Historias truncas de amor y barbarie
Los nombres de estos cuatro jóvenes
eran: Dina y Siquem, Cozbi y Zimri.
Zoar, a diferencia de encuentros
anteriores, estaba con un semblante acorde a la gravedad y trascendencia de la
temática que tenía previsto compartir con los que nos habíamos congregado para
escucharla.
Su presencia ante nosotros era parte
de un programa que tiene como objetivo dar a conocer hechos de brutalidad
incomprensible e inaceptables, que han marcado las vidas de personas inocentes
, las cuales han debido soportar por imperativo de la interpretación caprichosa
y artera de lo previsto en la “letra de la ley” de vejámenes
que, en el nombre de Jehová, han dado
por tierra con principios elementales de la condición humana.
Para que podamos apreciar mejor los
hechos que voy a narrarles, nos dice, Zoar, es necesario que nos situemos en el
contexto histórico en que los mismos han
ocurrido y que analizamos la personalidad y conducta de los protagonistas.
Como ustedes ya saben, continúa Zoar,
yo no soy israelita, no tengo por lo tanto la responsabilidad de sostener
posturas que tiendan a justificar actitudes, que al exponerlas, puedan herir la
susceptibilidad de los interesados en defender la integridad moral de los
descendientes de este tan particular grupo humano, y digo grupo humano y no
etnia, porque el ser israelita no es mas que una de las distintas ramas de
origen semita.
Lo que voy a presentar son hechos
reales, confirmados por el registro histórico, no obstante, debo decir, que el
hecho de que hayan sido registrados, no significa de que no se haya recurrido a
cuánto recurso se dispusiese para disimular su gravedad, recurriendo a la
aplicación de técnicas narrativas tendientes a justificar y minimizar al máximo
sus efectos.
la exposición seria e imparcial de
los acontecimientos, me obliga a prescindir de toda mística, de otorgar
intenciones supra humanas, de movidas de piezas, en el tablero de ajedrez,
donde los dioses juegan a su antojo con el devenir de la humanidad.
El grado de participación de la
divinidad en las acciones humanas, que son parte de esta historia, continúa
Zoar, queda supeditada a la sensibilidad y grado de comprensión de cada uno de
ustedes.
Jacob – Israel: El génesis de un fraude
La historia de Jacob, es la historia
de “ un nene de mamá ” , el hijo suave y delicado de una madre inescrupulosa ,
que anheló ser madre toda su vida, y al llegar a serlo, en su edad madura,
recordemos que concibió gemelos, contrajo una psicopatía que le llevó a tener
una conducta de rechazo a uno de ellos , Esaú, y la superprotección al otro, al
más débil, a su mimoso, Jacob.
Es por todos conocida la historia del
engaño pergeñado por Rebeca, la madre de Esaú y Jacob, con la intención de
engañar a su ya anciano y casi ciego esposo, Isaac,
mediante un escandaloso fraude, el
cual sólo podría consumarse con la complicidad inescrupulosa de su querido y
tierno Jacob.
Dicen las escrituras:
“ Aconteció que cuando Isaac
envejeció, y sus ojos se oscurecieron quedando sin vista, llamó a Esaú su hijo
mayor, y le dijo: Hijo mío. Y el respondió: Heme aquí.
Y él le dijo: He aquí ya soy viejo,
no sé el día de mi muerte.
Toma, pues, ahora tus armas, tu
aljaba y tu arco, y sal al campo y tráeme caza;
y hazme un guisado como a mí me
gusta, y tráemelo, y comeré, para que yo te bendiga antes que muera.
Y Rebeca estaba oyendo, cuando hablaba
Isaac a Esaú su hijo; y se fue Esaú al campo para buscar la caza que había de
traer.
Entonces Rebeca habló a Jacob su
hijo, diciendo: He aquí yo he oído a tu padre que hablaba con Esaú tu hermano,
diciendo:
Tráeme caza y hazme un guisado, para
que coma, y te bendiga en presencia de Jehová antes que yo muera.
Ahora, pues, hijo mío, obedece a mi
voz en lo que te mando.
