viernes, 13 de octubre de 2017

Solidaridad



Hay situaciones que son parte de la vida y que pueden ocurrir en forma sorpresiva o impredecible. Puede tratarse de una enfermedad imprevista, un accidente fortuito o un acto inesperado de la naturaleza.

Esos actos no están bajo nuestro control y motivan muchas veces muestras de interés de personas no afectadas directamente. Sabemos que ante una enfermedad suele surgir el apoyo de la familia, de los amigos o de las personas involucradas. Ante un acto de la naturaleza, como una tormenta, un huracán o un terremoto, nos conmueve la solidaridad y el apoyo de los vecinos, amigos y hasta de personas desconocidas que aparecen a ayudar.

Los terribles acontecimientos recientes en Haití, por el gravísimo terremoto, han llevado a una reacción masiva de todo el mundo, enviando bienes, dinero y ayuda personal de todo tipo. 

El aeropuerto de Port-au-Prince no se daba abasto para recibir a los vuelos internacionales que llegaban con ayuda y socorristas.

Las desgracias, como la ocurrida en Haití, son penosas y dramáticas. Son también una oportunidad para que afloren sentimientos de solidaridad que en este caso la clase médica está demostrando con creces desde un inicio. 

El trabajo es arduo y el problema inmenso, pero la solidaridad y la voluntad de ayuda están permitiendo mitigar el dolor de miles de personas afectadas, haciendo honor a la máxima de compartir para progresar.




jueves, 12 de octubre de 2017

Unirnos En Lo Humano


Tenemos un valor incalculable; no somos el resultado de la evolución, de un accidente cósmico o una forma de vida biológica elevada que por casualidad adquirió conciencia. Fuimos creados como seres racionales, con moralidad, voluntad y discernimiento, únicos sobre la tierra con cuerpo, alma y espíritu, capaces de obrar para bien. 

Somos obra de un creador que con sabiduría e inteligencia nos hizo con un propósito, que no consiste en acumular posesiones o riqueza, sino en que tengamos como prioridad el cuidado y desarrollo integral de todo ser humano desde el momento de su concepción, utilizando para ello todos los recursos disponibles.

La racionalidad y moralidad nos da la capacidad de obrar para el bien, no solo para sí mismo, sino también para los demás. ¿Qué ha ocurrido entonces que hemos desvalorizado la vida, perdiendo la sensibilidad ante la necesidad y el dolor ajeno? Los grandes desafíos que tenemos en nuestro país, 
como la desnutrición infantil, carencia de atención en salud primaria y preventiva, el hambre y la miseria, el analfabetismo, la violencia que produce muerte y dolor a millares de familias o la desintegración familiar, exigen de cada uno de nosotros una respuesta concreta, comenzando con los gobernantes, puesto que han sido puestos en autoridad para servir, para buscar el bien común, no el beneficio propio.

Con frecuencia argumentamos que somos un país pobre, dependiente y limitado para enfrentar estos desafíos. Sin embargo, somos un país rico en recursos y potencial humano, con capacidad de generar oportunidades para el desarrollo integral de todos sus habitantes. El verdadero problema radica en que no estamos valorando la vida en la dimensión correcta, nos hemos vuelto indiferentes ante el drama de nuestros semejantes. Esto se evidencia, por un lado, en la forma como se administran y distribuyen los recursos públicos (actos de corrupción o en la priorización de cosas que no buscan satisfacer las necesidades primarias de la población) y por el otro, en la negativa o evasiva de cumplir a cabalidad la responsabilidad de pagar impuestos. Tanto lo uno como lo otro es inmoral y condenable.

La valoración del ser humano es un desafío ético para todos los que formamos parte de la sociedad. La riqueza y las posesiones son instrumentos que deben servir para el beneficio de los demás, no para fines egoístas.

El sentido de la vida se relaciona con la dirección hacia la que dirigimos nuestra mirada y orientamos nuestros pasos. Y el sentido de cada una de nuestras vidas apunta en la dirección del desarrollo de nuestro potencial humano e individual, poniéndolo al servicio del bien común. Porque somos capaces de las mayores grandezas y las peores bajezas, según orientemos nuestra voluntad hacia el bien común o el egoísmo. 

Una libre elección que puede darnos como resultado un planeta devastado o una civilización verdaderamente humana, una vida personal vacía o plena y con sentido.


Para que los ideales de un mundo mejor adquieran fuerza, basta con que una sola persona crea en ellos y actúe por alcanzarlos. Los demás se suman, porque esto es lo que necesitamos, sumar nuestras fuerzas. Y esto es lo que os proponemos a todos cuantos formáis parte de esta Generación Humana: unirnos en red por el cambio social que tanto necesitamos y anhelamos.

