo que vas desarrollando con el tiempo y a medida que tienes más experiencias con la gente, es cuando desarrollas mayormente tu forma de pensar, discriminando lo que te atrae de lo que no. Gracias a lo anterior te conviertes en una persona capaz de entablar una conversación y de exponer tus puntos de vista sin miedo a las respuestas que puedas recibir.

Una persona sin opinión es como si no estuviera allí. No importa que tus pensamientos no concuerden con los del resto; vas a conocer mucha gente con la que probablemente no vas a congeniar en varios temas, pero eso no significa que esas personas no puedan ser un aporte a tu vida. Si miran desde ese punto a las relaciones, podrán darse cuenta de que el aprendizaje nunca termina y que, a pesar de lo que muchos crean, lo importante es formar carácter e introducirse en nuevas situaciones, sólo cuidadando de cómo dices las cosas.


lunes, 17 de julio de 2017

No Dejes Para Mañana

No Dejes Para Mañana…

Era un joven que tenía una enfermedad muy grave, por tal motivo nunca había salido de su casa y siempre estuvo bajo el cuidado de su madre. Pero esta situación llegó a hartarlo y un buen día decidió salir por primera vez de su hogar, le pidió permiso a su madre y ella aceptó.

Al pasar por una librería, vio a una joven muy linda, casi de su misma edad, y se sintió atraído hacia ella. Fue amor a primera vista. Ingresó a la librería y se acercó poco a poco hacia la joven. Ella lo miró sonriente y el preguntó:

– ¿Buscas algún libro?

El muchacho no pensaba en otra cosa más que en la sonrisa de la joven. Era la más hermosa que había visto. Sintió deseos de decirle algo y tartamudeando dijo:+

– Me gustaría comprar un libro.
Y sin pensar tomó el primero que vio, pagó y se retiró del lugar. A partir de aquel día, buscó un motivo para regresar a la librería y que lo atendiera la misma chica. Sin embargo como era muy tímido, no se atrevía a invitarle a salir.

Al enterarse su mamá de sus sentimientos, lo animó a que le hablara a la muchacha. Así, al día siguiente, el muchacho regresó nuevamente a la librería a comprar otro libro y al momento de retirarse, mientras la joven no la estaba viendo, dejó en un lado del mostrador un papelito donde había anotado su número telefónico.

Al cabo de unos día la muchacha de la librería llamó a la casa del muchacho enfermo y le dijeron había fallecido. 

Más tarde, cuando la mamá del chico subió a su cuarto para guardar sus cosas, encontró varios libros nuevos; al comenzar a revisarlos, notó que en cada uno de ellos había una tarjeta  que decía: “eres un chico lindo, me gustaría conocerte. La chica de la librería”.

La vida a veces suele ser así. “No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”.

Cuento corto


La Autonomía


Muchas personas piensan que “ser alguien independiente” quiere decir tener el suficiente dinero como para no depender de nadie. Otros indican que la independencia se adquiere al poder elegir qué hacer sin pedir permiso a los demás. Ambas definiciones son correctas pero también pueden combinarse en algo que se adapte mejor a lo que realmente quiere decir “ser independiente”.

Ganar mucho dinero (o el suficiente para subsistir) a veces es algo relacionado a la necesidad y no tanto a la voluntad. Además, la autonomía debería ir más allá del saldo que tenemos en nuestra cuenta bancaria o el efectivo en nuestro bolso. Si puedes pagar tus gastos ¡Enhorabuena! Pero eso no es lo único que necesitas para ser netamente independiente.

En realidad, la autonomía está más relacionada a la capacidad de controlar tu vida: saber hacia dónde ir, no esperar que los demás te digan qué hacer, etc. También la independencia tiene que ver con tus capacidades para solucionar las cosas, tus aspiraciones y objetivos, tus habilidades para hacer tus tareas por ti mismo sin precisar la ayuda de los demás, la manera con que miras el futuro, etc.

Si estás llegando a cierta etapa de tu vida donde no sabes si eres o no independiente o te gustaría desligarte un poco de quiénes te rodean, es un buen momento para prestar atención a los aspectos fundamentales que definen a una persona autónoma.

¿Cómo ser alguien independiente?
Para convertirte en un adulto con la autonomía suficiente como para hacer lo que deseas y no depender de nada ni nadie, sería bueno que:

Cuides más de ti, tanto en lo físico como en lo mental y en lo emocional. Si no te respetas a ti mismo, es imposible que disfrutes de una vida plena. Por lo tanto, si tu mente y tu cuerpo no se encuentran en un buen estado será más probable que te enfermes, estés de mal humor y sobre todo, dependas de quiénes te rodean.

Seas disciplinado. Esto es realmente importante porque el orden y el hecho de ser estrictos con nosotros mismos nos ayuda a hacernos cargo de las situaciones. No hay que dejarse llevar por las emociones. Cuenta con una fuerza de voluntad tal que te permita salir airoso de cualquier situación.


Confíes en ti mismo. Este es un paso fundamental para ser independiente. Si crees en tus habilidades, capacidades y virtudes, será más sencillo que continúes caminando por el camino hacia la concreción de tus sueños y deseos.

Sientas el “gusto” a la vida. Las personas que dependen de otros para ser felices no conocen las bondades de vivir. Las decisiones que toman siempre tienen que ver con los demás, no con ellos mismos. Si bien ser independiente no quiere decir ser egoísta, quizás es necesario prestar más atención a los sentimientos propios y a encontrar “la sal de la vida” en cada situación.

Procures encontrar el “medio vaso lleno”. Una de las características que todas las personas independientes deberían tener es el optimismo. Claro, saber que la vida es buena aunque las cosas parezcan salir mal, pero también ser capaces de alegrarnos por los pequeños detalles diarios.

En definitiva, la suma de millones de granos de arena es la que construye una playa. Lo mismo nos ocurre a nosotros con lo que nos pasa y lo que tenemos. Sé más agradecido de lo que tienes y no pierdas el tiempo ni las energías en lo que no tienes (o en quejarte por ello).