Vé ahora al ganado, y tráeme de allí
dos buenos cabritos de las cabras, y haré de ellos viandas para tu padre, como
a él le gusta;
y tú las llevarás a tu padre, y
comerá, para que él te bendiga antes de su muerte.
Y Jacob dijo a Rebeca su madre:
He aquí, Esaú mi hermano es hombre
velloso, y yo lampiño.
Quizá me palpará mi padre, y me
tendrá por burlador, y traeré sobre mí maldición y no bendición.
Y su madre respondió: Hijo mío, sea
sobre mí tu maldición; solamente obedece a mi voz y vé y tráemelos.
Entonces él fue y los tomó, y los
trajo a su madre; y su madre hizo guisados, como a su padre le gustaba.
Y tomó Rebeca los vestidos de Esaú su
hijo mayor, los preciosos, que ella tenía en casa, y vistió a Jacob su hijo
menor;
y cubrió sus manos y la parte de su
cuello donde no tenía vello, con las pieles de los cabritos;
y entregó los guisados y el pan que
había preparado, en manos de Jacob su hijo.
Entonces éste fue a su padre y dijo:
Padre mío. E Isaac respondió: Heme aquí; ¿ quién eres, hijo mío ?
Y Jacob dijo a su padre: Yo soy Esaú
tu primogénito; he hecho como me dijiste: levántate ahora, y siéntate, y come
de mi caza, para que me bendigas.
Entonces Isaac dijo a su hijo: ¿ Cómo
es que la hallaste tan pronto hijo mío? Y él respondió: Porque Jehová tu Dios
hizo que la encontrase delante de mi.
E Isaac dijo a Jacob: Acércate ahora,
y te palparé, hijo mío, por si eres mi hijo Esaú o no.
Y se acercó Jacob a su padre Isaac,
quién le palpó, y le dijo: La voz es la voz de Jacob, pero las manos las manos
de Esaú.
Y no lo conoció, porque sus manos
eran vellosas como las manos de Esaú; y le bendijo.
Y dijo: ¿ Eres tú mi hijo Esaú? Y
Jacob le respondió: Yo soy.
Génesis
27: 1 – 24
Dice Zoar, podría continuar con la
lectura del relato bíblico, pero creo que no es necesario abundar mas , lo
expresado es material suficiente para realizar las siguientes apreciaciones:
El relato nos muestra una desfachatez
casi histriónica, una absoluta falta de escrúpulos en cuánto al respeto a
valores fundamentales, en todo lo que hace a la moral y las buenas costumbres
que deberían regir el comportamiento social.
La imagen de Rebeca es la de una
mujer, que no sólo es una mala madre, en el sentido de mostrar sentimientos de
privilegio para uno y notorio desprecio para el otro, sino que además, es una
esposa infiel, que conspira contra los deseos de su esposo, al punto de montar
una farsa que demuestra una ausencia absoluta de respeto hacia un anciano, el
cual es engañado en su buena fe, cuando todo indicaba que prácticamente se
encontraba al borde de la muerte.
Pesan sobre Rebeca cargos que
seguramente algún día tendrá que responder por ellos.
A los cargos de Fraude, conspiración,
infidelidad y apropiación indebida, los cuales son ilevantables, habría que
agregar el de apostasía, pues ha engañado nada menos que a uno de los
Patriarcas ungido por el propio Jehová.
Se podrá decir, como seguramente
todas las religiones judeo cristianas se han apresurado a argumentar, que
Rebeca actuó inspirada por Jehová, a fin de garantizar el derecho de su hijo
menor a las bendiciones que de otra manera irían a su hermano Esaú, el cual no
sería digno de recibir.
Ahora, reflexiono, dice Zoar, si
Isaac estaba en condiciones de efectuar una bendición , es obvio que también
estaba en condiciones de recibir revelaciones de parte de su Dios, el argumento
de su edad avanzada no es válido, porque si Jehová pudo hacer concebir a Sara
en su vejez, no veo ninguna razón para que no mantuviera una buena comunicación
con Isaac a pesar de su edad.