Los Desafíos De La Vida


¿Qué son los desafíos de la vida? Son los retos, dificultades y vicisitudes que tienes que enfrentar para tu superación personal. A lo largo de tu historia enfrentarás muchos desafíos de la vida y para cada uno de ellos deberás encontrar la forma de solucionarlo.

Bastante gente huye de los desafíos de la vida:

Una considerable cantidad de personas huyen de los desafíos de la vida y son capaces de crear una interminable lista de excusas para decir que todo está bien. Si se huyen de los problemas, entonces no hay aprendizaje ni crecimiento personal, algo que vale la pena considerar.

La persona que no está comprometida con un cambio positivo, siempre buscará una serie de argumentos para seguir en lo mismo. Para evitar este problema, evalúa tu conducta y pregúntate ¿realmente estoy actuando en consecuencia con las metas establecidas?, ¿estoy dando un 100% de mi esfuerzo para enfrentar los desafíos de la vida?, ¿estoy comprometido con obtener un mejor nivel de vida?, etc.

Si quieres enfrentar con éxito los desafíos de la vida, necesitas cambiar tu mapa mental:

Algunos consejos para enfrentar los desafíos de la vida:
Jamás huir de los problemas, aprender a enfrentarlos.
Analizar las diferentes opciones, evaluar los escenarios y tomar decisiones.
Adquirir la disciplina para ser constante en los propósitos, hasta lograr un cambio definitivo.

Pensar de forma positiva siempre.
Perseverar en todo momento.
No destinar tiempo a las quejas, sino que trabajar en el reto personal con determinación.

Tener un poco de paciencia, cambiar de vida puede llevar cierto tiempo.



Representando



Cuando vemos en las redes sociales fotografías o comentarios de nuestros contactos quizás pensemos que nuestra vida es aburrida y no tiene nada para ofrecer… por ello hacemos lo imposible para parecernos al resto y subimos miles de fotos para contar nuestras peripecias. Pero, ¿son realmente tan maravillosas las vidas de los demás como reflejan las redes sociales?, ¿vale la pena tener una vida social “ajetreada”?

Por ejemplo, las parejas que constantemente “informan” a sus conocidos que están enamorados y no pueden vivir sin el otro, en realidad son inseguros y celosos. Necesitan gritar a los cuatro vientos para “simular” la perfección o inventarse una confirmación que no es más el propio espejismo de su vida.
¿Por qué todos tienen una mejor vida social que la mía?

Publicaciones de parejas felices y enamoradas que esconden crisis matrimoniales, personas haciéndose selfies en todas partes del mundo quizás mostrando simplemente soledad y desarraigo, frases de autoayuda o superación personal que pretenden dar una lección de pedagogía con demasiadas excepciones para que esas sentencias absolutas puedan ser leyes alguna vez..

Por desgracia, al ver estos mensajes nuestro cerebro sufre un aliento de envidia porque entiende que los demás son más divertidos, tienen vidas fantásticas, han hallado al amor verdadero o experimentan sensaciones únicas. Sin embargo, debajo de lo que reluce, ¿realmente hay oro?

Pasar horas y horas frente a las redes sociales no suele ayudarnos precisamente en un estado melancólico. Algo que es especialmente dañino cuando lo hacemos en una actitud
comparativa y tomando al yo como referencia. Si sentimos que el mundo nos debe algo, cosa que no es cierto, aumentaremos esta sensación si tenemos la percepción de que a los demás le va realmente bien. Así, el ojear los perfiles de los demás puede aumentar nuestra sensación de ser víctimas.

La vida de los demás no es lo que dibujan sus redes sociales
¿Crees que es imposible dejar de conectarte a diario a esa plataforma que se supone que informa de las últimas noticias de los que te rodean? Según un estudio de un instituto danés, usar Facebook de esta forma nos hace infelices. Para la investigación un grupo de participantes no abrieron sus perfiles durante una semana y admitieron sentirse menos estresados y más enfocados en sus trabajos o estudios.

Aquellos que no usan o no tienen perfiles en estas páginas aprovechan el día de otra manera

Tienen más tiempo para descansar, hacer ejercicio, terminar antes las tareas, preparar la cena o limpiar la casa. Como si esto no fuese suficiente, estar ajeno a una red social nos lleva a hablar con quienes tenemos al lado, ver en persona a quienes amamos o llamar a familiares y amigos más seguido.