Además, y creo que es lo mas
importante, me resisto a creer, que Jehová permita el montaje de una payasada
grotesca para asegurar mediante el engaño el logro de sus propósitos divinos,
cualquiera sabe que el engañador, el padre de las mentiras es uno sólo, y
seguramente ese no es Jehová, quien es capaz de montar un fraude es un
embaucador, un falaz mentiroso y aquel que miente no es digno de confianza y si
es capaz de engañar a su esposo que es un representante de Dios, que garantía
puede ofrecer de que no volverá a hacer
lo mismo.
Este argumento a nuestro entender es
lo suficientemente sólido como para que se tengan como inaceptables las
justificaciones a favor de Rebeca en las cortes judiciales de cualquier país,
de cualquier cultura, en cualquier lugar del planeta, en cualquier lugar fuera
de este planeta, y me atrevo a decir, que ni en la propia corte celestial.
En cuánto a su hijo Jacob, además de
los cargos de fraude, conspiración, asociación para delinquir, usurpación
mediante engaño, habría que agregar el de una total falta de escrúpulos al
punto de mencionar al propio Jehová como ayudante en la búsqueda de las piezas
de caza que su hermano Esaú debía traer a su padre.
Su padre demostró de que no era un
simple viejo, ciego, chocho e imbécil, el preguntó más de una vez su identidad,
al punto de obtener la confirmación engañosa del usurpador, la respuesta de su
hijo infiel, consolidaron el fraude y la mentira.
Jacob actuó con cinismo y cobardía,
al punto de que una vez consumado el fraude debió huir como un canalla para no
tener que enfrentar la justa ira de su hermano.
Otra vez, como tantas otras veces, se
recurre al engaño y lo grave es que al engaño se le agrega la aprobación
divina, como si los valores de rectitud y justicia no fueran mas que un
conjunto de meras palabras en el juego
normativo de caprichosos dioses.
La cobardía y la hipocresía han sido
una constante en el comportamiento de Jacob,
abundan en el relato bíblico claras
referencias al respecto, existe un dicho popular que dice: “ que para muestra basta un botón ” de manera
que voy a utilizar unos pocos episodios de su vida que me ayudarán a dejar en
evidencia esta afirmación.
Recuerden que traigo estos cuatro
jóvenes conmigo y es por causa de ellos que estoy mencionado estos hechos, los
considero de relevancia para que cuando hablemos de ellos podamos entender
mejor la experiencia que les ha tocado vivir.
De no ser por este motivo,
sinceramente, no perdería mi tiempo hablando de Rebeca y de su hijo Jacob.
Hablando de valores, evaluemos este
relato de las escrituras:
“ Fue Rubén en tiempo de la siega de
los trigos, y halló mandrágoras en el campo, y las trajo a Lea su madre; y dijo
Raquel a Lea: Te ruego que me des de las mandrágoras de tu hijo.
Y ella respondió: ¿ Es poco que hayas
tomado mi marido, sino que también te has de llevar las mandrágoras de mi hijo?
Y dijo Raquel: Pues dormirá contigo
esta noche por las mandrágoras de tu hijo.
Cuando, pues, Jacob volvía del campo
a la tarde, salió Lea a él, y le dijo:
Llégate a mí, porque a la verdad te
he alquilado, por las mandrágoras de mi hijo.
Y durmió con ella aquella noche. ”
Génesis
30 : 14 – 16
No voy a extenderme en comentarios,
simplemente lo menciono para ilustrar mejor la personalidad de Jacob, en esta
oportunidad, el gran patriarca se dejó alquilar como si fuese un mero objeto
sexual, cuando se nos dice que la familia es la base de las grandes religiones,
se necesita una muy buena carga de fanatismo para congeniar este principio con
la conducta de los grandes patriarcas, es algo así como buscar la cuadratura de
un círculo.
Jacob siempre fue temeroso y cobarde,
he aquí un pasaje de las escrituras que lo pinta en toda su dimensión, veamos:
“ Alzando Jacob sus ojos, miró, y he
aquí venía Esaú, y los cuatrocientos hombres con él; entonces repartió él (
Jacob ) los niños entre Lea y Raquel y las dos siervas.
Y puso las siervas y sus niños, ( que
también eran hijos de él ) luego a Lea y sus niños, y a Raquel y a José los
últimos.
Y el pasó delante de ellos y se
inclinó a tierra siete veces, hasta que llegó su hermano.
Pero Esaú corrió a su encuentro y le
abrazó, y se echó sobre su cuello, y le besó y lloraron.
Y alzó sus ojos y vio a las mujeres y
los niños, y dijo: ¿ Quiénes son éstos ? Y el respondió: Son los niños que Dios
les ha dado a tu siervo.
Luego vinieron las siervas, ellas y
los niños y se inclinaron.
Y vino Lea con sus niños, y se
inclinaron; y después llegó José y Raquel, y también se inclinaron.
Y Esaú dijo: ¿ Qué te propones con
todos estos grupos que he encontrado ?
Y Jacob respondió: Hallar gracia en
los ojos de mi señor.
Y dijo Esaú, Suficiente tengo yo,
hermano mío; sea para ti lo que es tuyo.
Y dijo Jacob: No yo te ruego; si he
hallado ahora gracia en tus ojos, acepta mi presente, porque he visto tu
rostro, como si hubiera visto el rostro de Dios, pues que con tanto favor me
has recibido.
Acepta, te ruego, mi presente que te
he traído, porque Dios me ha hecho merced, y todo lo que hay aquí es mío.
E insistió con él, y Esaú lo tomó.
Y Esaú dijo: Anda, vamos; y yo iré
delante de ti.
Y Jacob le dijo: Mi señor sabe que
los niños son tiernos, y que tengo ovejas y vacas paridas; y si la fatigan, en
un día morirán todas las ovejas.
Pase ahora mi señor delante de su
siervo, y yo me iré poco a poco al paso del ganado que va delante de mí, y al
paso de los niños, hasta que llegue a mi señor a Seir.
Y Esaú dijo: Dejaré ahora contigo a
la gente que viene conmigo. Y Jacob dijo: ¿ para qué esto ? Halle yo gracia a
los ojos de mi señor.
Así volvió Esaú aquel día por su
camino a Seir.”
Génesis 33: 1 – 16
La lectura exime de comentarios
adicionales, el complejo de culpa de Jacob es tan notorio que duda de las
intenciones de su hermano Esaú.
Esa es la razón oculta, de poner por
delante las mujeres y los niños, de recurrir a la alabanza, a la inclinación
servil de él y los suyos.
Del comportamiento de ambos hermanos
en esta ocasión, se pueden sacar valiosas conjeturas de la personalidad de cada
uno, ¿ no les parece ?
Es importante que retengamos, como
elemento de ayuda, para situarnos mejor en una de las historias que nos
contarán estos jóvenes mas adelante, la lectura de los siguientes pasajes:
“ Después Jacob llegó sano y salvo a
la ciudad de Siquem, que está en la tierra de Canaán, cuando venía de
Padan-aram; y acampó delante de la ciudad.
Y compró una parte del campo, donde
plantó su tienda, de manos de los hijos de Amor padre de Siquem, por cien
monedas. ”
Génesis 33: 18 - 19
Recordemos que lo que estamos
haciendo es un relato de hechos reales, acontecimientos que nadie pone en duda,
los juicios de valor que estamos realizando son de orden estrictamente
personal, cada uno de ustedes sabrá extraer sus propias conclusiones.
La última muestra del botón;
Dijimos, al comienzo de esta charla,
que considerábamos importante la posibilidad de poder mostrarles algunos aspectos
del comportamiento de los personajes que se han visto sensiblemente favorecidos
por quienes han evaluado las consecuencias de sus actos.
Es demasiado evidente, que los
historiadores, al realizar el relato de los hechos, han recurrido con exceso a
una conducta frívola y permisiva al pretender justificar las acciones de sus
protegidos, cuando el análisis objetivo nos mueve a la censura, lo mejor es
amparar al protagonista, con la ayuda inestimable de sus dioses.