El resultado de esta prueba nos da algo en qué pensar: “Estamos continuamente leyendo buenas noticias y cosas maravillosas en el muro de los demás y eso nos lleva a compararnos y a deprimirnos.

No siempre son ciertas las palabras o imágenes que aparecen, ya que el mundo de las redes sociales se basa en mostrar a los demás nuestra mejor versión, una imagen distorsionada de lo que en verdad somos”.

Aquello que sucede en Facebook, Twitter o Instagram de alguna manera está separado de lo real o lo auténtico, es más bien un ejercicio de publicidad o la saciedad de una necesidad de dibujarnos de una manera determinada.

Si tu vida social no es igual a la del resto, ¡Enhorabuena! No necesitas mostrar miles de fotos de una salida del sábado o de tus vacaciones soñadas para saber que lo has pasado de maravilla.  

Piensa que todos esos recuerdos y momentos han existido en realidad, aunque no tengan una ventana al mundo.


Ante La Adversidad


A veces, sientes que todo tu esfuerzo no es reconocido o que por más que lo intentas no consigues tus objetivos. Esos días tienes ganas de dejarlo todo y dedicarte a otra cosa, parece que lo mejor es darse por vencido.

¡Tal vez, hoy sea uno de esos días o de esos momentos! Debes tener entereza y no permitir que te venza esa tentación. Por momentos, es mucho más fácil quedarte donde estás.

En estas ocasiones, puede parecer que has conseguido mucho y tu objetivo parece aún muy lejano como para continuar. Pero no es así, debes luchar por tu proyecto de vida total. No te quedes sólo con una parte. Las mejores razones para no darse por vencido son:

1. Ahora puedes comenzar de nuevo
Seguramente lo intentaste hace poco tiempo pero no lo conseguiste, no te preocupes. A todos nos ha pasado lo mismo, lo importante es no dejar que el deseo de rendirse te gane y comenzar ya.
No hay que darse por vencido tan pronto. Mientras estés vivo vas a poder comenzar de nuevo e intentarlo. Lo bueno de empezar de nuevo es que ya tienes una idea de los errores que debes evitar, por lo que ya vas con cierta ventaja.

2. Adquieres más experiencia
Todos cometemos errores constantemente. Esto es natural, sano y bueno si le sabes sacar partido. Nunca deberías darte por vencido solo porque te equivocaste un par de veces… o muchas veces. En lugar de frustrarte, ve la razón del fracaso y dale un giro. Un error es una oportunidad de cambio.

3. Hay ejemplos que te pueden inspirar
Hay muchas personas que han superado situaciones adversas, han triunfado y se mantienen con mucha vigencia. Tres de ellas son:

J. K. Rowling. Estaba acostumbrada a contar historias de fantasía. Pero fue en un viaje en tren de Manchester a Londres, distraída en otra cosa, cuando se le ocurrió la historia de Harry Potter. Le costó bastante poder editar el primer libro. No se dejó vencer y lo consiguió en una pequeña editorial. Pero luego de esa primera edición ¡todos sabemos que pasó!
Sheryl Crow. En el año 2006, cuando ya era una cantante consagrada, luchó contra el cáncer y se curó. No se dejó vencer. Continuó con su vida, adoptó 2 hijos y logró revertir de tal forma su vida que puede decir que la enfermedad la hizo más fuerte.
Madonna. Poco puedo yo contarte de Madonna que no sea de conocimiento público. Pero lo más inspirador en ella es su perseverancia, su confianza y su fortaleza para no dejarse vencer. Todos sabemos que han surgido muchas “princesas del pop” pero pese a los años, sigue siendo la única “reina del pop”.

Estas personas no dejaron que nada las venciera y trabajaron hasta que alcanzaron su sueño. Vencieron todas las adversidades. Tú también puedes hacerlo. Nos han mostrado el camino y nos han demostrado que somos capaces. Busca ejemplos que se relacionen más estrechamente con tu anhelo y enfócate en él. Ellas nos marcaron el camino, tú también puedes dejar tu huella.

Darse por vencido sin intentarlo es algo de lo que más tarde puede que nos arrepintamos.
Debes creer en ti. En tu fuerza, tu capacidad y demostrarlo. Ten confianza en lo que tienes diseñado hacer y comienza con la acción ahora. No importan los contratiempos que estén delante de ti, eres más fuerte que ellos.




miércoles, 11 de octubre de 2017

Expresándonos


Desde un enfoque lógico, existen diferencias entre opinar y argumentar. Opinar, es sencillamente verter una postura personal.
Para llevar a cabo una opinión, no es necesario argumentar empíricamente, es por esto que existen las denominadas ''opiniones infundadas'', las cuales no son válidas para un debate racional (por ejemplo) si son utilizadas ciegamente haciéndose pasar por argumento.