Lo que nos orada la conciencia, es el gusano del mandato
divino, se nos dice que los caminos de los dioses no son los del hombre, que el
cumplimiento de los fines previstos en el dogma, justifica con creces el
procedimiento adoptado.
Todo es aceptado por la obediencia,
los justos, los del convenio, gozan de la impunidad de la bendición de los
cielos, y los que padecen las consecuencias de sus actos, los que han sido
masacrados, violentados, exterminados por la xenofobia insana del invasor, es
maldecido por el pecado de tener otros valores, y claro, lo que no es nuestro,
lo que no es como nosotros somos, no es digno de consideración.
Otro de los personajes que ha de
intervenir en la vida de estos jóvenes es el hijo de Jacob llamado Judá.
Cuenta la historia que Judá se apartó
de sus hermanos y se fue a la casa de un varón adulamita llamado Hira.
Estando viviendo allí conoció a una
mujer hija de un cananeo llamado Súa; y se dice que la tomó y se llegó a ella,
una elegante manera de decir que mantuvo relaciones sexuales con ella.
Con el tiempo ella concibió y dio a
luz un hijo varón a quien pusieron por nombre Er.
Esta mujer concibió otra vez y dio a
Judá un hijo al que llamaron Onán, y un tiempo después, digamos algo así como
unos cinco o seis años, volvió a concebir otro niño al que llamaron Sela.
Ya habían pasado varios años y Judá
estaba viviendo en Quezib, su hijo primogénito, Er, ya estaba en edad de
casarse por lo que Judá creyó conveniente buscarle una esposa y sin mas ni mas,
le consiguió una mujer de nombre Tamar.
Como Er, aparentemente no era una
persona bien comportada, se dice que hizo lo malo a la vista de Jehová, éste
según el relato bíblico le quita la vida.
Como era costumbre en aquellos
tiempos, la mujer viuda sin descendencia debía ser tomada por uno de sus
cuñados para darle descendencia, Judá le dijo textualmente a Onán: “ Llégate a
la mujer de tu hermano, y despósate con ella, y levanta descendencia a tu
hermano.”
Génesis 38: 8
Ahora Onán, que todo indica tenía
cabeza para pensar por si mismo, se preguntó el porqué debería levantar
descendencia para su hermano, tal cavilación le llevó a improvisar un método
anticonceptivo bastante original, que consistía en que cada vez que mantenía
relaciones sexuales con su esposa y cuñada, tenía la precaución de verter en tierra
el caudal de espermatozoides .
Esta actitud también desagradó a
Jehová y según el relato de las escrituras a él también, al igual que a Er, le
quitó la vida.
Ante este panorama Judá habló con su
nuera y le pidió que tuviera paciencia, su otro cuñado, Sela, todavía era muy
niño para poder cumplir con esos menesteres de gente grande, la manda de que se
vaya a pasar su doble viudez en casa de su padre y que cuando llegase el
momento oportuno la mandaría a buscar.
Así las cosas, transcurrieron muchos,
pero muchos días, tantos que Tamar empezó a desconfiar de las intenciones de su
suegro, éste, Judá para ese entonces había enviudado y las escrituras nos dicen
que para consolarse subía con los trasquiladores en compañía de su amigo, el
adulamita Hira.
Como nunca falta alguien que pase un
chisme, le fue dado aviso a Tamar de que el viudo de su suegro salía con los
trasquiladores y que andaba por una zona llamada Timnat.
Como el relato de aquí en adelante
puede sonar un tanto fuerte, dice Zoar, prefiero que recurramos a los registros
sagrados para leerlo directamente:
Dice que Tamar ... “ Entonces se
quitó ella los vestidos de su viudez, y se cubrió con un velo, y se arrebozo, y
se puso a la entrada de Enaim junto al camino de Timnat; porque veía que había
crecido Sela, y ella no era dada a él por mujer.
Y la vio Judá, y la tuvo por ramera,
porque ella había cubierto su rostro.
Y se apartó del camino hacia ella, y
le dijo, Déjame ahora llegarme a ti: pues no sabía que era su nuera; y ella le
dijo: ¿ que me darás por llegarte a mi ?
El respondió: Yo te enviaré del
ganado un cabrito de las cabras. Y ella dijo: Dame una prenda hasta que lo
envíes.
Entonces Judá dijo: ¿ Qué prenda te
daré? Ella respondió: Tu sello, tu
cordón, y tu báculo que tienes en tu mano.
Y el se los dio, y se llegó a ella, y
ella concibió de él.”
Génesis
38: 14 – 19
Es sumamente interesante la forma
poética del relato, comenta Zoar, el lirismo con que se comenta la travesura de
Judá y el recurso empleado por su nuera, llega a conmover, a la cabeza de una
de las doce tribus de Israel, todo se le justifica.
Tamar se vuelve a poner su uniforme
de viuda, y Judá, que le había pedido a su amigo, el adulamita que buscase a la
mujer y le entregase el cabrito con la finalidad de recuperar sus prendas, ante
la imposibilidad de encontrarla se resignó.
Pasados unos tres meses del referido
episodio, las malas lenguas , esas que nunca faltan comenzaron realizar ciertos
comentarios que llegaron a oídos de Judá, los registros de estos hechos eximen
de todo comentario, dice así:
“ Sucedió que al cabo de unos tres
meses fue dado aviso a Judá, diciendo: Tamar tu nuera ha fornicado, y
ciertamente está encinta a causa de las fornicaciones. Y Judá dijo: Sacadla, y
sea quemada.
Pero ella, cuando la sacaban, envió a
decir a su suegro: Del varón cuyas son éstas cosas, estoy encinta.
También dijo: Mira ahora de quién son
éstas cosas, el sello, el cordón y el báculo.
Entonces Judá los reconoció, y dijo:
Mas justa es ella que yo, por cuanto no la he dado a Sela mi hijo.
Y nunca más la conoció.
Y aconteció que al tiempo de dar a
luz, he aquí había gemelos en su seno.
Sucedió cuando daba a luz, que sacó
la mano el uno, y la partera tomó y ató a su mano un hilo de grana, diciendo:
Este salió primero.
Pero volviendo él a meter la mano, he
aquí salió su hermano; y ella dijo: ¡ Que brecha te has abierto! Y llamó su
nombre Fares.
Después salió su hermano, el que
tenía en su mano el hilo de grana, y llamó su nombre Zara.
Y colorín, colorado, nada mas se nos
dice de la vida de estos hijos nietos de Judá.
Zoar no quiere abundar en otros
detalles, no se trata de mencionar hechos por el simple argumento de mancillar
el buen nombre de tan distinguidos personajes, la razón de que nos hallamos
referido a ellos es por que tienen una especial responsabilidad en los hechos
que han marcado la vida de estos jóvenes que hoy me acompañan.
Como se puede apreciar, el canon, la
vara de medir las acciones de los hijos de Dios,
no tiene la misma longitud para unos
que para otros.
La hoguera se prende para quemar a
quienes nada pueden hacer para evitarlo, sus dioses han perdido la guerra, sus profetas han quedado
sin voz, sólo nos resta la esperanza, nos consuela y nos guía, la misma
estrella, la que anunció una vez, nuevas
de gran gozo, para todos , absolutamente todos, los hijos de Dios.
“ Lavaos y limpiaos; quitad la
iniquidad de vuestras obras delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo;
aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced
justicia al huérfano, amparad a la viuda.
Venid luego, dice Jehová, y estemos a
cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán
emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca
lana. ”
Isaías 1: 16 – 18
De tanto hablar tengo mi boca seca,
mejor será que nos tomemos un descanso, un vaso de agua fresca y cristalina me reconfortará, luego
sonreiremos y cantaremos, la vida es hermosa y plena de oportunidades, no
importa cómo ni cuando, toda la creación nos pertenece, no hay nadie como tú,
no existe quien te remplace, donde quieras que vayas tu luz te alumbrará por
siempre jamás.
Gracias, muchas gracias.
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