Argumentar, es algo totalmente diferente. Un argumento se define como una cantidad de sentencias con significado definido y alejado de la subjetividad. La argumentación, se centra en la veracidad de las sentencias planteadas, las cuales son denominadas premisas.

Por otro lado, cabe destacar que tanto a la hora de opinar como de argumentar, se requiere ser neutros emocionalmente, pues es fundamental respetar la contraparte, teniendo presente que siempre existe la posibilidad de que no estemos en lo cierto.
Debemos tratar de utilizar términos imparciales, empero que expliquen acertadamente lo dicho. Y si se diera la situación en que la contraparte nos argumente con opiniones que consideramos mejores que las propias, debemos cambiar gustosos de opinión, desestimando burlas o descalificaciones.


Convicciones


A medida que avanzamos por nuestra vida, todos experimentamos distintos tipos de situaciones. 

Y para cada una de estas singulares experiencias hemos aprendido a sacar nuestros propios significados: siendo buenos, malos o indiferentes.

Si cualquiera de estas situaciones se repite, tendemos a generalizar ciertos aspectos sobre ellas empezando a creer en ello como si fueran siempre verdad.

Por ejemplo, si a alguien le muerde por primera vez un perro, puede pensar a partir de esa experiencia que “todos" los perros son siempre peligrosos. Incluso el cachorrito más cariñoso y juguetón.
Entonces, ¿cuál es la función que sirve este mecanismo mental?

Verás, al desarrollar este tipo de generalizaciones nos ahorramos tiempo y energía. Son como pequeños atajos mentales que usa nuestro cerebro para tomar futuras decisiones con mayor velocidad. Esto nos permite realizar nuestras actividades automáticamente sin tener que reaprenderlas cada vez que aparecen de nuevo: bien sea cómo respondemos ante una persona, un perro, cómo abrimos una puerta, conducimos un vehículo o nos abrochamos el pantalón.

Adquirimos nuestras creencias no sólo a través de nuestra propia experiencia sino también por medio de gente que se encuentra en posiciones de poder dentro de las distintas áreas de nuestra vida. Y, sobre todo, esto ocurre mayormente cuando  somos niños. Estas figuras de autoridad suelen ser tanto nuestros padres como también profesores del colegio.


Y puesto que estas personas representan figuras de autoridad para nosotros, adoptamos sus convicciones como si fueran siempre verdad. Este proceso es a menudo útil para nuestra vida, aunque a veces, estos mismos individuos bien intencionados nos presentan creencias que no son tan beneficiosas.Ahora bien, cuando llegamos a ser adultos, podemos empezar a darnos cuenta de que existe una forma mejor de pensar. Podemos decidir, conscientemente, adoptar un modo de procesar el mundo que esté basado en su funcionalidad. Y en cómo nos puede servir en cada instante de la mejor manera para ser felices y sacarle así el máximo jugo a nuestra vida.

Simplemente pregúntate: ¿Cuán útil es este pensamiento? ¿Me sirve realmente para lograr lo que deseo? Si ése es el caso, mantenlo. Si esa forma de pensar te mantiene atrapado en una realidad mediocre, cámbialo rápidamente por otro que sea más beneficioso para ti.

Además, puedes aprender en esta vida de todas y cada una de las personas con las que hables, y cuando descubres que alguien tiene creencias potenciadoras en un área concreta de su vida, puedes entonces importarlas a tu propia realidad. De igual modo, asegúrate de que bloqueas en todo momento cualquier pensamiento limitante que alguien intente en vano inculcarte.

Explora e identifica continuamente tus propias convicciones sobre las distintas situaciones y contextos de tu vida. Y te menciono esto porque algunas veces las personas califican erróneamente sus sentimientos y desarrollan como resultado de ello unas creencias equivocadas.  ¿Has caído tú alguna vez en esta trampa?

Desarrolla pues el hábito de eliminar aquellas convicciones que ya no tienen utilidad para ti mientras las reemplazas rápidamente por otras que iluminen mejor tu actual realidad. Y acostúmbrate, a partir de hoy, a potenciar cada día todas aquellas creencias que aún te aportan gran valor  y beneficio, ayudándote no sólo a disfrutar todavía más de tu propia existencia sino a mejorar y enriquecer también la vida de los demás.